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13

Esas semanas que pasaron luego de esa noche tan especial entre Taehyung y Jungkook fueron mágicas para ambos. Estaban cada vez más unidos y se querían cada día más.

Aunque Jungkook seguía trabajando como su chofer, esto, en vez de ser algo que podría separarlos, los unía mucho más, porque pasaban más tiempo juntos.

Las cenas eran especiales e íntimas para ambos. Al caer cada tarde y regresar juntos a casa, solían comprar todo lo que necesitaban para experimentar en la cocina. A veces Tae tomaba el mando y dejaba todo un desastre incluido el plato que preparaban, por lo que llamaban al servicio a domicilio para reemplazar el fracaso del chef Tae. Otras noches, Jungkook se ocupaba de cocinar, especialmente los días en que Tae había trabajado demasiado, y ambos se sentaban cerca del balcón de la habitación del mayor para disfrutar de ese momento tan relajante para ambos.

Una noche, cuando las velas ya se estaban consumiendo por completo sobre la pequeña mesa movible, los platos ya estaban vacíos sobre ella y la botella de vino ya estaba por acabarse, Jungkook habló.

-Quiero bailar contigo en esa boda –le dijo de la nada y sin pensarlo siquiera. Tal vez a causa del alcohol consumido.

Tae no recordaba que ya se acercaba la boda de Jimin y Yoongi hasta que Jungkook hizo ese comentario.

-¿Sí? Y ¿por qué? –preguntó con una sonrisa pícara, moviendo su copa y el poco contenido que tenía.

-Quiero que todos sepan cuánto te quiero –respondió mirándolo fijamente.

Tae se quedó en silencio sopesando las repercusiones que habría si eso pasaba. No es que le importara lo que el mundo pensara de él, pero... siempre había algún costo que pagar por aceptar ser gay en una sociedad tan cerrada como la suya. No por nada la boda de Jimin y Yoongi sería tan privada y exclusiva.

-Yo también quiero –le dijo al fin con una sonrisa y besándolo luego.

Jungkook no cabía en sí de la felicidad que estaba viviendo en ese tiempo. Sonrió como un tonto, dejando muy olvidado su objetivo, el que lo había llevado a conocer a Taehyung en primer lugar.

Pero su subconsciente se lo recordaba cada noche al dormir. Sus pesadillas rondaban siempre el tema y lo hacían encontrarse en lugares oscuros, fríos y sintiendo muchísimo miedo. Casi siempre se hallaba buscando algo, o a alguien, posiblemente a Taehyung. Pero casi nunca podía encontrarlo mientras recorría pasillos y pasillos de una especie de laberinto.

Despertaba a la mañana siguiente, cubierto en sudor y con la sensación de estar metiendo la pata hasta el fondo. Algo como un bichito que le carcomía las entrañas y le molestaba desde adentro.

Lo malo es que no había podido hablar con Namjoon desde hace muchos días. No habían intercambiado palabra desde aquella reunión en la casa del clan. No sabía qué había decidido hacer, pero al parecer su relación con Jin continuaba, porque una vez los encontró muy acaramelados cuando salió de la habitación de Tae con dirección a su pequeña habitación temprano en la madrugada.

Le hubiese gustado tener su guía para saber qué hacer. Pero todo seguía estando en sus manos. Y el día del golpe estaba tan cerca.

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Aquella mañana de la boda, Jungkook despertó con un dolor de cabeza horrible. Había pasado una de las peores noches hasta entonces, porque las pesadillas se estaban repitiendo cada vez más y más.

A regañadientes, se levantó y se preparó con el traje que noche antes había recogido junto con otro parecido de una tienda exclusiva para Tae y para él.

No podía mentirse... estaba demasiado nervioso y más indeciso que nunca. No quería que el golpe se diera. No quería matar a Taehyung, pero había evitado a toda costa pensar profundamente en las consecuencias de no hacerlo.

Hasta ese momento había evadido analizar la situación. Sólo se hundía en los pensamientos donde él vivía una vida feliz al lado del mayor. Ambos estaban enamorados, nada podría contra ese amor... ¿verdad?

Pero y ¿su familia? ¿Su clan? ¿Su padre y hermano? Todo, absolutamente todo estaba en sus manos.

No pudo desayunar nada porque le daba vueltas el estómago. Más bien tomó una pastilla para que el dolor de cabeza se le pasara y salió en busca de Tae, que para entonces ya estaba casi listo para salir al lugar donde se celebraría la boda.

Estaba tan guapo, con el pelo recogido todo hacia atrás y llevaba el smoking como todo un modelo. Jungkook lamentó no haberse tomado más tiempo frente al espejo para peinarse un poco más o para arreglar de alguna manera la cara de haber dormido tan mal. Pero al parecer a Taehyung eso no le importaba, porque lo saludó con un beso apasionado y una de las sonrisas cuadradas que tanto le gustaban. Jungkook sólo le sonrió como un tonto y abrió la puerta del coche para que pasara.

El camino fue más corto de lo que Jungkook esperaba. Pronto llegaron a un jardín exclusivo en otra zona residencial de la ciudad. Bajaron del auto y pasaron al lugar que ya estaba hermosamente decorado con flores y telas en tonos suaves.

Los invitados estaban ya llenando los asientos acomodados hacia el pequeño altar armado al borde de una laguna. Entre ellos, la pareja saludó a Hoseok, quien mostró su gesto decepcionado al verlos llegar juntos.

Todo se veía tan hermoso y romántico. Y el sol acompañaba ese ambiente de fiesta.

-¿Quisieras una boda así de linda cuando nos casemos? –susurró Tae al oído de Jungkook, quien se sobresaltó. Sus nervios le estaban jugando una mala pasada, especialmente porque reconoció claramente a gente del clan entre los invitados que llegaban al lugar. El golpe se estaba haciendo tangible, así como los miedos de Jungkook.

-¿Eh? Claro... claro –le respondió nada convincente.

Taehyung notó el nerviosismo del menor y no dijo nada, aunque se sintió algo mal por su reacción. Pensó que había ido lejos con ese su comentario. Así que lo dejó por la paz.

La ceremonia comenzó con un grupo de cuerdas tocando la música tradicional de bodas para dar paso a los novios. Cada uno caminó acompañado de sus padres el sendero de pétalos de rosas blancas hacia el pequeño altar donde se encontraron y miraron con dulzura.

Al sentarse nuevamente para dar paso a las palabras de la persona encargada de casarlos, Taehyung tomó la mano de Jungkook sobre su pierna. Éste volvió a sobresaltarse, pero aferró el agarre. El momento se acercaba y no tenía una maldita idea de qué hacer.

-El amor es paciente, es bondadoso. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta- recitaba el hombre ante los novios, mientras Taehyung acariciaba con su dedo pulgar los nudillos del menor.

Jungkook escuchaba con el corazón en un puño, al borde de un ataque de ansiedad, sintiendo esas suaves caricias. Por un momento deseó que se abriese la tierra y pudiera tragárselos a él y a Taehyung, para vomitarlos en alguna isla desierta lejos de todos.

-¿Jimin, aceptas a Yoongi como tu esposo para amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe? –preguntó llegando al momento esperado de la ceremonia.

-Sí... acep... -pero Jimin nunca terminó su frase, porque el sonido de un balazo surcó el aire proveniente de alguien entre los invitados.

Todo ocurrió como en cámara lenta. La gente empezó a correr despavorida por aquel jardín e incluso se lanzaron a la laguna detrás del altar que para entonces ya era un montón de telas y flores aplastadas.

Yoongi tomó de la mano a Jimin y lo arrastró hacia la salida, pero estaba cerrada desde afuera. Jungkook observó la seña de uno de los tipos del clan y actuó automáticamente. Jaló a Taehyung hacia un pequeño cuarto de madera que se encontraba en un rincón del jardín, mientras que los balazos y los gritos continuaban.

En el camino, Taehyung vio horrorizado cómo Jimin caía estrepitosamente al suelo, tras ser alcanzado por una bala. Yoongi gritaba desesperado para que todo ese caos terminara y le devolvieran a su amor, mientras se arrodillaba a su lado.

Llegaron al fin al cuarto y Jungkook cerró la puerta apoyándose en ella desde adentro, recuperando el aliento. Taehyung se apoyó en una pequeña mesa que había en el lugar sin querer creer lo que estaba pasando ahí afuera y lo que había visto.

Se dio la vuelta para ver a Jungkook, pero éste ya lo estaba apuntando con un arma.

-¿Mi... mi amor... qué pasa? ¿Qué estás haciendo... Jungkook? –preguntó con la voz temblorosa.

-Estoy... estoy aquí para matarte... -respondió con la mirada fija en su objetivo. 

[He regresado con actualización doble y final!!! pásense por el final que espero les guste!!!]

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