LION
Un par de semanas había pasado desde que Jungeun y Jinsol habían tenido discusiones por sus negocios con Taeil, y habiendo sido todas resueltas, Jinsol pensaba que era el momento de pasar a firmar definitivamente con Moon's Apart. Luego de estar un tiempo reuniéndose con el empresario y haberle contado sus ideas, Taeil prometió ir a la casa de Jinsol para confirmar sus contratos y balances.
Pero cuando menos se lo esperaba, un viernes por la tarde Moon Taeil apareció por la puerta de la gran casa de Jungeun. Trajeado y trayendo su maletín, Jinsol no se encontraba arreglada lo suficientemente bien como para invitarle a pasar. Pasó minutos vistiéndose y preparándose para recibir a su "jefe".
—Bonita casa, Jungeun tiene buen gusto.— entró en la casa sin permiso.— Jinsol, hiciste bien en salir con Jungeun, me apuesto a que cocina gourmet cada día.
—En realidad cocino yo cuando viene del trabajo por la noche, está muy cansada siempre y es normal... Bueno, puedes sentarte aquí.— le dirigió a la mesa del comedor. Taeil sacó todo tipo de papeles para comenzar los trámites y firmas.— Espera, me están llamando.
—Sin problemas...— contestó Taeil.
Yendo a por el teléfono que sonaba en su cuarto, volvió al salón bajo la mirada de Taeil. Vio la pantalla y sonrió al ver el nombre de su novia con corazones y respondió al segundo.
— Mi amor...— una sonrisa más grande se mostró en su rostro nada más Jungeun le respondió.— Sí, por supuesto que podré cocinarte spaghettis... ¿A la carbonara con huevo? Claro que sí...— sonrió nuevamente como una tonta enamorada.— Está bien, te esperaré con los brazos abiertos.— colgando para dejar el móvil en la mesa, vio el rostro serio de Taeil.— Perdona, normalmente me llama antes de cenar.
—No te preocupes. He revisado nuestros contratos anteriores y me he fijado en un detalle que pasamos por alto anteriormente, mira.— enseñándole una firma que Jinsol hizo días atrás, Taeil le explicó el significado del contrato.— Aquí te faltaría firmar los derechos de autor por lo que estás de acuerdo para filmar un anuncio para tu tienda. Tenemos fijado un terreno muy grande con dos plantas incluso, estaría al lado de un centro comercial.
—¿Un centro comercial? ¿De cuál se trata?— preguntó mirando los planos de su no tan pequeña boutique.
—Aún estamos decidiendo cuál. Puede ser la de Itaewon, justo al lado de la construcción que tu novia quiere hacer.— sonrió para darle más confianza.— Además, el precio por un terreno de estos es más bajo del que hablé con mis compañeros, así que estarías ganando tú más beneficios después de todo.— abriendo otros planos en su libreta, Jinsol observó cómo en unas fotografías se podía apreciar el diseño de su tienda.
—¡Me encanta, es precioso!— aplaudiendo con entusiasmo, Jinsol le dio la mano a Taeil para estrecharla como forma de felicitarle por el buen trabajo.
—Y todavía no viene la mejor parte... Tengo unos contactos extras que pueden diseñarte los modelos de ropa que querías. Los bocetos que nos mandaste son increíbles y les gustarían formar parte de Jeong's & Run. Cabe destacar que han trabajado con Gucci y Zara, y esas marcas retumban por el mundo de la moda.— sacándole un rubor a Jinsol, supo que tenía a la pelinegra en la palma de su mano...
—Taeil, eres el mejor empresario que he podido conocer jamás. Te debo muchísimo.
—No es problema para nada ayudarte, es un placer trabajar a tu lado. En una semana tendremos todo listo para que Jeong's & Run despegue a la fama, y tú querida mía, serás una sensación en las pasarelas. Tus modelos desfilarán tu ropa y el encanto Jeong siempre seguirá creciendo.— guardando todo en su maletín tras la corta reunión, Jinsol le sirvió unos aperitivos y bebidas.
Cuando ninguno de los dos pudo comer más, Taeil juró que iba a renventar. Jinsol encendió la televisión mientras que Taeil seguía admirando la casa de Jungeun, esta vez aceptando que la castaña tenía mucho mejor sentido del amueblado del que pensaba. A su misma vez, se asustó al ver al gato dando vueltas por la casa con sus juguetes en la boca.
—Jinsol, ¿el baño por dónde está?— preguntó en apuros.
—Esa puerta de allí, es el baño de invitados.— señalándole el que estaba al lado de un cuarto vacío, Taeil agradeció por las indicaciones.
Nada más Taeil fue hacia el gran pasillo lleno de habitaciones, localizó el baño y se metió para lavarse la casa. No podía creer lo que iba a hacer, sin embargo siempre quiso ver a Kim caer. Saliendo sin dejar rastro, buscó por todas las puertas el despacho de Jungeun. Notó cómo Jinsol se movía por la casa, no obstante en ningún momento le vio fuera. Entrando en el sitio al que quería ir, Taeil asomó la cabeza por seguridad y cerró la puerta tras él.
Como loco fue buscando en las estanterías los documentos de Jungeun y su mayor propiedad; el Delicious Taste. Había más de cuarenta carpetas solo con sus propiedades y Taeil parecía que se iba a desmayar.
—¿Una carpeta con sus empleados? ¡Qué coño es esto!— siguió rebuscando por colores. Dando con algunos documentos que le servían, notó que un libro pesaba menos que los demás. Al cogerlo notó que un ruido sonaba dentro de este, y lo abrió encontrándose con un pendrive. Se sorprendió al ver lo que había dentro. Encendió el ordenador que tenía delante suya y agradeció que no hubiera contraseña.
Fue indagando por el ordenador hasta dar con documentos del pendrive, dándole las respuestas a las preguntas que tenía. Estaban todas las escrituras de la herencia de Kim Taeyeon y Kim Tiffany a nombre de Jungeun. El restaurante, el coche, las cuentas bancarias...
Pero algo le llamó la atención al ver una carpeta en seguro. Trató de descifrar el código hasta que puso "Jinsol" y se abrió, abriéndole paso a muchos archivos.
—"Planes de boda con Jinsol", "Claves de acceso de las cuentas para Jinsol"...— Taeil comenzó a cotillear sobre esto, apuntándose todo lo que veía en su móvil.— Dios Jungeun, esta vez te has lucido.
Obteniendo toda la información que quería, se guardó los contratos de los terrenos del Delicious Taste en su bolsillo y apagó el ordenador sacando el pendrive. Dejó el objeto dentro del libro rasgado y de cuero en la estantería y salió sin ser pillado.
—Has tardado un poco, ¿te encuentras bien?— preguntó Jinsol mirándole mientras ordenaba la mesa.
—No mucho, creo que es mejor que me vaya... Siempre va a ser un placer estar contigo, Jinsol. Espero que a tu novia no le moleste que haya pisado su casa.
—Luego nos reconciliamos de nuestras discusiones.— riendo ligeramente, Taeil entendió a lo que se refería.— Estará por llegar, nos vemos en otra reunión, Taeil.— sacando su maletín para dárselo, se despidieron cordialmente.
Nada más Taeil se fue, Jungeun llegó y observó toda la escena. Con una cara de mal humor, Jungeun pasó de él y se abrazó a Jinsol. La pelinegra cerró la puerta con llave y pestillo y llevó a su novia al cuarto.
La chef se deshizo de sus pantalones como alma que llevaba el diablo y empotró a Jinsol contra el colchón. Sonriéndose mutuamente, Jinsol decidió que era hora de quitarse las bragas. Acompañada de unas caricias tiernas pero salvajes, Jungeun comenzó a besar su hinchado clítoris una vez fue liberado.
Masturbándose con ganas y mucha impaciencia, Jungeun se metió dentro de Jinsol de una estocada, haciendo que ambas gritaran y empezaran a moverse. La pelinegra fue haciendo vaivenes con sus caderas para aumentar la intensidad, siendo esta más rápida de lo que pensaba.
La primera corrida de ambas no fue lenta en culminarse, y cuando Jinsol notó que Jungeun ya no tenía ni los calcetines puestos, supuso que iba a ser una noche larga y llena de orgasmos. Con gusto, tiró el resto de sus prendas al suelo, abriéndose de piernas para Jungeun.
Fue masturbada, besada, tironeada y marcada por muchas veces en lo que llevaban de cuatro horas, y podía decirse que iba a necesitar de un milagro para poder levantarse al día siguiente. No obstante, obtuvo lo que siempre anheló por ocho años, que era el cariño y amor de Jungeun.
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