✧*̥ Extra❀ ̥˚
Title:
˚༅༴ ❝Oh you're my shining stardust❞ *ೃ࿔°
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⊹⊱Cinco años después⊰⊹
-¿En serio Hoseok te preparó eso?
Kihyun preguntó haciendo una mueca.
-¡Lo sé! La misma expresión tuve cuando vi el platillo con caracoles moviéndose -Frunció los labios en una expresión de asco. -Le pedí una cena romántica, ¡No que matara mi apetito en la primera oportunidad!
Y de esa forma, dos amigos disfrutaban del día soleado que brindaba el agradable clima de Seúl tanto como la generosa hospitalidad del Palacio Real.
Un estruendo de feliz caos se escuchó por todo el jardín mientras los miembros de servicio entraban y salían por las puertas abiertas con la brillante luz del atardecer.
Conversaban agradablemente acerca de temas no relacionados a sus posiciones en la realeza. Eran pocos los momentos en los cuales podían tener reuniones informales donde la etiqueta no era necesaria. Además, eran una buena excusa para cubrir sus peleas infantiles.
-¿Quién le recomendó algo así?
Cuestionó divertido remojando un pastelillo en su té.
-El Vizconde Leopol de Francia -Hizo un ademan burlón con la mano. -Al parecer es el platillo popular en la villa Le'Frameg, donde los jóvenes donceles se desvanecen cada vez que disfrutan de tan elegante y refinado manjar -Explicó exagerando sus gestos provocando una risa en el castaño. -Pero ese solo fue el platillo de entrada, aun no me escuchas quejarme de las ostras.
-¿Te hizo comerlas en la misma noche?
No lo soportó, estallo en carcajadas abrazándose el estómago.
-¡No te burles Kihyun! Tuve que retener toda esa comida hasta que pude escaparme al jardín con mis doncellas de compañía -Dijo secándose una falsa lágrima del rostro. -Tuviste que haberlas visto, las pobres corrían tan rápido por las escaleras que casi resbalan por seguirme el paso -Suspiro dejándose caer en la amueblada silla. -Un minuto más y habría ensuciado el trono de ese imbécil en venganza.
-Me recuerda a la vez que Hyunwoo trató de cocinar para mí.
Eso pareció atraer la atención de su amigo.
-¿El Rey perfección ha hecho algo tan inoportuno como eso?
Preguntó y Kihyun se cuestionó con seriedad si la dignidad de su esposo valía lo suficiente el silencio. Le tomó un segundo y se acercó para decirle todo.
-Fue después de que Changkyun naciera. -Comentó con una sonrisa maliciosa. -Derramó todo el té, que por cierto estaba frío, sobre mí y nuestro bebé al querer demostrar que podría hacer una tarea tan simple como servir las tazas -Suspiró recostándose en el amplio sillón de jardín. -Además de embarrarnos con la tarta de manzana y de una forma que hasta el día de hoy no puedo entender, rompió la mesa y la tetera la más cara del palacio en un solo movimiento.
Gimió frustrado recordando el desastre de platos y comida regados por el piso. Su bebé lloró desconsolado por la humedad de su vestimenta, completamente incómodo, y la molestia que sintió ese fatídico día parecía volver a su cuerpo con fuerza.
Masajeó su frente esperando las risas escandalosas de Hyungwon, pero enarcó una ceja al no escuchar nada. Lo miró, encontrándolo con las mejillas sonrojadas y los labios apretados por la diversión.
-Oh.
Fue lo único que pudo decir y Kihyun entrecerró sus ojos.
-Te estas conteniendo para burlarte de mi esposo luego, ¿Cierto?
-Me conoces tan bien querido amigo.
Sonrió grandemente levantando una taza de té como afirmación.
-Deja de decir eso en voz alta o comenzarán a pensar que en verdad los somos.
-Primero me dejaría patear por un caballo.
Refutó Hyungwon con una mueca provocando las risas entusiastas de ambos. Con las mejillas adoloridas levantaron sus tazas de té para chocarlas en un brindis. Bebieron tranquilamente justo cuando dos figuras infantiles corrían hasta la carpa elegantemente decorada para un día de campo.
-¡Papá! -Gritó un pequeño dirigiéndose a los brazos de Hyungwon. -¡Chang me golpeó con su espada de nuevo!
El Príncipe Heredero de Busan, Lee Jooheon hizo un puchero cerrando sus ojitos hasta que estos parecieron medias lunas. Los hoyuelos pronunciados en su mayor esplendor. A sus casi seis años, era una niño brillante, decidido, capaz de conseguir las cosas que deseaba cuando se lo proponía. Además, de tener una manera de comportarse y actuar tan tierna, que ninguna persona podía negarle algo porque caían ante sus encantos.
Con el cabello rubio al igual que su padre, tenía unos curiosos mechones castaños a lo largo de su cabellera, pero lo más seguro es que al crecer se convertirían en el mismo oro.
-¡No es cierto!
Oh, y ahí estaba su pequeño, con toda la indignación que puede mostrar un infante de cinco años. Cruzando sus delgados brazos tratando de lucir molesto, pero la desaliñada cabellera oscura y las abultadas mejillas sonrojadas por el sol no ayudaban mucho a su imagen amenazante.
Changkyun era un niño de facciones dulces pero también muy dominante. Si quería algo lo recordaba incluso días después y lo conseguía con su propio y valiente esfuerzo. Es independiente para su edad, con una fortaleza envidiable. Su ceño fruncido no abandona su tierno rostro, pero era un príncipe con un carisma brillante que logra enamorar a cualquiera.
-¡Si es cierto!
-¡Que no!
-¡Chang mentiroso!
-¡Joo quejón!
Se sacaron la lengua y Kihyun tuvo una sensación de ya haber pasado por eso antes.
-Kyunie -Llamó extendiendo los brazos para su hijo. -Ven con papá.
Ni lento o perezoso, su bebé se arrojó a sus brazos para refugiarse en el cálido abrazo de oso. Suavizó sus gestos cuando una mano comenzó a acariciarle el cabello con cariño.
El ruido de los galopes a la lejanía rompió la tranquilidad en la que se encontraban los menores. Con sonrisas emocionadas dibujándose en sus rostros abandonaron los brazos de los donceles para correr al centro del jardín.
Un grupo de caballeros con los escudos de Seúl y Busan por lo alto se aproximaron por los límites del bosque. El primer escuadrón de caballos liderados por su esposo y Hoseok se detuvo en la entrada del jardín.
-¡Padre!
Gritaron al mismo tiempo corriendo al encuentro de los monarcas. Jooheon fue el primero en ser cargado por su padre mientras Changkyun saltaba feliz esperando a que Hyunwoo terminara de desmontar su caballo.
-¿Cómo está mi príncipe? -Preguntó cargandolo. -No has hecho más travesuras en mi ausencia, ¿Verdad?
-¡Ninguna!
Sonrió dulcemente escondiendo el rostro en su cuello. Hyunwoo lo abrazó con cariño desbordante.
-Mentiroso -Murmuró el príncipe de Busan sobre el hombro de su padre. -¡Chang me golpeó con su espada!
-Jooheon -Le detuvo Hoseok. -Recuerda tus modales, Changkyun es un doncel, no puedes tratarlo de esa forma.
-¡Pero los donceles son bonitos y tiernos! ¡Y Chang es...!
Frunció el ceño. Mirando con detenimiento al enfurecido de su hijo que se mantenía con un rostro demasiado serio para su edad y una ceja alzada en arrogancia.
-Bueno, él es Chang.
Resumió sin mucho interés encendiendo el fuego en su compañero de juegos.
-¡También soy bonito!
Apretó sus pequeños puños en molestia. Jooheon bufó ignorándolo por completo. Changkyun lo fulminó con la mirada, abrazando con rapidez el cuello del monarca que presenciaba todo el escandalo con diversión.
-Padre, ¿Yo soy bonito?
Preguntó haciendo sus famosos ojitos de cachorro. Ladeó su cabeza y abultó sus labios en un adorable gesto que derritió el corazón del monarca.
-Eres el príncipe más precioso de este reino y de cualquier otro existente.
Sonrió tiernamente apretando la mejilla regordeta de su hijo.
-¡Lo ves mentiroso!
-¡Es tú padre! ¡Eso es trampa!
Volvieron a pelear y siendo los niños que eran, comienzan a perseguirse en un nuevo juego poco tiempo después. Las risas y las carcajadas infantiles les hicieron sonreír.
-Nuestros hijos son muy unidos.
-Sí, puedo verlo.
-En un futuro serán grandes gobernantes, ¿Te imaginas el poder que tendría juntos?
-Hyungwon.
Advirtió porque sabía a dónde quería llegar.
-Solo pienso que unir ambos reinos no suena como una mala idea.
Se encogió de hombros volviendo la mirada a los niños. Kihyun siguió su ejemplo, una sonrisa tirando de sus labios al ver a Changkyun correr por el jardín extasiado en risas.
Quería que disfrutara de su infancia, que no se preocupará por el peso de las responsabilidades y deberes que conllevaba la corona. Sin embargo, sabía que el tiempo se terminaba.
Recordando la sugerencia de su amigo, no dudo en responder:
-Y sería aún mejor si son ellos quiénes lo deciden.
Solo tenía que leer entre líneas. En un mundo dónde las decisiones son tomadas por otros, tener la libertad de elección era un privilegio. Uno que tanto Hyunwoo como él les brindarían a sus hijos.
-Bueno, no puedo mentirte y decir que no estoy entusiasmado por un desenlace en el cual Busan y Seúl se unan -Sonrió acomodándose el cabello. -Me da tristeza que tengan que separarse.
-Lo sé, pero no hay nada que podamos hacer, Changkyun comenzará su formación como monarca el año que viene.
-Y Jooheon está listo para partir a la Isla Jeju en unas semanas -Suspiró decaído. -Lo acompañaremos al campamento por unos días y luego se quedará por su cuenta, ¿Lo escuchaste? Mi bebé sólo, en medios de armas y muchas malas influencias que puedan tentarlo.
-Hyungwon no exageres, si recuerdo bien, el hermano menor de Hoseok es parte de los instructores del campamento.
-¡Exactamente! Ese bastardo es el primero en que desconfió -Gruñó entre dientes con molestia. -Cuando Wonho me lo presentó era un desastre, su vida se resumía en entrenar, beber y visitar las casas de placer que estuvieran a su alcance, ¡Trató de llevarle doncellas de consuelo a mi esposo un día antes de nuestra ceremonia!
Oh cierto, ya había escuchado esa historia. El pobre hermano de Hoseok terminó en cama por unos días gracias a los golpes que recibió de Hyugnwon. Y ni hablar de la amenazas de despedazar cierta parte de su cuerpo si volvía a llevar a su esposo a una residencia del placer.
-Estoy seguro que no querrá hacerte enojar si es que aprecia su vida.
"Y su polla". Pensó.
-Olvidando a ese bastardo, en verdad extrañare estas visitas.
-Yo también.
-Quita esa cara -Lo empujó con su hombro juguetón. -Nos enviaremos cartas todo el tiempo, ahora vamos, tengo que pedirle a Hyunwoo que sirva el té antes de partir.
-Eres incorregible, Hyungwon.
-Por eso soy tú mejor amigo.
Rieron risueños, pero la conversación de los niños los hizo detenerse.
-Chang, ¿Tú sabes por qué nuestros padres se besan?
-No, ¿Tú sí?
-Tampoco.
-Ya veo.
-¿Lo intentamos?
Propuso Jooheon y tanto Kihyun como Hyungwon abrieron los ojos cuando Changkyun le dio un inocente beso.
En los labios.
Todos los presentes, tanto los miembros de servicio que rondaban el jardín como los donceles, se estremecieron cuando el ruido de una taza rompiéndose opaco el silencio.
-¡Hyunwoo, mi bebé solo está jugando!
Su amigo se apresuró a aclarar al perplejo monarca que había presenciado tal escena. Se lanzó despavorido para tomar a Jooheon en brazos y alejarse lo más pronto posible con un sonriente Changkyun corriendo detrás de ellos.
Hoseok por su parte, siguió a Hyungwon con una sonrisa calmada mientras esté gritaba por su protección. Kihyun se limitó a sonreír y emprender camino para consolar a su esposo.
Estaba seguro que después de estos días felices vendrían muchos más.
Aunque la historia podría haber terminado para ellos. El peligro todavía rondara cerca, pero mientras tanto, en sus manos estaba moldear a los futuros monarcas.
Se preguntaba, ¿Qué les depararía el destino más adelante?
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⊹⊱Quince años después⊰⊹
-Señor Kim, por última vez. No necesito un descanso, puedo ayudar en la cocina sin ningún problema.
Insistió por cuarta vez esa mañana y de nuevo se ganó una negativa.
-Me temo que tendré rechazar su oferta, su majestad. El tiempo de descanso no ha terminado y el Rey Son fue muy explícito con asegurar un ambiente relajante y libre de emociones fuertes.
-Cortar zanahorias no me dará un ataque al corazón.
-Órdenes son órdenes.
Se encogió de hombros, probando la salsa que preparaba con gusto.
-No puedo creerlo -Suspiró frotándose el puente de la nariz. -Señor Park, ¿Un poco de ayuda?
Era su única esperanza, sin embargo, la sonrisa de disculpa no le dio buenas noticias.
-Me encantaría, pero al parecer mis opiniones no son valoradas en esta cocina.
El tono afilado puso rígido el cuerpo del señor Kim. Kihyun dio un paso atrás, respaldando su cadera contra una de las mesas, se cruzó de brazos y esperó a que se desatara el caos.
-No empecemos de nuevo. ¿Cuántas veces vas a reprocharme lo mismo?
El cocinero en jefe abandonó su trabajo para confrontar al segundo al mando. Quién sin dejarse intimidar, lo desafío de la misma forma.
-Cuantas sean necesarias y entiendas que yo también tengo derechos.
-¡Fue un pastel! -Explotó el señor Kim. -Un solo pastel, ¿Por qué haces tanto problema?
-¡Porque era mi responsabilidad! -Le apretó un dedo en el pecho. -Desde que el Rey Son tomó el trono siempre he sido quien hornea los pasteles ceremoniales, ¡Es mi trabajo y tú me lo quitaste!
-¡No era mi intensión! -El hombre mayor tomó de los hombros al doncel maduro. -No volvías del pueblo y el tiempo corría, ese pastel debía estar listo antes del atardecer.
-¡Me traicionaste! Prometiste darme siempre mi lugar y apenas me demoro un poco ya me robas mi mayor orgullo. -Dijo con las mejillas enrojecidas. -¿Qué clase de esposo cruel eres?
-¡Que no soy cruel!
Lo persiguió por la cocina sin querer ser el perdedor de esa discusión.
-A veces olvido que están casados.
Kihyun gimió de frustración. Los días anteriores han sido aburridos sin mucho que hacer por su delicado estado. Necesitaba moverse, comenzar a trabajar y volver a los entrenamientos con el escuadrón de arquería.
Extrañaba con desespero su arco.
-Nosotros no lo hacemos.
Comentó uno de los ayudantes fatigados por los gritos de la pareja. Los demás miembros de la cocina suspiraron resignados a seguir con su trabajo, ignorando y esquivando al viejo matrimonio.
-¿Tendría sentido esperar a que se calmen?
-Seguirán por un buen rato, su majestad.
Una doncella resopló mientras amasaba la masa que preparaba.
-Al menos hasta que uno de los dos se canse de pelear.
Otro doncel tarareó al ritmo que limpiaba su zona de trabajo. Bueno, era un hecho, había fracasado por ese día, de nuevo.
-Eso temía -Admitió derrotado. -Ya casi es la hora de cenar, me adelantare al comedor principal, gracias por su trabajado y no olviden descansar.
Con sonrisas agradecidas, los ayudantes de cocina le despidieron con reverencias y palabras de aliento. Mientras caminaba por el pasillo, no pudo evitar pensar en su hijo mayor. El cumpleaños de Changkyun se aproximaba con velocidad, su esposo ya tenía un banquete planeado para celebrarlo, pero había algo que no lo dejaba tranquilo.
Si bien su hijo alcanzaría la mayoría de edad, eso solo significaba que debían presentarlo en sociedad como un doncel soltero y preparado para unirse. Por lo tanto, no fue una sorpresa que los obsequios y cartas llegaran en cantidades impresionantes incluso días antes de la esperada fecha.
"Malditos desesperados"
Pensó al leer las propuestas de tratados e intercambios de tierra por el simple derecho de cortejar a su hijo. Al menos pueden darle el crédito de tomarse la molestia de leerlas y responderlas con un educado rechazo. Su esposo en cambió, lanzó a la chimenea ardiente cada carta que llegó directamente a sus manos.
Podía entenderlo. Aceptar estas proposiciones se sentía como si estuvieran vendiendo a su hijo al mejor postor y era precisamente lo que menos deseaban. No después de pelear tanto tiempo por asegurar su derecho al trono.
Estaba tan orgulloso de Hyunwoo y de cómo defendió a su hijo frente a todo el Consejo Imperial declarando a Changkyun su heredero directo. Sin importar las críticas o los insultos susurrados, su esposo no dio su brazo a torcer, imponiendo con firmeza que le entregaría la corona cuando llegara el momento.
Las opiniones y votos estuvieron divididas desde que Changkyun era un adolescente. Y todo porque no muchos Reyes le cedieron su poder a un primogénito doncel anteriormente en la historia de los Reinos.
Más bien eran inexistentes.
Pero el Reino de Seúl necesitaba un heredero. Las sugerencias por parte del Consejo Imperial para declararlo un sucesor digno fueron insultantes para Kihyun, entre las que destacaban, que su hijo debía ser tomado por otro Rey para reclamar su derecho al trono o esperar a que sus mellizos cumplieran la mayoría de edad y se disputaran la corona en un duelo público.
Por el maldito infierno, como si fueran una clase de entretenimiento para la realeza.
La ira del Rey Consorte recorrió su alma y por esa misma razón permitió que la furia de su esposo se desatará. No debió disfrutarlo, pero cuando Hyunwoo declaró que despedazaría a cualquiera que se atreviera a tocar a sus hijos con ese tono majestuoso que solo usaba en su trono, no pudo sentirse más satisfecho.
Al final, lograron que el Emperador aceptara a Changkyun como próximo Rey ascendiente. Nunca olvidaría la sonrisa triunfante que tanto su esposo como su hijo mayor presumieron a los que estaban en contra de la decisión.
Kihyun daba por hecho que Changkyun haría un gran trabajo como monarca. Desde el inicio, lo criaron para ser un líder, lo entrenaron exclusivamente con recelo y paciencia, convirtiéndolo en un diestro caballero, defensor de la justicia y con un carácter inquebrantable.
Era la perfecta combinación de belleza y peligro.
Y era precisamente esa personalidad que preocupaba un poco al Rey Consorte. Si bien su hijo era considerado como un doncel que destacaba por sus hermosos atributos, no era el dulce o dócil doncel que aparentaba a simple vista.
En realidad, era capaz de arrancarle la cabeza a cualquiera que acabara con su paciencia.
-Su majestad, el comedor está listo.
-Gracias señora Han.
Entró a la exquisita habitación, decorada en un estilo hogareño tanto como la riqueza del palacio podía otrogar. Supervisando que todo estuviera en su lugar, escuchó el sonido de pisadas por el pasillo a pesar de que las puertas seguían cerradas.
Sonrió al instante.
-Los jóvenes Príncipes, Son Eunjun y Son Kylo, su majestad.
Anunció el caballero cuando dos cuerpos pequeños pasaron a su lado. La que fue hasta el momento una habitación silenciosa se llenó de risas cuando los niños comenzaron a perseguirse alrededor de la gran mesa.
Kihyun los miró con diversión, sintiendo ese tirón de ternura cuando los ojos alegres de sus hijos se concentraron en él.
-¡Papá!
Los mellizos cantaron para correr a abrazarlo. Kihyun se agachó a su altura, recibiéndolos con besos en sus cabezas y un fuerte apretón.
-Buenas noches, mis niños.
-Papá, ¿Cuál es el platillo principal de hoy?
-¿Quieren adivinar? Es algo dulce, crujiente, con especias y que ustedes aman.
-¡Pollo frito bañado en miel!
Contestaron al mismo tiempo con los ojos alegres.
-¿Después de la cena nos leerán un cuento?
Eunjun, su mellizo mayor y valiente caballero, preguntó enérgico. Con el cabello tan oscuro como la marea profunda, la piel bronceada sin pecas, brillantes ojos chocolate y una sonrisa traviesa heredada de su padre, era como una pequeña copia de su esposo.
-Al igual que todas las noches.
Sonrió acariciando sus cabellos.
-¿Puede ser de dragones?
Kylo, su niño aventurero, pidió con esa mirada acaramelada que le recordaba a Hyunwoo. A diferencia de su hermano, su piel era tan blanca como la suya, el cabello castaño resplandecía por la luz del candelabro y los finos labios idénticos a los suyos se curvaron en un puchero.
Su propio reflejo andante.
-Lo decidiremos cuando sea la hora de dormir.
Sonrió besando cada cabeza y las puertas volvieron a abrirse.
-Su majestad, el Rey Son Hyunwoo y la joven Princesa Son Gaeul.
Su esposo imponente, malditamente atractivo con ese aire maduro, entró cargando a la pequeña bebé entre sus brazos y rápidamente fue rodeado por dos niños que corrieron alegres a su alrededor.
-Buenas noches, esposo.
-Igualmente para ti, osito. -Murmuró robándole un casto beso al monarca. -Y para ti también, mi princesa.
La pequeña bebé se mantuvo apacible hasta que escuchó la voz de su otro padre. Una ligera sonrisa curvó los labios de la menor, tan somnolienta como adorable, Kihyun retumbó por la ternura de su hija.
Para tener apenas dos días de su llegada, su hija se comportaba mejor de lo que cualquier otro bebé podría hacerlo. Apacible, mirando su entorno, solo exigía atención cuando se encontraba hambrienta o deseosa de la presencia de sus padres o hermanos.
Toda una dulzura de cabello castaño, piel bronceada, nariz respingona y la mirada dominante de su esposo.
-¡Padre, queremos saludar a nuestra hermanita!
-¡Si!
Hyunwoo les sonrió con adoración mientras se agachaba a la altura de los niños. Los pequeños se apresuraron a rodear a su esposo, mirando con fascinación al bebé que seguía dormitando.
Parecían tan emocionados que hizo que el pecho de Kihyun se sintiera caliente y lleno. Sus bebés crecían demasiado rápido y ahora eran unos orgullosos hermanos mayores.
-Es pequeña.
-Muy pequeña.
-Ustedes eran iguales a ella -Su esposo recordó con una expresión nostálgica. -Pero más redondos y llorones.
Los mellizos hicieron una mueca por lo que escucharon. Desde que acompañaban a su padre al campo de entrenamiento declararon que serían los próximos Osos negros de Seúl, valientes y letales como su padre.
Pero ahora, viéndolos abultando sus labios en un tierno puchero y con las mejillas sonrojas, Kihyun trató duramente de no carcajearse.
-Hyunwoo, no molestes a mis bebés.
Abrazó a los pequeños que se dejaron apretar con gusto.
-También son mis bebés.
-¡No lo somos!
Respondió Eunjun ofendido, su hermano hizo un gruñido en afirmación.
-Que lástima -Murmuró su esposo con tristeza, pero Kihyun lo conocía muy bien para saber que estaba fingiendo. -En ese caso creo que Gaeul será mi nueva compañera de lucha.
Con esas simples palabras, los mellizos olvidaron su enojo y corrieron a abrazar a su padre teniendo cuidado de no apretar a la bebé en el camino. Murmuraron palabras entrañables entre las cuales Kihyun pudo distinguir: "Te queremos" y "Te perdonamos". Provocando que rodara los ojos ante la sonrisa arrogante de Hyunwoo.
-Bien, ya basta de halagar a su padre y siéntense, la cena se servirá pronto.
Los niños obedecieron sin protestas corriendo entre risas y empujones amistosos al comedor. Hyunwoo le paso a Gaeul, sacando su silla para que se sentará. Agradeció con una sonrisa y un corto beso las atenciones de su esposo.
Compartieron una risa cuando los niños hicieron ruidos de protesta por sus muestras de cariño. Hyunwoo llenó su rostro de besos solo para molestarlos.
Eran padres fuertes que amaban a sus hijos con un fervor e intensidad poco común para los parámetros de la realeza, pero así eran ellos. Todos tomaron asiento en sus respectivas posiciones con la diferencia de que el lugar a la izquierda de Hyunwoo se encontraba vacío.
Entonces las puertas se abrieron por última vez.
La voz del caballero fuerte y audible cuando dijo:
-El joven Príncipe Heredero, Son Changkyun, sus majestades.
Kihyun se giró para verlo con una enorme sonrisa. Su hijo se movió con gracia por la habitación, demostrando esa aura de elegancia y respeto digna de un Son. Recibió con alegría el beso en su mejilla y Hyunwoo sonrió igual de satisfecho con el suyo.
-Buenas noches familia.
La voz profunda y hechizante los saludo con una sonrisa de lado.
Sin duda alguna, Changkyun podría ser un doncel por el cual se librarían guerras para tomar su mano, pero lo más encantador del pensamiento, es que sería su propio hijo quién los haría a todos arder y arrodillarse ante él.
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-¡Aun no tenemos sueño!
-¡Queremos otra historia!
Los mellizos eran persistentes cuando lo querían. Sin embargo, la petición fue respondida de inmediato por la voz persuasiva de su hijo mayor, con una sonrisa malvada idéntica a la de su padre.
La pequeña Geul, no se quedó atrás, añadiendo su voz burbujeante y se quedó quieta cuando Kihyun le acarició la nariz.
-Así que otra historia.
Tarareo Hyunwoo, sentándose con fingida dignidad en el sofá junto a los mellizos que no dudaron en abalanzarse en sus brazos. Desde su propio sillón, Kihyun sonrió ante la visión, acomodando al bebé en sus brazos cuando Changkyun se unió a él sentándose en el brazo del sillón.
-¿Qué tipo de historia? ¿Qué tal cuando su padre derrotó al Rey Lee por primera vez? O ¿De mis veranos cuando estuve en el campamento de entrenamiento en la Isla Jeju?
-¿Quizás de cómo Jessi adoptó a HyunA mientras ella estaba viajando por el mar librando una batalla? -Kihyun sugirió, riendo entre dientes ante la expresión de asombro total del bebé al ver a sus hermanos haciéndole muecas graciosas desde el sofá. -O su padre podría relatarles algunos cuentos de los misteriosos monstruos que rondan cerca de los puertos, eso debería mantenerlos a todos despiertos.
-Durante los próximos años, lo más probable.
Murmuró su esposo con una sonrisa torcida.
-¡No queremos eso!
-¡Su historia padre! De cómo conociste a papá.
Corrigió Kylo, acurrucándose contra el costado de su padre, su hermano siguiendo su ejemplo del otro lado.
-Déjame ver, ¿Por dónde debo empezar?
-¡Por el principio!
Dijeron los mellizos al mismo tiempo, con una expresión de afrenta tan idéntica a la de su padre que Kihyun tuvo que volver la cabeza para ocultar su diversión.
-¿Al principio? -Cuestionó su esposo, lanzándole una mirada mientras decía. -Supongo que hay tiempo.
-Haremos tiempo.
Prometió Kihyun con una sonrisa, besando al bebé en sus brazos y abrazando a Changkyun a su lado.
-¿Y luego daremos un paseo a caballo?
-Eres imposible.
-No estoy escuchando un sí.
-Sabes muy bien la respuesta ahora continua.
-Muy bien -Aceptó, respirando hondo y sonriendo mientras sostenía la brillante mirada de su esposo. -Hace veinte años, el Rey Son Hyunwoo recibió una carta de advertencia por parte del Consejo Imperial, permitió que su impasible prima se hiciera cargo de todo y sin saberlo, en ese mismo baile conocería al gran amor de su vida,...
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➥Title Song: Stardust by KIHYUN *ೃ࿔°
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