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TEACHER

—¿Qué te parece este?— preguntó Jinsol saliendo del baño.

—Muy bonito, aunque el azul te queda mejor.— respondió Jungeun, poniéndose una chaqueta encima.— Todo te queda perfecto.

La pareja iba a ir de compras por la bebé, cuyo nombre iba a ser Taeyeon. Jungeun lloró a mares cuando Jinsol le propuso esa opción, dándole las gracias por ser tan generosa, aquella noche acabaron en la cama. 

Dos meses habían pasado desde que Jungeun y Jinsol volvieron a reunirse, siendo en el sitio y situación menos indicadas, pero el momento más oportuno. Jungeun pudo hacer las paces con todas las personas a las que abandonó, quienes le perdonaron al enterarse del por qué se fue. La rehabilitación iba de maravilla, e iban a hacer ocho meses desde que empezó. La castaña tomó el mando de la dirección del Delicious Taste, el cual nunca fue desterrado ni cambiado.

Las gestiones financieras las tomó el matrimonio Yu. Jimin se ocupaba de los gastos por envíos, mientras que Minjeong los locales. A su vez, Jungeun volvió a cocinas, siendo de nuevo premiada como mejor chef del mundo, llevándose su sexto premio. Sooyoung también se puso a trabajar con Jungeun, ayudándole con documentos y ofertas para anuncios, llegándoles hasta cincuenta correos por día solo para promociones. 

Jungeun pudo asincerarse con los Jeong, pidiéndoles perdón por todo el dolor que causó durante el tiempo que se ausentó. Hyunjin y Yeji asintieron abrazándole y felicitándole por el embarazo. Ahora, Jungeun tenía su vida más que controlada, y todo gracias a la mujer de su vida.

—Jinsol, ¿los pañales tienen el dibujo delante o detrás?— preguntó Jungeun mirando la lista de la compra. Tendría aproximadamente dos horas para comprarlo todo, pues Jungeun tenía que estar a las doce en el trabajo. 

—¿En serio?— la pelinegra comenzó a reír mientras se arreglaba un vestido azul celeste, de tipo primavera. Estaban a mediados de abril, y Jinsol cada vez sentía que tenía más calor. Cumpliendo casi ocho meses desde que estaba embarazada, sentía la barriga pesarle más. Jungeun incluso redujo su horario laboral para estar complaciendo a su novia. 

Quería irse tarde a trabajar y llegar pronto para consentir a su hermosa mujer. Era la mujer de su vida, y no tendría ningún sentido si no compartía sus días con ella. Jinsol tomó las llaves de uno de los coches y se las lanzó a Jungeun, quien las cogió de una. Arrancando el motor haciéndolo sonar como a Jungeun le gustaba, dieron rumbo al centro comercial, el que estaba a un par de metros del Delicious Taste.

La castaña aparcó en el aparcamiento del Delicious Taste, aprovechando que se encontraba a cien metros de su destino. Jinsol se bajó con la ayuda de su novia, la cual le besó nada más tuvo sus pies en tierra. Dejándole las llaves a su aparcacoches Jay, ambas fueron caminando hasta las puertas del centro comercial. Jungeun cogió un carro y se montó en él, viendo la lista de cosas que comprar.

—Primera cosa... Para el cambio de pañales.— Jinsol conocía una tienda cerca de la entrada, por lo que fueron allí primeramente.— Esta marca es la más usada en Corea, según mi madre. Ella sabrá de estas cosas.— Jungeun reía.— ¿Por qué sonríes de esa manera?— se le contagió la risa.

—Porque serás una gran madre.— se acercó a ella robándole un beso, dejando a Jinsol atónita.— Y si eres tú su madre, de seguro que te amará muchísimo, así como yo lo hago.— abrazándole para sentir su calor, Jinsol recibió con gusto el contacto con Jungeun.

—Te han crecido los bíceps.— rio Jinsol, a lo que Jungeun simplemente siguió.

—Será porque tengo buenos genes.— alzó su brazo para posar y marcar músculo.

Entrando en la tienda de pañales, Jinsol reconoció a la dependienta como una amiga de su infancia. La pelinegra se decantó por la marca más usada, la cual era contra olores y muy suave. Jungeun cargó con lo que Jinsol tachó en la lista y fueron a por la siguiente sección.

—A por cosas para el baño. ¿Te imaginas a nuestra hija con tu poder?— bromeó Jinsol, dejando a Jungeun sin entenderlo.

—¿Mi poder? Pero, yo no tengo poderes...— se confundió llevando el carro por el centro comercial.

—El poder que me hace gritar tanto en la cama.— susurrándole al oído, Jungeun se puso colorada al pillarle el juego. La castaña acorraló a Jinsol en una esquina y besó su cuello con ganas. Después de estar minutos en el mismo sitio, Jinsol salió con chupetones que ni con maquillaje podría disimular.

Entraron a una tienda especialmente también para retoños. Jinsol vio muchas cosas que le gustaron, y Jungeun no dudó en llevárselas. Compraron dos tipos de gel para la piel, aceites hidratantes, toallas y termómetros. Jungeun también añadió un set de manicura para su hija, pues tenía miedo si las uñas podrían hacerle daño. Jinsol intentó ayudarle con algunas cosas, sin embargo Jungeun rechazó la ayuda y le hizo a un lado, dejándole hacer todo el trabajo.

—Podemos comprar un monitor para bebés, la cuna nos la regalará Sooyoung. Y también tenemos que ocuparnos de la maleta para cuando vaya al hospital.— acariciándole el brazo, Jungeun se estremeció y entregó completamente a Jinsol. La pelinegra aún se cubría los chupetones que le hizo su pareja minutos antes. 

—¿Quieres ir a ver ropa?— Jungeun propuso, viendo el rostro de Jinsol iluminarse. Jungeun empujó el carrito por el centro comercial, alejándolo de ella. Se subió a este de un salto, atrayendo la atención y las risas de su novia. Riendo, volvió a repetir la misma acción. 

Llegaron a una tienda en la segunda planta, al lado de una tienda de videojuegos. Jungeun corrió a los escaparates y vio los nuevos juegos de su saga favorita. Girándose para mirar a su novia, Jinsol le sonrió, aceptando que entrara al sitio. La castaña entró para ojear todo lo que le gustaba, desde los nuevos Assassin's Creed hasta nuevas consolas que no sabía que existían. La mayor salió con una sonrisa en su rostro, luego de haber comprado un peluche de Toad para su hija.

Jinsol negó mordiéndose los labios para no carcajear, y metieron el objeto en el carro. Al entrar a la tienda de ropa, Jinsol vio varios conjuntos en blanco y gris. No quería comprarle aún nada a su hija, sin saber qué cosas le gustarían. Llevándose tres conjuntos diferentes unisex, dieron por zanjado el día de compras para Taeyeon.

Habiendo estado una hora y media, aprovecharon para llevar el carro al Delicious Taste y cargar las cosas en el maletero del Ferrari. Jungeun dejó del carro en su almacén, prácticamente robándoselo del centro comercial. Dejó a Jinsol en su oficina, la cual reformó para hacerla más grande. Añadió una habitación para su novia, quien la usó muchas veces para descansar allí.

Jungeun comenzó a trabajar y le trajo comida a su novia. Le subió a la oficina una bandeja llena de verduras, frutas y algunas patatas fritas con salsas. Besó su cabeza y labios para bajar, sin querer provocando que su amiguito despertara por el contacto. Pasó otros diez minutos más arriba, siendo llamada a gritos por Nayeon al tener ya veinte clientes y que Jungeun no estuviera cocinando.

Más de alguna vez tuvo que regañar a su jefa por estar con Jinsol en la oficina, casi pillándoles con las manos en la masa. Sin embargo, se alegraba como nadie por tenerla de vuelta. Jungeun ahora con veintisiete sabía lo que era perder a alguien, y mejor lo supo cuando se perdió a sí misma. Creyó haber hecho lo correcto, dándose cuenta de que si no iba a estar con Jinsol, entonces su vida no iba a tener más sentido.

No obstante, Jungeun pudo aprender del buen lado de la vida, esa preciosa vida que le premió con el tesoro más preciado que tuvo; su Jinsol.

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