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TASTE

—Jiwoo, no te hubieras molestado en llevarme a tu casa...— habló Jinsol mirando a las hijas de esta jugar en el suelo.

—Somos amigas, ¿no?— sonrió acariciándole la espalda.— Estamos para ayudarnos mutuamente. ¿Quieres algo de beber?

—Agua, gracias.— cuando Jiwoo volvió con un vaso para Jinsol, Yeeun comenzó a tironear del vestido de su madre.

—¿Quién es esa chica, mami?— preguntó la mayor. La niña llevaba el cabello trenzado gracias a su hermana, la cual se unió a la conversación.— Su cara me es familiar.

—Ella es Jinsol, una amiga de mamá Sooyoung y mía. Fuimos muy cercanas en el instituto.

—¿Jeong Jinsol? ¿A la que mamá Sooyoung llama como tonta?

—¡Yeeun! ¡Eso no se dice, y menos de mi amiga!— regañó Jiwoo a su hija mayor, para luego tener que vigilar las palabras de su otra hija.

—Dice mamá Sooyoung que esta chica abandonó a la tía Jungeun hace años. ¿Es eso verdad?— Yeseo le preguntó a Jinsol a la cara, a lo que la pelinegra simplemente asintió.— Nuestra tía Jungeun dice que te ama, nos contaba cuentos sobre ti cuando nos íbamos a su casa a dormir... Nos decía que eras su todo, aunque no lo comprendo... ¿Todo es muchas cosas? ¿Cómo vas a ser tú una cosa?

Por la inocencia de las hijas de Jiwoo, Jinsol sonrió débilmente ante las preguntas de Yeseo, quien aún seguía con el ceño fruncido. Ambas hermanas aún no cumplían los sies años, y ya eran muy inteligentes para la edad que tenían. Jiwoo se aseguró de educarlas bien, aunque ahora tanto Yeeun como Yeseo tenían dudas sobre Jinsol.

¿Cómo podría una persona tan buena y cariñosa como Jungeun ser abandonada? Era una pregunta que las dos querían responderse, y mirando el rostro serio y perdido de Jinsol no pudieron obtener lo que quisieron.

Cuando las niñas estaban a punto de irse a jugar de nuevo, la llave de casa sonó, dejando ver a una Sooyoung más que enfadada. La pelicorta teñida de granate fue directamente a su cuarto para dejar la chaqueta y volver al salón.

—¡Mamá! ¡Mamá!— las niñas se subieron a su brazos, siendo cargadas por Sooyoung.

—Mi queridas y hermosas hijas, mis tesoros...— besó a cada una en la frente para ir hacia Jiwoo, a quien le abrazó por detrás teniendo a las niñas en su espalda.— Mi amor, mi todo.— besándole con pasión y sacándole un suspiro de amor, se atrevió a mirar a Jinsol.— Niñas, quiero que vayáis a jugar al cuarto. Tengo que hablar con esta señorita de aquí.

—Mamá, esta es la chica que nos dijiste que no se merecía el amor de la tía Jungeun.— rieron ambas niñas, haciendo sentir peor a Jinsol.

—Sí... Nunca se lo va a merecer.— dejándole sin palabras, Yeeun tomó de la mano a su hermana y la llevó por el pasillo. Jiwoo se aseguró que tenían la puerta cerrada, pues las cosas se iban a poner mal.— Jeong Jinsol.

—Sooyoung, tienes que creerme. Nunca supe nada sobre ese contrato.— con lágrimas acumulándose, Jiwoo fue para darle un poco de consuelo con un abrazo.— T-Te juro que...

—¡Cállate! ¡Jinsol, cierra la boca!— Jiwoo no podía perdonarla aún, pero entendía el dolor por el que estaba pasando.— ¡Lo supieras o no, decidiste aliarte con Moon Taeil! Y sabes perfectamente lo que le hizo, e hiciste la vista gorda. ¿Todo para qué? ¡Viste a Jungeun perderte hace ocho años y volviste para dejarle en la miseria!

—Sooyoung, por favor...

—Tiene todos los establecimientos que quieras, todos los bares, cafeterías, pastelerías, tabernas, pubs... Todo es suyo, pero le has quitado el centro de su felicidad. ¡Su madre le dejó el Delicious Taste y ya no existirá por tus caprichos!— le señaló con el dedo, ocasionando que Jinsol comenzara a llorar.— Y no hay dolor más fuerte que perder una cosa que amas, y ha perdido las dos cosas más fundamentales de su vida... ¡¿No te das cuentas?!

—M-Me arrepiento t-tanto...

—¡Da la cara! ¡Ha perdido lo único que tenía con sus madres! ¡Lo ha echado a perder porque tu amiguito le ha comprado los terrenos!— furiosa se paseó por el salón.— Me enfadé porque Taeil le había arrebatado eso, mas no sabía que tú estabas también detrás de esto.

—Sooyoung, déjale respirar...— calmó Jiwoo a su esposa.

—¡Y una mierda! ¡Esta puta debe pagarlo caro! ¡Jinsol, no sabes la mierda que has hecho! ¡¿Sabes cuántas noches me llamaba a la semana para decirme que te echaba de menos?! ¡Ella tuvo la oportunidad de estar con muchas mujeres, y rechazó a todas porque te esperaba! ¡Esperó por ocho años a que tuvieras la decencia de aparecer! Y cuando apareces, vas y le quitas un pedazo de su corazón.

—¡Te juro que no tenía esa intención! Taeil me contó que compraríamos una parcela grande para mi tienda, no tenía ni idea de que iba a quitarle a Jungeun el terreno.

—¡Nunca más te acerques a mí!— zanjando el tema como Sooyoung siempre lo hacía, Jiwoo fue a abrazar a Jinsol. Notó el gran malestar de su amiga, por lo que le sentó de nuevo en el sofá. La pelicorta vio esto y quiso estallar en llamas, pero no iba a decirle nada a su esposa.

—Para lo que quieras o lo que necesites, siempre me tendrás aquí.— dándole ánimos, Jiwoo se separó de ella para atender su teléfono móvil, el cual tenía en el bolsillo.— Es Jungeun.— su esposa se acercó para comprobarlo y Jiwoo atendió.

Jinsol se veia nerviosa, llena de tristeza y con el corazón roto. Sooyoung le alejó con la mirada, pues sabía que la pelinegra intentaría hablar con Jungeun. Jiwoo a su vez fue hablando con la castaña tras el móvil, cuando de repente Jungeun pidió que pusiera el altavoz.

—Si Sooyoung está por ahí contigo, dile que no voy a volver a cocinar nunca más... Se me han quitado las ganas.

—Jungeun, no puedes hacer eso. Es tu trabajo, es tu pasión... ¿Qué te ha hecho dejarlo?

—Sooyoung, sin mi restaurante no soy nada. La única esencia de mi madre ya se ha esfumado, y todo por haberme enamorado. Tendría que haber tenido más cuidado.— comentó dejando sollozos intervenir en la conversación.— Soo-Sooyoung... No puedo hacerlo, no puedo.

—Jungeun, puedes quedarte en mi casa los días que quieras. Hasta si quieres vivir conmigo y con Jiwoo, hazlo.

—No, no quiero. Dile a Jinsol que puede quedarse con la casa, los coches, todo. Ya no me importa.— mientras Jiwoo sollozaba también, Sooyoung miró a la causante del problema, empujándole para que no se levantara. Jungeun colgó la llamada y esta vez la pelicorta lanzó el móvil hacia el cojín, con suerte de no haberlo roto.

—Escúchame pedazo de mierda, como me entere de que vas a ver o hablar con Jungeun, te prometo por ella que nunca más verás la luz. Ahora fuera de mi casa.— cogiéndole del brazo con fuerza, Sooyoung echó a Jinsol de su casa.

Jiwoo notó el deplorable estado de Jungeun, que ni le importó defender a Jinsol esta vez. Su mejor amiga había empeorado por culpa de la pelinegra, y eso no podía permitírselo. Soportó la tristeza de Jungeun una vez, dos veces, ahora no iba a dejar pasar una tercera.

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mención especial a mi skibidi chuuchatumadre, quien siempre me dice que va a leer y no lee, xd.



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