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Actualmente, la "Ciudad del Viento" podría ser rebautizada como "Ciudad de Lluvias" por las gotas de agua que caen sobre mi paraguas de color violeta. Su impermeabilidad sobre mí es como un escudo, reconfortante y protector para los pocos minutos que me hacen falta para llegar a mi destino. Mientras el sonido rítmico de mis botas de tacón salpicando los charcos dispersos mantiene mis pasos consistentes, no puedo evitar cuestionar la causa del porque estoy aquí.

Un recuerdo me invade cuando paso por un callejón familiar enterrado en algún lugar de mi pasado. Es como un sueño, que por lo general todavía puedo diferenciar mis pensamientos y emociones dependiendo de lo fuerte que sea el recuerdo. Esta vez, me veo en 1920 en el mismo callejón, de espaldas, hablando con alguien en las sombras. Puedo sentirme en medio de la calle, mirando hacia dónde había ocurrido aquel recuerdo.

¿Crees que nos vio?Le pregunté con la respiración entrecortada.

La figura salió de la oscuridad, y una ola de dolor me golpeó al reconocer quién es.

Damon Salvatore negó con la cabeza Stefan no tiene ni idea Clara, esta demasiado ocupado con su nuevo juguete rubio.

Nos reímos juntos hasta que Damon extiende su brazo, haciendo un gesto para irnos a nuestra próxima aventura en Chicago. Uní mi brazo con el suyo, y él me envió su distintiva sonrisa, antes de hacernos perder de vista con su velocidad vampírica.

El recuerdo desaparece en un instante, permitiendo que mis pensamientos se aclaren nuevamente. No he experimentado una reminiscencia tan vívida en años, me siento un poco mareada, pero no me desconcierta demasiado como para tomarle demasiada importancia.

Rápidamente me doy cuenta de que había vagado por el callejón sin pensar. Solo puedo imaginar lo loca que me he de estar viendo con los ojos aturdidos y una expresión en blanco, así que me aseguro de revisar el no haber atraído ninguna atención no deseada sobre mí. Afortunadamente, la lluvia es el mejor jugador de equipo una vez más, ya que ha alejado a todos de las calles, ahora vacías.

Haciendo todo lo posible por pasar desapercibida, sigo caminando por la acera cubierta de charcos para continuar el viaje a donde sea que vaya. Algo me dice que me queda menos de una cuadra después de doblar otra esquina. La lluvia está disminuyendo, pero todavía está lloviznando hasta un punto en el que quiero mantener el paraguas de forma segura en su lugar.

Casi como si fuera una señal, mi teléfono comienza a sonar desde el bolsillo de mi pantalón. En mis años de experiencia, ya sé que una llamada telefónica no es una coincidencia después de revivir un recuerdo. El problema es que no estoy segura de estar lista para manejar lo que sucederá después de responder.

―¿Hola?―Digo, poniendo el celular en mi oído.

―¿Me extrañaste?

Sonrío, moviéndome para equilibrar el teléfono entre mi hombro y el costado de mi cabeza antes de alcanzar la puerta de vidrio del edificio.

Sacudiendo mi paraguas y cerrándolo, respondo―¿Yo? ¿Extrañar a Damon Salvatore? No.

―Sí, lo que sea, Clara, todos sabemos que te irías al infierno antes de admitirlo―puedo escuchar la sonrisa en su voz, ―De todos modos, estoy en Chicago y necesito algo de ayuda. Se trata de mi hermano.

Siempre se trata de tu hermano, Damon.

Hace una pausa y aprovecho la oportunidad para presionar al azar un botón en el ascensor de una manera no sistemática. Definitivamente se acaba de agregar recientemente al edificio porque las paredes interiores del vestíbulo se ven deterioradas mientras que la máquina de metal es lisa, limpia y moderna.

―Bien― Damon asiente, ―reunámonos en el antiguo apartamento de Stefan; te enviaré la dirección.

El ascensor se abre y automáticamente elijo una habitación al azar en el sinuoso pasillo. La cerradura es inútil contra mis habilidades ya que la puerta se entreabre con solo la idea de estar adentro.

―Umm ...― pateo la puerta para que esté completamente abierta, ―creo que te gané.

Lo escucho suspirar en el teléfono, ―Típico.

La llamada se corta.

Damon y yo nos convertimos en mejores amigos desde 1920, después de que nos conociéramos espontáneamente en una noche de tragos en un bar. Éramos desconocidos entonces, hasta que accidentalmente me reveló ser un ser sobrenatural durante su estado de ebriedad. Solo unas horas después de eso, nos despertamos con mi cabeza en su estómago y una botella en su mano en un bar al azar justo dentro de la línea fronteriza de la ciudad de Chicago.

Los días posteriores a eso Damon estuvo siguiéndome para asegurarse de que no revelaría su secreto. Un pensamiento innecesario, porque decirle significaba exponer el mío. Después de unos días llenos de súplicas poco convincentes, le dije que yo era una bruja inmortal, lo que le ayudó a ver que siempre mantendría su maldito secreto. A partir de ese momento, estuvimos juntos hasta que me vi obligada a dejarlo.

El apartamento de Stefan estaba lleno de polvo y telarañas. Con un aura vacía rodeándolo, lo que me demuestra que sin duda ha estado como vacante durante años. Mis huellas se imprimen en el polvo de la mesa y luego paso los dedos por ella para ocultar el mensaje.

No había forma de saber cómo fue que supe que llegaría a Chicago y al lugar exacto donde me encontraría con Damon. Así es como ha funcionado mi magia desde que tengo uso de razón. No tengo mucho control sobre gran parte de mi poder, pero al parecer el disfruta de controlarme.

Se escucharon murmullos detrás de la puerta lo que me hace detener en seco. Levanto la mano y observo cómo el candado en la perilla hace clic para que la puerta quede bloqueada ante cualquier humano del otro lado. Ahora, un vampiro, por otro lado, probablemente ni siquiera se molestaría por tomar pomo de la puerta para abrir.

Un crujido y un ruido sordo se oyeron a la distancia. Manteniendo mi mano firme ante los posibles intrusos detrás de la puerta, lista para cualquier hechizo que deba usar contra el atacante. Sin embargo, mis acciones se ven detenidas cuando el propio Damon abre la puerta de madera. Deja caer el pomo de la puerta al suelo, demostrando inconscientemente un punto.

Su rostro está en blanco por un segundo, pero rápidamente se convierte en una sonrisa mientras camina hacia adelante y me envuelve en un abrazo. Solo dura unos segundos antes de que me aleje para mirar a la chica detrás de él.

―Vaya―murmure, ―eres la copia de Katerina Petrova.

―Pero definitivamente no lo soy― Ella dice rápidamente.

Damon voltea hacia la doppelgänger, haciéndole un gesto con la mano abierta y lanzando su brazo libre sobre mis hombros.

―Clara, esta es Elena Gilbert―Damon nos presenta. ―Clara es mi mejor amiga desde los años veinte. Algo así como Lexi para Stefan, solo que ella no está muerta y es cien veces más ruda.

Él sonríe ante su broma, pero Elena no parece divertirle en lo más mínimo. Actuó como si no me diera cuenta, pero la expresión que ella tiene me molesta.

―Entonces, este es el antiguo apartamento de Stefan, ¿eh?― Finalmente pregunté, ―¿Cómo es que nunca supe de este lugar?

Damon sonríe, dejando caer su brazo de mi hombro para retroceder más hacia el pequeño espacio del apartamento. Puedo sentir los ojos de Elena pegados a mi espalda, pero trato de no reaccionar.

―Porque es mucho más que un apartamento vacío.

Elena pasa a mi lado con cuidado, como si acercarse a mí pudiera causarle algún daño. Su parecido con Katherina, o Katherine ahora, es asombroso, pero hay una gran diferencia entre las dos: Katherine irradia confianza. Puedo decir por la forma en que Elena actúa con Damon está acostumbrada a estar protegida.

Damon empuja el panel del estante colocándolo al lado del refrigerador. Observamos cómo pone sus manos en el borde y tira de el hasta que se abre una puerta con una nube de polvo. Detrás de él hay una habitación oculta como la boca del lobo.

Mis ojos se abren al máximo. He visto cosas mucho más asombrosas que esto, pero aún así nunca hubiera imaginado que allí habría una habitación a menos que quisiera que mi magia me dijera que lo estaba.

―Entonces...?―Damon entra en la habitación, tirando del cable de luz.

Botellas y botellas de alcohol están apiladas contra la pared. Manteniendo mi distancia, observo a Elena mientras da un paso hacia la habitación, mirando las botellas sin estar convencida.

―Stefan escondió su alcohol. Qué monstruo― Ella se burla.

Damon señala algo a su lado, ―Mira con más atención.

Por pura curiosidad, doy un paso detrás de ambos y me pongo de puntillas para poder mirar por encima de los hombros de Elena. No me toma más de un segundo darme cuenta de lo que están mirando. Una lista manuscrita de nombres grabados en la pared.

―Es una lista de nombres― Murmuró Elena.

Me muerdo la lengua para evitar decir algo sarcástico.

―Mmhm.

―¿Son todas sus victimas?

―Acaso te sorprende?― Le pregunto seriamente, pero Damon me hace callar con una mirada.

―Todavía lo estas procesando?― Damon le pregunta a la chica.

Hay un latido y prácticamente logro sentirlo irradiando de Damon mientras se para ante la atónita Elena. Sin duda hay sentimientos en juego aquí, es como si Damon estuviera tratando de tirar a Stefan debajo del autobús para verse mejor a los ojos de Elena, pero ella no parece querer lo mismo.

―¿Qué estabas haciendo en la década de los 20? ¿Allanando el camino para la liberación de la mujer?―Ella dispara, su vacilación se ha ido.

Me río―Lamentablemente. Estábamos viendo la mayor parte del tiempo a Stefan, atormentarse a sí mismo día tras día. A veces nos permitíamos entrometernos en sus propios deseos.

Elena pone los ojos en blanco, pero no dice nada al respecto. No parece gustarle en absoluto. Realmente no me molesta tanto como ella probablemente espera, no soy alguien que se deje amenazar fácilmente.

Damon sonríe como un profesional mientras retrocede casualmente hacia la salida. Entrecierro los ojos al instante, sin entender a dónde podría estar huyendo sin nosotras.

―¿A dónde crees que vas?― Le llamo, ganándome una mirada.

Elena aparta la mirada de la pared y lo mira fijamente por un segundo. Supongo que sus súplicas silenciosas no nos sirven de nada, ya que él ya tiene su mente puesta.

―Su antiguo terreno está pisando fuerte.

―Voy contigo― La morena responde de inmediato.

Ah, ella es una de esas damiselas.

Damon pone sus manos sobre sus hombros cuando ella lo alcanza. Ella se encorva, sabiendo que él no la dejará ganar. Me sorprendería que alguna vez la dejara involucrarse en algo. Cuando nos conocimos, Damon afirmó que prefería ser quien era por su cuenta. En ese momento, él era el acosador de su hermano y además patético. Lo ayudé en todo lo que pude y nuestra amistad creció a partir de ahí.

La cuestión es que no soy una humana patética a la que van a destrozar si me dejan sola. Puedo aguantarme sola y lo he hecho en múltiples ocasiones durante los años que he pasado en solitario. Damon lo sabe, pero nos preocupamos por el bienestar del otro lo suficiente como para querer que el otro esté a salvo en caso de que algo suceda.

―No. Quédate aquí con Clara hasta que lo encuentre. Ella no dejará que te pase nada, te lo prometo― Aseguro.

Imito a Elena poniendo los ojos en blanco, ―¿No te he visto en casi un siglo y me pones de niñera?

―No lo consideraría como ser niñera.

―Damon, por favor.

Hace una pausa en su salida, mirándome a los ojos. No ha cambiado, ni siquiera sus obsesiones por las doppelgänger Petrova han flaqueado mucho. Es molesto, pero también es aliviador saber que finalmente dejó a Katherine en el pasado.

Claramay, es solo por unas horas. No la pierdas de vista.

Le mando una de mis miradas más pesadas.

Por favor.





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DI NO A LOS LECTORES FANTASMA.

Todos los derechos y créditos reservados a la autora original: catching_raindrops

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