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DON'T LEAVE ME ALONE TONIGHT

Jungeun limpió el desastre de la mesa, mientras que Jinsol recogía la basura que dejaron. Jungeun se quedó embobada por la presencia de la pelinegra. Vio sus caderas moverse sensualmente, su abdomen ejercitado y su pecho subir y bajar. Apresuró para tomarla entre sus manos, apreciando cada cosa que hacía o decía. Se pusieron de acuerdo para poner una película de comedia, sabiendo que lo único que iban a hacer era de todo menos ver la televisión.

Al principio Jungeun se concentró en la comedia, poniendo su atención en la pantalla. A su vez, Jinsol fue quitándose el vestido para no arrugarlo, vistiéndose con ropa que Jungeun le había dejado. La castaña sonreía con lujuria al verla con una camiseta suya que le servía como camisón. Jungeun sacó un colchón de debajo del sofá y lo unió con un extremo del almohadón. Así, ambas pudieron tumbarse al tratarse de un sofá cama. 

Como hacía viento y ya estaban en pleno invierno, la mayor cogió una manta para taparse a ambas. Con su brazo izquierdo rodeó el cuerpo de Jinsol, quien apoyó su cabeza en el pecho de Jungeun. Sonrieron por el tacto y juntaron manos por debajo del endredón. Soltaron carcajadas con cada escena de aquella película, imposible de controlar sus pechos.

Al acabarse subieron al cuarto de Jungeun para proceder a dormir, notando nervios la una de la otra. Con la lámpara encendida aún con poco luz, Jinsol fue quitándole la ropa a Jungeun para subirse a horcajadas de ella. Jungeun se apoyó en el respaldo de la cama, acariciando a Jinsol como si de porcelana fuera la surcoreana. Besó su pecho, subiendo para ir hacia su cuello. Con sus manos aún seguía rozando su piel.

—Te amo, Jinsol... Te amo tanto.— sonrió bajo la luz de la luna, apagando de una vez la dichosa lámpara.— Es lo más sincero que he podido decir en estos últimos años.— ambos labios se volvieron a encontrar mientras Jungeun batallaba por quitarle el sujetador a la pelinegra. Fue devorando cada trozo de ella hasta llegar a sus pechos, los cuales tocó con suavidad para no hacerle daño. Besó estos con calma, deleitándose por los gemidos de Jinsol.

—Eres todo lo que necesito, Jungeun. Eres el amor de mi vida...— estas últimas palabras le bastaron a Jungeun para comenzar a derramar lágrimas. Nunca en su vida le habían dicho cosas tan bonitas, y más viniendo de su enamorada.

Jungeun se avalanzó a besarle y abrazarle sin despegarse de ella. Jinsol a su vez se bajó de ella, bajando la prenda que le faltaban. La castaña sentía como se ponía más dura con sólo verla, y Jinsol no ayudaba en nada al hacerle movmientos sensuales. Se frotaron la una con la otra, Jungeun una vez teniendo una erección notable.

—¿Me das permiso para no parar una vez te tenga?— preguntó Jungeun bajo la tierna mirada de Jinsol.

—Sí, hazme lo que quieras.— tomando su rostro besó fuertemente sus labios.

Jungeun giró a Jinsol para que se sentara en su cara, teniendo el aliento de la pelinegra en su polla. Cada vez que notaba esa inspiración en su protuberancia, cada vez más dura se ponía. Sonrió al tener a su enamorada con ella, tanto especialmente como sexualmente. No soportaba la idea de que mucha gente estara detrás de Jinsol con intenciones no humanas.

Tampoco quería tener su primera vez con alguien que no fuera ella. 

Su polla estaba siendo devorada por Jinsol, notando cómo la menor metía toda la longitud en su boca. Ahogándose a veces, no dejó de chupar. Con ambas manos hizo también le masturbó, subiendo y bajando. Jungeun le dio varias lamidas a ese dulce coño que tenía en su cara, apretándole los glúteos a Jinsol.

Mientras gemía en su pene, Jungeun aumentaba las lamidas y los besos en el clítoris de la pelinegra. Jinsol dejó de masturbarla para gemir a gusto, soltando roncos jadeos de su garganta. Jungeun con sus manos acarició su espalda, sin dejar de besar aquel coño.

—¡J-Joder, voy a correrme!— Jungeun al escuchar estas palabras aumentó la intensidad de sus lamidas para que segundos después obligara a Jinsol a subir y bajar sobre su lengua.— ¡Mierda, Kim!

Jinsol tuvo su primer orgasmo más que satisfacctorio. Girándose para besar a Jungeun, la pelinegra bajó para tomar de nuevo aquella polla que dejó descuidada. Notando cómo la castaña respiraba anormalmente, le tomó la mano para darle confianza. Con toda su boca chupó el pene que tenía delante, y con sus pechos fue masturbándolo igualmente.

Habiendo terminado con sus tetas, con ambas manos y su lengua lamiendo la polla, Jungeun sentía un cosquilleo en su barriga. Estaba cerca de correrse por primera vez. Acariciando el cabello de Jinsol, sus piernas temblaron y de su punta salió semen que la pelinegra se tragó. Con la respiración agitada, Jinsol quiso ir al siguiente nivel, siendo parada por Jungeun delicadamente.

—No tengo condones, Soulie... No quiero que tengamos un descuido.— besó sus labios, acunándole entre sus brazos.— Aunque, espera...— levantándose de la cama dejando a Jinsol controlando su respiración, fue hacia el cuarto de sus madres, encontrándose con u paquete lleno de condones, siendo estos la talla más grande de la marca Durex.— ¿A que no sabes lo que tengo en las manos?— enseñándole la caja, Jinsol se escondió por la timidez.

Jinsol fue la primera en tomar las riendas en las sábanas, chupando de nuevo aquella gran polla. Jungeun se puso el condón siguiendo las instrucciones, asegurándose de que a Jinsol no le pasara nada.

La pelinegra se sentó encima suya, agarrando el pene protegido de su amada, metiéndoselo suavemente por la vagina. Tuvo cuidado al ser su primera vez, y tenía consciencia de que le dolería. Se acostumbró unos minutos a la gran longitud de Jungeun, quien le reveló que medía veinte centímetros.

—E-Es men-mentira de que los su-surcoreanos la tienen pe-pequeña.— jadeó entrecortada.— Joder Jungeun, q-qué polla más grande...— puso los ojos en blanco al tenerla toda dentro.

Estuvo cabalgando en su falo, intercambiando fluídos bucales con Jungeun al besarse con intensidad. La noche se les caía encima, mientras que gemidos salían de ambas bocas. La mayor le embestía con fuerza levantándole con sus manos, teniendo a Jinsol gritando como loca, siendo música para sus oídos.

—Oh mierda, mmm...— repitió varias veces aún dándole rápidamente.— Estoy tan cerca, hostia.— gimió en su boca, besándose con locura.— Me vas a matar.

Jinsol sonrió cínicamente sintiendo otro cosquilleo venir. Estaba cerca de tener su segundo orgasmo. Apoyó sus manos en los hombros de Jungeun, haciendo que se quedara quieta. Juntando manos y llevándolas por detrás de la cabeza de la mayor, Jinsol fue subiendo y bajando lo más fuerte que podía.

Al cambiar de pose, Jinsol esta vez estaba siendo dada por culo. Puesta en cuatro, Jungeun hundió su polla en la pelinegra, sujetando sus caderas violentamente pero sin hacerle daño. De una estocada, Jungeun se corrió en el condón, mientras que Jinsol estaba siendo masturbada por la mano de la castaña.

Corriéndose con el frote y sacar su punto g a la vista, ambas se acostaron en la cama para besarse. Había sido la primera vez de ambas, sonrientes bajo la luna se repitieron lo mucho que se amaban. Jungeun retiró el condón de su polla, atándolo y tirándolo a la basura. Llevó a Jinsol encima suya para abrazarle sin separarse de ella.

Aquella noche la luna les vio enamoradas de nuevo, como siempre estuvieron.

Fueron horas y horas donde las adolescentes tuvieron relaciones sexuales, haciéndolas más especiales, pues compartieron su primera vez con la otra. Jungeun fue muy cuidadosa con Jinsol, tratándole como una reina en todo momento. Pudo contar que usó más de seis condones durante toda la noche. Follando sin parar, cambiando posiciones y lugares, las dos quedaron más que satisfechas. 

La polla de Jungeun se sentía tan dura en todo momento, al igual que la líbido de Jinsol, quien no paraba de subir. Horas y horas donde los gritos se hicieron presentes, hasta siendo escuchados por Yeji, sabiendo perfectamente a quien pertenecían esos gemidos. 

El coño de Jinsol estaba más que lubricado, juntándose con su sustancia y el semen de Jungeun, ambas acabaron cansadísimas de gritar y follar. Tenían su propia rutina; dormir, despertar, masturbar a la otra, sacar y meter, otra vez besarse, dormir... Y así hasta que dieron las cinco de la mañana.

Esta vez, y por muchas otras más razones, Jungeun siempre escogería a Jinsol como su opción uno. Sin embargo, en una carretera cualquiera, dos almas serían liberadas del sufrimiento, pues nadie más tendría que echarles de menos... Salvo la mejor de todas.



actualicé LapapaAsesina 

me pasé de verga, ajajaja.

todo el capítulo fue sexo, me sorprendí.



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