✧*̥ Capítulo 8❀ ̥˚
Title:
˚༅༴ ❝ I'm addicted to you❞ *ೃ࿔°
Hyunwoo
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—¿Cuál es tu mayor sueño?
Kihyun preguntó y él pensó bien su respuesta.
Mirando al cielo estrellado, se recostó sobre el grueso tronco del árbol. La brisa de la noche era fresca, perfecta para cenar bajo la luz de la luna.
Kihyun a su lado siguió su ejemplo. Sus hombros se tocaron y Hyunwoo reprimió el deseo de atraerlo en un abrazo.
El bullicio de risas y música desde el campamento los lleno de armonía. Saber que todas las personas que apreciaban estaban tan cerca de ellos era tranquilizante.
Vagamente, Hyunwoo recordó que la última vez que disfruto de una noche estrellada fue en compañía de su madre. Hace muchos años habían formado la costumbre de salir al jardín del palacio, con una canasta repleta de pastelillos y la guarnición secreta de vino de la Reina.
Se escullían de las damas de la corte real y los guardias que custodiaban los pasillos por orden del Rey. Hyunwoo recordó la amargura que su padre le causaba, siempre fue un hombre muy distinto al antiguo monarca, y todo gracias a su madre.
El desprecio por su padre fue muy reconocido por todos los sirvientes y mayordomos del palacio. Por lo cual, aprendieron que para ganarse el agrado y el favor del joven príncipe, debían halagar todas las semejanzas que mantenía con la Reina.
A pesar de ser idéntico físicamente al Rey, un joven Hyunwoo se pavoneaba internamente cada vez que resaltaban el color de cabello y los ojos acaramelados heredados de su madre.
Entonces, si tuviera un deseo, seria pasar un último día con la mayor. Pero cuando se trataba de su más anhelado sueño.
—Ver un dragón.
—¿Un dragón? –Kihyun frunció el ceño. –Pero ellos están extintos.
—Los adultos sí, pero los huevos de dragón siguen perdidos –Respondió. Alargó un brazo y acarició la mano del Duque, frotándole los nudillos como un beso de mariposa. –¿Sabías que un comerciante en la Isla Jeju encontró uno? Trate de convencer a mi padre para hacer un viaje antes de que subastaran el huevo, pero no me lo permitió, había comenzado mi entrenamiento y según las palabras de ese viejo no necesitaba distracciones en ese momento. –Suspiró, recostando la cabeza en el tronco. –Lo que hubiera dado por verlo aunque sea un instante.
—Te emocionas mucho cuando hablas de ellos.
Kihyun lo miró, con ese destello de felicidad en los ojos que Hyunwoo tanto adoraba.
—A mi madre le fascinaban, cada noche antes de dormir me leía historias acerca de ellos, hablaba de como un día ambos seriamos capaces de escapar del palacio e iríamos en busca de uno –Sonrió levemente. –Recuerdo, que unos días antes de regresar al reino encontré una roca con forma ovalada en la orilla del lago, estaba cubierta de algas, y su color se había ensombrecido, la tome y pensé que le gustaría a mi madre, no era un huevo real, pero ella lo habría amado, cuando volvimos al reino, ya era demasiado tarde.
—Hyunwoo.
—Mi madre me enseñó a proteger todo lo que amara –Miró al Duque a los ojos. –No estuve ahí para ella, pero lo estaré para ti, no permitiré que nadie te toque.
—Yo tampoco permitiré que alguien te lastime.
—Lo sé, tengo la suerte de tener a un feroz prometido.
—Me hubiera encantado conocerla.
Murmuró el Duque, e inclinó la cabeza hacia el hombro de Hyunwoo.
—Ella te habría adorado –Sonrió cuando el aroma a vainilla llegó a su nariz. –Siempre le preocupo que reprimiera mis emociones, pensaba que me sería difícil encontrar un buen compañero. Yo también lo creí por un tiempo y luego...
Cerró los labios, conteniendo la sonrisa.
—¿Y luego?
Kihyun lo animo a seguir.
—Conocí a un Duque que es talentoso en cualquier cosa que haga, especialmente en la cocina, lo cual es impresionante para alguien de la nobleza.
—Un noble no debería serlo, es un trabajo de la servidumbre según mis padres.
—Ellos tienen demasiados problemas.
—Estoy de acuerdo, pero es la educación normal que recibe cada noble, a las damas y donceles nos educan para ser candidatos perfectos para el matrimonio y así seguir creando descendencia.
—Es estúpido –Susurró, apreciando la calidez del castaño. –Nuestros hijos no tendrán por qué seguir esas reglas tan absurdas.
—¿N-Nuestro hijos?
—Si Kihyun, nuestros hijos.
Hyunwoo sonrió. Y como lo espero, presencio el color rojizo que se adueñó de las mejillas del castaño.
—¿Qué estás mirando?
Kihyun frunció el ceño. A Hyunwoo le temblaron los labios.
—Nada.
—¿De qué te ríes?
—No me estoy riendo.
—No me mientas.
—Sólo estoy disfrutando la noche.
Hyunwoo que tenía la cabeza apoyada en el tronco, se giró para mirarlo.
—Y la compañía no está nada mal.
Bromeó, mirando a Soyou que estaba sentada junto a Hyolyn, al otro lado del campamento. Vigilándolos.
—Te refieres a Soyou ¿Cierto?
Kihyun, que estaba sentado justo a su lado, inmediatamente se tapó la boca con una servilleta. A juzgar por las arrugas que se le formaron alrededor de los ojos, estaba claro que detrás de la servilleta, se estaba riendo.
Afortunadamente para Hyunwoo, Soyou no podía ver su mano acariciando el muslo del Duque desde su posición. Sonrió malicioso, apretando la piel de Kihyun que no tardo en embozar otra sonrisa.
—Debo admitir que su angustia me parece de lo más divertida.
Kihyun intentó reprimir una risa, pero no pudo. Los dos se rieron por un momento.
—Eso no es muy amable de tu parte.
—Nunca dije que no fuera amable. Además, mírala –Hyunwoo indicó hacia donde estaba la dama de compañía con un leve movimiento de cabeza. –Sabe que estamos hablando de ella.
—Creía que después de compartir tantas historias sobre mí, ya eran amigos.
—Lo somos, pero cuando se trata de ti, parece recordar que debe cuidarte del desvergonzado Rey Son y lo que ella llamo, "Mis manos pegajosas".
—Soyou no lo dijo.
Kihyun susurro al límite de una sonrisa.
—Lo dijo, y también hizo unos gestos que prefiero olvidar.
Hizo una mueca y Kihyun estalló en carcajadas. Hyunwoo disfruto de la melodiosa risa, la felicidad que sentía siempre que su prometido lo acompañaba le calentó el corazón.
—¿Ya terminaste de reír? Porque parece que Soyou quiere apuñalarme justo ahora.
—Supongo que tendrás que dormir con un ojo abierto esta noche.
Kihyun bromeo mientras se levantaba. Hyunwoo no pasó desapercibidos los tres botones sueltos en la camisa del castaño. Inclinándose de manera muy seductora para alcanzar el plato vacío, le dio una vista perfecta de las suaves proporciones.
Hyunwoo sabía que tendría que estar escuchándolo, hablaba sin parar como siempre lo hacía, pero no podía apartar la mirada de aquel pecho, de lo cerca que estaba por verlos casi descubiertos.
La blanca piel brillaba por los rastros de sudor, y él sintió una urgente necesidad de acercarse y recorrer el rastro perlado con la boca.
—¡Hyunwoo!
A regañadientes, apartó la mirada de los pectorales y la dirigió a la cara del castaño. Y eso, por supuesto, era otra placer en sí mismo, pero costaba encontrarle el atractivo cuando le estaba frunciendo el ceño.
—¿Me estabas escuchando?
—Por supuesto.
Mintió descaradamente. Kihyun entrecerró los ojos sin creerle del todo.
—¿Nos vamos?
Cuestionó, al tiempo que el monarca se levantaba. Hyunwoo se estiro, sintiendo los músculos entumecidos.
—Ve primero, tengo que reunirme con el comandante Choi y el teniente Donghae.
—¿Entrenaras con Hoseok y los guardias después?
—Sí, ¿Por qué?
Sonrió, atrayendo el cuerpo de Kihyun al suyo. Le fascina la forma en que el cuerpo del castaño se dejaba manejar a su antojo, como si supiera que las únicas manos que podrían acogerlo con ternura y pasión fueran las suyas.
—Por nada, solo curiosidad.
Kihyun se mordió el labio y Hyunwoo no despegó la mirada del tentador gesto. Algunas tentadoras ideas corriendo por su mente.
Sería tan fácil levantar a Kihyun por los muslos y estamparlo contra el árbol. Era lo suficientemente frondoso como para cubrirlos. Y ocultar los actos que Hyunwoo deseaba cometer con el cuerpo del Duque.
Sin embargo, sabía que no debía propasarse con él, que esperar hasta después de la ceremonia seria lo correcto, pero, aún así, no podía evitar inclinarse hacia Kihyun más y más.
Sólo sería un beso.
No tenía por qué ser en los labios.
Sería un beso en el precioso cuello de cisne.
—Buenas noches Hyunwoo.
Kihyun le dio un dulce beso en la mejilla. Y él recordó que el castaño merecía más respeto.
No era alguien a quien fácilmente podría seducir y tomarlo en cualquier lugar. Kihyun sería su esposo, la persona con quien compartiría el resto de su vida.
Sonrió, apretando la cadera del Duque. Lo abrazó con cariño, riendo por lo bajo cuando el cabello del castaño le hizo cosquillas en la nariz.
Kkihyun era lo más valioso que había llegado a su vida, e iba a cuidarlo y consentirlo como un noble de su altura lo merecía.
Él podía esperar. Lo único que importaba era la comodidad del Duque.
—Dulces sueños Kihyun.
「✿」
Al día siguiente, Hyunwoo disfrutaba de una mañana tranquila en compañía de Kihyun.
Las agendas apretadas de cada uno finamente les dieron un descanso. Se reunieron a la hora de la merienda, prefiriendo comer en la privacidad de la tienda del Duque.
Soyou no había sido nada fácil de convencer, pero los ojitos de cachorro de Kihyun podían lograr muchas cosas. Usaba esa mirada con él, y nunca podía decirle que no cuando hacia un tierno puchero.
Como siempre, su prometido lo maravillo con su presencia y los dotes culinarios. Lo que Kihyun había preparado olía absolutamente fantástico; carne dulce y un glaseado espeso de miel, arándanos. Esta demás decir que devoró todo en pocos minutos ante la divertida mirada del Duque.
Y hablando del mencionado.
—Hyunwoo.
La aterciopelada voz atrajo su atención.
—Dime.
—¿No crees que has estado muy callado?
Respiró hondo. Era cierto que estado evitando cualquier tipo de conversación, pero no porque quisiera, sino que trataba de reprimir la intensa necesidad de interrogar al castaño.
Todo era culpa de Hoseok y de sus estúpidas preguntas.
Solo al idiota de su amigo se le ocurría preguntarle, en medio de un combate, si sabía cuántos nobles habían cortejado a su prometido antes que él.
Y Hyunwoo cayó por completo.
Se imaginó a Kihyun en la sala principal de su mansión recibiendo obsequios de otros pretendientes, y muy a su pesar, sintió una punzada en el corazón. Era una imagen bastante desagradable que lo enfureció, no sabía muy bien con quién; a lo mejor consigo mismo por pensar en tal escenario.
—¿Hyunwoo estas bien?
Kihyun cuestionó, y afortunadamente, interrumpió los pensamientos del monarca. Sonrió para no alarmarlo.
—Perfectamente, ¿Por qué?
—Acabas de apuñalar la mesa.
Kihyun hizo un gesto con la cabeza señalando la parte afectada. Y talvez, debía aceptar que ya no era tan bueno ocultando sus emociones.
—¿Puedo preguntarte algo?
El Duque saltó en su asiento por la inesperada brusquedad en su voz. Que sacara la daga de la mesa y la girara de forma amenazante entre los dedos debió ser uno de los factores por los que Kihyun lo miro con curiosidad.
—Por supuesto.
—Antes de nuestro encuentro, ¿Ya habías tenido presentaciones o propuestas de cortejo?
—Oh bueno, tuve algunos.
—¿Algunos?
Repitió, apretando la cubierta de la daga con fuerza. Quería nombres, la bestia en su interior los necesitaba, pero cuando Kihyun apoyó la barbilla en su puño y suspiró melancólico, casi se le resbala la daga de la mano.
Los músculos de la cara de Hyunwoo se tensaron de inmediato. ¿Acaso los recordaba con...cariño?
—Sí, fui cortejado un tiempo por algunos nobles.
—¿Cuántos fueron?
Preguntó, esperando que la mueca de molestia no fuera tan obvia.
—Cuatro –Kihyun esbozó una sonrisa maliciosa. –Me dieron flores, se sentaron a hablar conmigo por largas horas y uno hasta me recitó poesía –Dijo, más tranquilo. –No puedo quejarme, fueron personas agradables que me hicieron halagos acerca de lo gracioso, amable e ingenioso que me encontraban.
—Puedo imaginarlo.
Bufó, dejando abandonada la daga en la mesa para respaldarse en la silla. Cruzó los brazos y desvió la mirada frunciendo los labios.
—Oh, ¿No crees que sea nada de eso?
—Solo un ciego no se daría cuenta de la maravillosa persona que eres, se quedaron cortos con los cumplidos, con razón los rechazaste. –Miró al Duque y enarco una ceja al verlo cubrirse el rostro con un libro. –¿Qué?
Gruño a su prometido que, para nada disimulado, trataba inútilmente de esconder la sonrisa detrás del libro.
—Nada.
Se encogió de hombros como si la situación no le divirtiera.
—Habla Kihyun.
—Nunca te había visto hacer un puchero. –Respondió finalmente bajando el libro. –Con tú carácter regular esto es muy inesperado, pero ¿Tierno? ¡No, retiro lo dicho! Adorable, fue muy adorable.
—Eres un exagerado.
Giró los ojos cruzándose de brazos. No perdió la forma en que las comisuras de los labios del Duque se extendieron en otra sonrisa divertida, deleitándose con la vista, apretó los suyos propios para contener la risa.
Podría estar avergonzado por parecer tan infantil, pero se ganó la sonrisa de Kihyun gracias a ello.
—¿Qué harás esta tarde?
El cambio de tema le sentó de maravilla. Se enderezó, tomando la copa de vino que no había terminado.
—No mucho –Se encogió de hombros. –Tengo una reunión con Hoseok antes de la cena, pero les prometí a mis hombres que los acompañaría al pueblo de Hapjeong después de la merienda. Y al volver, me reuniré con Jay y las institutrices para que me comuniquen los avances de esta semana.
Respondió, bebiendo otro sorbo de vino, pero se quedó a medias cuando se percató del cambio en la expresión del Duque.
Un largo silencio se produjo entre ellos.
—¿Dije algo malo?
—No.
—¿Es sobre tus clases? Si Jay o las institutrices te están presionando para que hagas algo que no quieres dímelo, hablare con ellos sea lo que sea.
—No se trata de ellos.
Otra respuesta cortante. Hyunwoo se aclaró la garganta y entonces, cuando Kihyun ni siquiera lo miraba, preguntó:
—¿Quieres decirme que te molesta?
—Yo, estuve hablando con Hyungwon y Heechul, y bueno...–Kihyun dudo, jugando con su cabello. –Ellos dijeron que consumaron la unión con sus parejas antes de la ceremonia oficial. Y, ya sabes, siempre que están estresados o abatidos recurren a ellos para relajarse, así que he estado pensando si tú te sentirías de la misma forma, ¡Quiero decir! Ya ha pasado un tiempo desde que iniciamos el cortejo y entre los entrenamientos, las reuniones, y el trabajo debes desear un descanso más íntimo –Se mordió el labio para continuar. –Si tú quieres, nosotros podríamos ser como ellos y pasar la noche juntos.
Kihyun murmuró la última parte, pero lo escucho a la perfección. Las mejillas del Duque se sonrojaron con un tímido color rojo, y Hyunwoo pestañeo sin creer lo que estaba escuchando.
—Kihyun.
—Puedo ser muy discreto si es lo que te preocupa, nadie tiene por que enterarse, además, somos prometidos, es natural que cumpla tus deseos.
"Tus deseos".
Eso se escuchó tan incorrecto. Kihyun seguía hablando, sin embargo, Hyunwoo se quedó con esas palabras. Su prometido no tenía la obligación de complacerlo cuando él quisiera.
Sabía que había casos en los cuales los Reyes sometían a sus parejas antes de la ceremonia para asegurar un heredero lo más pronto posible, pero Hyunwoo no estaba desesperado.
¡Por todos los cielos! Kihyun sonaba tan perdido e inseguro al hablar del tema, ¿Cómo podría aprovecharse del castaño para sus necesidades? Si se enteraba que las institutrices habían estado presionando a Kihyun con esa responsabilidad no tendría misericordia con ellas.
—Kihyun –Apretó los hombros del Duque. –No pienso tomarte durante nuestra estadía aquí.
—¿Ah no?
Hyunwoo abrió los ojos sorprendido. Era su imaginación o acaso Kihyun parecía, ¿Decepcionado?
Negó con la cabeza volviendo al punto.
—No, no voy a llevarte a mi cama –Dijo con firmeza. –No lo haré en este lugar dónde todos puedan escucharte.
—Pero...
—Créeme cuando te digo que conmigo nada podrá ser silencioso. Tus gemidos serán solo para mí, las suplicas que salgan de tus labios no las compartiré con nadie más, el sonido de tu cuerpo contra el mío nos pertenecerá a nosotros, ¿Entiendes? Quiero que nuestra primera vez sea eso, nuestra y solo nuestra. No hay prisa, seré paciente hasta que estés listo.
—¿En verdad?
Kihyun preguntó, casi en un susurro. El asintió, con la mejor sonrisa sincera que pudo ofrecerle.
—Tú lo vales, puedo esperar.
Embozó una sonrisa. Kihyun lo miró, por un largo tiempo y luego lo abrazó, escondiendo la cabeza en su pecho.
Hyunwoo no tardo en encerrarlo entre sus brazos. Y como siempre, se preguntó cómo merecía a alguien tan maravilloso como Kihyun.
「✿」
Esa misma noche, luego de despedirse de Kihyun con un rápido beso de buenas noches en la mejilla. Volvió a su habitual carácter, manteniendo su mente concentrada en los últimos avances de la búsqueda.
—¿No hay noticias?
—No su majestad. Nuestros hombres no han encontrado nada en los dos últimos refugios que localizamos. Y las fincas que logramos interceptar solo se pudieron capturar a más bandidos y criminales que niegan tener relación con el antiguo consejero imperial.
—Ese bastardo.
—Parece como si estuviera jugando con nosotros –Soohyuk gruño, apretando el mango de su espada. –Joder quiero golpear algo.
—Si ustedes lo ordenan, juro que cuando lo capturemos le cortaré la cabeza, sus majestades.
Irene prometió directamente hacia los monarcas con un semblante serio. BM a su lado parpadeó.
—¿No crees que es un poco excesivo?
Irene lo miró, muy seria.
—No.
A BM no le quedó otra opción que asentir. Pero no permitiría que lo rebasara.
—Su majestad –Se dirigió al rubio. –Permítame reunir a mi escuadrón, Jiwoo, Somin y J. Seph son los mejores caballeros del este del Reino, le aseguro que no regresare sin los culpables.
—¡Eso no es justo Mattew! Si alguien será ascendida a un rango mayor esa seré yo. ¡Su majestad! Déjeme liderar a mi equipo.
—¡Te dije que usaras mi alias de caballero! –Gritó, haciendo una mueca. –No es tan difícil de recordar, ¡BM! ¿Lo ves?
—¡Lo haré cuando dejes de llamarme guerrera de cuarta!
—Eso es lo que eres ¿Para qué ocultar la verdad?
—¿Quieres que te vuelva a poner pescado en los pantalones y atraiga a todos los gatos del pueblo?
—Y así, es el mejor truco que tienes.
—¡Eres un maldito! ¿Quieres morir?
—¡Ya basta!
Hyunwoo gruño haciéndoles temblar. Murmuraron infinitas disculpas por su comportamiento mientras hacían reverencia tras reverencia. Hoseok suspiró cansado.
—Y es por esta razón que Seulgi lidera a las tropas de investigación –Agregó Hwasa, lanzándoles una mirada aburrida. –Deberían aprender del Comandante Donghae, no por nada es el mejor caballero del Reino Lee.
—Lo sabemos.
Aceptaron derrotados, sentándose en una esquina de la tienda con las cabezas bajas.
Hyunwoo debía admitir que tenían entusiasmo y energía por superarse. No por nada Hoseok los asignó como los nuevos guardias de Hyungwon. Estaban dispuestos a dar sus vidas por la protección de los Reyes de Busan.
Era un pensamiento motivador para los nuevos reclutas, pero si seguían aumentando sus dolores de cabeza con las ridículas discusiones, se encargaría de entrenarlos él mismo como reprimenda.
—Hemos terminado con esto –Dijo, haciendo un gesto bastante brusco con la cabeza hacia la salida. –Pueden irse a descansar.
—Su majestad, ¿El entrenamiento?
—Ya es tarde Soohyuk, lo pospondremos para mañana.
—En ese caso, nos despedimos, sus majestades.
BM hizo una reverencia, seguido por Irene. Salieron apresurados de la tienda murmurando sus planes para ir por un bocadillo nocturno. Hwasa fue la siguiente en levantarse.
—Ya veo porque le agradan a Hyungwon, tienen la palabra desastre por todos lados.
—No lo dudes –Hoseok rio, respaldándose en una esquina de la tienda. –Sabe cómo persuadirlos para hacer lo que él quiera, lo cual no he decidido si deba preocuparme o no.
Comentó, sacándoles una sonrisa a los presentes. Cuando se encontraban a solas, dejaban de lado los títulos y se trataban por lo que eran.
Viejos amigos unidos por la batalla desde hace muchos años.
—Deberías ser más paciente con ellos Hyunwoo, los haces temblar como hojas cada vez que estas de mal humor.
—No solo a ellos, mis propios hombres se niegan a enfrentarlo cuando les propongo un desafío.
—¿Y te impresiona? Ninguno quiere tener un combate contigo Hoseok, menos desearían una pelea cuerpo a cuerpo con este tipo.
—Es un sanguinario con todos menos con Kihyun.
Hoseok sonrió al notar la leve sonrisa de Hyunwoo.
—Vaya, miren como sonríe con la mención de su prometido. –Se burló con satisfacción. –Estas desesperadamente enamorado, ¿Cierto, amigo mío?
—Hoseok, voy a golpearte.
—Entonces hazlo antes de que salga de aquí –Siwon agrego sonriente. –Los mensajeros estarán listos para partir al amanecer y necesito darle las coordenadas antes de irme a mi tienda.
—No te preocupes por eso, Soohyuk y Hwasa se encargaran, ve con tu esposo e hija.
—¿Y ese cambio tan repentino? –Cuestionó alegre, recostándose en la silla. –¿Acaso Heechul uso la carta de Chungha para hacerte sentir mal otra vez?
—Lo hizo esta mañana, y funcionó.
—No esperaría menos de mi flamante esposo.
El comandante rió, contagiando a los demás. Conociendo a su amigo, sabía que Siwon estaba preparado para atacar con uno de sus comentarios, pero los audibles gritos en el exterior de la tienda los alerto a todos.
—¡Rey Lee!
Escucharon de diferentes voces que se acercaban con velocidad. La primera en interrumpir fue Irene, respirando con dificultad y sosteniéndose de la entrada, levantó la cabeza para decir:
—¡Su majestad! ¡El Rey Consorte! –Respiro hondo para continuar. –¡Llegó la hora!
Gritó al momento que más caballeros se aproximaban. Hoseok y él compartieron una mirada, y con un simple asentimiento de cabeza salieron de la tienda con todos los demás detrás de ellos.
「✿」
Fue cuestión de minutos para que el campamento se convirtiera en un caos.
Los caballeros del Reino de Busan protegían la tienda del Rey consorte. Las quejas adoloridas habían despertado a una parte de los súbditos de ambos reinos, mientras que el bullicion y los pasos apresurados de las sanadoras despertaron a los demás.
Hyolyn y Solar nunca salieron de la tienda. Siendo las responsables del magnífico acontecimiento, no podían permitirse un solo error. Kihyun quien había sido despertado por Soyou, fue llevado a los aposentos de los Reyes de Busan por pedido de Hyungwon.
Tradicionalmente, solo las sanadoras y las parteras de la corte real tenían permitido presenciar el nacimiento de un nuevo miembro de la realeza. Los Reyes, como era su deber, debían esperar a que la partera oficial diera el aviso del nacimiento para encontrarse con su conyugue y su recién heredero.
Aunque no evitaba que la preocupación bajara de intensidad.
Hyunwoo lo tenía muy claro al verse conteniendo a Hoseok con ayuda de Siwon. Hwasa y Soohyuk los rodeaban para que el monarca de Busan no tuviera una oportunidad de escape.
Las voces de Kihyun y Hyungwon en un rango más alto que de costumbre, no mejoraban el ánimo de su amigo.
—Hyungwon, ¿Cómo te sientes?
—¡Quiero patearle el trasero a Wonho, y besarlo al mismo tiempo! ¿Tiene sentido?
—No, pero sigue respirando como te enseño Hyolyn.
—¡Vaya gracias, no lo había pensado!
—Dejare pasar ese tono porque sé que estas sufriendo justo, ¡Hyungwon vas a romperme la mano!
—¡Maldita sea! ¡Wonho te odio!
—¡Hyungwon suelta mi mano!
Fue lo último coherente que escucharon.
Todos en el campamento esperaron expectantes. Pasaron unos largos minutos hasta que Kihyun salió por fin de la tienda. Hyunwoo no tardó en atraerlo a sus brazos. Sonriendo cuando Kihyun lo abrazó con cariño.
—¿Ya nació?
Hoseok cuestionó a su prometido.
—Esta...
El repentino llanto dentro de la tienda respondió la pregunta. La multitud presente estalló en aplausos y felicitaciones. Los caballeros del Reino de Busan, festejaban la bienvenida del heredero a la corona.
—Está llorando –Hoseok murmuró, sin poder creérselo todavía. –Mi bebé está llorando, Jooheon esta...
—¡Ya entra!
Gritaron Hyunwoo y Kihyun al mismo tiempo empujando al rubio. Solar salió de la tienda con las doncellas detrás de ella. Hicieron una reverencia, dejando el camino libre para el nuevo padre.
—Kihyun –Hyolyn llamó al salir. –Hyungwon quiere que entres.
—¿Otra vez?
—Quiere presumirte a su bebé.
Sonrió, volviendo a entrar. Kihyun refunfuño, llevándolo consigo adentro de la tienda. Hoseok los recibió con una brillante sonrisa y ojos cristalinos.
—¿Lloraste?
Hyunwoo lo molesto, recibiendo una palmada en el hombro.
—Espera a que tengas el tuyo.
El rubio le susurró con una sonrisa malvada. Ambos presenciaron como Kihyun se acercó a la cama para sentarse a la orilla. Hyugwon destapó al pequeño bulto que cargaba, mostrando con orgullo el rostro del somnoliento bebé.
—Míralo, ¿No es guapo?
—Es tan lindo. ¡Oh, está bostezando!
Kihyun susurró, mientras miraba emocionado al bebé.
—¡Sus hoyuelos!
Gritaron en voz baja, Hyungwon y Kihyun al mismo tiempo sin despegar los ojos de Jooheon.
Los labios de Hyunwoo se torcieron en una pequeña sonrisa.
—Es un niño sano, su majestad.
—Gracias por toda tu ayuda Hyolyn.
—Es un honor servirles –Sonrió agotada. –Solar y las doncellas los cuidaran esta noche y por los siguientes días. La próxima semana será su última revisión para asegurarnos de que todo esté en orden.
—Volverás a servir bajo mi Reino cuando eso pase Hyolyn.
—Estaré preparada, Rey Son.
Hizo una reverencia, pero casi cayó al suelo cuando otro cuerpo irrumpió en la tienda.
—¿Por qué esta tan silencioso? –Preguntó Jessi, y luego añadió. –Acaba de nacer el príncipe heredero de Busan y no has organizado un banquete en su honor, ¿Así te haces llamar su mejor amigo?
—¿Qué haces aquí?
—¡Querido primo! –Abrazó al mencionado con fuerza. –¿Qué es esa cara? ¿No está feliz de verme aquí, su majestad?
—Sorprendido, más bien, pero sabes que en algunas ocasiones es grata tu compañía.
—Mírate bastardo, respondiendo de esa forma a la mujer que te ha ayudado tanto, ¿Quieres que vuelva a disciplinarte como cuando eras joven?
Hyunwoo la ignoró y se centró en Hoseok. El llanto de Jooheon no tardo en escucharse y el gritó de Hyungwon llamando por su esposo.
—Hablare con Jay para que le informe al señor Kim la noticia, tendremos una celebración en honor a su nacimiento.
—Gracias amigo –Le apretó el hombro sonriente. –Ahora si me disculpan, tengo un esposo irritado y un hijo hambriento que necesitan mi ayuda.
Se despidió, acercándose a la cama con rapidez. Kihyun les dio su espacio, observándolos desde una esquina de la habitación. Hyunwoo no podía apartar la mirada del Duque, fascinado.
—Más le vale haber dormido lo suficiente, el cuidado de un bebé no es nada fácil –Susurró Jessi dándole un empujón con el hombro. –No puedo esperar a que llegue tu turno, primo.
Hyunwoo sonrió.
—Yo tampoco.
「✿」
Entrada la madrugada de un nuevo día. El campamento parecía más silencioso de lo usual, lo que sería normal si no fuera por los cuerpos somnolientos en el suelo.
La mayoría de caballeros del Reino de Busan bebieron hasta la última gota de vino en nombre del nuevo príncipe heredero. Los caballeros del Reino de Seúl no se quedaron atrás, ayudando a los súbditos del Reino aliado a llegar a sus tiendas o acompañándolos a dormir bajo la protección de un árbol.
El llanto de Jooheon, que demostraba la fuerza de sus pulmones, se calmó cuando la fiesta ya estaba culminando.
Solar y las sanadoras se mantuvieron a raya con el alcohol por la seguridad de Hungwon y del bebé. Muy al contrario de Hyolyn, que dormitaba abrazada a Soyou sobre una de las mesas de madera.
Kihyun se divirtió alrededor de los donceles del escuadrón. Riendo con las mejillas sonrojadas por el vino ante cada broma o caída. Hyunwoo disfruto de verlo divertirse, dándole el espacio que necesitaba con sus amigos.
¿Y él? Bueno, pasó todo el festejo cerca de la pequeña fogata que construyo con ayuda de Jessi.
Al igual que cuando eran niños, se sentaron uno frente al otro, permitiendo que el silencio de la naturaleza arrullara su agotamiento.
—¿Ya te dije lo precioso que se veía Kihyun hoy?
Hyunwoo arrastró las palabras. Luchando por mantener los ojos abiertos mientras se acomodaba en el tronco donde estaba sentado.
Jessi reprimió una sonrisa burlesca. Su primo nunca fue bueno tolerando el alcohol como ella.
—Unas cuantas veces, sí.
—Oh, –Murmuró, parpadeando al cielo. –¿Y de como arruga la nariz cuando está furioso?
—Detalladamente, un par de veces.
—Él tiene la sonrisa más bonita que he visto en mi vida, Jessi.
—Lo sé, eres muy afortunado.
Hyunwoo esbozó una sonrisa somnolienta. Era cierto y estaba segura que serían muy felices en su matrimonio. Pero por ahora, le daría una pequeña ayuda a su primo preferido.
—Hyunwoo.
—¿Si?
—¿Recuerdas la pregunta que te hice en el baile? –Preguntó, colocando la jarra de cerveza en el suelo. –Creo que ya ha pasado el tiempo suficiente para que me des una respuesta.
Y para su sorpresa. La sobriedad brillo en la mirada de su primo.
—Sí, la recuerdo.
—Bien, ¿Qué lo hace tan especial Hyunwoo?
—Nunca he conocido a alguien con un corazón tan bondadoso. A pesar de lo que aparenta a simple vista, Kihyun no es pequeño y frágil, él es maravillosamente brillante y feroz con un carácter fuerte e impresionante. No se intimida al enfrentarme, y luce jodidamente hermoso cuando se enoja.
Inició, con una leve sonrisa. Sin embargó, se perdió de como Jessi vigilaba algo sobre sus hombros, justo detrás de él.
—Nunca había estado tan desesperado por el toque de otra persona. –Río avergonzado, cubriéndose el rostro con las manos. –Mierda, nunca en toda mi vida he deseado algo tan profundamente como he deseado simplemente verlo feliz y disfrutando del mundo que sus padres le negaron.
Entonces pasó algo que la ArchiDuquesa no vio venir. Un casi inexistente rubor rojizo pinto las mejillas de su primo, y estaba segura que la causa no fue por el vino o la cerveza.
—El efecto que tiene Kihyun en mí es abrumador –Suspiró profundamente. –Por primera vez en años, comprendo claramente lo que significa valorar a los demás sobre uno mismo y encontrar satisfacción en dar en lugar de recibir. Kihyun me enseño todo eso, y él es, joder es perfecto –Confesó, perdiendo su mirada en algún punto del cielo. –Todavía dudo si en verdad lo merezco, pero siempre que está conmigo, se siente como si nunca más volviera a estar sólo.
Jessi apretó la mandíbula, esta era la primera vez, en años, que Hyunwoo compartía sus sentimientos tan abiertamente con ella.
Estaba acostumbrada a las respuestas de una silaba, al rostro imperturbable de su primo, y las rápidas respuestas bruscas, pero ahora, viéndolo con esa sonrisa ilusionada en el rostro hablando del hombre que tiene su corazón.
Sintió que no podría reprimir mucho más esa oleada de felicidad. Se aclaró la garganta, para que su voz no se escuchara débil.
—Eres realmente afortunado por tenerlo a tu lado –Sonrió, limpiando su mejilla. –¡Salud por eso!
Elevo la jarra de cerveza para tomar un trago. Con su vista periférica, observo detrás de Hyunwoo a la sombra que desaparecía con sigilo entre las tiendas. Sonrió satisfecha.
Su primo iba a deberle una grande por esta.
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➥Title Song: Addcited by Monsta X*ೃ࿔°
Monbebe, bye‧₊˚.ꦿ ...‧₊˚
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