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KUSANAGI

Jungeun estuvo en medio de un recibimiento de halagos y aplausos, añadiendo los periodistas que habían por el recinto. Aún así los flashes de las cámaras le molestaban y más cuando estaba con su novia y otras personas importantes cenando. También se giraba a ver la mesa de los niños, los cuales disfrutaban la comida como si de una piruleta se tratara.

La mejor chef del mundo se decantó por un plato de arroz moreno con gambas con forma de cabeza de panda. Decorado con una salsa de espinacas y patatas al estilo gajo acompañadas con una mezcla de miel, ajo en polvo y mostaza, los cuarenta niños gritaron por la gran comida que les sirvieron.

Los padres miraban a la mesa donde sus retoños se encontraban, felices por verles reír y comer sin problemas. Algunos se levantaron para hacerse una foto con Jungeun o agradecerle por los manjares que les cocinó. Para el menú adulto decidió preparar unos canapés con salmón noruego, caviar japonés y un toque de hierbas suizas como entrante.

Primeramente se enfocó en el plato principal, dando a elegir entre una sopa de fina carne alemana chamuscada con huevo cocido, trozos de jamón cortados en pequeños cuadrados y tapioca, o una ensalada de arroz con berenjenas horneadas al vapor, tomate salteado con lechuga envuelta y setas.

De segundo plato sirvieron chuletones ahumados al punto de sal con romero aromático. La salsa que le acompañaba consistía en vino rojo, barbacoa y mantequilla, la cual gustó a todos los invitados. En el postre dio tres opciones con mucha variedad, inspirándose en personas que amaba.

La primera opción eran unas mini esculturas de chocolate bañadas en caramelo azul. Los detalles fueron la clave, pues añadió estrellas pequeñas comestibles de azúcar y con una espesa salsa de miel y canela simuló la arena.

Segunda opción a elegir, la cual fue la más fotografiada, mas no la más escogida, consistió en un pequeño bizcocho de canela y chocolate rota en pedazos. Los pedazos simbolizaban una tierra y Jungeun hizo mariposas con masa de torta fina. Pintándolas de varios colores, añadió también detalles como puntos negros en las alas de cada mariposa.

Para la última opción, siendo todo un éxito en el banquete, se trataba de un tigre hecho con helado en una copa mediana. El tigre tenía los ojos azules y con finas masas de azúcar, Jungeun pudo hacerle los bigotes a los animales.

Sonriendo a lo grande, pudo disfrutar de su novia cuando casi doscientas personas se fueron a la zona de discoteca. No iba a ser una fiesta si Moon Taeil no contrataba un equipo de música. El dueño de Hyundai se hizo amigo de la pareja, por el que Jungeun conoció como Kang Daesun, más llamado como Daesun o Dae. Pudieron conocerse mejor y hablar sobre los negocios que tenía Jinsol con él, pues iban a cerrar un contrato millonario para patrocinar "Jeong's & Run".

Jungeun estaba tan orgullosa de Jinsol que le susurró que le premiaría aquella misma noche. Sin embargo, sus ánimos se vieron decaídos cuando la presencia de Moon Taeil le amargó la noche. Daesun conocía bien el tipo de persona que era Taeil, por lo que se alejó lo más que pudo de él.

—Pensabas que no te iba a felicitar, Jungeun... Pues aquí estoy, una vez más pegado a ti como un pulpo.— bromeró sacándole una incómoda risa a Jinsol.— Ya me he enterado de que quieres abrir otro restaurante en Seúl, cerca de Itaewon, ¿no es así?

—Sí, así es.— respondió cortante.— Si no te importa, Taeil, quisiera disfrutar de esta noche con mi preciada novia y mis amigos.— señaló a Daesun y Minsoo, con la que llevaban hablando apenas media hora.

—Querida Jungeun, con prisas no se puede ir por la vida. Aunque no venía a hablar contigo principalmente, ni con vosotros.— volvió a dirigirse a estos.— Sino con Jinsol, la dueña de la marca de moda más fiable del mundo.— sonrió, haciendo que la mencionada se retorciera en su asiento.— Quisiera hablar de negocios contigo, si no le molesta a tu novia.

—Por favor, claro que no tengo nada en contra.— dijo en broma, haciendo que su sangre hirviera por cuarta vez en lo que llevaban de gala.— Jinsol, ve si quieres, no voy a impedir que hables con quien quieras.— le susurró en el oído para besarle la mejilla.

La pelinegra se levantó de su asiento nerviosa para ir a la mesa donde Taeil se encontraba. Jinsol saludó a los otros dos hombres que estaban con él, conociéndolos como Seungri, su asistente, y Kris Wu, el subdirector. 

—Teniendo a la increíble Jeong Jinsol en esta mesa es todo un sueño, por eso quiero ofrecerte un negocio que no podrás rechazar.— habló sin pelos en la lengua.

—Primero quiero saber qué tipo de contrato va a ser este y por qué estás interesado en mí.— se giró para ver a Jungeun, quien le devolvió una mirada que nunca olvidaría.— Quiero poner orden en las cosas que firmo y con quién lo hago.

—"Moon's Apart" es una empresa tan fiable como un Toyota. Manejamos el dinero tan fácil como quitarle un caramelo a un niño y hacerle callar. Además, superamos al HHS Bank por mucho, y eso que nos tomó tan solo cuatro meses ponernos como primera empresa financiera del país. No nos podemos fiar de los bancos ahora y cuento con muchas empresas más.

—¿Como cuáles?— preguntó Jinsol.

—Tenemos dos edificios con bufetes de abogacía llenos de profesionales. El mes pasado un abogado nuestro sacó de la pobreza a una mujer que era maltratada por su esposo, ¿no te parece fiable aún?— respondió Taeil, ordenando a Seungri que le mostrara fotos en su móvil.— También manejo otros negocios como despachos de arquitectos e inmobiliarias. 

—¿De qué me sirve esto?— a punto de levantarse, Kris le paró para que se sentara de nuevo mostrándole una captura de una entrevista que dio años atrás.— ¿Por qué salgo yo ahí?

—Sabemos que tienes tu tienda en Londres y blah, blah, blah... Pero que estás buscando un lugar para montar tu propio edificio para Jeong's & Run, ¿cierto? Como podrás saber...— paró dramáticamente para beberse su café.— En Seúl se paga una renta muy alta y ya no hay espacios suficientes para empresas de moda. Louis Vuitton, Dior, Yves Saint Laurent... Todas las zonas del centro están ocupadas y no hay terrenos para promesas como tú. Si realmente quieres triunfar en el mundo de las cosas fashion, te recomiendo hacerme un hueco en tus negocios.

—Tengo dinero suficiente para comprarme un terreno, y dos, y tres... No sé a dónde quieres llegar.— miró hacia otro lado incomodísima. Buscando la ayuda de su novia, vio a Jungeun comenzar a levantarse para dirigirse a la mesa de Taeil.

—A lo que quiero llegar es que prontamente serás la sombra de Jungeun. Te conocerán solamente como la novia de la mejor chef del mundo, ¿pero qué hay de tu boutique? Nadie se acordará de que eres la mujer del momento y que tu talento se echará a perder. Luego vendrán las ofertas de patrocinios y no querrán colaborar contigo.

—¿Cómo dices?— impactada y sofocándose, Jinsol comenzó a pensar en que eso podría hacerse realidad.

—Sí, es una pena, ¿a que sí? Tengo contactos con los dueños de las empresas con las que has trabajado y créeme que a Graff no le gustará nada esto. Para triunfar tienes que hacerte de imponer y conseguir un terreno es lo más adecuado ahora. Los cazatalentos van a partidos a ver a chavales jugar y patear una insignificante pelota, para luego llevarles a las grandes ligas, ¿no es así? Entonces hazte de notar y firma conmigo y haremos que Jeong's & Run sea la mejor marca de moda en la historia.— pasándole el contrato y viendo a Jungeun acercarse aún más, Taeil le leyó las condiciones y privacidad en el papel.

Jinsol tembló al notar cómo sus manos cogían el bolígrafo y firmaba aquella hoja. Volviendo a leer todo una y otra vez, le devolvió el contrato con su firma en este. Taeil estrechó manos con ella y Jungeun vio que no iba bien la cosa. Enfrentándose a su novia, Seungri le pasó la tarjeta de la empresa de su jefe a Jinsol. Ahora que iban a ser socios de negocios, Jungeun no podía estar más decepcionada con ella.

—Después de lo que te he contado de él y lo que me ha hecho, aún así decides ir y trabajar a su lado. No sé cómo sentirme.— le miró con un rostro semblante a una tristeza mortal.— Se suponía que ibas a encontrar un despacho de arquitectos pronto, no esta misma noche.

—Ha sido una oportunidad que me ha dejado en bandeja y creo que es lo mejor. Taeil me ha asegurado que tiene varios contactos por el mundo de la construcción y que puede garantizarme un terreno grande para mi tienda.

—¿Tu tienda? ¿Desde cuándo has querido tener una tienda ahora?— preguntó Jungeun desconcertada mientras se despedían de Daesun y Minsoo.

—Jungeun, por el amor de Dios, tengo una boutique en Londres.— le encaró en el ascensor.— Que sea una exportadora e importadora de ropa no signifique que no quiera vender mis propios productos. No tendré ni idea sobre cómo coser o arreglar botones, pero para eso están los especialistas en eso, ¿no crees? Al igual que tú no sabes llevar una bandeja con más de cinco bebidas sin que se te caigan y aún así hay personas que hacen eso por ti, y se llaman camareros.— le apuntó con el dedo viendo cómo Jungeun no aprobaba su decisión

—¡Pero no hagas tratos con él, joder!— le gritó en medio del aparcamiento bajo las miradas de algunos que salieron con sus coches.— Es un ser despreciable y apenas sabe sobre el trabajo que hace. Ha estado intentando humillar el trabajo de mi madre por años, e incluso quiso quitarme una taberna mía.

—¡No es mi asunto que te busques problemas con todos!— Jinsol se sintió como la mierda al decir esas palabras, sin embargo no se arrepintió.— ¿Y cuándo te drogabas o emborrachabas? ¿Eso también es culpa de Taeil, de nuestras amigas, de tu prima Hyunjin, de mis padres, de tus madres o mía? No Jungeun, eso es culpa tuya... Y porque yo quiera hacer mi vida contigo no significa que puedas controlármela.

Nada más abrir el coche a distancia con su mando, Jinsol se metió dando un portazo al carísimo Ferrari. A Jungeun no le pudo importar menos, pues lo único que quería era desaparecer en aquel momento. Arrancando el coche y pisando a fondo, le tomó menos de diez minutos volver a su querido hogar. Aparcando afuera, Jinsol entró echa una furia tirando su bolso al suelo. 

La castaña entró después para quitarse el traje y la corbata en un mismo movimiento. Llena de dolor y enfado se tumbó en el sofá para dormir allí. No tenía ganas de discutir de nuevo con su novia, recordando aquella vez que pelearon en la feria cuando tenían catorce años. Con mucha melancolía en su corazón y su orgullo roto, tomó de nuevo las llaves de su Ferrari para salir de casa cerrando la puerta con fuerza.

Jinsol apareció por el salón cambiada y con el maquillaje corrido por las lágrimas, no se contuvo de nuevo al saber perfectamente lo que Jungeun haría aquella noche, lo que le llevó a llamar a una persona con la que no habló en tanto tiempo; Kim Hyunjin.

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