7
La luz del sol entraba por la cortina semi-cerrada de la habitación de Taehyung. De un momento a otro, la calidez de los rayos acarició suavemente el rostro del dueño de la mansión, quien tenía abrazado a su chofer dormido aún.
Empezó a abrir los ojos con lentitud y sentir un dolor de cabeza tan fuerte que terminó por despertarlo. Al palpar lo que tenía abrazado, recordó lo que había ocurrido la noche anterior paso a paso.
Jimin, Yoongi, una relación, bebidas, su chofer... Y sí, justo él se encontraba acostado durmiendo sonoramente a su lado sin tener puesta la chaqueta de su uniforme, pero con todo lo demás encima, excepto sus zapatos.
Sin hacer ruido, Taehyung retiró su brazo que estaba rodeando al menor que no se inmutó siquiera ante el movimiento. El magnate tuvo que cerrar los ojos ante el dolor de cabeza que lo invadía a causa de las bebidas consumidas la noche anterior, y recordó el dolor más fuerte que le había causado el enterarse de la relación entre uno de sus mejores amigos y el amor de su vida.
Quiso quejarse en voz alta del dolor físico y del alma que sentía en ese momento, pero su mirada se posó en el joven acostado a su lado. A pesar de tener la boca abierta, Taehyung pudo observar con más detenimiento y curiosidad los rasgos de su rostro. Era muy bonito, con la piel tersa y al parecer suave.
Sin saber por qué, extendió la mano que hace un momento estaba abrazándolo y rozó su mejilla. Sí, era una piel suave, y sus ojos cerrados... Vaya... Qué pestañas más largas y bonitas, pensó Taehyung. De repente, el dolor de cabeza regresó y lo hizo tomarse la sien con las manos nuevamente. Ya sin importarle nada, le dio la espalda a su chofer e intentó seguir descansando.
Logró conciliar nuevamente el sueño y cuando despertó, su dolor de cabeza se había reducido. Buscó a su lado y su empleado ya no estaba en la cama, pero notó un vaso de agua y una pastilla en su mesita de noche junto a una nota. Hizo un esfuerzo y se arrastró hasta alcanzar el pedazo de papel.
"Tome esta pastilla, lo hará sentir mejor. Sé que hoy no tiene planes. Lo estaré esperando abajo para que, si usted gusta, lo pueda llevar a un lugar especial. Su chofer".
Taehyung leyó tres veces la nota y examinó/olfateó la pastilla cinco veces. Tras más de 20 minutos, su curiosidad pudo más y se levantó de la cama para arreglarse y ver dónde quería llevarlo su empleado.
Jungkook no pudo negar su sorpresa cuando vio a su jefe saliendo de la mansión, con el cabello mojado saliendo de un gorro de lana gris, ropa muy informal, suéter negro, pantalones vaqueros celestes, zapatillas negras y gafas de sol que cubrían seguramente sus ojeras por la noche de borrachera.
Salió enseguida del auto y le abrió la puerta sin decir nada ni mirarlo directamente a los ojos. Entró en el coche y empezó a conducir fijándose de rato en rato en su jefe por el reflejo del espejo retrovisor. Taehyung se tomaba de vez en cuando la cabeza y el tabique con los dedos.
-¿Tomó la pastilla que le dejé, señor? - preguntó cautelosamente.
-No tomo medicamentos que no fueron recomendados por mis médicos de cabecera -respondió cortante.
Jungkook no respondió, pero se encogió de hombros. De todas formas, si la pastilla no funcionaba, lo que se venía, sí lo haría.
Luego de unos 40 minutos dentro del auto, Jungkook estacionó en una calle muy congestionada en la que tuvo suerte de encontrar espacio. Salió del coche y abrió la puerta del lado de su jefe, quien lo miraba con un gesto sorprendido y nada seguro en ese lugar.
-No se preocupe, señor. No iremos lejos -empezó a explicar, pero Taehyung no quiso moverse de donde estaba, shockeado por la cantidad de gente que lo rodeaba, el ruido y los olores tan distintos a los que solía estar acostumbrado.
Jungkook se acercó un poco a su rostro para llamar su atención.
-Confíe en mí, por favor - le pidió esbozando una sonrisa.
Taehyung no supo por qué, pero decidió hacerlo con cautela y mirando a todos lados.
Luego de caminar por unas dos cuadras más o menos, llegaron a un espacio donde se esparcían varios puestos de comida callejeros que se encontraban abarrotados a esa hora. Jungkook guió a su jefe a uno un tanto escondido, pero lleno también. Saludó a la señora que atendía el puesto e invitó a Taehyung a sentarse a su lado sobre una banca de madera.
Su jefe se sentó y miró curiosamente a su alrededor, a la gente que comía haciendo ruido y se agachaba para sorber el contenido de un plato hondo.
-Dos por favor -pidió Jungkook a cuya voz tardaron menos de cinco minutos en atenderlos y posar dos platos humeantes de una especie de sopa color rojo con varios ingredientes cuyo aroma era desconocido para Taehyung.
Jungkook comenzó a comer la sopa con mucho gusto y animó a su jefe a hacerlo también.
-Le hará muy bien -sonrió el joven
Taehyung acercó una cuchara llena de caldo a su nariz y luego lo comió. Sintió la lengua y la garganta arder de una manera dolorosa y empezó a toser. Como si las señoras que atendían el puesto supieran que eso pasaría, le pasaron inmediatamente un vaso con agua, que Taehyung bebió con necesidad. Abrió los ojos luego de terminarse el agua y miró enojado a su empleado, quien le devolvía la mirada con susto fingido.
-¿Qué... Demonios... Es... Esto? -pronunció Taehyung palabra por palabra muy lentamente y en tono bajo para no causar molestia en las vendedoras.
-No se preocupe, señor. Siempre ocurre la primera vez. Pero continúe comiendo y verá como de siente cada vez mejor.
Taehyung no pudo dejar de fruncir el ceño ante esa explicación.
-Confíe en mí, por favor -le pidió nuevamente Jungkook mientras posaba suavemente su mano sobre la de Taehyung por un segundo.
El magnate dio una última mirada alrededor a la gente que parecía disfrutar tanto de aquel caldo misterioso y se armó de valor para continuar comiendo. Si el niño de la mesa de atrás podía comer con tanto gusto y sin quejarse, ¿por qué él no?
Llenó su cuchara del caldo y unas cuantas hierbas y se la metió a la boca. Esta vez empezó a sentir más sabor y el ardor que le provocaba el picante de los ingredientes hacía que su cuerpo entrara en calor y su malestar en general iba desapareciendo.
A cada cucharada que sorbía sonoramente, un gruñido gutural salía de su garganta lo que provocaba que Jungkook riera ante su reacción. Taehyung lo miró extrañado, pues era la primera vez que lo veía reír. Y vaya que era un deleite para sus ojos y oídos. Esa risa tan contagiosa y ese gesto mostrando sus dientes de conejito hicieron reír a Taehyung también.
Al terminar de comer el caldo milagroso y de que Jungkook pagara la cuenta insistiendo porque él lo había invitado, ambos volvieron al auto.
-Gracias - dijo Taehyung con dificultad. No estaba acostumbrado a agradecer a nadie y mucho menos a sus empleados. Pero realmente ahora se sentía mucho mejor.
-No es nada, señor. Usted necesitaba curar el cuerpo y el alma por lo de anoche -respondió Jungkook poniendo en marcha el coche.
-Con respecto a eso -tanteó el terreno Taehyung -qué pasó luego de que las dos personas con las que estaba se fueron? -tenía flashes de recuerdos, pero no lograba engranar uno con otro aún.
-Usted me invitó a sentarme con usted y tomó como si no hubiese un mañana. Después, camino a su mansión me contó su historia con esas dos personas. Que usted amaba a una de ellas y que la otra era uno de sus grandes amigos. Después ya en su habitación me ordenó que me quedara a su lado. Eso es todo -el menor dio su resumen lo más tranquilamente posible y Taehyung empezó a recordar todo.
Especialmente volvió a su mente lo que sintió al pedirle a su chofer que se quedara con él. Se sintió solo, lastimado... No quería pasar más momentos en soledad y menos aún aquella noche donde seguramente de no haber estado con su empleado habría llorado y roto bastantes cosas.
-Gracias... por quedarte - dijo casi inaudiblemente mirando a través de la ventana. Eran palabras complicadas de decir para él.
-No es nada, señor. Entiendo cómo es que a uno le rompan el corazón. También me ha ocurrido una cuantas veces - miró por el espejo retrovisor.
-¿Cómo podrían haberte roto el corazón a ti? Tú pareces el más rompe-corazones de todos - bromeó Taehyung.
-¿A mí, señor? Si usted supiera – Jungkook empezó a sentirse más a gusto tanteando el ambiente más jovial que existía en el auto de regreso.
-Bueno pues, cuéntame – sonrió expectante su jefe, curioso por saber más de ese joven que cada vez le parecía más interesante.
-Desde que tengo uso de razón las niñas de mi clase me han hecho a un lado. En la secundaria no podía declararme a la chica que me gustaba porque era demasiado tímido, y ya al graduarme de la escuela, el único contacto con mujeres que he tenido ha sido con las dueñas de las tiendas donde repartía productos en mi antiguo trabajo... así que usted comprenderá –fingió timidez mientras conducía despacio por una ruta alterna con una vista increíble de los árboles cambiando de colores, mostrando sus hojas amarillas y bronceadas.
Taehyung no era muy bueno escondiendo sus sentimientos, por lo que casi siempre tenía la coraza de su frialdad delante. En esta ocasión no pudo evitar sentirse un poco decepcionado con la idea de que su chofer fuese heterosexual. No sabía por qué, pero tenía la leve esperanza que, como él, prefiriese la compañía masculina.
-Ya veo –soltó como respuesta Taehyung, aun analizando lo antes escuchado.
Jungkook analizó su reacción y se dio cuenta de lo que había provocado en él. No sabía con certeza los límites a los que quería empujar a su jefe, pero tenía el presentimiento que empezar este juego daría buenos resultados. Al parecer, Taehyung estaba interesado en él y Jungkook se aprovecharía de ello inventando cualquier historia para ganar su atención y tal vez, con un poco de suerte, su amor poco a poco.
De pronto Taehyung le pidió que condujera a la zona donde estaban las tiendas más caras de ropa y accesorios de Seúl. Y así lo hizo el chofer. Una vez allí, lo hizo seguirle tienda tras tienda, comprando una y otra cosa, para al final salir con unas 10 bolsas de distintas tiendas llenas de ropa y accesorios carísimos.
Jungkook estaba metiendo las bolsas dentro del portaequipajes, cuando escuchó blasfemar a Taehyung antes de que se subiera al asiento de atrás.
-¿Eres tú, Taehyung? –una voz ruidosa y con tono muy alegre vociferaba mientras se acercaba al coche.
-Hola, qué tal, Hoseok –saludó con una mueca Taehyung. Se notaba que no quería ese acercamiento.
-¿Son años que no te veo y es así como me saludas? –se quejó el muchacho que ya estaba abrazándolo con efusividad. –Me enteré lo de tu padre. Lo siento muchísimo –lo miró con tristeza a lo que Taehyung sonrió de lado sin saber qué más decir. –Te comento que perdí tu número de teléfono. Pero por favor, anótalo acá y así estaremos en contacto –le pasó su móvil a lo que Tae no tuvo otra opción que anotar su número ahí.
Hoseok hizo sonar su teléfono para que su propio número se grabara en el del otro.
-¡Listo! ¡Ya estamos conectados! –sonrió alegre –Bueno, debo dejarte. Te escribiré para que nos reunamos pronto. Y no aceptaré un no por respuesta, ¿eh? –se despidió con otro abrazo efusivo antes de irse por donde vino.
Jungkook cerró la puerta del portaequipaje y subió al asiento del conductor para ponerse el cinturón y comenzar el viaje de regreso a casa. No preguntaría nada sobre aquel encuentro tan extraño, porque no quería jugar con la buena suerte que estaba teniendo en ese momento con su jefe, pero fue él precisamente quien empezó a hablar.
-¿No te vio, verdad? –preguntó
-¿La persona que acaba de hablarle, señor? No, no me vio –respondió Jungkook enseguida.
-Tengo una tarea extra para ti. Algo que no tiene nada que ver con manejar este auto ni llevarme donde quiera –dijo Taehyung después de un momento, con un semblante serio y algo nervioso.
-¿Señor? –urgió Jungkook
-Debes hacerte pasar por mi novio –soltó sin más el mayor.
(Perdón por el atraso en actualizar. Ya me había cansado de escribir desde mi tablet, así que tomé la determinación que había evitado durante muchos meses: me compré una laptop!!! es hermosa y muy cómoda ya para escribir. Gracias por leerme y espero ir avanzando más rápido!)
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