THE DOOR
—Es una bendición despertarme contigo, y que sea así por el resto de mis días...— una risueña Jungeun habló mientras se cambiaba de ropa. Jinsol se encontraba aún dormida, por lo que no apreció las bonitas palabras que su novia le dijo.— Eres tan hermosa, tan dulce, tan buena conmigo... Ojalá poder devolverte el amor que me das.
Besando su cabeza con mucho cariño, Jungeun fue directamente hacia la cocina para hacerse el desayuno. Optó por unas tostadas francesas con jamón y huevo cocido, agregando un batido de café y leche con espuma dulce sobre el líquido. Minutos más tarde Jinsol apareció con una camisa de Jungeun, la cual le venía el doble de grande.
Con el efecto de sus curvas y las mangas largas cayendo por sus brazos, parecía una modelo vistiendo un vestido de marca. La castaña fue hacia ella para cargarla y sentarla en el banco de la cocina, y robándole un beso apasionado, Jinsol arqueó su espalda para que Jungeun disfrutara de su pecho.
—Estoy locamente enamorada de ti...— susurró Jinsol en el oído contrario, llevándole al cielo por su voz.— No sé cómo pasó, pero estoy enganchada a ti.
Jungeun simplemente reía por las ocurrencias de Jinsol, sabiendo que por dentro estaba echa una mierda. Tenía preguntas que quería formularle a su pareja, queriendo saber el por qué Moon Taeil estuvo en su hogar una semana antes. ¿Cuáles eran las intenciones de Taeil?
Inesperadamente Jinsol comenzó a sentirse mal, provocando que la pelinegra fuera corriendo al baño para vomitar, lo que probablemente sería la cena de la noche pasada. Jungeun le cocinó unas empanadillas chinas con salsa agridulce con soja y pollo al limón, y la castaña se sintió mal al ver a su novia echarlo todo. Pensó que quizá cocinó realmente mal, pues Jinsol seguía aún en el baño.
Estuvo diez minutos con la tapa del váter levantada y el cabello siendo recogido por la castaña. Una vez Jinsol vio que no podía echar más, se cogió del estómago y se levantó con ayuda de Jungeun. La mayor le ofreció una botella de agua para recuperar fuerzas y ambas fueron para arreglarse e ir al Delicious Taste.
Jungeun siguió cuidando de Jinsol cuando se ducharon, y enjabonó su cabello por ella y pasó sus dedos por lugares ya conocidos. Llevándole a la locura para olvidar su malestar, Jinsol tuvo que pedirle que parase o explotaría de placer. Jungeun aceptó rendida a los pies de Jinsol y tuvo que orar fuertemente por la mamada que la pelinegra decidió darle.
Minutos más tarde ambas se encontraban vestidas y sus cabellos ya estaban secos, los dientes limpios y las manos lavadas. Jungeun le enseñó su rutina para enjuagarse bien la boca con los coluctorios, o sus mil razones para llevar desinfectante a todas partes. Jinsol estaba tan feliz de estar con Jungeun, que no supo en qué momento su alma se dejó llevar en busca de más amor.
Jungeun encendió el motor de su Ferrari y le abrió la puerta a Jinsol, quien se acomodó en el asiento. A su vez, la castaña se abrochó el cinturón y ambas dieron rumbo hacia el Delicious Taste. Iba a ser la primera vez que Jinsol iba a probar su nuevo menú, uno inspirado en el universo.
Su primer plato consistía en un tartar de caviar con una mouse de carne y virutas de trufa salada con salsa blanca de nata y mantequilla. Para el segundo optó por dos opciones; una carne salteada con salsa de soja y un panecillo chino con forma de luna, y un salmonete troceado a la barbacoa y salsa de ajo y pimienta fuerte, acompañados con verduras al horno.
En el postre decidió añadirle un poco de imaginación, la cual consistía en dos copas de flan con polvos de coco, una torta en forma de nave espacial y chocolate fundido rodeando el plato, haciendo círculos entre sí.
Jungeun estaba tan ansiosa porque Jinsol probara sus manjares, que sus ánimos se vinieron abajo cuando vio a sus trabajadores fuera protestando delante de la puerta del restaurante. A lo lejos vio a la prensa y muchas cámaras, y la izquierda a sus amigas y su prima. Jinsol notó cómo dos coches negros grandes estaban aparcados en el frente del Delicious Taste, viendo a Moon Taeil salir de uno de estos.
La castaña bajó lo más rápido que pudo de su coche y corrió hasta la entrada, siendo interrumpida por Seungri. Jungeun vio cómo sus amigas le hacían señas y estas apuntaron a Taeil riendo.
—¡Moon Taeil! ¡¿Qué mierda es esto?!— preguntó Jungeun acercándose a él.— ¡Déjate de juegos y quita tus sucios coches de aquí!
—¿Aún no te has enterado?— riendo por lo alto, Taeil sacó de su carpeta un par de papeles, desconocidos para Jungeun.— Esta pocilga ya no es tuya.— siguió sonriendo como si nada pasara.
—¿Qué quieres decir? Soy propietaria de esta parcela, este sitio es mío.
—Jungeun, Jungeun, Jungeun... Siempre tan ingenua.— le chocó el hombro con su palma, siendo retirada por la mano de esta.— Lo que pasa es que tú ya no eres dueña del Delicious Taste, más bien dicho, este restaurante se va a demoler.
—¿C-Cómo?— abrió los ojos a lo grande.— ¡Tú no tienes nada que ver con esto!— buscó con la mirada a Sooyoung, quien fue hacia ella.— ¡Sooyoung, díselo! ¡Está diciendo tonterías! ¡No me pueden quitar una propiedad mía!
—Jungeun... ¿No has visto los periódicos?— le preguntó su mejor amiga.— Jungeun, Taeil ha comprado tu establecimiento.— esperándose un llanto de la castaña, esta vez Taeil interrumpió con un tosido.
—Cabe destacar que tu novia me ha ayudado con todo esto, sin su ayuda no hubiéramos podido comprarte el terreno. Es una pena, ¿verdad?
—¿Acabas de decir que Jinsol hizo también todo esto?— Sooyoung se giró para ver a Jinsol, quien había escuchado todo desde un principio, a pesar de estar unos metros atrás.
Jungeun miró a su novia lentamente sin descifrar su rostro. La pelinegra estaba al borde del llanto, pues Taeil nunca le dijo que su plan era quitarle el Delicious Taste. Jinsol intentó acercarse a Jungeun, y fue en vano. La mayor se alejó lo más que pudo de ella y estalló en lágrimas.
—¡¿C-Cómo has p-podido?! ¡Sabías q-que este era e-el sitio de m-mis madres! ¡Si tu-tuvieras un poco de dignidad t-te irías de aquí, ahora!— apretando sus puños hasta ponerlos blancos, Jungeun se apoyó de Sooyoung antes de caer al suelo. Sus piernas se debilitaron cuando nadie lo esperaba.
—J-Jungeun... ¡T-Te prometo que no sabía nada de esto!
—Pero Jinsol, si fuiste tú quien me dio los papeles de su restaurante...— sonriendo, Taeil le entregó el contrato y la herencia de Jungeun a esta misma, para que la misma comprobara la firma de Jinsol en ellos.— Aquí dice: "traspaso de terrenos a través de la prescipción adquisitiva". Jinsol, gracias a ti hemos podido hacernos con esto.— señaló al Delicious Taste.
—¡No, no, no! ¡Nunca te di esos papeles, y tampoco me contaste de esto!— le acusó.
—Jinsol, no seas dramática... Ahora tendremos tu negocio como acordamos, en el terreno que te expliqué.
—¡No y no! ¡Jungeun, por favor!— dando pasos hacia ella, esta vez Jungeun dejó de alejarse. Soltándose de Sooyoung, la castaña fue a encararse con Jinsol, haciendo lo que se prometió que no haría nunca; hacerle daño.
Jungeun le proporcionó una bofetada a Jinsol en medio de todos. Jungeun sabía que probablemente la televisión habría grabado eso, o incluso sus trabajadores jadearon de la sorpresa. Sooyoung se quedó helada por el gesto, pues el golpe pudo haberse escuchado desde Estados Unidos.
Jinsol quedó estática sobándose la mejilla, sintiéndose peor aún por los vómitos. Tambaleándose por la parcela, terminó devolviendo otra vez. Jungeun se preocupó, pero no fue a ayudarle. No se merecía su ayuda, ni nada que tuviera que ver con ella.
—¡Vete a la mierda!— le gritó.— ¡Volviste para arrebatarme lo que más amaba! ¡Es el sitio donde me vi crecer, donde mi madre me vio crecer como persona! ¡Y me lo has quitado! ¡Lo perdí por tu culpa!— le amenazó yendo hacia ella con el puño levantado. Esta vez Jimin fue para pararle los pies, pues Sooyoung presenció y no actuó por miedo.
—Vamos Jungeun, es hora de irnos...— pidió amablemente Jimin.— No merece la pena quedarse aquí sufriendo.
—¡¿Encima te atreves a llorar, maldita perra?!— volvió a encararse con ella, viendo a Jinsol llorar a mares. Jiwoo fue la encargada de alejar a Jinsol de allí, y le llevó a su coche.— ¡¿Me escuchas?! ¡Vete a tomar por culo! ¡Zorra!
Jungeun quiso ir hacia ella de nuevo, si no fuera por el agarre de Jimin y con la ayuda de Haseul y Hyunjin. La castaña estaba fuera de control y Taeil simplemente se fue en su todoterreno negro hacia su empresa.
Jungeun sintió la traición de Jinsol tan fuerte que lo comparaba con un disparo en el corazón. Mil cuchillas se clavaron en sus arterías, y se le hacía imposible respirar bien. Juró por ese mismo día que no iba a dejar que nada ni nadie le arrebatara su preciado tesoro. Sin embargo, era más difícil cuando era Jinsol la primera en quitarle su espacio seguro.
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dedicado a mi skibidi toilet chuuchatumadre
en poco tiempo se acabará la segunda temporada,,, así que... ¿quién quiere una tercera?
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