La noticia no fue tardada en contarse por los pasillos. Rumoreaban de que Jungeun había fallecido, otros que la castaña sobrevivió al impacto. Pero la verdadera razón fue que quedó en un coma fatal. Los doctores dictaminaron que la adolescente sufrió tan fatídico accidente que fue un milagro haberle llevado a tiempo a quirófano. Sufrió una conmoción tan fuerte que habían posibilidades de que Jungeun perdiera el habla y la vista al despertarse.

Jinsol fue la primera en llegar al hospital. Le importó muy poco haberse gastado su sueldo en un taxi para recorrer las calles de Seúl, con la finalidad de ver a su enamorada. Minutos de haber llegado ella, los Jeong fueron también informados de la tragedia.

Sooyoung y Jiwoo tardaron unas horas más, al igual que Jimin y Minjeong. A su vez, Haseul fue la encargada de llevar a su esposa, Hyunjin y Heejin al lugar. Estuvieron todos reunidos por una sola persona, la cual merecía que estuvieran por ella. 

La menor de los Jeong no soportó tanto que se derrumbó en lágrimas nada ver de reojo a Jungeun, al ver cómo la cortina de su habitación se levantó por el viento. La castaña estaba conectada a más de tres máquinas; respiración, pulsaciones, órganos vitales y energía. 

Con tal de hacer justicia, Sooyoung fue acompañada de Haseul, Jimin y Heejin para buscar a Yerim y Hyeju, haciéndoles pagar por lo ocurrido. Les buscaron en sus casas, viendo cómo las adolescentes no estaban en estos lugares. Hasta que dieron con sus localizaciones un par de horas más tarde, les aporrearon y dejaron ensangrentadas. Heejin fue quien se encargó de retenerlas en sus sitios, al igual que Jimin sacó de su chaqueta una caja de cerillas.

Haseul llamó a la policía, conociendo bien este ambiente al haber convivido con Taeyeon. Fueron dos buenos amigos de la familia Kim quienes arrestaron a Yerim y Hyeju. Yerim fue acusada de maltrato físico y abusos sexuales, más manipulación por interés personal. Hyeju fue imputada por atentar contra la seguridad vial, intento de homocidio y testigo de delitos menores.  Yeojin y Chaewon tampoco se libraron de esto, pues se les impuso una multa de cien mil wones a cada una por ser también testigos.

Al regresar las cuatro al hospital, quedaron con los demás para ir a la cafetería. Dejaron a Jinsol a solas en el pasillo, por decisión propia de la pelinegra. La adolescente no soportaba nada más de lo que le había pasado a Jungeun.

Fue burla de muchas personas por su enfermedad, ignoró sus sentimientos por meses, tenía muchas responsabilidades encima, sus madres habían fallecido recientemente, su novia a punto le violó y fue atropellada por la amante de Yerim. Ahora, tenía que luchar junto a ella para construir el futuro que siempre desearon.

Recordaba con mucho cariño las palabras que la castaña le dedicaba en sus años como pareja, guardándolas como su mayor tesoro.

"Cuando nos casemos, tendremos una casa bonita para poder vivir con nuestro gato. Yo le pondría de nombre Elvis, o quizás Mimo. Y que sea la raza más hermosa del mundo para presumir de él. Aunque podríamos comprarnos un hogar más grande, porque quisiera tener hijos algún día... Y sólo si es contigo... En nuestro jardín plantaré las flores que más ames, y en tu viente crecerá la niña más bella del mundo."

Jinsol no dejaba de llorar por Jungeun. Se adentró en la habitación cerrándola con suavidad. Dejó sus pertenencias en la mesa al lado de la puerta y corrió hacia la castaña. Le habían cosido parte de la boca, la cual se había desencajado de su sitio por el accidente. Sus manos estaban llenas de heridas, y en su cuello había una cicatriz grande.

Besó con cuidado su frente, derramando lágrimas sobre su rostro. No podía soportarlo más y se hizo un hueco a su lado, metiéndose en la cama con ella, abrazó su frío cuerpo calentándolo con su aliento. 

—Todo saldrá bien, amor.— sollozando notando su voz más rota aún, escondió su rostro en el cuello contrario.— Te amo, Jungeun.— acariciando su mentón, durmió a su lado durante el resto de la hora.

Los demás subieron a la cuarta planta, sorprendiéndose de ver a Jinsol dormir al lado del cuerpo de Jungeun. Yeji derramó también lloros, siendo fuerte por su hija. Prometió y juró a Taeyeon que cuidaría de Jungeun, y ahora se sentía la peor presona del mundo. Sus amigas siguieron en los pasillos sin pegar ojo. No fue hasta que un grito desgarrador se hizo presente entre ellas. Hyunjin había roto aguas y Heejin le cargó en sus brazos bajando a la planta de maternidad.

Cuando la cosa parecía torcerse, Sooyoung recibió una llamada de la comisaría donde llevaron a Yerim y Hyeju. Saltó de alegría al saber que habían sido juzgadas de inmediato, cayéndoles dieciséis años de cárcel a ambas. Lo celebraron a lo grande, mientras Jeong Hyunjin iba a ver cómo le iba al matrimonio Jeon...

Fueron horas y horas muy pesadas, habiendo pasado tres días desde el accidente. Se supo que Hyunjin tuvo a su bebé sano y salvo, y aún seguían en el hospital, separándole de su prima por una planta de diferencia. Jinsol, a su vez, no se separó en ningún momento de Jungeun. Estudiaba en su cuarto de hospital, dormía en el sofá que había al lado de la cama y se alimentaba de la comida de allí. Su madre le ofreció el relevo, pero la pelinegra no aceptó su propuesta.

Quería ser la primera en recibirla, y que fuera ella a quien Jungeun viera nada más despertar. Estuvo horas hablándole, contándole anécdotas de cuando eran pequeñas. Le susurró en los labios cómo fue su primer beso, los abrazos que se dieron, las veces que se sintió realmente amada. En su boca puso sus carnosos labios para sentirlos de nuevo, apartándose unos mechones de cabello poniéndolos detrás de su oreja.

Pero el milagro se hizo y fue un viernes a las tres de la mañana cuando Jungeun abrió los ojos. Jinsol fue quien alertó a los médicos, yéndose a la fuerza de la sala bajo el mandato de las enfermeras. Estabilizaron el cuerpo de la castaña, quitándole los respiradores de la nariz y la boca.

—¿D-Dónde estoy?— preguntó minutos más tarde a su médico.— ¿Y J-Jinsol? ¿Dónde está, cómo se e-encuentra?

Finalmente, Jinsol fue dejada por el médico Hua a entrar a la sala. Abrazó a Jungeun con todas sus fuerzas para besar sus labios posteriormente. Jungeun se dolió en esta parte sonriéndole a su amada, quien pedía perdón sin parar. Volvieron a besarse y Jungeun colocó sus brazos alrededor de Jinsol, dejando que se tumbara a su lado por mucho tiempo. Fueron horas interminables, donde los Jeong descansaron para ir a visitar a Jungeun.

Aquella misma mañana, sus amigas se saltaron las clases para ir a verla y unificaron manos con ellas. Jimin y Minjeong empezaron a aprender mucho más sobre Jungeun e hicieron buenas migas con ella. Aunque el mayor tesoro de Jungeun fue cuando escuchó a Jinsol hablarle bajito, repitiéndole lo mucho que le amaba. No negó haberle escuchado contarle cómo se besaron con trece años y tampoco paró de molestarla al recordarle el cómo le narró su primera vez juntas en la cama.

Sí, definitivamente estaba tocando el cielo.