HURRICANE
En cuanto acabaron su sesión rápida de sexo y pasión, ambas se fueron corriendo a la ducha de nuevo. No sabían cuánto amaban el agua caliente, tanto que pasaron allí la mayor parte. Sinvergüenzas y llenas de amor, Jinsol se atrevió a hacerle un oral a Jungeun. Llevándole hasta el paraíso y nada más cerrar el grifo para secarse, la castaña aprovechó y le devolvió la jugada a su amante.
Corriéndose de una de las formas más fuertes y sexys gracias a la lengua y dedos de Jungeun, dejó a Jinsol casi sin andar para atender a la puerta, habiéndoles sacado de sí el ruido del timbre. Jungeun tenía puesto una alarma personalizada, cuya cuando el timbre era pulsado, una canción de Spotify sonaba. Esta vez se escuchó el estribillo de "Breathe" de Glude.
Corriendo mientras se tapaba el cuerpo con la toalla, se dirigió a sus invitados con una sonrisa nerviosa al abrirles. Hyunjin y Yeji le devolvieron el gesto, a pesar de saber que su hija y ella probablemente habrían follado minutos atrás. Indicándoles para que se sentaran, Jungeun volvió al cuarto riéndose para cambiarse. Al ver a Jinsol con su ropa interior destrozada, Jungeun sacó un par de bolsas con conjuntos interiores sin estrenar.
Jinsol se preocupó al verlas. ¿Significaba eso que Jungeun había tenido a más mujeres en su cama? ¿Por eso Jungeun tenía más ropa interior femenina, para dárselas a sus amantes luego de follar? La presión no pudo con ella y comenzó a soltar un sollozo, el cual Jungeun no ignoró.
—Jinsol, ¿qué pasa?— preguntó arrodillándose para mirarle a la cara. Al ver que Jeong no respondía y soltaba más sollozos débiles, Jungeun alzó su mentón y besó sus labios.— ¿Qué ocurre, princesa?
—¿Te has acostado con más mujeres? ¿Es eso por la cual tienes ropa interior de mujeres sin estrenar, para que tus amantes se la pongan para irse a sus casas? ¿O para que te enseñen los sujetadores que les compras?— Jungeun alucinando por las historias de Jinsol, se echó a reír enfrente suya, haciendo que Jinsol sollozara y se sintiera como una tonta.
A punto de irse del cuarto, Jungeun cerró la puerta y aprisionó a Jinsol contra su cuerpo. Devoró su cuello chupándolo y besándolo, jurando que le dejaría marcas más hermosas en otra ocasión. Como si no supieran que habían follado como locas haría unos quince minutos atrás y habiéndose echo orales, Jungeun tomó la boca de Jinsol con fuerza para debilitarle.
La pelinegra se apartó de ella con la respiración agitada e ignoró las manos de Jungeun en su culo amasando sus glúteos como si de un cojín se tratase. Se miraron unos segundos antes de volver a retomar los besos salvajes pero cariñosos, ignorando que los Jeong estaban en la mesa esperando.
—No ha habido nadie en mi vida salvo tú, y de eso puedes estar segura. No quiero a nadie que no seas tú a mi lado, y tenerte aquí por fin ha hecho que florezca de nuevo. Durante estos años no he querido a nadie más. Una chica intentó seducirme y coqueteamos un poco, pero no significó nada en comparación contigo. Ella no me hablaba como tú boca lo hace, ni me miraba como tu mirada lo hace. Nadie podrá superarte, nunca.— besando su cuello de nuevo, esta vez Jinsol pasó sus manos acariciando la tinta tan llamativa que Jungeun tenía.
—¿Y qué hay de la ropa interior?— preguntó aún con miedo.
—¿Te acuerdas de Jiwoo?— le miró con amor abrazándole.
—¡Cómo no acordarme con ella!— rieron.— ¿Cómo están las demás?
—Están todas bien, con ganas de verte, mucho.— besó sus labios otra vez.— Jiwooming se quedó varios días a dormir a mi casa porque Sooyoung se había ido a un viaje de negocios y le fue imposible llevar a Jiwoo y a sus hijas.
—¿Sus hijas?— se sorprendió jadeando, dejando a Jungeun más sonriente.— ¡¿Hijas?!— saltó de la emoción.
—Las conocerás algún día. Se quedó una semana junto con las mellizas, Yeeun y Yeseo. Al desempacar su maleta se dio cuenta de que no se había traído ni pañales ni su ropa interior, por lo que le compré algunos conjuntos que le gustaban. Compré más de lo previsto, y ella tiene tu misma talla.— contó dejando besos por la frente de Jinsol.— No ha habido nadie más.— repitió hasta que la pelinegra se calmó.
Fue un repentino ataque de celos y pánico que le llevaron a dudar de ella, ambas sabiendo que la promesa de Jungeun seguía cumpliéndose; nunca enamorarse de nadie más. Las dos también sabían que Jinsol rompió la suya, pues la pelinegra le prometió siempre estar a su lado. Sin embargo no pudo ser al irse a Cambridge.
—Es mejor que nos vistamos, tus padres están esperando.— sonrió Jungeun para darle el conjunto de ropa interior azul y negro. Sus bragas de encaje y su sujetador alzaron sus pechos, viéndose mucho más joven de lo que ya era. Jungeun a su vez eligió a escondidas unos calzoncillos con dibujos de Darth Vader, que seguramente le gustarían a Jinsol.
Jinsol se sentó en la cama para ver a Jungeun arreglarse. Optó por una camisa blanca y unos pantalones de traje ajustados negros, que hacían que su miembro casi erecto resaltara. Jinsol se mordió el labio inferior con ganas, haciendo que la castaña riera. Sus zapatos elegantes combinaban a la perfección con sus pantalones y añadió un pañuelo en su bolsillo.
Antes de abrir el armario para Jinsol, le dio un pico rápido y le dejó un obsequio muy especial.
—Jungeun...— gimió su nombre al ver de qué se trataba.
Jungeun conservó el vestido que usó su amante el día en el que le pidió matrimonio. Aún recordaba ese día como si fuera ayer, obviando los ocho años que les separaron. La castaña se lo dio y Jinsol se lo puso como guante al dedo. Seguía viniéndole hermosamente bien y Jungeun esta vez controló sus impulsos o el vestido le sería arrancado a Jinsol en aquel mismo instante.
Suspirando con amor, Jungeun le subió la cremallera trasera y Jinsol sonrió por cómo se veía. Estaba tan guapa con las faldas cayendo por sus caderas, que Jungeun se encargó de moldear enfrente del espejo. Besándose con lujuria, ambas salieron del cuarto para ver a los Jeong en la mesa.
—Disculpad por la tardanza.— se apresuró a pedir perdón. Jungeun le abrió el asiento a Jinsol sonriéndole, dejándosele escapar otra risa al ver el rostro de Hyunjin.
—Así que... Ocho años ya se han olvidado durante este día, ¿estoy en lo cierto?— preguntó nostálgica Yeji.— Nayeon me llamó esta mañana para decirme que habías desaparecido del trabajo, Jungeun. Ya le he explicado lo sucedido.
—¡Mamá!— se tapó la cara Jinsol por la vergüenza. Jungeun le abrazó poniendo su brazo en su hombro y le susurró un par de cosas, haciendo que Jinsol volviera a mantener su postura.
—Jungeun, estamos muy felices de verte con Jinsol otra vez. Pero a la próxima saca las costillas del horno, se puede incendiar la casa.— comentó Hyunjin gracioso, consiguiendo que Jungeun se levantara a toda prisa hacia la cocina. Los Jeong le siguieron y estallaron a risas al ver las costillas en buen estado, si no fuera por Hyunjin.
La castaña sonrió a más no poder, negando con su cabeza su gran despiste. Estar con Jinsol hacía que todos sus sentidos se vieran nulos, logrando que su corazón fuera el único que funcionar cuando le tenía a su lado, luego de ocho dañinos años sin ella.
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actualicé pedazo de negra chuuchatumadre
feliz año nuevo, gracias por seguirme un año más.
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