Nadia.

A lo que la mayoria me veia asombrados, otros sonreían de seguros pensando que yo era esa tal "Sophia" luego de comer algunos se repartieron por el lugar dispuestos a dormir, pero había algo que me molestaba y era la mirada de superioridad de Carl.

Me levanté dispuesta a preguntarle porque si apenas nos habíamos conocido me miraba con odio, nunca me había agradado las personas que se creían mejor que el resto.

—¿Cual es tu problema?—Pregunté casi en un susurro.

—¿Cual es el tuyo? A penas Sophia desaparece y ahora llegas tú haciéndome creer a todos que eres ella.—Me miró con desaprobación.

—Ni siquiera conozco a la tal Sophia, acabo de conocerlos hace menos de 2 horas.

—Solo no dejes que el resto crea que estás ocupando su lugar.—Gruñó sin pena.

Al escuchar eso me sentí mal, aún era una niña y era la primera vez en mucho tiempo en el que recibía ese tipo de desprecio.

—No me llamo Sophia, me llamo Nadia.—Apreté los puños.—Y no busco ser el remplazo de alguien.

—De acuerdo, Nadia.—Se silenció durante unos minutos.—¿Como sobreviviste sola?

—Es una larga historia.—Hablé mientras me sentaba en el suelo esperado a que el se marchara pero al contrario se sentó a mi lado.

—No tengo sueño, y al parecer tu tampoco.—Habló.

—B-Bien.—Se me hizo un poco raro el hecho de que ahora le interese mi pasado.—Cuando todo esto inicio fue a acampar con mi abuelo, teníamos las provisiones suficientes para sobrevivir un tiempo pero... lo mordieron y...

Continué contando cada detalle de lo ocurrido hasta llegar a cómo llegue a esta prisión.

—Pues en el grupo también perdimos muchas personas, tal vez te hubieran agradado.—Mordió su labio.—Incluso Dale.

—¿Dale?—Pregunté curiosa.

—El murió... por mi culpa.—Agachó un poco la cabeza.

—Hey, no te pongas así, mira el lado bueno... Dale ya no sufre, están en algún otro lado sin ninguna preocupación.

Ambos nos acostamos en el pasto viendo las estrellas, en ese momento se me ocurrió una idea.

—Ellos están ahí.—Señalé el cielo.

—¿En la luna?—Preguntó extrañado.

—Estrellas Carl, ahora son estrellas que los acompañarán en la noche.—Sonreí.

La incómoda charla poco a poco mejoró hasta quedarnos dormidos, cuando desperté ya estaba sola.

—Buenos días.—Saludé a Carol quien me respondió con una gran sonrisa.

Durante la mañana hicieron algunos grupos para deshacerse de los caminantes o la mayoría de ellos. Mientras que Daryl, Rick, T-dog Glenn y Maggie se desacian de los caminantes que invadian los patios

Carol, Carl, Lory, Hershel, Beth y yo los atraíamos hasta las rejas para matarlos con algún cuchillo o fierro, pasó algo de tiempo hasta que Maggie salio haciendo señas dando a entender que el paso estaba limpio.

Rápidamente nos dirigimos dentro de la prisión donde Rick miraba sonriente;—¿Que les parece? Hogar dulce hogar.

La mayoría de dirigió a alguna celda, por buena o mala suerte tendría que compartir la mía con Carl quien parecía no tan alegre de la decisión.