FLOAT
Jungeun acabó harta de la fiesta por todas las personas que se les venía encima. Yerim por otra parte, notó todo el rato la mirada de Sooyoung en ella. Juró una y otra vez que cuidaría a la castaña, no obstante la mejor amiga de su, ahora novia, no opinaba igual. Así mismo, Jimin y Minjeong fueron otra vez a los baños para discutir, como siempre hacían.
La castaña llevó a Yerim hacia su casa al abandonar la fiesta, ya que les parecían abrumadora y aburrida en ciertos aspectos. Al llegar a su hogar, subió las escaleras con la pelinegra para comenzar a besarle. Tiraron sus mochilas al suelo, ahogadas por el calor que hacía. Decidieron que se ducharían por turnos, dejando a la mayor entrar primero.
—Jungeunnie, ¿tienes alguna ropa para darme?— preguntó asomándose por la puerta, envuelta en una toalla que esta misma le dejó.
—Mi madre Tiffany tendrá algo, iré a ver.
Mientras Jungeun se iba, Yerim aprovechó para revisar en el teléfono de la castaña. Vio que no tenía contraseña, haciéndose con las suyas. Miró los chats que tenía y sus contactos, al igual que las fotografías que habían en su galería. Se extrañó al no ver nada que le preocupara, pues tenía fotos suyas jugando al ajedrez, practicando deporte o yendo al gimnasio.
En el buzón de mensajes no habían más que seis chats abiertos; un grupo con sus madres, un grupo con Sooyoung y Jiwoo, otro grupo con el club de ajedrez, sus tías Haseul y Kahei y un chat con su psicólogo. En contactos estaba otra vez su familia, algunos amigos, compañeros de clase... Y Jeong Jinsol.
Inmediatamente borró el número de esta, dejando el móvil en su sitio al escuchar las pisadas de su novia más cerca. Se apresuró a sentarse en el colchón, esperando la ropa que Jungeun le iba a dar.
—Mi madre ya no usa este vestido, la ropa interior te la he sacado de la mochila. Te lo dejo en la mesa, cambíate mientras me baño.— fue caminando hasta ella, robándole otro beso.— Te quiero, Yerim.— sonrió a lo grande, yéndose al baño.
Al lograr que no le descubrieran, Yerim se puso la ropa que le dio su novia y mirándose en el espejo, se hizo una foto con su móvil. Sonrió al ver lo hermosa que se veía, trazando un plan para seducir a Jungeun.
Minutos más tarde Jungeun salió de la ducha con un top y calzoncillos puestos, el cabello húmedo y la piel clara. Olía a mar y lavanda gracias a su perfume que le regaló su abuelo. Era su favorito, pues le traían buenos recuerdos de cuando jugaban juntos.
Yerim se levantó de la cama atrayendo a la castaña a su lado. Pasó los dedos entre su cabello suave, masajeando su cabeza. Jungeun sonrió por el tacto de esta, llevando sus manos a su espalda para abrazarla. La pelinegra corta comenzó el beso y notó los labios hinchados de Jungeun. Sabía cómo excitarla...
—Vamos a llegar tarde, déjame ponerme la ropa.— susurró en su oído sin aún soltarla.
—No me has dicho aún a dónde vamos.— le respondió mordiendo su labio.
—Es una sorpresa que tengo preparada, pero no debemos hacer esperar.— le rozó la nariz con la suya, sacándole otro suspiro de amor. Yerim volvió a sentarse en el borde de la cama, viendo a Jungeun sacarse una camisa blanca y un pantalón de traje. La menor se ajustó el cinturón y se puso unos zapatos elegantes negros, más unos tirantes, cuyos se puso en la camisa. Agarró su abrigo y cogió las llaves de su motocicleta. Subiéndole al asiento de atrás y dándole un casco, Jungeun procedió a ponerse el suyo y arrancó su bella Hyosung.
El aire y el frescor de este les calaban los huesos, sin embargo en los semáforos, Jungeun llevaba sus manos hacia atrás para calentar los muslos de Yerim, cuyos estaban descubiertos por el vestido. Habiendo llegado al restuarante, Yerim abrió los ojos al darse cuenta de dónde estaban.
—Pensaba que era una broma...
—¿El qué exactamente? ¿Lo de mi madre?— rio.— Me lo dicen mucho, pero sí, es cierto... Este es el famosísimo local de mi madre, Kim Tiffany.— le tomó la mano para bajarla, guardando ambos cascos debajo del asiento. Entraron bajo el ruido de la multitud, siendo recibidas por Nayeon, la jefa de sala. Conocía muy bien a Jungeun, ya que, aparte de ser la hija de la dueña y heredera del restaurante, había ayudado a servir y cocinar platos en sus días libres.— Buenas noches, Nayeon.
—Buenas noches, patrona.— le hizo una reverencia y sonrieron al ver la decoración. Al acercarse Navidad, Tiffany decidió poner algunos adornos futuristas, modernos y sencillos con tonos oscuros. En las paredes habían retratos familiares, luces de tipo LED, entre otras muchas cosas.
—Nuestra mesa está en el centro, ahora vendrá mi madre.— a decir verdad, aquella noche estaba llena de gente muy conocida. Jimin y Jin, una pareja de diseñadores de moda, se sentaron a unos metros de ellas. También Mina y Chaeyoung, dos actrices muy bien conocidas en Seúl. O también Jay, un cantante estadounidense.
Habiéndose sentado en su mesa correspondiente, Jungeun y Yerim vieron a la gente emocionada de poder ver al fin a Kim Tiffany, la reina de aquel imperio de comida. Jungeun se levantó para abrazarla, quien aceptó gustosamente. Tiffany conoció por fin a Yerim, sonriéndole y agradeciéndole de estar allí.
—Eres mucho más guapa de lo que Jungeun dice.— le abrazó acariciándole la espalda.
—¡Mamá, por favor!— se pegó en la frente. Tiffany se fue hacia un escenario que había, rodeada de gente cogió el micrófono e hizo que pararan la música de fondo.
—Quiero darles las gracias por asistir otra noche más a "Delicious Taste". Pero este viernes no es como otros cualquiera, no. Esta noche, mi querida hija Jungeun y su amiga Yerim han ganado el trofeo de bádminton de su instituto.— al notar la felicidad de su madre, se levantó y le tomó la mano a Yerim para subirla al escenario junto con su madre.— Así que, si son tan amable de aplaudirles.— todos los clientes comenzaron a gritar sus nombres y dieron golpes a las mesas, haciendo un estruendo enorme.
Luego de estar unos cuantos minutos más celebrándolo, Jungeun pidió la carta a uno de los empleados de su madre. Mientras tanto, Yerim les hacía fotos a ambas con su cámara frontal. Se tomaron varias, donde en una de ellas se estaban besando. A lo largo, Tiffany vio cómo su hija besaba a Yerim. Escondió su sonrisa y se fue a llamar a su mujer para contarle la noticia. Nada más le atendió, Tiffany comenzó a sonreír a lo grande.
—Sí amor, nuestra hija Jungeun, tiene a alguien más en su corazón...
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