No llores
El sonido de los pasos siendo arrastrados por el suelo de concreto, las luces de la cueva lo ciegan por un segundo, sigue avanzando lentamente con el dolor recién adquirido en su cuerpo. Siempre es molesto el aturdimiento de sus músculos que le impide moverse con normalidad. Bruce simplemente suspira, cansado, agotado, físicamente como mentalmente acabado. Puede sentir como los músculos de su cuerpo le queman, el dolor sordo que persiste en sus costillas magulladas, el simple movimiento de su respiración le causa palpitaciones dolorosas. Resoplando con cada paso, resignado ante cada movimiento que provoca que sus huesos crujan.
Está cansado, cubierto de pies a cabeza de aguas negras, aun consiente de las botas llenas de agua que no ha tenido la oportunidad de sacar. Otra noche estresante en Gotham que necesita con urgencia terminar.
Intenta formular los acontecimientos de la noche en su cabeza. Killer crock, había estado robando Grandes cantidades de medicamentos, asaltando farmacias, volviéndose cada vez más agresivo he imprudente. Todo término en una riña en las alcantarillas, una pelea en donde ambas partes son conscientes de que esto no terminara bien para ninguno de los involucrados.
Mientras avanza al área médica listo para vendarse las costillas, puede escuchar a lo lejos a su hijo. Tim, revisando y contando el inventario en su cinturón, reabasteciendo suministros, y arreglando material dañado. Todo esto mientras lo escucha maldecir entre dientes por el hedor que se filtra de su capa empapada.
Jasón como era costumbre había desaparecido en algún momento de la patrulla, sin contestar los comunicadores o brindar alguna noticias de su paradero. Dick por el contrario había salido de Gotham por una emergencia en Bludhaven, parece ser que había una fuga de reos.
Por el momento solo quiere conseguir un algunos analgésicos para el dolor antes de tomar una ducha, después planea seguir con el informe y tiene algunos casos pendientes que aún no ha logrado terminar. Solo cuando logra llegar a su objetivo, listo para buscar las vendas, es cuando realmente nota el silencio anormal de la cueva. Intenta descubrir que es lo que está mal a su alrededor cuando su cerebro capta las señales.
Alfred no se encuentra por ningún lado.
No se mostraban signos reales de que Alfred hubiera bajado durante toda la noche. No recuerda que el agente A se comunicara con alguno de ellos durante la patrulla. Los instrumentos médicos que Alfred tenía preparados tan rigurosamente para su regreso seguían en sus respectivos lugares. El carrito que usualmente se mantenía con comida y te, se encontraba abandonado al borde de las escaleras. Como si hubiera sido abandonado a mitad de camino por algo más urgente.
Su mente no deja de calcular, notando con cada segundo más cosas fuera de lugar. Puede notar el momento en que Tim capta las mismas cosas que él, puede observarlo recorrer la cueva con la mirada.
— ¿Dónde está Alfred? — Tim es el primero en señalar la ausencia del mayordomo.
La opresión en su pecho aumenta con cada segundo que pasa, algo no está bien. En un movimiento rápido activa el comunicador que está conectado directamente con el de Alfred.
Cuando el sonido de la estática llega sus oídos el terror inunda su sistema, y sin decir una palabra corre directo a las escaleras que conectan con la mansión, puede escuchar los pasos de Tim retumbando detrás de él. Haciendo preguntas que no logra captar.
Tan rápido como las puertas son abiertas, grita el nombre de Alfred. Solo siendo contestado por el silencio sepulcral, sin movimiento, sin señales de vida.
— ¡ALFRED! — Escucha gritar a Tim. Avanzan raudamente por los pasillos, con los pelos de punta conscientes de que alguien o algo entro a la mansión sin ser detectado. Cuando más avanzan sin respuesta, más aumenta la ansiedad en su sistema. Su mente no deja de pensar en los peores escenarios posibles.
— Bat-man — el llamado de Tim, más como un tartamudeo pone sus alertas a mil, cuando sus ojos captan lo mismo que los de Tim su presión arterial cae a cero.
Una ventana rota, los vidrios tapizan la alfombra tintineando entre destellos, a sus pies un charco de sangre se muestra frente a ellos. El oso de felpa que tanto se a acostumbrado a observar en los brazo de Damián a la hora de dormir, o en cualquier otro lugar en general donde se encuentre su hijo. Este pequeño y preciado objeto se encuentra abandonado, rasgado, bañado en sangre. Un cuadro que no se cree capas de olvidar jamás.
— Damián — el nombre de su hijo escapa de sus labios casi como un susurro, aun sin creer lo que sus ojos le muestran. Puede sentir como sus rodillas pierden fuerza, la bilis subiendo por su garganta, no puede respirar. El recuerdo de las perlas esparcidas por el charco de sangre es remplazada por el oso de felpa de su hijo de cuatro años.
El sonido del vidrio estrellándose contra el suelo impone a su mente volver a la realidad, puede sentir a Red Robín tomar posición de defensa detrás de él. Sin esperar alguna orden avanzan a paso veloz al origen del sonido, con el corazón latiendo fuertemente en su caja torácica. Listos para destrozar a quien sea que creyó que era buena idea meterse con su familia.
— Amo bruce — la voz de Alfred, un susurro que retumba en sus tímpanos. Alfred, recargando su peso sobre la pared adyacente, su fiel escopeta llevada entre sus manos. Las palabras que formula no causan ningún consuelo, sino todo lo contrario.
— Tienen a Damián —
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Puede escuchar el sonido de los motores a toda marcha, es consciente de que con cada segundo que pasa se aleja más y más de su padre. "Es una lástima" piensa para sí mismo. No pudo despedirse de Padre, ni de Dick, Jasón, o Tim. Peor aún no llego a darle una última caricia a Titus.
Pero madre a mandado a llamar por él, mamá lo necesita, y él no puede decirle que no a su madre. Nadie puede decirle que no realmente. Por alguna razón que no comprende quiere llorar, puede sentir cómo sus lágrimas se acumulan en sus ojos, pero se niega a dejarlas escapar. Madre odia que llore, ella aborrece que muestre debilidad, desprecia que actué como un niño tonto.
Es aburrido viajar en un submarino, no hay ventanas por las cuales observar, el lugar es pequeño y la vista no cambia mucho. Paredes grises, botones con pequeñas luces, tubos por todas partes, y pequeños pitidos es todo lo que sus ojos y oídos captan. Sirvientes de la liga que ignoran su presencia. Nadie se dirige a él, nadie lo mira, o intenta empezar una conversación.
Tiene hambre, quiere galletas del sirviente que no es sirviente.
Antes de que pueda evitarlo dos lágrimas escapan por su mejilla. Sabe que es tonto estar triste por la muerte de un sirviente, sobre todo cuando es consiente que son remplazables. Pero por alguna razón recordar como el cuerpo del sirviente que no es sirviente caía al suelo le provoca un fuerte malestar. Era uno de los pocos sirvientes que había sido bueno con él. Calentaba el agua a la hora del baño, le daba de comer tres veces al día, incluso lo dejo comer galletas, tarta, mermelada, gelatina. Siempre le dejaba probar todo antes que nadie, aun cuando sus supuestos hermanos tenían prohibido tocar los postres antes de la cena. Era gentil con sus palabras y amable con sus acciones.
Era el favorito del sirviente, jamás había sido el favorito de un sirviente.
Puede sentir los ojos del asesino sobre él, juzgando cada uno de sus movimientos. No puede evitar el miedo que se retuerce en sus entrañas, está rodeado de asesinos, en un espacio reducido sin escapatoria, cualquier paso en falso será mortal. Es hiperconsciente de cada sonido. La daga escondida en su antebrazo lista para degollar a cualquier idiota que se atreva a atacarlo.
Tiene hambre, se encuentra cansado, estresado, malhumorado, triste...
Espera que cuando llegue con madre se le permita comer algo y tal vez dormir un poco antes de reanudar el entrenamiento. Vuelve a contar los tornillos en las placas de metal, tiene sueño, pero no puede dormir, aun no es seguro. Tiene que esperar, estar alerta.
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— Informe de situación— Sus opciones se reducen con cada segundo, el intentó de localizar el rastreador que habían colocado en Damián resulto inútil. Fue destruido en algún momento de su captura, le es imposible localizar o captar la señal.
Mientras Tim atiende las heridas de Alfred, el mayordomo informa la poca información que tienen. — La liga de asesinos ingreso a la mansión aproximadamente a las 2:00 am — Actualmente eran 4:15, lo que les daba un margen de retraso de dos horas. — Las alarmas no se dispararon, ninguna de las trampas fue activada, lo que expone que la liga ya estaba al tanto de nuestros pasos. El objetivo fue en todo momento el joven maestro Damián. —
Los nudillos de bruce se aprietan tan fuerte que puede escuchar el cuero crujir ante su fuerza. Esto fue un ataque planeado con mucha antelación, no era casualidad que todos tuvieran emergencias que atender, en diferentes puntos. Red Hood había sido atrapado en medio de la patrulla por un gran cargamento de drogas que salió de la nada, Nightwing fue llamado por una fuga de reos.
Todo había sucedido demasiado rápido, no notaron las implicaciones de los actos, ni hubo señales de la liga cerca de la ciudad, habían sido tan descuidados. Red Hood se encontraba en la ciudad intentando conseguir alguna pista, o señales de la liga, nightwing se encontraba regresando a Gotham a toda velocidad. Esperaban que el rastro aun permaneciera, pero con la liga uno nunca podía estar seguro.
— Los asesinos mencionaron a lady Talía —
Era obvio, esto era una estrategia de Talía para recuperar a Damián. Después de que Damián había decidido quedarse con Bruce. Talía no había estado de acuerdo en lo absoluto. Todo había resultado en una pelea tanto verbal como física, al final Damián se quedó y Talía lo había repudiado a partir de ese momento.
El movimiento que realizo Talía fue preciso y bien estructurado. Damián actualmente era no solo un niño pequeño, fácil de manipular, con una confianza ciega a su Madre. Es consciente de que a la edad actual en la que se encuentra solo ha convivido con Talía y Ras. Actualmente solo ha convivido con ellos unos días, Damián confiaría más en su madre sobre cualquier otra persona, lo cual dificulta significativamente las cosas.
— Oráculo. ¡Estado de emergencia critico! — indica por el comunicador sin dejar de trabajar en la computadora. Si la liga aún seguía en Gotham cada segundo se volvía indispensable para la extracción de Damián.
La voz de oráculo llega a sus oídos tan rápido como se espera de ella. — ¿Cuál es la emergencia Batman? —
— Los perímetros de la mansión fueron violados, la liga ha secuestrado a Damián Wayne, comuníquese con todos los aliados disponibles. Primera prioridad — Puede sentir la tensión de oráculo ante las palabras, escuchar el repiqueteo de las teclas. Desconecta la comunicación confiado de que oráculo se encargara.
Empieza a triangular el último avistamiento de Damián, Pero teme que eso no sea suficiente. Conoce los métodos de la liga, entrada por salida, directos y precisos. Las posibilidades de que Damián aun siguiera en la ciudad eran prácticamente nulas a estas alturas. El sonido del motor de la motocicleta de Robín saliendo a gran velocidad es la única confirmación que necesita para saber que Tim estará en las calles buscando a su hermano.
— ¡Como mierda fue que perdiste al demonio mocoso! — El sonido de la voz de Jasón en las comunicaciones no lo sorprende en lo absoluto.
— Estamos en un estado crítico. Te necesito en los puertos, ahora. — No espera más confirmacion antes de cortar la llamada, se apresura a correr hacia su motocicleta, en este momento necesita velocidad, agilidad. No puede llegar tarde, no otra vez, se niega a perder a otro hijo.
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El segundo grupo al que golpea sigue sin brindar alguna información valiosa, solo galimatías y balbuceos que no lo llevan a nada. Se ha comunicado con algunas personas del bajo mundo intentando conseguir que cualquiera de los Infelices brinde alguna pista de donde mierda pudieron llevar al pequeño demonio. El pensamiento de que el pequeño mocoso sea enviado a la maldita liga de asesinos de nuevo solo provoca que su sangra hierva con más odio.
Fueron tan estúpidos, se confiaron y dejaron que los tomaran con la guardia baja. Era claro que Talía estaría al asecho de Damián. Después de la maldita recompensa a la cabeza de robín debieron de ser consciente de que estaban siendo vigilados de cerca, que Talía no se quedaría de brazos cruzados. Actualmente Damián estaba completamente indefenso.
Sin esperar más, vuelve a correr entre los callejones. Talía sería muy buena en lo que hacía, pero esta era su ciudad y encontrarían al niño aunque fuera lo último que hicieran. El pequeño mocoso era su hermano pequeño y el único que podía traumatizarlos era él.
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— Batman — La voz seria de Jasón lo hace detenerse abruptamente, el tono en su voz es tensa, no hay veneno o sarcasmo en sus palabras lo que solo lo hace tensarse más.
— Reporte — exige
— Se lo han llevado — la confirmacion de lo que tanto temía lo golpea como un tren de carga. Se lo llevaron, la liga había sacado con éxito a Damián fuera de la ciudad. — Un submarino, se lo llevaron en un maldito submarino—
Su mente trabaja en lo que podrían hacer, los rastreadores en Damián habían sido eliminados, no tenían forma de saber el rumbo actual de la nave. Existían un sin fin de sedes y bases que tomaría demasiado tiempo en localizar a Damián de una forma segura, y eso era solo si lograban encontrarlos antes de que se volvieran a movilizar.
Parecía que era hora de pedir algunos favores.
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El temblor que provoca que caiga de bruces al suelo lo aterroriza, el sonido del metal siendo forzado es lo que hace que sus instintos entren en acción. Por un segundo no puede respirar expectante de su alrededor. Las luces se apagan de golpe dejándolo en completa oscuridad, el lugar ya pequeño se siente asfixiante. No puede ver nada, solo escuchar los comandos gritados por los tripulantes. Siente como su corazón martilla desesperadamente en su pecho. Las luces vuelven de un color rojo parpadeante, las alarmas suenan a todo volumen.
Quiere a su madre
Desea que papá llegue y lo salve.
Solo quiere que todo se detenga
Tiene miedo.
Mucho miedo.
No quiere morir.
Se da cuenta aterrorizado de que debieron chocar con algo, debe estar entrando agua en estos momentos, "se van ahogar" es todo lo que puede pensar. El agua debe estar entrando a gran velocidad, y el pensamiento de morir ahogado en medio del océano cruza su cabeza. No pudo despedirse de nadie, ni siquiera pudo volver a ver a su Madre, o a Padre. No puede concentrarse, no puede pensar en cómo salir de esto, solo puede temblar de pies a cabeza sin saber a dónde correr. No es consciente de en qué momento los sollozos escapan de su boca y sus ojos se llenan de lágrimas que no se molesta en esconder.
¡NO QUIERO MORIR!
¡NO QUIERO MORIR!
¡MAMÁ!
¡ABUELO!
¡PAPÁ!
¡AYUDA!
El piso de su alrededor vuelve a temblar violentamente, apenas puede sostenerse a una de las tuberías para evitar caer de bruces al suelo de nuevo. Sus sollozos se convierten en gritos en toda regla, llamando a personas que no vendrán ayudarlo. Una luz lo ciega de golpe, no puede ver nada por unos segundos, pero puede escuchar una voz.
— No llores Damián, tu padre está en camino— Justo frente a él, sosteniendo el submarino lejos del mar, extendiendo una mano para que la tome y solo puede preguntarse si el señor oso vino a rescatarlo.
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se que me he estado mamando con los tiempos, pero es lo que hay, sorry, pero no sorry.
Juro que se hace lo que se puede chicos.
:,v
perdón por volverlo a subir, se me olvido cambiar el titulo JAJAJAJA
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