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Orígenes [Editado]

Tahalafa Ellet estudiaba en la preparatoria más prestigiosa y liberal de Dubái, a pesar de ser mujer en un país árabe, la institución educativa era, entre comillas, de pensamiento progresista, por lo cual no tenía que cubrirse la cabeza y los salones eran mixtos, lo cual no era muy bien visto por la sociedad arábiga. En ese lugar, ella convivía con un círculo cerrado de amigos, siendo Dakia su confidente y mejor amiga, poseía una vida de lujos en un país plagado de riquezas, su progenitor secundaba cada decisión, Kehjjmet era un padre fuera de serie, amoroso, dedicado a su única hija, podía cumplirle cada capricho sin problema alguno, ya que siendo un diplomático de alto rango de su país, podía darse esos lujos, además de que era accionista en varias empresas y él mismo emprendió sus propios negocios, incrementando de manera drástica sus ingresos.

Kehjjmet tuvo una esposa mexicana, Amanda, la cual fue la mejor madre y compañera de vida que nunca imaginó tener, amorosa, dedicada, hogareña, fuerte, inteligente, valiente, dejó toda su vida en México para seguir a su esposo, viajaron por el mundo hasta que decidieron asentarse para tener a su primer hijo. Desgraciadamente, cuando Tahalafa, o Lafa como él le decía a su hija, tenía 14 años, un accidente de auto rompió con su vida familiar. Kehjjmet se hundió en la depresión, quería morir y seguir a su esposa solo que no tuvo corazón para dejar huérfana a su amada hija. Sin embargo, un año después encontró a su alma gemela, Kehvandra, el terapeuta de su hija, todo comenzó como una amistad solidaria, sin embargo la amistad se transformó en una relación de autodescubrimiento en la cual ambos se dieron cuenta de su verdadera orientación sexual. 

Dado el contexto religioso de ese lejano país, debían mantener su relación en secreto o serían condenados a muerte. Eran cuidadosos, no podían vivir juntos, solo pasar ratos conviviendo los tres como familia y Tahalafa los ayudaba en lo que podía para que pudieran pasar tiempo como una pareja. Los tres estaban cansados de la situación, tener que ocultarse, tener que vivir en casas separadas, no poder demostrar su amor en público. Era desesperanzador.

Así que Kehjjmet puso manos a la obra en conseguir un puesto en la embajada de Dubái en el país de su difunta esposa, solo debían esperar la resolución que llegaría en pocos días, mientras tanto, seguirían con una vida de bajo perfil, modesta, callada y tranquila.

Tahalafa era gay, ese era un secreto no tan secreto, se había besado con un par de chicas de su colegio, el cuarto de limpieza era su lugar favorito, al igual que las pijamadas que hacía en su casa. Las mujeres que iban con Tahalafa podrían considerarse afortunadas, ya que en la casa de la rubia adolescente, podría pasar de todo sin que su padre pusiera restricciones. Sin embargo, no podrían tener una relación promedio, las mujeres al igual que los hombres eran condenados por conducta inapropiada a morir, solo bastaba una denuncia sin investigar más a fondo para que la sentencia fuera ejecutada. Por eso Tahalafa tenía muy claro que solo podía tener relaciones meramente sexuales, el amor estaba prohibido para ella pero siendo una adolescente con las hormonas revolucionadas no le veía gran problema por ahora.

La mudanza empezó, poco a poco Tahalafa, su padre y Kehvandra empacaron su vida, sus recuerdos y sus pertenencias para comenzar de nuevo muy lejos de ese país tan estricto. 


La nueva familia arribó a la caótica Ciudad  De México, cuna de los tacos, los tamales, el tequila, etcétera. Los tres tenían un buen presentimiento, su vida familiar debía comenzar en ese ruidoso país de la mejor manera, nada podía salir mal ¿Cierto?. La gente del servicio de mudanzas hizo la limpieza de la amplia casa y les llenó la despensa, pero no tenían empleados de planta, eso sería un trámite posterior.

—¡Pido la habitación más grande!—

—¡De ninguna manera niña loca! Esa habitación es de Kehvandra y mía—

—¡No te escucho anciano!—

Tahalafa corrió como alma que lleva el diablo hacia el piso superior de esa enorme casa, cerró la puerta de la habitación principal con seguro para que no la corrieran de ahí, denominó esa habitación como su fortaleza vikinga, estaba orgullosa de su rubia cabellera, sus ojos dorados y su estatura, bien, era una nórdica miniatura de 1.55 pero hey, vikinga a fin de cuentas, su alma albergaba el odio de los Dioses del Valhalla, así que compensaba la falta de altura con furia desmedida.

Kehvandra y Kehjjmet no eran los típicos hombres árabes, tenían un pensamiento liberal y una idiosincrasia única, para ellos todos eran iguales, todos merecían las mismas oportunidades y estaban dispuestos a ayudar a quien fuera siempre y cuando fueran personas responsables y honorables. Esta misma filosofía de vida le fue inculcada a Lafa, era libre de pensamiento, de obra y palabra. Era ruidosa, defendía sus ideales con fiereza, no tenía ni una pizca de sumisa ni tenía miedos. Todo gracias al amor de sus padres y a la guía de Kehvandra, a quien también amaba como un padre. Amaba a su singular familia, tener dos padres significaba ser la reina de la casa, la consentida y dueña de la última palabra. En el fondo amaba que su padre también fuera libre de amar, de vivir con su pareja, amaba la valentía de dejar su país de origen y decidiera soltar todo para ser feliz, ella se encargaría de golpear a quien los juzgara, era la fan número uno de la pareja con la que vivía, al tener dos papás se sentía como en esas historias omegaverse que leía en Wattpad, por eso a Kehjjmet le decía "Omega" y a Kehvandra "Alfa".

Ella tenía el suficiente equilibrio mental para extrañar a su madre de una manera sana. Lloraba a veces cuando recordaba anécdotas, ella fue una madre amorosa, divertida, alegre, escandalosa como buena mexicana y siempre apoyaba a su pequeña en todo lo que quisiera hacer. Era la mejor cocinera y le enseñó el español como su lengua materna, en casa se hablaba en español, su padre lo hablaba a la perfección. Su madre siempre tuvo la esperanza de volver a México a convivir con las costumbres y la gente de su infancia, en su familia, sin embargo hubo un quiebre con ellos puesto que no aceptaban que su hija se casara con un árabe, pero la ruptura familiar vino después de la muerte de Amanda, no concebían la idea de que su nieta querida conviviera con una pareja homosexual y querían que viviera con ellos sin embargo, Tahalafa los mandó muy lejos, con argumentos llenos de insultos, sus padres eran sagrados y ella aprendió muy bien todas las malas palabras que existían en español para aderezar sus argumentos. 

Ahora estarían en el mismo país, sin embargo no estarían tan cerca y si se llegaban a cruzar, Tahalafa seguiría insultando a su parentela con tal de defender a sus padres. 

The American School Foundation era una preparatoria que al inicio solo permitía el ingreso a estudiantes extranjeros, siendo la más costosa de la Ciudad de México y de las más lujosas del país, ser admitido era un triunfo ya que no solo bastaba con tener la solvencia económica para cubrir todos los gastos, debías hacer un examen de admisión mortal y esperar el milagro del Dios de los ingresos. Lafa estudió a conciencia, incluso estando en la preparatoria Al Zuhour Private School, en Dubái, llevó su cerebro al máximo pero todo esfuerzo tiene un resultado y justo cuando estaba decorando su habitación, un mail misterioso llegó a su computadora. Al abrirlo gritó y de inmediato corrió a colgarse cómo koala de sus padres.

—¡Papá alfa! Papá Omega! Lo logré lo logreeeeeé!—

—Por favor pulga no brinques así, pesas mucho para ser tan microscópica—

—Papá alfa pude entrar y ahora necesito uniformes y quiero una mochila y plumas lindas y muchas decoraciones para mis cuadernos y y y—

—Si si, solo necesitamos que te envíen el correo de todo lo necesario para adquirirlo así que mientras llega,  vamos a comer—

—¿Papá Omega me vas a comprar una moto para ir a la escuela verdad? En este país si puedo conducir—

—Sobre mi helado cadáver vas a conducir una motocicleta, además te recuerdo que primero tenemos que tramitar un permiso antes de que te den la licencia al cumplir la mayoría de edad Lafa y no importa que pongas cara de perro apaleado no va a pasar, cierto Kehvandra?—

—Ah, yo iré a cocinar la cena, con permiso mis amores—

—¡No huyas cobarde! ¡Se supone que tenemos que hacer equipo para criar a esta pulga!—

—¡No te escucho amor hay ruido en la cocina!—

—¡Quiero una moto!—

Acto seguido se cruzó de brazos e hizo un puchero tembloroso hacia su padre biológico, o papá Omega como ella le decía, en sí no quería una moto, pero si un automóvil y sabía perfectamente que cuando negociaran le ofrecerían el auto a cambio de que olvidara el asunto de la moto. Si, maravillosa jugada.

Los tres se sentaron en el enorme comedor, el motivo de que fuera tan grande es que los tres tenían la ilusión de que harían muchos amigos y los invitarían a comer, cenar o a tener reuniones  porque, a excepción de las pijamadas de Tahalafa, siempre estaban solos, pero aquí ya no era necesario fingir, estaban ansiosos por empezar una nueva vida sin apariencias y con un grupo de gente buena a la cual ayudar de ser necesario y establecer lazos de afecto, para crear su propia familia.

Los tres compartían la comida entre risas y anécdotas como era costumbre hasta que Kehvandra o bueno, su padre Alfa preguntó.

—¿Estás nerviosa pequeña? En una semana empiezas clases—

—No papá al contrario, ojalá empezara hoy mismo, quiero ver la escuela y saber dónde está la biblioteca y la piscina—

—Bueno pulga en un par de días tendremos una visita guiada para que sepas dónde estarán tus aulas y los servicios complementarios, y todo lo que necesites cuando estés en la escuela, te gustará, vi un recorrido virtual y es una escuela más linda que en la que estabas—

—Sin duda papá Omega, sobre todo porque no tendré que orar 5 veces al día y podré ir en moto a la escuela y conocer chicas lindas a las cuales subir, oh si—

Sus padres solo la miraron y resignados  suspiraron, su hija no quitaría el dedo del renglón hasta conseguir lo que quiere.

—Moto definitivamente no pulga del demonio—

—¡Anciano!—

—Retira lo de anciano jovencita o no hay postre—

—¡No existe nada que pueda quebrantar mi voluntad!—

—Es helado de masa de galleta—

Tahalafa vio cómo se rompían sus convicciones poco a poco y la curiosidad empezaba a ganar.

—¿Comprado o tú lo hiciste? —

—Yo lo hice, se cuánto odias el helado comprado—

—¿Entonces jovencita, somos unos ancianos para ti?—

—No papá Omega, solo tú, mi papá Alfa es el más cool del mundo mundial y galaxias circunvecinas—

—¿Seré menos anciano si en vez de una moto te compro un auto?—

—¿Estás hablando en serio Ellet?—

—Por la garrita hija mía—

Tahalafa sonrió en grande, un auto lindo significaría subir chicas lindas en la preparatoria o en cualquier lugar, las posibilidades son infinitas. La muy perversa fingió pensar un minuto completo antes de preguntar.

—¿Yo lo puedo escoger?—

—Si

— ¿Puede ser rosa Barbie?—

—Ya que—

—¿Puede ser un Ferrari?—

—¿Cuándo has visto un Ferrari rosa Barbie niña?—

—Eso es cierto. ¡Ya se! Quiero una Lake Tahoe negra brillante como mi alma—

Su papá Kehjjmet se frotó la sien.

—De un Ferrari rosa a una camioneta todo terreno, ¿Mañana que será?—

—¡Mi moto!—

—Terminen de comer por favor, más tarde iremos a ver autos, ¿Te parece pequeña?—

—¡Si capitán!—

Gritaron padre e hija al unísono, a veces Kehvandra creía que tenía dos hijos adolescentes en lugar de solo una pequeña rubia de metro y medio. 

Al terminar el postre el correo de confirmación a la visita guiada a la nueva preparatoria junto con toda la lista de material pedagógico les fue entregado en la bandeja de entrada de los tres miembros de esa singular familia. Kehvandra quedó como su segundo tutor por lo tanto estaba atento a cualquier requerimiento que su hija amada necesitara. 

Terminaron el famoso helado de masa de galleta y limpiaron todo. Lo cual fue muy gracioso porque ninguno de los tres estaba tan adiestrado en la limpieza y quedaron tan sucios que tuvieron que cambiarse de nuevo antes de salir al primer centro comercial que apareció en los mapas. Tuvieron que alquilar con antelación un vehículo para poder movilizarse por aquella caótica ciudad, ya verían con el paso de los días el que cada uno tuviera un auto ya que la moto de Lafa quedaba descartada de la ecuación. 

Al llegar al centro comercial a media tarde, la familia distinguió a muchos estudiantes con diferentes uniformes escolares, Tahalafa iba en medio de sus dos padres tomando sus grandes manos pero, para darles un empujón de que su pareja favorita viviera sin miedos, unió las manos de sus padres sonriendo en grande y acto seguido echo a correr hacia la macro papelería que estaba frente a ella.

Tomó uno de los carritos, agarró impulso para subir un pie en el improvisado vehículo y la otra pierna la llevaba en el aire cual damisela, estaba feliz de vivir en un lugar menos opresor y sobre todo que esperaba que sus padres pudieran vivir su amor sin disimulo. Al doblar en un pasillo chocó con una chica que traía en sus manos muchos pinceles los cuales cayeron desparramados al suelo. 

—¡Lo siento! Perdón perdón—

De inmediato Tahalafa recogió cada uno de los pinceles de la adolescente, cuando se los entregó no pudo evitar notar sus delicadas facciones.

—¿Te lastimé? Discúlpame—

—Estoy bien no te preocupes yo tampoco iba atenta al camino—

—Bueno, no es que tuvieras que ir atenta, no ibas a predecir que iba a aparecer alguien que pretendía estar en el lago de los cisnes mientras se deslizaba por los pasillos—

La chica morena rió con ganas por la ocurrencia de la diminuta rubia.

—Soy María, mucho gusto—

Le extendió su mano a Lafa, quien la tomó con gusto y más gusto tuvo cuando notó el escudo del uniforme escolar de María

—¡Oye yo iré también a esa escuela en unos días! Ah si, perdón, soy Tahalafa, encantada de conocerte—

La morena se sonrojó en serio al notar la mirada en los ojos dorados de la rubia, a lo cual tímidamente se colocó un mechón de cabello detrás de la oreja antes de hablar.

—Tahalafa, nunca había escuchado ese nombre pero me parece lindo, cuando vayas a la escuela puedes buscarme en el aula 301, o en el comedor, siempre estoy en las primeras mesas o en la biblioteca, será un placer guiarte por la escuela y mostrarte todos los rincones que tiene, es muy bella, la escuela digo—

Se sonrojó con violencia y a Tahalafa le pareció adorable.

—Claro yo te buscaré, necesitaré una  guía para no perderme en la escuela—

—Si claro, lo que necesites, estaré encantada de ayudarte, es parte de la filosofía de la escuela—

—Imagino que si, te veré en unos días entonces—

María le dedicó una última sonrisa antes de salir del pasillo casi corriendo mientras reprimía chillar como un ratón, a unos cuando pasos los padres de Tahalafa observaban la escena reprimiendo una sonrisa.

—¿Por qué no le dijiste que tendríamos una visita guiada pequeña pervertida?—

—Papá Omega, ¿La viste? ¡Era hermosa! no podía decirle que no a esa hermosa criatura, además si me puedo perder, suelo ser torpe y ambos lo saben, ojalá esté en mi salón—

—Dios no, te vas a distraer y no puedes bajar las notas pequeña demonia, es la única condición y exigencia que tenemos para cumplirte todos tus caprichos y hablo en serio pulga—

—Seré la número uno como el señor Smitty Werben Man Jensen papás, lo prometo por la garrita— Taha asintió solemnemente con la mano en el corazón 

Sus padres la miraron con preocupación, incredulidad y resignación en igual medida

—Ves demasiado Bob Esponja pulga—

La Visita guiada fue mejor de lo que se esperaban, el único inconveniente era la guía que no dejaba de coquetear a lo descarado con Kehvandra, quien acostumbrado a tener que ocultar quien era solo se mantuvo cortésmente callado.

—La piscina es de uso libre siempre y cuando se anoten en la lista al entrar y al salir, las misma reglas se aplican para la biblioteca y la clave de su casillero le será entregada a la señorita Ellet en su primer día de clases, o si lo prefiere señor Farouq si me proporciona su número le puedo hacer llegar la clave hoy en la tarde—

Tahalafa y Shadrak se miraron uno al otro, se leyeron el pensamiento pero la rubia miniatura se adelantó a hablar.

—¿Por qué le daría la clave a él si la que va a estudiar soy yo? Mi papá Kehjjmet y mi papá Kehvandra opinan lo mismo cierto?—

—Absolutamente, ella es la que tomará las decisiones respecto a su educación, nosotros solo nos encargamos de pagarlo todo. ¿Cierto sama'? —

—Lo correcto es lo que nuestra hija decida, así que puede entregarle la clave en su primer día de clases y cualquier toma de decisión quedará a cargo de mi bebé—

—Como digan señores—

—No linda, es como yo diga—

La rubia sonrió con inocencia, pero detrás de esa diminuta persona se escondía una seria amenaza si alguien se metía con su familia omegaverse.


Sama': Significa cielo en árabe.




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