✧*̥ Capítulo 14❀ ̥˚
Title:
˚༅༴ ❝I'm a Little more obsessed, I'm a Little more attached, You know that you got me, Just a little more tied to your body ❞ *ೃ࿔°
Hyunwoo
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Hubo un millón de razones para disuadir a Hyunwoo de llevar ese beso más lejos, comenzando con la falta de privacidad por la proximidad de los caballeros que custodiaban la cabaña, o la forma inútil en que el silencio parecía amplificar cada pequeño ruido.
Pero a pesar de todo eso, a pesar de todo lo que había sucedido, el beso que compartieron se profundizó a cada segundo. Fue una catarsis de tensión reprimida, de agotamiento. Fue Hyunwoo obligándose a entender que su prometido estaba con él, verdaderamente entre sus brazos y no era una ilusión.
Había estado tan cerca de perder a Kihyun, tan cerca. Sin embargo, su Duque estaba cálido y muy vivo en su regazo, y Hyunwoo estaba vivo para maravillarse con él, y todo lo demás podía arder en el calor de su deseo de amar a su preciado compañero.
—¿Todavía piensas en ir detrás de ellos?
Kihyun susurró, rompiendo el beso. Las manos de Hyunwoo deslizándose desde sus caderas hasta su trasero perforaron la bruma sensual que lo invadía. Lo tomaron, lo apretaron y lo acercaron más a él.
—Aún me siento tentado.
Hyunwoo respiró entre los besos mordisqueadores del Duque. Se sentó y atrajo a Kihyun para darle otro beso, hambriento y necesitado, la lengua saqueando las calientes profundidades de la boca del Duque y probando sus pequeños dientes afilados hasta que su prometido se echó hacia atrás, jadeando.
—Si hubiera llegado un momento después...
Hyunwoo no pudo terminar esa oración, no pudo terminar ese pensamiento, y no necesitaba hacerlo. Kihyun ahuecó su rostro, conmovido por la angustia, por el cuidado que le dio a luz.
Él sabía que la mente brillante de Kihyun, su corazón vasto y decidido, la bondad que yacía en su núcleo de la que ni siquiera su padre había podido despojarlo. La misma bondad que lo llamó al peligro una y otra vez, siempre para los demás, siempre en defensa de los que no tenían defensas para sí mismos.
Era otra confesión atesorada, admiraba a su prometido, y ese era otro susurro sin aliento que debía retener en su corazón.
—Pero no lo hiciste.
—No entiendes mi dolor, de solo pensar lo cerca que he estado de perderte.
—No me has perdido, Hyunwoo, estoy aquí, justo donde pertenezco.
Kihyun susurró, besando la frente del monarca, levantando la barbilla y cerrando los ojos con felicidad cuando Hyunwoo lo mordió allí debajo de la mandíbula, posesivo y temeroso. Ansioso por alentar a su prometido a una intimidad más profunda.
Gruñó, cubriéndole el trasero con las manos, acercándolo más y más, cegado por la necesidad de hacerle sentir la dureza que había originado en su polla.
Las manos le recorrieron la espalda, la boca de Kihyun lo devoró. No parecía saciarse de él.
Sintió que la mano de Kihyun subía con cautela hasta la parte alta de su espalda, deteniéndose en la nuca. Jalo el cabello como le gustaba mientras jugaba con su lengua. Y quería más.
Los labios del Duque abandonaron su boca y bajaron por el cuello. Ante cada mordida, Hyunwoo emitía un jadeo, y eso hacía que el deseo creciera todavía más.
Abrió la camisa del castaño de un movimiento, sin importarle que casi la desgarra en el acto. Ignoró la maldición de Kihyun y se concentró en el blanquecino pecho.
Los suaves pectorales eran una visión encantadora, pero los excitados botones brillaron atrayéndolo como un oso a la miel. Y entonces, su boca descendió para acariciar su premio.
Rozo ligeramente con su lengua el pezón izquierdo y Kihyun tembló bajo su agarre. Un sonoro gemido escapó de los labios del Duque cuando una de las manos del moreno vago encontrando su camino hacia su otro pezón. Comenzó a acariciarlo mientras que con su otra mano seguía manteniendo un agarre posesivo en su cadera.
—No pares.
Kihyun arqueó la espalda y soltó un suspiro de lo más apasionado y seductor. Hyunwoo estaba perdido.
—Espera.
Murmuró, alejándose del castaño. Camino hasta la puerta, dispuesto a despedir a los caballeros que custodiaban el frente, pero se encontró con la sorpresa de que no había nadie a los alrededores.
"Jessi". Pensó, con una sonrisa.
Cerró con fuerza para no dejar nada a la vista. Giró en sus pasos y se encontró con la tentadora vista de Kihyun quitándose la ropa. Después de tantos encuentros a la luz del atardecer, había perdido el pudor de mostrar su cuerpo y Hyunwoo no podía estar más agradecido con el espectáculo.
La última prenda cayó, y Kihyun le lanzó su sonrisa más descarada.
Le dio la espalda pavoneando el pomposo trasero. Los pantalones de Hyunwoo se apretaron, mordió su labio cuando el Duque se inclinó sobre la mesa, elevando su trasero de forma sugerente.
Iba a estallar en cualquier momento.
Hyunwoo dio un paso, y su camisa cayó al suelo. Otro más, y su pantalón quedo en el olvido. Jadeo complacido cuando la tersa piel rozó su cadera.
—Tu piel es tan suave –Susurró, disfrutando de la respiración jadeante de su prometido, corta y aguda e indicativa de placer. –Tan suave y caliente.
Las mejillas de Kihyun se enrojecieron pero su cuerpo dio un pulso lujurioso, traicionando el efecto que tuvo en él. Su trasero redondo se echó hacia atrás, una presión casi dolorosa contra la carne rígida de Hyunwoo.
Apretó las proporciones del Duque, mirando con satisfacción como la marca de sus manos se dibujaban en un bello tono rojizo. Apenas logró alcanzar un frasco especial escondido entre los libros cuando lo estampo contra la mesa.
Kihyun subió una pierna para apoyarla en la superficie. Hyunwoo embozó una sonrisa. Era una invitación a la que no podía resistirse. Rozó la punta de su polla contra la entrada rosada. La respiración se le aceleró, y se lamentó no poder ver el precioso rostro de su prometido.
—Eres tan maravilloso para mí.
Hyunwoo murmuró, con su voz vacilante y áspera. Kihyun se abrió, más que solo su carne, desnudándose hasta el alma, hasta el corazón.
El gesto fue recibido con una mirada amorosa, su trasero ahuecado para estabilizarlo mientras Hyunwoo se relajaba más profundamente. Ambos gimieron cuando su estrecha hendidura se abrió por completo, los cuerpos se inmovilizaron para absorber la sensación de estar tan íntimamente entrelazados.
—Hyunwoo.
Gimió su nombre en apenas más que un aliento. Los dedos del monarca se profundizaron en la piel.
—Kihyun.
Repitió él, con el mismo deseo y desesperación. El cuerpo del Duque estaba caliente, tenso y dolorosamente resbaladizo, cediendo fácilmente a la presión de su grueso cuerpo sin esfuerzo. Hyunwoo lanzó un jadeo áspero cuando se vio envuelto en un calor sofocante, una lenta ondulación de los músculos internos de su prometido lo atrajo más profundamente.
—Joder Kihyun.
El Duque se agarró a los lados de la mesa con tanta fuerza que sus nudillos palidecieron, cada respiración ardía por el esfuerzo de mantenerse en silencio mientras su cuerpo se movía al ritmo de las embestidas.
El sonido de piel contra piel era codicioso y lleno placer. Sin embargo, faltaba algo, por mucho que le encantara la vista de la espalda de Kihyun arqueándose y el trasero pomposo golpeando contra su vientre, necesitaba verlo a los ojos.
Con ese pensamiento, detuvo abruptamente el vaivén de sus caderas.
—Hyunwoo no, no pares, por favor.
Escuchó el sollozo, pero solo se concentró en darle la vuelta. Sus miradas se encontraron y la tentación por probar los labios entre abiertos le recorrió como el más deseado estremecimiento. Lo embistió sin poder contenerse sacándole un suspiro de deleite al Duque.
Hyunwoo gimió, un sonido bajo, casi inaudible mientras sus caderas empujaron hacia adelante con más poder.
Kihyun debajo de él, derritiéndose entre gemidos y palabras obscenas mientras sus manos lo acariciaron, ahuecando su pecho, tocando sus pezones y dando forma a la curva de su cintura con una posesividad que hizo gemir a su prometido con fuerza.
La emoción de ser tan profundamente deseado casi tan placentero como el toque de su pareja. Las piernas del Duque se estremecieron, señal suficiente para saber que se acercaba a su delicioso final.
Las manos de Hyunwoo se posaron en sus caderas, conocía este precioso cuerpo que se entregó a él en incontables ocasiones, pero dudó en ceder al impulso que se apoderó de su mente, follarlo hasta que las lágrimas bajaron por sus mejillas, sacudido por lo poderoso que era.
Kihyun toco su barbilla con dedos temblorosos.
—Hazlo –Susurró, como si supiera lo que había estado pensando. –Sabes que lo quiero, que estoy dispuesto a todo lo que me das, hazlo Hyunwoo.
No tuvo que decir más.
Se dejó llevar, gimiendo y jadeando al compás de su prometido. Con las frentes juntas y los brazos del Duque alrededor de su cuello. Hyunwoo lo besó lentamente, su mano húmeda extendiéndose sobre la curva de la cintura, apretando, poseyéndolo como el tesoro que era.
El cuerpo de su pareja tembloroso y a punto de sucumbir al éxtasis contra el suyo. Kihyun se meció contra él, la presión de su interior contra la dureza de su miembro en esa posición fue un delicioso dolor que Hyunwoo saboreó.
No pudo resistirse a agacharse, reclamando los labios de su prometido en un beso embriagador, maravillándose de nuevo con el entusiasmo que Kihyun devolvía en cada juego de lengua.
—Maldición –Jadeo tomando con fuerza la cadera del Duque. –Te sientes tan bien.
—Hyunwoo, mírame.
Obedientemente, levantó la mirada y vio lo que estaba buscando. Los ojos brumosos de placer, las mejillas sonrojadas, el pecho subiendo y bajando por aire, y la sonrisa de satisfacción que no se borraba del rostro de su prometido.
Kihyun se inclinó hacia su toque solo una fracción más antes de retirarse, sus ojos chocolate casi marrones a la luz de las velas, los ojos más hermosos que Hyunwoo había visto en su vida. Y ahí estaba, la espalda del Duque se arqueo, los ojos rodaron hacia atrás y los labios afelpados se abrieron para gemir audiblemente.
Él no se quedó atrás, jadeando cuando la liberación fue inminente. Le dio otro empujón perezoso para que su respiración se entrecortara, los ojos cerrados con un placer exquisito al sentir la entrada de Kihyun presionada contra él como una pequeña brasa caliente.
Disfrutaba de la belleza, la alegría de darle tanto placer a su pareja, un respiro muy necesario después de un día demasiado lleno de oscuridad y preocupación.
Quería ahuyentarlo todo, llenar a su prometido tan lleno de él que su encantador compañero soñaría con estar en sus brazos y no tener pesadillas sobre cómo podrían haber ido las cosas.
—Dime que no te lastime, por favor. –Susurró mientras tiraba de Kihyun en sus brazos para acurrucarlo contra su ancho pecho. –¿Tu tobillo?
—Perfectamente bien.
—Siempre dices lo mismo.
—Porque lo es –Murmuró, abrazando su espalda. –Siempre que estás conmigo me siento perfectamente bien.
Envolvió el cuerpo caliente, acariciando la tersa espalda. La respiración del Duque se hizo más lenta, su agudeza se desvaneció hasta convertirse en un latido mientras se desplomaba agradablemente agotado y tierno por las secuelas.
Kihyun inclinó la cabeza hacia arriba, su voz ronca y embalsamada cuando dijo:
—Creo que sigo viendo estrellas.
Rio risueño apretando la cadera del monarca con las piernas. Hyunwoo se inclinó para dejar un beso en el cabello castaño. Tomó a Kihyun por la cintura y lo llevó a la cama improvisada.
Cayeron enredados sobre las sábanas, exhaustos, riendo y húmedos por el reciente ejercicio, incapaces de resistir un momento más de lucha.
—Esto es agradable.
Kihyun suspiró, sus piernas enredadas con las suyas mientras los brazos de su prometido se apretaron alrededor de su cadera. Los delicados dedos acariciaron su piel hasta que la respiración del Duque se volvió lenta.
—¿Ya estas durmiendo?
Preguntó, respirando profundamente mientras sus propios párpados se cerraban con un aleteo.
—Talvez –Kihyun murmuró las palabras en medio de un suspiro mientras se acurrucaba contra su cuerpo. –Me gusta oler mi aroma en tu piel.
—Debo admitir que es una sensación agradable.
Susurró Hyunwoo, riendo entre dientes cuando Kihyun reprimió un bostezo. Presionó un beso en la sien del Duque, tierno y suave donde el más leve rastro de un moretón aún era visible. Con suave afecto, murmuró:
—Tenerte entre mis brazos, se siente como estar en casa.
Kihyun sonrió, inclinando su rostro hacia el de Hyunwoo, dejando que sus labios rozaran los del monarca cuando le preguntó:
—¿Y eso cómo se siente?
Los dedos del Duque se movieron de nuevo, las uñas rasparon ligeramente el pecho de Hayunwoo, una caricia afectuosa y elegante. Ciertamente casi se escuchó gemir complacido, con un estruendo que vibró a través del cuerpo contrario y bajó por su columna hasta enroscarse en la boca de su estómago.
—Es como tener el paraíso en mis manos.
Susurró, acariciando la larga espalda de Kihyun con un movimiento relajante. Los ojos caramelo se abrieron, apenas pudieron distinguir los rasgos del Duque en la tenue luz de las antorchas fuera de la tienda hasta que su vista se ajustó.
—Y tú olor es tan embriagador como el vino más exquisito.
Respiró, un agradable escalofrío lo recorrió cuando la boca del Duque presionó el pulso en su garganta, su corazón aceleró el ritmo en respuesta.
Esos dedos se deslizaron sobre la curva de su pecho, rozando la delicada piel de un pezón con tanta ligereza que pareció por accidente.
—A veces, –Murmuró con la respiración inestable cuando las sensibles yemas de los dedos de Kihyun trazaron círculos sobre su piel. –Desearía mantenerte de esta forma, día y noche en mi cama, gimiendo mi nombre hasta que no tuvieras nada más en tu mente.
Kihyun se río entre dientes, rodando para enganchar su muslo húmedo y bien formado sobre la cadera del monarca.
—Supongo, –Susurró, cambiando las yemas de los dedos por el pulgar, provocando la sensible carne de Hyunwoo hasta que su pezón se puso firme y duro. –Que ya no tengo que sentirme culpable por tener un mismo deseo.
Hyunwoo gimió suavemente, su mano se atrevió a buscar la curva del trasero del Duque, que era tan perfecta como se había insinuado anteriormente. Extendió los dedos sobre el músculo cálido y tenso, dándole un apretón agradecido.
—¿Debería escuchar ese deseo? Después de todo, soy un Rey devoto a cumplir las necesidades de mi prometido.
La risa baja de Kihyun fue casi inaudible, desvaneciéndose en un suave silencio.
Aplastó la mano sobre el miembro del monarca, sintiendo el duro grano de carne presionando contra su palma, y lo acarició de nuevo antes de estirarlo ligeramente, deleitándose con el calor de Hyunwoo contra él, en su olor almizclado, la fuerza y el consuelo que sentía al estar tan cerca de él.
—¿No estás cansado?
Hyunwoo se estiró, deslizando su mano por el trasero redondo hasta la curva de su espalda baja, la piel desnuda del Duque cálida y acogedora debajo del borde arqueado y abultado.
—Me gusta cuando lo hacemos adormilados.
Apretado vientre contra vientre, era difícil ignorar el calor que crecía entre ellos. Sus ojos se encontraron por un latido en la penumbra antes de que lo hicieran sus labios, los cuerpos se juntaron con un deseo lento pero insistente.
—¿Es así? ¿O solo intentas seguir distrayéndome?
—Ven aquí tonto.
La mano de Kihyun se curvó contra el cabello de Hyunwoo, cada centímetro de él alcanzó al monarca en la tenue oscuridad. El juego de su lengua era embriagador, un estímulo suave y gentil para ser besado a cambio.
El Duque inclinó la cabeza y arqueó las caderas, raspando agradablemente contra su cálido vientre. La mano que presionaba la base de su columna vertebral ardía como una marca, incitando a Kihyun a presionar más cerca.
Cuando la palma de Hyunwoo cayó una vez más para ahuecar una firme y atrevida mejilla en su trasero, Kihyun se arqueó al compás de su urgencia, las caderas pulsando para presionar sus miembros.
Hyunwoo rompió el beso, deslizando los labios sobre la mejilla de su prometido para pellizcarle el lóbulo de la oreja. Kihyun se retorció contra él, respirando rápido de emoción. Sabía a ansiosa anticipación con una pizca de nervios, aunque el sabor dulce y picante de su deseo lo ahogaba todo.
—Deja de jugar y entra en mi Hyunwoo, me siento vacío sin ti.
Tenerlo a su lado era agradable, era tan bueno, y correcto. Pero esta parte de Kihyun, la que estaba llena de pasión, no podía tener suficiente de él. Lo adoraba.
—Por todos los cielos.
Maldijo, subiéndose encima del doncel sin dejar caer su peso. Las tersas piernas de Kihyun le rodearon la cadera con familiaridad, apretándolo más cerca, directo en su punto húmedo. Jadearon sin aliento cuando Hyunwoo lo invadió.
Kihyun estaba hermoso y ruborizado debajo de él, sus labios regordetes se separaron en un dulce llanto y sus ojos vidriosos por la necesidad. El solo hecho de verlo tan completamente vulnerable y deshecho hizo que las caderas de Hyunwoo tomaran un ritmo lento, casi alcanzando su punto máximo por la combinación de tanta belleza y un afecto tan tierno que se hinchaba en su corazón.
Giró las caderas, gimiendo cuando el Duque emparejó sus movimientos, esos hermosos muslos se cerraron con fuerza alrededor de sus caderas y su orgasmo golpeó con una fuerza temblorosa.
Empujó profundamente, besando la mandíbula del Duque como ultima caricia antes de derramarse por completo en su interior. El roce de su vientre casi era demasiada estimulación contra el agotado cuerpo de Kihyun.
En poco tiempo, su prometido se relajó, atrapando sus labios en un beso. El cansancio de la liberación filtrándose entre la presión de sus vientres mientras Hyunwoo lo besaba con frenética urgencia, susurrando elogios sin aliento.
—Te quiero.
Kihyun susurró, con los ojos cerrados mientras acurrucaba más cerca del cuerpo del monarca. El propio Hyunwoo se acomodó para atraerlo en un abrazo.
—No más que yo.
Respondió, disfrutando del calor de su prometido.
—Buenas noches, Hyunwoo.
Murmuró apenas, escondiendo el rostro en la curva de su cuello. Hyunwoo sonrió somnoliento, abrazando a su prometido con una ternura y un cariño abrazador.
—Dulces sueños, Kihyun.
Susurró, cerrando finalmente los ojos. Siguiendo a su prometido en un sueño profundo.
「✿」
A la mañana siguiente, despertaron enredados en las sábanas. Sonrieron somnolientos y con poca emoción, abandonaron la cabaña para darse un baño cerca del rio. Hyunwoo se encargó de cuidar al Duque, asegurándose que la herida en su tobillo no recibiera un golpe innecesario por las rocas o las ramas cerca de la orilla.
Cuando llegaron al campamento, llevaron los caballos hasta el establo. Dejándolos al cuidado de los mozos, Hyunwoo tomó la mano de Kihyun para caminar por las tiendas, saludando y sonriendo a cada persona que se encontraban por su recorrido.
—¿No te duele?
—No, Hyunwoo.
—Talvez deberíamos visitar a Solar, solo por precaución.
—Estaré bien, lo estuve anoche y fue más del ejercicio que se suponía soportaría.
Eso hizo que Hyunwoo se detuviera. Frotó su nariz contra la de Kihyun, acunándolo cerca, saboreando la presión de las cálidas y firmes manos del Duque contra sus mejillas.
—¿Tienes que recordármelo tan temprano? –Murmuró, su boca rozando la de su prometido con cada suave movimiento de sus labios. –Kihyun no me tientes.
Besó los labios carnosos del Duque, un roce desnudo de bocas, el aliento exhausto y dulce con la promesa de lo que podría ser.
—Hyunwoo.
Susurró Kihyun, besándolo una y otra vez, con las manos bajando por sus hombros para agarrar el firme músculo de sus brazos, su corazón cantando en su pecho.
—¡Buenos días primo!
Jessi saludó, saliendo de entre dos tiendas con una sonrisa gigantesca. Jay a su lado, se limitó a dar una reverencia con una brillante sonrisa como saludo.
—Ahora ya entiendo a lo que se refería Hyungwon. Mírense, ni siquiera están casados y ya se comportan como si estuvieran en su luna de miel. –Suspiró hondo, llevándose una mano al corazón. –Se ven tan bien juntos, me encanta. ¡Oh Kihyun! Un placer verte como siempre, eres una delicia para comenzar la mañana.
—Eso debería decirlo yo –Sonrió, aceptando el halago con gusto. –Es una agradable sorpresa, Hyunwoo me dijo que partirías al amanecer.
—Estaba en el camino, pero recordé que debía discutir un asunto con mi primo.
Eso llamó la atención del monarca. Enarcó una ceja siendo imitado por el Duque.
—¿Todo está bien?
—Perfecto –Sonrió a medias, haciendo un gesto con la mano. –Son unos asuntos diplomáticos, cosas aburridas que vienen con el título.
—En ese caso me adelantare, Soyou debe estar buscándome –Se giró al monarca con una sonrisa. –Te veré después.
—Lo estaré esperando con ansias.
Murmuró, inclinándose para dejar un ligero y casto beso sobre los labios de su prometido. Kihyun devolvió el gesto con otro rápido beso para luego girarse a la Archiduquesa.
—Nos vemos Jessi, Jay.
—Ciertamente, querido.
—Que tenga un buen día, su gracia.
El Duque sonrió brindándoles otra despedida de mano para comenzar a caminar. Hyunwoo lo miro desaparecer de la vista, su corazón dando una pequeña y divertida sacudida en respuesta a su ausencia.
En el momento que la cabellera castaña no fue visible, las sonrisas de Hyunwoo y Jessi cayeron al instante, apoderándose de ese semblante oscuro e intimidante del que era acostumbrado en su familia.
—Jay.
El Consejero Real enderezó los hombros al demandante llamado.
—Su majestad.
—Déjame a solas con mi prima. Espera cinco minutos y luego reúne a todos en mi tienda.
—Sí, su majestad.
Ambos pelinegros esperaron a que el Consejero se alejara lo suficiente para volver a hablar. Mirando a los lados y asegurándose de que no había nadie cerca, Hyunwoo tomó la palabra.
—Habla.
—Tenemos problemas primo –El tono gélido no le dio buena espina. –Muy serios esta vez.
「✿」
—Jay dijo que querías verme.
Hoseok entró acompañado del Comandante Donghae. BM e Irene detrás de ellos, dieron un paso adelante encontrándose con el semblante sombrío que poseía cada rostro presente. Dieron una reverencia, sin perder detalle de los demás miembros de las tropas de seguridad real, fruncieron el ceño igual de inquietantes por el inesperado llamado.
—¡Su majestad!
Siwon hizo una reverencia al entrar, completamente alterado, y por las gotas de sudor, probablemente había corrido para llegar.
—Envió una carta con sello negro al Ministro de Defensa –Comentó el Comandante directamente al Rey, ganándose las miradas sorprendidas de los caballeros. –Esa marca nunca fue una buena señal, ¿Qué está ocurriendo?
—El ejército de Seungho se acerca al campamento.
El jadeo en común no fue una sorpresa para Hyunwoo. Sentado detrás del escritorio, se recostó en la silla esperando a que uno de ellos dijera otra palabra.
—¿Cuánto tiempo tenemos?
Hoseok cuestionó. La preocupación filtrándose por cada poro de su rostro. No lo culpa por el sentimiento, ahora tenía un esposo y un bebé a los cuales considera su mayor prioridad. Buscar el bienestar para su familia era natural. Él mismo no ha dejado de pensar en su prometido.
—Recibí a mi halcón esta mañana mientras me dirigía al hospedaje –Jessi mascullo, una pisca de tensión rozando su voz. –Según mi gente, menos de un día para crucen la montaña y lleguen hasta nosotros.
—Hyunwoo, ¿Kihyun sabe acerca de esto?
Su amigo miró en su dirección y él no supo que responder.
—Nadie que no esté en este lugar lo sabe.
Su prima se tomó la libertad de responder. Verdaderamente no tenía mente para otra cosa que no fuera su plan de contraataque. Soohyuk a su costado parpadeó, un aire de interrogación lo invadió
—¿Podemos confiar en que la información sea verdadera?
Eso, casi le hace ganarse un golpe de parte de su prima. Con la mirada furtiva en su dirección, la Archiduquesa estaba lista para levantarse y confrontarlo. Hyunwoo tuvo que dedicarle una mirada de advertencia para que no estallara contra su guardia.
—¿Acaso estas diciendo que mi equipo no es confiable?
Gruño, apretando las manos en puños hasta palidecerlos. Se estaba conteniendo, la presencia de Seugho o la simple mención de su nombre provocaban una ira inmensa tanto en el monarca como en su prima. A pesar de ser parte del linaje Son, mancharse las manos con sangre de la propia familia fue suficiente para que su cabeza fuera un objetivo de competencia.
—Digo, que ya una vez trataron de tendernos una trampa. –Soohyuk se apresuró a aclarar. –¿Cómo sabemos que no están jugando con nosotros de nuevo?
Hyunwoo respiró hondo, sintiendo el peso de esa pregunta. Pero de nuevo, su prima tomó la delantera.
—Seungho no sería tan idiota de enviar un ejército si no tuviera la intención de atacar.
—Y sin embargó, dudo mucho que sea él quien dirija a los guerreros, ese siempre ha sido el trabajo de Dooshik. –Donghae interrumpió. –Es un entusiasta con las batallas, por esa misma razón el antiguo Emperador le prohibió involucrarse con los Ministros de Guerra de cada Reino en Corea.
BM se estremeció, el rostro se contrajo con un espasmo antes de volver a caer en una inquietante quietud cuando dijo:
—¿Entonces qué? ¿Estamos en el camino a enfrentar a un maniático de la destrucción?
Irene le dio un codazo por su impulsividad. Los dos caballeros del Reino de Busan tenían las miradas serias, con un comportamiento a la altura de la situación, pero Hyunwoo podía ver a través de esas mascaras.
El miedo, la incertidumbre y la desesperación por saber si sobrevivirían y tendrían otro día más para respirar era visible. Casi podía oler la necesidad de salir de la tienda y correr a terminar con lo que fuera que cargaran en su interior.
—Dooshik es un fanático del caos –Continuo el Comandante caminando por la tienda. –Cuando entrenaba junto a los soldados del emperador, escuché rumores de como torturaba y masacraba a los novatos que aspiraban a ser Consejeros segundarios. Se justificaba con que las pruebas fortalecían sus mentes sin importar lo inhumanas que fueran, esta demás agregar, que la mayoría de candidatos no volvieron al Palacio Imperial después de la primera prueba.
—Tu punto.
—No se detendrá hasta convertirlo todo en cenizas, su majestad.
Donghae habló sin vacilación y Siwon a su lado solo pudo asentir en acuerdo, su cuerpo tenso y rígido. Cada uno tenía cierta historia dentro las paredes interiores del Palacio Imperial. Ambos, grandes promesas del ejército desde la juventud, tienen una clara experiencia contra lo que se avecinaba.
—Ha pasado todos estos años incrementando su propia línea de defensa –Siwon agregó. –Sería un grave error subestimarlo si recordamos los contactos que tiene en los pueblos bajos del oriente.
—Ese bastardo no perdió el tiempo.
Hoseok rechistó, ante el reconocimiento de lo que sucedía en las tierras bajas. Una red de criminales que ya no podían ser considerados como seres humanos después de los delitos y actos desalmados que los convirtieron en monstruos sedientos de sangre y codicia.
Harían lo que sea por una buena cantidad de fortuna. El desastre y la sangre pintando el suelo como un bono para divertirse sin límites. Ellos no tendrían compasión, desafortunadamente, Hyunwoo tampoco cedería con facilidad.
Una combinación perfecta para una batalla campal.
—Hay que evacuar el campamento, no podemos permitir que permanezcan tan cerca cuando se desate el enfrentamiento. –Hwasa sugirió, sin perder la compostura. –De otra forma, me temo que no solo nos esperarían más bajas.
Hyunwoo pensó en Kihyun, su Duque no era vulnerable, pero no lo arriesgaría a un destino tan oscuro. Pensó en Hyungwon, un doncel formidable que solo deseaba vivir su vida feliz con el hombre que amaba y su hijo. Pensó en los súbditos de su reino que lo acompañaron todos estos meses. No estarían a salvo mientras el ejército enemigo traspasara la montaña, no tendrían escapatoria en el peor de los casos y él no podía permitir ese escenario para su gente.
—Según el protocolo, –Jay murmuró, pero la tensión en la tienda permitió que su voz fuera audible. –Los primeros en abandonar la posible zona de ataque serían los conyugues de los monarcas junto a los jóvenes herederos a la corona.
Era tentador, sin duda, y Hyunwoo lo consideró. Pero eso solo resultaría en la furia de su prometido.
Tenía un absoluto deseo por ser el mismo quién enviara a Kihyun en el primer carruaje a una zona segura. El hospedaje de las hermanas Jung como su primera opción. El viaje era relativamente largo, lo suficiente para que las propietarias del hospedaje tuvieran todo preparado para su llegada.
—Kihyun me atravesaría con una flecha antes de permitir esa orden –Los labios de Hyuwoo se curvaron por el pensamiento. –Prepararemos los carruajes para la partida al pueblo de Gamcheon, Wheein y Moonbyul tendrán suficiente espacio en el hospedaje y las cabañas en sus tierras para acoger a todo aquel que no forme parte de las tropas reales. Después de la cena prepararemos todo, los primeros en partir serán los niños, seguiremos con los Consortes Reales junto a las doncellas y donceles, un grupo de caballeros de tres miembros por cada cuatro carruajes, consecuentemente, las parteras, sanadoras y miembros de la cocina real seguirán el mismo destino en el segundo grupo.
—Hay mucho que planear.
Soohyuk suspiró. Prepararse para una batalla nunca fue fácil, menos cuando había tantos civiles sin resguardo.
—Confió en que ustedes tendrán una propuesta interesante después de la cena.
Hyunwoo miró a los Comandantes con una orden silenciosa.
—No lo defraudaremos, su majestad.
Donghae hizo una reverencia seguido de Siwon. Salieron de la tienda con los mismos cuerpos rígidos de como entraron.
—Con respecto a ustedes –Hoseok se dirigió a los guardias reales. –Informen a cada escuadrón que tanto las tropas del Reino de Seúl como las del Reino de Busan deben prepararse para el combate.
—A sus órdenes, su majestad.
Cada uno realizo una reverencia para irse a cumplir con las órdenes, abandonaron la tienda poco después. Hoseok se removió a su costado, la mirada perdida en un punto de la tienda.
—Jay, adelántate a la cabaña, asegúrate que Kihyun no te vea y entrégale esta nota al señor Kim.
—Como usted ordene, su majestad.
El consejero hizo una reverencia para salir a toda prisa dejándolos solos.
—Hoseok, no tienes ninguna obligación de acompañarnos.
—¿Lo crees? –Sonrió, negando con la cabeza. –Cuando los vikingos trataron de invadir mis tierras en el momento que ascendí al trono, tú me ayudaste sin ningún tratado de por medio como otros Reyes.
—Eres mi amigo, te ayudaría sin la exigencia de un maldito trato.
—Y yo te prometí que si volvías a involucrarte en otra guerra yo te apoyaría. ¿Recuerdas? Hermanos de armas hasta el final.
Levantó el puño con entusiasmo provocando la primera sonrisa del monarca hasta el momento.
—Gracias amigo.
—Iré por Hyungwon y Jooheon, nos vemos en la cena.
—Te veré ahí.
Murmuró, levantándose de la silla para darle una palmada amistosa en la espalda. Jessi lo despidió con unas rápidas palabras, la atención recayendo en su primo cuando el monarca de Busan salió de la tienda.
—¿Qué harás si Seungho está con ellos?
—Lo asesinare, iré por su cabeza y no pararé hasta arrancársela del cuerpo con mis manos.
Confesó, directo y sin censura. Pensó que la Archiduquesa se quejaría, o trataría de convencerlo de llevarlo a la justicia para que pagara por sus crimines como en antaño. Sin embargó, el simple asentimiento en acuerdo fue un poco inesperado.
—¿Qué quieres que haga si me encuentro a Dooshik primero?
—Quiero que hagas lo que debería haberte hecho hacer desde el principio –Dijo, sosteniendo la mirada plana y sin parpadear de su prima. –Cázalo como el monstruo que es y esparce lo que queda de él para que las bestias en su ejército lo recojan.
La euforia animó el rostro de Jessi, la emoción de ser liberada de sus límites para llevar su cacería a su fin. Los ojos de la Archiduquesa brillaron con renovado interés. Inclinó la cabeza y dijo:
—He estado esperando durante mucho tiempo a que dijeras eso –Los labios de su prima se abrieron en una amplia sonrisa, dejando al descubierto los colmillos en una expresión de raro y verdadero placer. –Han pasado algunos años desde que mis perros tuvieron un poco de diversión en el campo de batalla.
—Prepara a tu halcón, hay que enviar un mensaje al hospedaje y no se sorprendan por todos los carruajes que llegarán.
—Lo haré.
—Y Jessi, necesito un favor. No importa lo que pase, prométeme que cuidaras de Kihyun.
—¿No crees que estas siendo precipitado?
¿Lo era? Posiblemente tenía razón, pero pensar en el rostro sonriente, hermoso y amado del Duque le recordó que ninguna medida era demasiado extrema cuando se trataba de proteger a su pareja.
—Jessi.
Se enderezó y se encontró con la mirada de su prima con la misma calma plácida con que se describía a su linaje. Sin importar que una tormenta se acercara, los Son eran imperturbables, esperando el golpe para devolverlo con la misma fuerza.
—Nunca le faltara nada, te lo prometo.
Con esas últimas palabras, Hyunwoo la escoltó hasta la salida. La vio irse hasta desaparecer entre las doncellas y caballeros que circulaban las tiendas cercanas. Respiro hondó mientras el viento fresco le azotaba el rostro a su alrededor.
—¡Hyunwoo!
Escuchó el grito antes de ver a Kihyun correr a su encuentro. Abrió los brazos con una sonrisa, recibiendo el cuerpo de su prometido con ternura. Todo el cuerpo del Duque se volvió liviano por la relajación mientras las manos se extendieron por su espalda baja, los dedos se curvaron alrededor de su cintura apretando con fuerza.
—Kihyun.
Susurró, suspirando contra sus labios mientras lo besaba, los pulgares frotando firmemente la base de la columna del Duque. Besó cada mejilla, susurrando palabras cariñosas, y se apartó con un beso final en los labios de su pareja.
—¿Qué haces por aquí?
—Vine ir a buscarte, la cena se servirá pronto. –Sonrió, mirando el interior de la tienda con curiosidad. –¿Ya terminaste?
La sonrisa de Hyunwoo era suave y vacilante, su voz un poco grave cuando susurró:
—Soy todo tuyo.
Tomó la mano del Duque y besó los nudillos. Las mejillas de Kihyun se pintaron de ese color rojizo que tanto le encantaba cuando se ponía tímido. Su cabello estaba revuelto por la brisa y su sonrisa resplandecía como el más hermoso atardecer.
—Te quiero, Kihyun.
Dijo con fiereza, como si su vida dependiera de ello. Su prometido sonrió, abrazando su cuello para inclinarlo hasta que sus rostros se aproximaron. La nariz del Duque acarició la suya, luego lo beso con cariño y ternura.
—Yo también te quiero, Hyunwoo.
El tiempo comenzaba a correr, los estragos que dejaría la batalla no sería diferente a cualquier otra que haya librado.
Haría todo lo que estuviera en sus manos por salir vencedor. Incluso si lograban romper las primeras líneas de tropas, él iría detrás de la cabeza principal, ya sea Seungho o Dooshik quien liderara el ejército, nunca dejaría ese combate con vida, y mucho menos causaría daño a Kihyun o a su Reino.
Hyunwoo se aseguraría de ello.
Porque lo ama tanto, que está dispuesto a sacrificarse por él de ser necesario.
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➥Title Song: Tied to your body by Monsta X*ೃ࿔°
Monbebe, bye‧₊˚.ꦿ ...‧₊˚
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