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✧*̥ Capítulo 16❀ ̥˚

Title:

˚༅༴ ❝ I want you to stay everyday❞*ೃ࿔°


Kihyun

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Kihyun abrió los ojos por el ruido de la lluvia.

Seguía siendo de noche. La brisa fresca entraba desde el balcón, atrayendo consigo algunas hojas de los arboles más cercanos. Desde que era un niño, adoraba los climas fríos, pero ahora era su peor sufrimiento.

Le dolía todo el cuerpo y no podía moverse a menos que un punzante dolor en las costillas lo incomodara. Afortunadamente, ya podía ver con ambos ojos, y aunque le dolían las piernas se obligó a levantarse de la cama.

Cada vez que se acostaba, sentía una opresión muy extraña en los pulmones. El mareo no fue algo nuevo, pero se sentía horrible. Al menos, el golpe en su cabeza dejó de pulsar desde que despertó hace unos días.

No tenía idea de cómo había llegado al hospedaje de las hermanas Kim, apenas recordaba lanzar la flecha al atacante de su prometido y luego caer inconsciente sobre el cuerpo de Hyunwoo.

Los recuerdos comenzaron a invadirlo de nuevo.

Si no se levantaba y hacía algo no iba a poder contenerse. Y si empezaba a llorar, sería incapaz de recuperar la compostura. Finalmente, logró ponerse en pie por su cuenta, caminando por la recámara a pasos lentos, abrió la ventana a pesar de que seguía nublado y llovía.

El viento no era demasiado fuerte así que el agua no entraría en la habitación, y lo que realmente necesitaba en aquel momento era un poco de aire fresco. Seguro que el frío en la cara no la ayudaba a sentirse mejor, pero tampoco la haría sentirse peor.

Desde la ventana, podía ver el jardín del enorme hospedaje. El calor de las velas y los candelabros había empañado el cristal. Sintió que de repente le pesaban los hombros.

Respiró aquel aire tan puro unas cuantas veces y se obligó a volver a la cama. No pensaba dormir una siesta, las largas horas que paso inconsciente bastaron para mantener su mente descansada. Sin embargo, su cuerpo era una historia completamente diferente.

Por lo que sabía, las sanadoras no lo dejarían salir de la habitación hasta que se encontrara estable, y eso incluía que los moretones y las ligeras heridas en sus manos sanaran exitosamente.

Lo cual no tardaría gracias a los brebajes y los tés medicinales preparados exclusivamente por Solar. No sabía que tenían de especiales, pero las sanadoras insistieron en que la líder de su equipo dejó claras instrucciones de que no podía beber nada más que no fuera recomendado por ella.

Le habría preguntado a la misma Solar porque tanto misterio sino fuera porque la sanadora partió días antes de que despertara.

Acomodándose en la espaciosa cama, cerró los ojos tarareando una delicada melodía, pensando en cualquier cosa menos en su prometido o como mínimo, se echaría a llorar hasta perder la conciencia.

No recuerda cuanto tiempo se mantuvo despierto conteniendo las lágrimas. Solo fue consciente del momento en que volvió a levantarse, entró al cuarto de baño y se refresco con las gotas frías recorriéndole el cuerpo.

Se cambió y se puso un vestuario cómodo. Miró el espejo completo y no se molestó por las sombras bajo sus ojos. Suspiró, abriendo la puerta de la habitación, sorprendiéndose al encontrar a Hyungwon sentado en la cama.

No cargaba a Jooheon, y Kihyun se dio cuenta de lo mucho que le habría gustado abrazar al bebé. Tener el consuelo de los pequeños brazos y la inocente sonrisa del príncipe brindándole un poco de calidez a la desolada habitación.

—Buenos días.

Dijo con la voz apagada. Hyungwon no resistió verlo desanimado, se acercó, y sin importarle que todavía estuviera mojado, lo abrazó.

—¿Dónde está Hyunwoo?

Preguntó, y pudo escuchar a la perfección el suspiro de su amigo. Siempre, desde el momento que despertó, esa pregunta había sido lanzada a todo aquel que lo visitara y siempre obtenía la misma respuesta.

—Aún no puedo decírtelo.

Los hombros del Duque cayeron con tristeza. Recargándose en Hyungwon, permitió que el doncel secara su cabello con paciencia.

—¿Por qué?

Cuestionó con un hilo de voz, tocando la fibra sensible en el corazón del contrario.

—Porque una vez conozcas su ubicación correrás a él.

Kihyun tembló contra su amigo, las ganas de llorar más intensas que nunca. La desesperación por conocer su estado, ¿Estaba sufriendo? ¿Su dolor era tan insoportable como el suyo? ¿Se sentía morir cada vez que despertaba y no lo veía al otro lado de la cama?

El Duque llevó una mano a sus labios para contener un gimoteo.

Todos sus instintos le decían que debía estar con su prometido, velando su sueño, ayudando en su recuperación, recordándole cada día que estaba ahí para él y que siempre lo estaría para el hombre que ama.

Su pecho dolió con desilusión.

—Quiero estar con Hyunwoo, han pasado días y nadie me dice nada, ¿Acaso él..?

Hyungwon le interrumpió antes de que si quiera terminara. Tomándole de los hombros, lo miró con determinación, con ese brillo que le decía que todo estaba bien.

—Lo que sea que estés pensando, olvídalo, sigue vivo, inconsciente, pero vivo, Kihyun.

—Tengo que ir con él.

Casi rogó. Con un nudo en la garganta, apretó las manos en puños al no sentirse completamente fuerte. La imagen de Hyunwoo en suelo rocoso, desangrándose y con una espada en el pecho volvió a golpearlo con intensidad.

Estuvo tan cerca de perderlo.

—Ni siquiera pienses en salir de esta habitación. –Reprendió con suavidad. –Despertaste hace cuatro días, Solar hizo todo lo que pudo para curarte las heridas de mayor gravedad, no voy a permitir que su esfuerzo sea en vano. Además, dijo que en cuanto volviera tenía que hablar contigo con urgencia. ¿Alguna idea del por qué?

—No lo sé.

Se encogió de hombros con elegancia, sorbiéndose la nariz cuando el repentino escozor de lágrimas le nublo la visión. A Hyungwon le temblaron los labios, apretando al Duque en un nuevo abrazo más consolador.

Kihyun no lo resistió, se abalanzó sobre su amigo y soltó todas las lágrimas que había estado reprimiendo. Hyungwon no se quejó, a pesar de que su camisa comenzaba a mojarse, pasó una mano por la espalda del Duque.

—Oye, estará bien, siempre lo está.

—Detesto estar lejos de él, si al menos hubiera llegado más rápido.

—Llegaste en el momento indicado –La voz de Hyungwon tembló. –Si Dooshik te hubiera visto, no habría dudado en manipular a Hyunwoo contigo.

—Y aun así casi lo...

Ni siquiera pudo terminar esa oración cuando un nuevo sollozo salió de sus labios. Un momento después, soltó a Hyungwon. Limpiándose el rastro de lágrimas mientras hipaba con cansancio.

—¿Mejor?

—Un poco.

—Tú lo salvaste, Kihyun, ¿Tienes idea de lo que hiciste? –Sonrió levemente. –Todo el mundo está hablando de tu gran hazaña, los caballeros de Seúl mostraron su respeto inclinándose ante ti cuando los sanadores te cargaron por el campo de batalla, ¿Puedes creerlo? ¡Te han proclamado su Rey Consorte y jurado lealtad sin siquiera una ceremonia de por medio!

—¿Todos se encuentran bien? ¿No hubo bajas? ¡Por todos los cielos! ¡Heechul! –Abrió los ojos alarmado. –¡El señor Kim! ¡Jay! ¿Cómo están los ayudantes de cocina?

—Y como siempre, ignoras todo lo que te digo –Suspiró, alborotando el cabello castaño con una sonrisa. –Heechul esta siendo felizmente mimado por su esposo e hija en una de la cabañas del hospedaje. Los maestros sanadores se encargaron de atender a los heridos, Solar y su grupo de sanadoras mantienen en vigilancia a los lesionados de gravedad, pero no hay pérdidas dentro de las líneas de Seúl o Busan. Tienes que darles más crédito, un simple ejército de criminales no son rivales para ellos. –Trato de bromear, sonriendo cuando el Duque negó con la cabeza. –Y con respecto a los miembros de la Cocina Real, no han parado de preparar caldos y tés medicinales, los han esparcido por todas las cabañas para los niños y los heridos, Jay es el encargado y está haciendo un gran trabajo con la ayuda de Soyou.

—Es un alivio escucharlo. ¿Cómo esta Hoseok?

—Descansado en nuestros aposentos, no ha querido despegarse de mi o de Jooheon desde que llegamos –Embozó una sonrisa risueña. –Recibió un golpe fuerte en el hombro que requirió muchos vendajes y suturas, pero eso no evita que arrulle a nuestro bebé para dormir.

Las mejillas de su amigo se sonrojaron, como siempre sucedía cuando su esposo estaba cerca o solo lo mencionaba en alguna de sus conversaciones. Kihyun se sintió feliz por él.

—Me alegra que se encuentre bien, por favor, envíale mis buenos deseos cuando vuelvas con él.

—Es un hecho, ¿Quieres descansar un poco más? Puedo traer cualquier cosa que necesites antes de irme.

—No te preocupes, solo me recostare.

—¿Estás seguro?

—Vuelve con tu esposo Hyungwon, esperare a que Soyou venga a verme.

—Si es lo que deseas me despediré ahora.

Aceptó, ayudando al Duque a acomodarse en las sábanas. Lo arropó con la manta con delicadeza, peinando su cabello hacia un lado con cariño.

—Duerme un poco, vendré a verte a la hora de la cena.

—Gracias Hyungwon.

Apretó la mano del mencionado con suavidad. Su amigo sonrió con un brillo de lágrimas en los ojos.

—No hay de que amigo.

Le sonrió por última vez para abandonar la habitación cerrando la puerta con cautela.

Kihyun esperó a que nadie más entrara. Se acomodó de lado en la cama, con la vista en el ventanal mientras la lluvia seguía cayendo. Su labio inferior tembló, un profundo vacío le oprimió el pecho y cuando menos se dio cuenta, sus ojos se cristalizaron, las gruesas lágrimas mojaron la almohada.

La imagen de Hyunwoo brilló en su mente, en su corazón, una luz brillante que se esforzó por alcanzar.

Con un nudo gigante en la garganta, lloró en silencio mordiéndose los labios hasta que sangraron, no queriendo que sus lamentos fueran audibles porque sabía que no aguantaría retener el nombre de Hyunwoo fuera de sus gritos.




「✿」




Media hora más tarde, ya se había secado los ojos y tenía la cabeza más clara. Se había dado cuenta de que necesitaba llorar.

Respiró hondo cuando escuchó la puerta ser abierta de nuevo. Se sentó en la cama recibiendo con un intento de sonrisa a Soyou, quién traía entre manos una bandeja con los alimentos de la mañana.

—¿Cómo se encuentra, su gracia?

—Mejor Soyou, ¿Sabes algo de Hyunwoo?

—Lo lamento, pero no se ha informado nada.

—Está bien.

Resignado, se concentró en la comida aunque apenas la probó. Los días siguientes a su recuperación, Kihyun se mantuvo al margen. Nadie le decía nada de su prometido, así que, al final, se secó los ojos y se concentró en sanar lo más pronto posible y buscar a Hyunwoo por sí solo.

Cuando se cumplió una semana de su despertar, las sanadoras le informaron con satisfacción que su cuerpo estaba casi recuperado. Kihyun escuchó las recomendaciones, pero por ningún motivo se quedaría unos días más encerrado en esa habitación.

Esa misma mañana, su gran plan de escape se vio interrumpido por la sorpresiva presencia de Soyou. Los golpes en la puerta le hicieron saltar, y rápidamente corrió al sillón más cercano.

Con los brazos cruzados, las piernas ligeramente separadas y los ojos normalmente alegres y sonrientes, tanto como podía fingir, le permitió el paso con voz audible. Sonrió cuando la doncella le hizo una reverencia.

—Su gracia, tiene visitas.

Eso llamó su atención. Enarcando una ceja, se levantó del sillón para recibirlos.

—Hazlos pasar, por favor.

Soyou asintió. Abrió la puerta y un hombre mayor con cuatro doncellas entraron en la recámara.

—Es un honor conocerlo Duque Yoo –Hizo una reverencia educada. –Soy el Maestro Sanador Song Gyongtae, me he encargado de la recuperación del Rey Son con ayuda de mis aprendices.

Señalo a las doncellas que hicieron una reverencia al mismo tiempo. Se mantenían en línea recta con las manos unidas. Los rostros amables le dieron confianza.

—Su gracia, es una alegría verlo mantenerse en pie.

—Tiene razón, luce muy saludable, incluso con más ánimo.

—Muchas gracias –Les sonrió cansado, pero no menos intrigado. –¿Vienen a revisar mi estado?

—En realidad, estamos aquí con otro propósito –El sanador se aclaró la garganta. –Se trata sobre su majestad, el Rey.

—¿Le sucedió algo a Hyunwoo?

Kihyun se dejó caer en el sillón por el miedo, entrelazando sus manos por los nervios. Soyou apretó su hombro, mirándolo inmediatamente con una inmensa preocupación.

—Nada de eso, su gracia, me complace anunciar que el Rey ha despertado.

Se apresuró a arreglar su error, sintiéndose culpable por el rostro decaído del Duque.

—¿Despertó? –Saltó del sillón con impresión. –¿Alguien más lo sabe?

—Solo el grupo de sanadoras que me acompañaba, su gracia. Las reglas dictan que en caso de enfermedad, el primero en conocer el estado del Rey debe ser su Consorte o cónyuge.

—¿Cómo se encuentra?

—Relativamente estable, sin embargo, su cuerpo apenas se está acostumbrando de nuevo al movimiento, las hierbas y brebajes específicos para su estado lo dejan adormecido para que el dolor no le afecte demasiado, pero en este momento se encuentra despierto.

—¿Puedo verlo?

—De hecho, venía a pedirle que por favor nos acompañara, el Rey Son está siendo un poco, –Movió la mano tratando de encontrar una palabra. –Renuente a que le cambiemos los vendajes y que le administremos más medicamento.

El hombre mayor se frotó el puente de la nariz con un suspiro. Una de las sanadoras que lo acompañaba dio un paso adelante, haciéndole una educada reverencia.

—Su gracia, en verdad necesitamos que venga con nosotros, si esperamos más tiempo las heridas podrían infectarse y si no toma los brebajes los restos del veneno podrían volver a infectar su cuerpo.

—¡Además de que nos amenazó con su espada! –Una sanadora más joven, quizás la menor de todas, se quejó con un rostro fatigado. –Según sus palabras y cito, "Nadie me tocará a menos que vea con mis propios jodidos ojos que mi prometido se encuentra bien". Por favor, su gracia, haga algo.

Lloriqueó, siendo consolada por la sanadora a su lado. Cada uno, tenía rastros de cansancio, como si no hubieran parado de trabajar para atender a Hyunwoo. Merecían un buen descanso después de hacer todo lo que estuviera en sus manos para mantener a su prometido con vida.

Su corazón comenzó a palpitar con velocidad.

—¿Dónde se encuentra?

—En el ala superior, la única recamará de todo el pasillo, su gracia.

Era la misma habitación en la que se habían quedado en su primer viaje al hospedaje.

No necesito más, dio la vuelta para adentrarse en el armario y buscar con desesperación un par de zapatos. Cerró la puerta con fuerza y ni siquiera se molestó en esperar a Soyou, corrió lo más rápido que sus piernas le permitieron.

No le importo que los miembros de servicio del hospedaje lo miraran con impresión mientras corría por los pasillos como un desquiciado. Solo tenía una cosa en la cabeza, encontrarse con Hyunwoo, y estaba punto de lograrlo cuando se detuvo en la puerta custodiada por cuatro caballeros.

Dos a los lados de la puerta de roble y otros dos frente a esta. Se acercó, recibiendo las reverencias cuando los caballeros notaron su presencia. Tragó grueso tocando el pomo de la puerta cuando esta se abrió de repente.

Dio un paso atrás por los nervios. Hoseok le sonrió, pero los ojos de Kihyun se fueron a las gruesas vendas que le cubrían el hombro y su brazo izquierdo por completo.

Se dio cuenta que Hyungwon no exageraba cuando le dijo que su esposo casi perdía un brazo. Tragó grueso, murmurando un saludo para el monarca de Busan. Hoseok le revolvió el cabello, sonriéndole y sin decirle una palabra, lo empujo dentro de la habitación.

La puerta se cerró con un ruido pesado. Kihyun observó la recámara, idéntica como la primera vez que la había visitado. Tembló cuando su mirada se encontró con la del monarca. Hyunwoo estaba sentado sobre la cama, recargado en el respaldo de esta.

Tenía vendajes en la mayor parte del torso y otros en los brazos. Sin embargo, le dio un aire atractivo. Los ojos de Hyunwoo se detuvieron en su pecho, apretó los labios desviando la mirada rápidamente, pero no lo suficiente como para que el doncel no lo notara.

Bajo la mirada creyendo que había algo mal en su ropa cuando se dio cuenta.

Vestía una camisa azul marino que robo de las pertenencias del monarca. Se sonrojo de sobremanera, preguntándose cómo iba a explicarle a Hyunwoo que desde que despertó, prefería usar sus camisas para dormir a pesar de que le quedaran grandes. Y talvez, para vestir durante el resto del día.

Sintió el calor subir por las mejillas, se saboteo así mismo, pero en su defensa, extrañaba al idiota frente a él. Todavía tenía un ojo morado y las sombras de golpes casi sanados. Y por mucho, eso era mejor que una espada en su pecho.

—Hyunwoo.

—Kihyun.

Llamaron al mismo tiempo provocando que ambos sonrieran al instante. Cuando las sonrisas desaparecieron, un incómodo silencio se apoderó de la habitación.

—Lo indicado seria preguntar cómo te sientes, pero creo que puedo imaginarme la respuesta, ¿Duele mucho?

—Era insoportable hasta que te vi, ¿Puedes acercarte?

No tuvo que pedirlo dos veces. Kihyun se acercó ansioso, sentándose a un lado de la cama lo suficientemente cerca para inspeccionar mejor cada rasguño en el rostro de su promedio.

—No parecen tan hinchados.

Murmuró, atreviéndose a tocar la suave mejilla del monarca, el más mínimo roce de dedos en una caricia que le erizo la piel. La voz de Hyunwoo fue suave y amorosa cuando preguntó:

—¿De verdad? –Sonrió, ladeando la cabeza para darle un beso en la mano. –Debe ser porque estás aquí, tú toque es mucho mejor que cualquier jodido brebaje.

—Y sin embargo, me asegurare que te tomes tantos como sean necesarios.

Se inclinó más cerca sin poder evitarlo. La mirada acaramelada se fue directo a sus labios, y por acto reflejo, mordió su labio inferior. Hyunwoo siguió el descarado movimiento, repitiendo la acción con el mismo entusiasmo.

—El sufrimiento valdría la pena si después me recompensas con un beso.

—Es un trato.

Sonrió grandemente. Su corazón dio un vuelco por la forma en que Hyunwoo se inclinó hacia su toque, capturando su mano como si temiera que pudiera alejarse.

—Me sentía tan perdido sin ti.

—Yo también.

La ternura de ser apreciado tan profundamente hizo que Kihyun se llenara de lágrimas y Hyunwoo se las limpió. Fue solo cuando se acariciaron el uno al otro que el Duque sintió el rastro húmedo en las mejillas de su prometido. Abrió los ojos con sorpresa.

—¿Hyunwoo? –Susurró con suavidad. –¿Qué sucede?

Preguntó acariciando la mejilla del monarca con la palma de la mano, secando la piel con delicadeza.

—Tú, –Murmuró, la emoción temblando en su voz. Cerró los ojos, y otra lágrima se deslizó por su rostro. –Estuve a punto de perderte otra vez, creí que no volvería verte, a tocarte y eso, todavía siento como si esto fuera un sueño y en cualquier momento te perderé.

Los ojos de Kihyun se abrieron angustiados. Su prometido estaba temblando, viéndose tan vulnerable como nunca lo había visto antes.

—Estoy aquí Hyunwoo, contigo.

Arrulló, entrelazando sus brazos alrededor de los hombros del monarca, abrazándolo con cada centímetro. Ambos estaban un poco rotos, un poco heridos, un poco más duros de lo que habían sido, pero lo habían superado para encontrar refugio el uno en el otro por fin.

—Realmente, solo necesito tenerte entre mis brazos para sentirme mejor. –Suspiró su prometido, sosteniéndolo con fuerza y metiendo su rostro contra la garganta del Duque. –Ya quiero mostraste el Palacio, te encantaran los jardines y nuestra habitación tiene una vista completa al mar, hay muchas cosas más, pero prefiero que lo veas con tus propios ojos.

Kihyun se estremeció cuando Hyunwoo reclamó sus labios en un beso. Se intensificó con un calor abrasador que los hizo sentirse mareados de deseo. Ambos estaban jadeando suavemente cuando se separaron, los labios rozándose con cada respiración, ansiosos y emocionados por más.

—¿Todavía quieres llevarme al Reino?

El Duque respiró tembloroso cuando el monarca capturó su labio inferior en un mordisco suave y burlón.

—Por supuesto.

Susurró con toda la intención de volver a besarlo. Kihyun se echó hacia atrás para mirarlo a la cara, pensativo e inseguro lo suficiente como para que Hyunwoo se preocupara.

—Incluso si, –Dijo apagándose para humedecerse los labios, sus pensamientos se negaban a organizarse. –¿Incluso si existe la posibilidad de que no podamos casarnos aún?

La sonrisa de su prometido se borró al instante.

—¿Qué?

—Yo, recibí una carta de parte del Consejo Imperial hace unos pocos días, –Murmuró, cerrando los ojos cuando las manos del monarca acariciaron su espalda, la piel se erizó ante el toque. –Quieren volver a evaluarme, gracias a los hechos recientes y los rumores de disputas con los príncipes Jung, creen que deberías reconsiderar la idea de volverme tú consorte.

—Me salvas la vida y ellos creen que pueden separarte de mí –La forma en que lo dijo hizo estremecer al Duque. La mirada de Hyunwoo era cazadora, frívola, como si no hubiera sentimientos. –Que gracioso, veremos si dicen lo mismo cuando solicite una reunión.

—Por favor, dime que no estás pensando en un golpe de estado.

—Pensaba hacer que las cosas ardieran, pero esa idea es tentadora.

—¡Hyunwoo!

Kihyun se lanzó a los brazos de su prometido invadiendo los dulces labios. El monarca se rió en el beso y lo rodeó con fuerza. Se sentía tan protegido que abrió la boca dándole la bienvenida. Gimió sin pudor cuando la lengua de Hyunwoo tomo la suya.

—Sin importar lo que pase, recuerda que mi título no es mi tesoro, tú lo eres. Dónde estás es mi hogar. El resto se resolverá solo.

Los ojos caramelo brillaron con algo mucho más profundo e íntimo. Kihyun casi tembló por el cosquilleo en su estómago. Agachó la cabeza inseguro de cómo responder a una declaración tan apasionada, especialmente cuando se combinó con el peso de las manos del monarca acariciándolo con tanto afecto.

—Hyunwoo, sea lo que sea, enfréntennoslo juntos a partir de ahora, te protegeré, no permitiré que alguien te lastime, primero tendrán que vérselas conmigo para llegar a ti.

—¿Qué hice para merecerte? Mi precioso e intimidante prometido.

—Exagerado.

Sonrió para ser envuelto entre los brazos del contrario. Hyunwoo lo apretó contra su pecho como si pensara que aflojar el agarre significaría que desaparecería de su lado. El bullicio de gritos emocionados se escuchó desde el balcón de la recámara, pero ninguno tenía deseos de terminar el abrazo.

—¿Qué demonios está pasando?

—Creo que el Maestro Sanador comunico tú despertar, ¿Debería acercarme al balcón para decir algunas palabras?

—Tú no te mueves de aquí, yo te necesito más que ellos –Hizo un puchero apretando el agarre en su cintura. –Que esperen.

—Oh, ¿Y que necesitas de mí?

—Creo que sabes muy bien a que me refiero.

—Dudo, seriamente, que tengas la libertad de pedir algo como eso justo ahora.

Kihyun dijo sonriendo contra el cuello del monarca. Besó su cuello con besos amorosos y persistentes impulsados por el canto de su corazón.

—¿Seguro? –Preguntó amasando la cadera del Duque. –¿Quién podría detenerme?

—Yo, maldito convaleciente.

La Archiduquesa entró campante en la recamara. Cruzándose de brazos, mientras una sonrisa malvada se dibujaba en su rostro.

Hyunwoo resopló de frustración por la intrusión.

Jessi rió.

—¿Quién te dejo entrar?

—Soy la Archiduquesa del Reino de Seúl, ¿Todavía piensas que hay puertas que no puedo abrir?

—Estoy pensando seriamente destituir a mis guardias reales –Suspiró, soltando al Duque desganado. –¿Qué quieres?

—Ni regresar de la muerte te ayuda con ese carácter.

—Habla rápido.

—Como tu segunda al mano, tengo la obligación de infórmate acerca de los resultados de la batalla –Se acomodó en el sillón cercano a la cama. –La victoria elevó la reputación del Reino por combatir contra los criminales que pudieron invadir las tierras y pueblos aledaños del territorio del Rey Chong Dong, el cual envía sus agradecimientos y una fortuna por ayudarlo en el combate inesperado.

—No necesito ese tipo de riquezas –Suspiró fastidiado. –Haz que Jay hable con el Ministro de Finanzas para que distribuya el oro en los orfanatos y granjas cercanas a los pueblos vulnerables.

Kihyun miró a su prometido encantado. A pesar de que había muchos que seguían creyendo que Hyunwoo era un Rey intimidante, no tenía idea de lo humilde y considerado que podía llegar a ser.

—Le haré saber tus deseos, ahora –La sonrisa cayó tan rápido que Kihyun pestañeo impresionado. –Hay algo que no va a gustarte.

—¿Dónde está?

—No lo sé, lo busque durante la batalla e incluso cuando esta concluyó. Mi equipo trató de adentrarse en las montañas junto a mis perros de caza, sin embargó, no encontraron rastro de Seungho, así que tenemos dos posibilidades, el maldito huyó cuando la derrota era inminente o en ningún momento acompaño a sus tropas.

—Ese bastardo.

Gruñó y Kihyun tuvo que colocar una mano sobre su hombro para calmarlo. Masajeo la piel tensa, con pequeños y suaves apretones, funcionó. Hyunwoo se recostó contra el respaldo de la cama, cerrando los ojos y suspirando con satisfacción.

—Dile a Siwon que hagan un conteo de los caballeros que están en condiciones de volver a sus obligaciones, quiero doblar la vigilancia en el hospedaje como en las cabañas. Nadie entra o sale del territorio Kim a menos que haya sido identificado y no represente una amenaza.

—Entiendo tus razones, pero dudo mucho que Seungho se atreva a poner un pie cerca de nosotros. Sabe que no seremos descuidados desde ahora y que el único destino que le espera si se atreve a mostrar su maldita cara será la muerte. Está en desventaja, no hará nada, al menos por el momento.

—De igual forma no me confiare a menos que estemos en el Reino.

—Si eso es lo que deseas, me asegurare de ello personalmente.

—Bien, ya puedes retirarte.

—¿Tan rápido te quieres deshacer de mí? ¡Vamos! Sé que quieres a Kihyun para ti solo, pero se un poco más considero con tu prima idiota. Además, temo dejar a mi querido Duque desprotegido, has estado en abstinencia y, ¿Quién sabe qué cosas están pasando por esa mente tuya?

—Jessi, no me provoques.

La mencionada no dijo nada más, pero su sonrisa demostró que había mucho que le gustaría agregar.

—Amargado, ¿No puedes alegrarte un poco? ¡Estas vivo! Sobreviviste a un jodido veneno letal, ¿Sabes cuantas personas pueden decir eso? Y no sé ustedes, pero luego de casi enfrentar a la muerte, combatir como en antaño y dirigir una búsqueda rigurosa sin resultados me gustaría mucho celebrar una ceremonia, la suya en específico.

—Desearía que pudiéramos hacerlo, pero el Consejo Imperial decidió que nuestro compromiso debía cancelarse, al menos por un tiempo.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Ellos, quieren darle la oportunidad a Hyunwoo de elegir a otro candidato para tomar el título de Consorte. Al parecer, que me uniera al ejército y no siguiera el protocolo ha sido un gran error de mi parte. –Hizo una mueca recordando el claro mensaje. –Los donceles nobles no somos educados para combatir y para alguien que aspira a un puesto en la realeza las consecuencias de la desobediencia son irreparables.

—¿Son unos idiotas? ¡Que tienen en la cabeza! –Estalló, levantándose del sillón para caminar como un león enjaulado. –Eres la razón por la que mi primo no pereció en el campo de batalla y ellos se creen con el poder de impedir su boda, ¡¿Qué clase de estupidez es esa?! ¿Vas a permitirlo?

Le lanzó una mirada al monarca que la observaba con sutileza. Hyunwoo resopló, levantándose un poco para sentarse derecho.

—¿Recuerdas lo que te pedí antes de partir del campamento?

El monarca preguntó y Jessi se congelo a mitad de su reclamó. Abrió la boca ligeramente sorprendida antes de sonreír con entusiasmo. Kihyun solo pudo mirarlos confundido, ¿De qué se estaba perdiendo?

—Nunca podría olvidar algo como eso, de hecho, ya lo tengo resuelto.

—Entonces ya sabes la respuesta.

—¡Que maravilloso! –Gritó, apresurándose a la puerta. –¡Tengo cosas que hacer, nos vemos luego!

Cerró con un portazo dejándolos solos. Kihyun miró a su prometido con interrogación.

—¿Qué es lo que acaba de pasar?

—Nada importante, ahora, ¿En qué nos quedamos?

Ni siquiera le permitió responder. Capturando sus labios en un nuevo beso y Kihyun sintió un hormigueo en la piel en respuesta, tensándose deliciosamente con una anticipación que era casi tan placentera como cualquier toque.





「✿」






Al día siguiente, se quedó en la recámara del monarca. Oficialmente instalado en los aposentos de su prometido quien se encontraba dormido en esos momentos.

Le habían administrado más brebajes con una esencia muy profunda. El aroma era demasiado puro que Kihyun tuvo que permanecer con la cabeza en la ventana ya que el olor lo mareaba.

El Maestro sanador le explicó que una vez era ingerido los pacientes lucían más desorientados, así que no debía preocuparse si el monarca balbuceaba incoherencias o parecía caer en un profundo sueño por varias horas.

En conclusión, debía encargarse de que la temperatura de Hyunwoo no aumentara, y si se daba el caso, enviara a alguien a llamarlos. Kihyun se tomó el trabajo muy en serio, vigilando el sueño del monarca, relatándole historias para llenar el silencio de la alcoba. Y cuando estaba pasándole un paño húmedo por la frente, las puertas de la habitación fueron azotadas estrepitosamente.

Kihyun saltó por la sorpresa mientras Hyunwoo gruñó por ser despertado. Removiéndose en la cama para abrazar la cadera del Duque. Se acurrucó cómodamente contra su estómago, pareciendo bastante complacido consigo mismo.

—¿Cómo están los futuros novios?

Jessi canturreó, abriendo las ventanas. La mañana apenas comenzaba, así que los rayos del sol eran apenas se deslumbraban. De igual forma, la brisa fresca se mantenía, y podría ser mala para Hyunwoo.

Abrió los labios para pedirle que cerrara de nuevo las cortinas, pero otra presencia invadió la habitación con apuro. Era Hyungwon, con los cabellos despeinados, la bata de dormir desordenada y con una mueca de molestia.

—¡Tú! –Lo señaló aproximándose con velocidad, siendo detenido por su esposo antes de que lograra alcanzarlo. –Te visite ayer, incluso cenamos todos juntos y ¿En ningún momento se te ocurrió decirme que te casarías hoy? ¡Creí que nuestra enemistad era especial! ¡¿Acaso no ibas a pedirme que fuera tu testigo?!

Reclamó con verdadero resentimiento. Hoseok que lo sostenía con una mano mientras cargaba a un adormilado Jooheon con la otra, trató de apaciguarlo, susurrándole palabras cariñosas y besando la mejilla sonrojada del doncel.

Kihyun ni siquiera podía asimilar toda la información, y casi estúpidamente preguntó:

—¿Me casare hoy?

—¡Si! Todos lo saben, los preparativos del jardín comenzaron, los cocineros se encerraron en la cocina para preparar un abundante banquete y las modistas te están buscando para entegarte el traje.

—Yo, no lo entiendo, la carta del Consejo Imperial...

—No importa –Interrumpió la Archiduquesa. –La Ceremonia Real está en curso y cuando ellos se enteren, el Reino de Seúl ya tendrá a su Rey Consorte.

—¿Ustedes lo planearon?

—Aunque quisiera llevarme el crédito, debo admitir que todo fue organizado por mi primo.

—Hyunwoo.

Murmuró acariciando el cabello azabache con ternura. Riendo cuando el monarca resoplo de satisfacción, escondiendo el rostro en su estómago.

—Esperen, la ceremonia debe oficiarla un Juez Real y ellos solo viajan con meses de anticipación a los Reinos dónde se realizará la ceremonia.

—Sabía que dirías algo como eso, por esa razón, ¡Hagan que pase!

Jessi gritó provocando que las puertas se abrieran una vez más. Un hombre mayor con un bastón hizo una reverencia. Kihyun no lo pensó mucho al saber lo que significaba su presencia.

—¿Qué? ¿Cómo lo...?

—Lo encontramos en el pueblo más cercano y nuestro querido Rey Lee le acaba de dar el título oficial. No hay nada que impida esta ceremonia.

—Su majestad, su gracia, estoy a su servicio, por lo cuál, les pido que después de la unión le digan a esta desquiciada mujer que me devuelva a mis ovejas.

—¿Lo están amenazando?

Cuestionó a su futura prima que movió la mano haciendo de menos la situación.

—Detalles menores queridos, esta boda se hará hoy.

—¡Hyunwoo está casi inconsciente!

—¡Tienes los ojos abiertos! –Jessi se acercó para chasquear los dedos frente al monarca. –Oye, Oso negro de Seúl, ¿Cuántos dedos ves?

—Cinco.

Respondió casi sin aliento para dejarse caer en el regazo del doncel.

—¡Lo vez! –Exclamó, dándole unos golpecitos en el brazo. –Está perfecto, prosigamos, con respecto a tú traje...

—¡Oh no Jessi! No me quitaras esto, desde ahora me haré cargo. –Su amigo le tomó de la mano. –Kihyun nos vamos, porque no permitiré que te cases en estas condiciones. –Trató de empujarlo, pero le fue imposible por el agarre asfixiante del monarca. –Soyou y yo te ayudaremos a prepararte para hacerte brillar –Volvió a empujar con fuerza sin obtener resultados. –¡Hyunwoo suéltalo ya!

—¿A dónde te lo llevas?

Su prometido lo abrazo con más firmeza, besando la piel desnuda de su torso y provocando un encantador rubor en las mejillas del Duque.

—¡A prepararlo para su ceremonia! ¿No querías darle a Kihyun la boda que merecía?

Hyunwoo lo soltó. Despidiéndolo con una somnolienta sonrisa mientras era empujado por su amigo hacia la puerta.

—¡Yo los acompañó!

—¡Ni hablar Jessi! Te quedas a ayudar a mi maravilloso esposo, ¡Hyunwoo es todo suyo!

—¡Hyungwon! ¡¿Cómo se supone que arregle a este moribundo?!

Señalo al mencionado que ahora abrazaba la almohada del Duque entre sus brazos.

—Tú primo, tú problema, ¡Nos vemos al atardecer!





「✿」




La hora de la ceremonia llegó más rápido de lo esperado.

Kihyun cerró los ojos mientras Hyungwon terminaba de hacer maravillas con su ritual de belleza. Con ayuda de las modistas, limpiaron e hidrataron su piel dejándola tersa, cepillaron su cabello con un tónico especial dejándolo sedoso y manejable para un buen peinado.

Incluso entraron en un debate acerca del tipo de bálsamo que debían aplicarle. Y ni hablar de las rodajas de pepino remojados para borrar las bolsas bajo sus ojos. Su rutina de embellecimiento fue por más agotadora, pero no podía negar el resultado final.

Tuvo que verse incontables veces en el espejo impresionado por su propio reflejo. Lucia completamente diferente. Las modistas habían hecho un gran trabajo perfeccionando el traje a su esbelta figura. Los colores crema y vainilla con toques de oro complementaron su tez resultando en una apariencia deslumbrante.

Casi parecía brillar, sin perder el toque de sofisticación y elegancia. Nunca ha sido vanidoso, pero debía aceptar que se veía majestuoso.

—Un poco más en las mejillas y será suficiente.

—¿No crees que es demasiado?

—Es tu ceremonia de unión Kihyun, debes resaltar así que relájate. –Rodo los ojos tomando un frasco de perfume del tocador. –¿Te pusiste la lencería que te deje?

—No me preguntes eso, nos pueden escuchar.

Reprochó haciendo un puchero avergonzado.

—Lo tomaré como un sí. –Río malicioso. –Ya me imagino lo idiota que se pondrá Hyunwoo cuando te vea.

—No creo que sea la gran cosa, ya nos hemos visto desnudos.

—Veremos si dices lo mismo cuando no puedas caminar.

—¡Hyungwon!

Gruñó dispuesto a jalarle un mechón de cabello cuando las puertas de su recámara fueron abiertas. Soyou y Hyolyn se detuvieron en la entrada, mirándolo con asombro. Los ojos de la doncella se nublaron, limpiándose las mejillas con rapidez a pesar de estar sonriendo.

—Su gracia, luce extremadamente hermoso.

Hyolyn comentó, siendo secundada por Soyou.

—Radiante, como el girasol más precioso de la primavera.

Las mejillas de Kihyun se calentaron. Un poco abochornado por la intensa atención, pero no menos halagado.

—Muchas gracias.

—¿Te avergonzaste?

—Cállate Hyungwon.

—Sí, si como digas, ¡Estás listo! –Dijo radiante y orgulloso de si mismo. –Maldición, soy muy bueno en esto.

Su amigo alardeó, y las modistas aplaudieron emocionadas.

—Se ve tan angelical.

—¡Muy tierno!

—El Rey Son se enamorará de nuevo cuando lo vea.

—¡Oh, será como en un cuento de hagas!

—Ese traje resalta el color de sus ojos, ¡Es perfecto!

—Su gracia, parece brillar como el diamante más exquisito.

Agradeciendo los cumplidos, Kihyun se levantó con un poco de nerviosismo. Caminó al gran espejo de la recámara y lo que vio en el reflejo, le fascinó.

Sonrió pasando la mano por la seda de la mejor calidad y se detuvo en su estómago. Palpó la zona y frunció el ceño al sentir una pequeña curva. Era leve, como si apenas hubiera engordado un poco, pero ahí estaba.

No tuvo tiempo de reflexionar cuando las voces de Hyolyn y Soyou discutían a su espalda. Hyungwon se acercó, acomodándole el cabello, y Kihyun debía admitir que su amigo lucia igual de despampanante vistiendo un traje con los colores representativos del Reino de Busan.

La mezcla entre el azul marino, gris con destellos plata era muy atrayente. Y podía imaginar que el traje de Hoseok combinaría extraordinariamente con el suyo. ¡Por todos los cielos! No podía esperar a ver a Jooheon con su propio traje de la realeza.

—Deja de verme así, sé que soy muy apuesto, pero estas a punto de casarte y yo amo a mi esposo.

Comentó divertido y el Duque rodó los ojos. Mirándose de nuevo en el espejo, detallo el anillo que brillaba en su dedo, lo extrañaría.

—Sabes que puedes conservarlo, ¿Cierto?

—Fue el primero que me dio Hyunwoo, se siente muy especial como para quitármelo.

—Quisiera decir que exageras, pero no soy nadie para hacerlo. –Suspiró, terminando de arreglar las hebras castañas. –De hecho, nunca salgó de la recámara si no uso el antiguo anillo de compromiso que me dio Wonho como collar.

Murmuró, mirándolo con las mejillas sonrojadas. A veces, la mención de Hoseok era suficiente para que su amigo luciera esa sonrisa enamorada.

—Me vengare si se lo dices a alguien.

—No sabía que eras tan romántico.

—¿Has visto a mi esposo? Es el sueño caliente de cualquiera y es todo mío. Talvez debería aprovechar esta ocasión, Jooheon necesitará un hermanito para jugar.

—No lo dices en serio, ni siquiera ha cumplido su primer año.

—Mientras más mejor ¿No?

Le guiñó un ojo con esa sonrisa descarada que lo representaba.

—Llegó la hora, su gracia.

Soyou se colocó a un lado de la puerta. Las modistas siguiendo su ejemplo en una línea recta. Hyolyn y los caballeros que los escoltarían del otro lado de la puerta viéndolo a la espera de su partida.

—¿Estás listo para casarte?

Hyungwon lo codeo amistoso. Kihyun nunca había estado tan seguro de algo hasta ahora, cuando respondió con total deleite en su voz:

—Lo estoy.

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➥Title Song: I Got Love by Monsta X*ೃ࿔°

Monbebe, bye‧₊˚.ꦿ ...‧₊˚



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