05 : INTRUSIÓN NOCTURNA

La falta de sueño se volvía una costumbre para Bada. Apenas podía mantener los ojos abiertos, y un leve dolor de cabeza se hacía presente. Esta vez no podía culpar a la inspiración; lamentablemente, fue víctima de su propia mente que le jugó una mala pasada. Había soñado con el idiota de Hang Seojun. No pudo descifrar si era un buen sueño o no, pero como se trataba de él, en definitiva no era bueno. En un giro extraño del sueño, Seojun se transformaba en un payaso que intentaba asustarla con bromas de mal gusto.

Quizás en otro momento hubiera sido gracioso.

No podía culparse a sí misma de su pesadilla; lo menos que hacía a diario era pensar en él. En realidad, cuando estaba en Canadá, se había olvidado por completo de su existencia, pero al llegar a Corea y encontrárselo inesperadamente, parecía que le había sentado bastante mal, especialmente porque ahora no se tomaba la molestia de fingir que no lo detestaba.

Cuando Suho y Seojun aún eran amigos mucho antes del suceso que los llevó a dejar de serlo, Bada estaba obligada a convivir con él a diario. La pelinegra siempre había sido fiel guardiana de su hermano, por lo tanto, mientras él era feliz, podía soportarlo. Pero la situación se volvía cada vez menos tolerable por la soberbia de Seojun. Estaba claro que el incidente del lienzo no era su única razón. A Bada también solía molestarle un poco que Suho pasara más tiempo con él que con ella, sin embargo, era algo que aprendió con el tiempo a no padecer.

El problema aquí es que el desagrado hacia su persona nunca se desvaneció, y menos ahora que Seojun y a Suho ya no eran amigos.

── ¿Cómo pude soñar con ese idiota? - murmuró para sí misma, dejando caer su cabeza sobre la mesa alta de la cocina y dándose unos golpecitos con las manos.

── Coman las verduras y el kimchi crudo antes de que se echen a perder - la voz de una anciana hizo que Bada levantara su vista.

A su lado estaba Suho, que comía unas tostadas y miraba su celular con insistencia. La adulta abrió el refrigerador y habló.

── Suho, no has comido nada de lo que traje. ¿Bada, has probado un poco?

── Comí un poco. Suho ha estado comiendo afuera, así que... - Bada miró de reojo a su hermano. Se sentía un poco extrañada ya que todos los días a la misma hora de la noche salía.

── ¿Por qué? ¿No estaban buenos?

── No. - contestó de manera seca. Al darse cuenta de que lo había dicho sin pensar, formuló otra respuesta. ──Es decir, estaban buenos.

── Una señora de limpieza debería venir a limpiar y no traer estas cosas horribles. - la mayor soltó aquel comentario mientras veía todos los platos de comida que había traído en la mesada. Haciendo ilusión a qué su presencia era molesta.

── No, estaban muy ricos. - hablaron los hermanos al mismo tiempo, provocando una sonrisa en la mujer.

── ¿Sí? Deberían comer más de lo que les traigo y evitar saltarse las comidas. -aconsejó.

De repente, el teléfono de Suho sonó y este lo prendió rápidamente. Bada no pudo evitar soltar un comentario.

── Parece que te llegó el mensaje que tanto estabas esperando. - la intención de ella atrás vez de su broma es que su hermano le contara un poco. Este se limitó a mirarla y poner el teléfono boca abajo. La chica hizo un gesto como si le fuera a pegar y luego se llevó un pedazo de tostada a la boca.

── Me voy. - dijo el chico mientras se levantaba de su silla.

── ¿Ya? - Bada lo miro pensando que se iría sin ella.

── ¿No quieren que limpie ese cuarto? - preguntó la mujer mientras apuntaba una gran puerta cerrada.

Bada observó mejor aquella. La verdad es que desde que había llegado, en ningún momento se atrevió a entrar y tampoco le preguntó a Suho que había puesto en esa habitación, creía que sería igual a meter el dedo en una llaga.

── No, yo lo haré. No entres ahí. - Suho se reincorporó, tomó su mochila y luego miró a su hermana. - Bada, vámonos.

── Voy. - respondió mientras se metía el resto de la tostada en la boca.

── Supongo que tendré que limpiar únicamente el cuarto de Bada. Será un desafío. - dijo la anciana mientras negaba con la cabeza sabiendo lo que le esperaba.

Las clases todavía no habían comenzado y Bada seguía sumergida en su extraño sueño con Seojun. Mientras estaba sentada en su escritorio penso que todo este castigo había sido por haberle pegado con el balón en la cabeza. No se arrepentía de sus actos pero la idea de volver a fingir indiferencia sobre su existencia comenzaba a resurgir. Suspiro pesadamente.

── Veo que no has dormido bien.-la dulce voz de Ju-kyung elimino sus pensamientos más recientes. La castaña sostenía un paquete de dulces y se lo ofrecía con una sonrisa.

── Eh tenido el peor sueño de mí vida. No querras saber.-tomo los dulces que su amiga le había ofrecido.──Gracias por esto. Pero no tienes que darme dulces y comportarte más servicial conmigo por lo de ayer. No saldrá nada de mí boca.

── En serio gracias.- relajo sus músculos y guardo un silencio mientras pensaba cuáles iban a ser sus siguientes palabras.── De casualidad... En tu familia son ¿Son buenos guardando secretos?

Bada ladeo su cabeza. La miraba desconcertada.

──¿Que? ─ fue lo único que pronunció.

──Olvídalo.- una sonrisa nerviosa apareció en Ju-kyung.

Bada planeaba seguir la conversación pero Ju-kyung corrió hacia el escritorio de Suho y movió la cortina para evitar que la luz del sol moleste al chico. Estiró las comisuras de sus labios hacia abajo en una repuesta ante lo que acababa de ver. Cada vez se le hacia menos raro que esos dos interactúen.

Un gran bostezo salió de la boca de Bada al ver al profesor de historia frente al pizarrón explicando su asignatura. La pelinegra tenía apoyada su cabeza sobre su mano y sus ojos amenazaban con cerrarse y no abrirse por unas largas horas. Ella no solia aburrirse con dichas clases pero que no quisiera prestar atención hoy se podía justificar.

Un golpe retumbó sobre su silla y ella se dio vuelta instintivamente encontrándose con la mirada de Seojun. Bada lo miro con una expresión de irritación mezclada con desinterés, como si el simple hecho de cruzar miradas con Seojun fuera una molestia adicional a su falta de sueño.

── ¿Te aburres tanto que ni siquiera puedes mantener los ojos abiertos en clase? - susurró mientras una de las comisuras de sus labios se levantaba.

Bada soltó una risa nasal. Seojun era experto en dormirse en clase y ahora que casualmente ella quería descansar el estaba más despierto que nunca.

── No confundas mí falta de sueño con aburrimiento. Aburrido es hablar contigo.-un leve sonrisa apareció.- Podría dormir durante horas con solo escucharte pronunciar una palabra.- Y su expresión de torno más sería al darse vuelta y volver a ver a su profesor.

── ¿Dormir con el sonido de mi voz? Deberías considerarte afortunada.-luego se acomodó el uniforme.── Pero veo que no todos pueden apreciar el arte de mis palabras. Tal vez necesitas más café para mantenerte despierta.

Bada gruño por lo bajo. Y volteó a verlo nuevamente.

── Si fuera tu tendría un poco de amor por mí y no pondría arte y mí nombre en la misma oración.

── Quizás deberías considerar clases de apreciación lingüística. Estoy aquí para elevar tus estándares.

Ella fingío estar asqueada. Seojun sonrió con victoria al lograr su cometido.

── Si buscas molestarme por haberte tirado el balón, para. Jamás conseguirás mís disculpas.

La mirada desafiante de Seojun se encontró con la de Bada, solo aumentando más la tensión entre ellos, como una bomba a punto de explotar. La pelinegra no quiso continuar ni un segundo más en silencio.

── ¿Es eso todo lo que tienes? ¿Planeabas conseguirlo con estúpidas palabras? No esperaba menos.

Seojun, sin perder la compostura, respondió con una sonrisa burlona:

──Aún no has visto nada.-dijo y señaló con su barbilla para que mirara hacia adelante. Bada rodeó los ojos pero no tuvo más que hacerle caso.

La voz del profesor continúo oyendose pero fue interrumpida cuando repentinamente Ju-kyung se paro. Luego se toco el estómago y le pidió entre queja al adulto para ir por favor al baño, mientras salía la clase comenzó a reírse.

── En la era Joseon, las mujeres no podían decir esas cosas. Hoy no es un problema. - mientras hablaba, el educador movía el lápiz que tenía en sus manos.── Bueno, yo también me voy. Tengo que orinar. Nos vemos la próxima.

El hombre agarro sus libros y se marchó del salón dando por finalizada, así, la clase.

Ya había anochecido y Bada se encontraba en su habitación, que extrañamente ese día estaba ordenada. No era muy difícil adivinar que el cuarto de Bada solía ser un desastre la mayor parte del tiempo, pero parece que su abuela se lo había ordenado.

El ruido de la puerta indicó que alguien había salido de la casa. Suho, otra vez. Bada cerró los ojos y, mientras tomaba un pincel, se dijo a sí misma.

── Juro que un día de estos voy a averiguar qué es lo que estás haciendo todas las noches. -refiriéndose a Suho. Su tono de voz adquiría un matiz bromista. Sin embargo, viniendo de Bada, no se sabía si siempre era una broma.

Otros pensarían que Bada es demasiado entrometida, pero ella solo quería incluirse en la vida de su hermano.

Ignoro su pensamiento más reciente y se acercó a su lienzo nuevo que destacaba por la textura arrugada y el blanco opaco.

Mientras se sumergía en la tarea de pintar, sus pinceles danzaban con determinación sobre la tela, dando forma a algo nuevo, algo sorprendentemente concreto. Bada frunció el ceño, perpleja por la extraña dirección que estaba tomando su arte. Siempre se había sentido cómoda con lo abstracto, pero ahora, frente a ella, se revelaba el boceto de una puerta meticulosamente trazada.

Bada se sentía ajena a lo que ella misma había creado con su mente. Todo indicaba a qué le costaría un poco aceptar el cambio a dónde la estaba llevando su arte.

AQUI ESTÁ EL CAPÍTULO 5
un poco corto. Pero prometo que ahora los capítulos
Se van a poner un poco más interesantes. Si noto que este tiene apoyo me comprometo a actualizar dos capítulos cada que pueda😭