Prólogo
Hiro trataba de contar hasta diez para calmar su enojo, aunque mas bien lo que hacia era avivar su ira. Miraba por el rabillo del ojo como aquel chico con orejas y cola de lobo (Que al principio creyó que eran falsas) lo seguía sin siquiera tratar de esconderse junto con esa sonrisa burlona y esos ojos que parecían querer arrancarle la ropa.
Ya debería estar acostumbrado a esto, ya que venía todos los fines de semana al bosque a dejarle provisiones a su hermano y desde la primera vez que vino con aquel propósito, ese sujeto no había parado de seguirlo y hacerle preguntas sugerentes. Era una rutina de 8 meses a la cual ya debería adaptarse.
Pero no.
Aun aquellos comentarios le irritaban de sobremanera.
Aun aquellos toques "accidentales" a su anatomía le daban ganas de cortarle la mano al mitad canino.
Aun aquellas miradas y lamidas de labios le daban ganas de maldecirle.
Aun no se acostumbraba a aquella rutina en donde temía que si continuaba tarde o temprano saldría violado.
--Hey, cariño.--Aquella voz que todavía consideraba irritante le sacó de sus pensamientos.--Llevamos caminando bastante tiempo. ¿No crees?
"Oh no, va a preguntar, otra vez" Pensó con cansancio el asiático sin inmutarse por la voz del contrario y seguía caminando por el sendero marcado.
--Para mí esta bien.--Mencionó el pelinegro entre dientes sabiendo de antemano que le iba a decir el lobo.
---Igualmente, ¿Por qué mejor no me sigues? Podemos llegar mas rápido si-Hiro le interrumpió.
-No.
-¿Pero porqué no quieres venir conmigo.--Preguntó el moreno con una falsa tristeza.--Conozco un camino más corto a la casa de tu hermano.
El chico rodó los ojos con cansancio para después decir:
--Ya te lo dije Marco- El mas bajo volteó hacia su dirección con molestia-¡No soy una Caperucita como para caer en tus engaños!
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