✧*̥ Capítulo 12❀ ̥˚
Title:
˚༅༴ ❝ I'm begging you for mercy ❞ *ೃ࿔°
Hyunwoo
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Hyunwoo sabía que no era el mejor hombre.
Toda su juventud estuvo rodeada de guerras, sangre y venganza. A lo largo de la travesía, fue protagonista de muchos relatos tanto barbaros como valientes, lo cual ayudo a alimentar la reputación de ser un Rey de hierro. Entre ellas, las historias de cómo le arrebato la vida a cada uno de los responsables de la muerte de su madre a sangre fría.
Nunca le peso la conciencia.
Como olvidar cuando destronó al antiguo Consejero Real que trató de robarle la corona e hizo miserable al Reino durante su ausencia. Cuando escuchó los rumores de que el hombre estaba presionando a los jóvenes donceles del castillo para ser sus consortes, volvió de inmediato para quitarle todo poder.
Y cuando el bastardo insulto la memoria de su querida madre, la sangre corrió por la espada una vez más.
Seguía sin sentir remordimiento.
Torturó y exterminó a un grupo de mercenarios que decidieron atemorizar a los súbditos del Reino, con sus propias manos en conjunto de los hombres y mujeres que servían en las tropas reales.
Ni siquiera lograron que sintiera compasión.
Intimido hasta el punto de declararles la guerra a todos los nobles cercanos al Reino de Seúl que hacían pasar hambre y pobreza a los campesinos ganándose el respeto y la lealtad de los pobladores.
Apenas se conmovió.
Los miembros de la realeza que lo conocían pensaban que era un ser sin sentimientos; la neutralidad de su rostro dejaba mucho que desear para todos los príncipes o princesas que le eran entregados como obsequios o garantías de un tratado comercial.
Los rechazo a todos.
Con el apoyo incondicional de su prima crearon un nuevo régimen, usando las influencias de Reinos aliados para formar un mejorado Concejo Real. Ganaron enemigos durante el cambio, pero a esas alturas nadie se atrevía a desafiarlo.
Lo pensarían dos veces antes de atacar al gran oso negro de Seúl.
Y ahora, después de cada hazaña y ser considerado una leyenda por la mortalidad de su espada, además de todas las historias que harían a un hombre adulto temblar del horror, se encontraba con un maldito dolor de cabeza tratando de pensar:
¿En qué mierda se había equivocado?
Simplemente, no podía entender que crimen tan atroz había cometido en contra de su prometido hasta el punto que este no quería ni dirigirle una mirada.
Todo comenzó tres noches atrás, se despertó al alba para salir a cabalgar por el bosque en la compañía de Hoseok. Hwasa los alcanzó cuando los rayos del sol comenzaban a pintarse sobre las colinas. Era un paseo rutinario, pero ansiaba poner los ojos en el Duque y cuando menos lo esperó, ya se encontraba cabalgando de regreso al campamento a toda prisa antes de la hora del desayuno, ansioso por reunirse con su prometido.
Las gotas de sudor cubrieron la camisa que vestía, pero estaba seguro que a Kihyun no le molestaría darle un abrazo matutino en ese estado.
Sus labios se curvaron hacia arriba cuando una reconocible cabellera castaña entro en su campo de visión. Despidió a Hwasa y le dio una palmada en la espalda a Hoseok que estaba recibiendo gustoso los besos de un Hyungwon somnoliento mientras sostenía a Jooheon sobre su hombro, completamente dormido y babeándole la camisa.
La dulce sonrisa del menor se borró en cuanto se acercó dando paso a una expresión de hostilidad. Soyou frunció el ceño en confusión, pero de igual forma se alejó para darles privacidad.
Ignorando el notable cambio se inclinó para de darle un fugaz beso en la mejilla. Sin embargo, enarco una ceja cuando el doncel se apartó del tacto.
Una incómoda sensación se adueñó de su pecho, pero no se rindió, se acercó nuevamente con la intensión de abrazarlo. Esta vez, lo único que recibió fue una mano empujándolo hacia atrás.
La desesperación comenzó a inundarlo. Trató de tomar la mano que lo alejaba de su querido Duque y de nuevo el doncel fue más rápido apartándose unos pasos.
Frunció el ceño al verlo agachar la cabeza.
—¿Kihyun?
—No me toques –Le escucho murmurar apenas. Deseaba tocarlo, levantar la suave barbilla y apreciar los ojos chocolate que tanto le encantaban, pero lo resistió. Dio otro paso cauteloso y el doncel retrocedió otro. –No quiero verte, no ahora.
Respondió con velocidad y las palabras le atravesaron el pecho. Hyunwoo tuvo la enfermiza y vertiginosa comprensión de que tenía que ver con él mismo.
—¿Qué-Qué quieres decir con eso?
Preguntó estúpidamente arrepintiéndose al instante. Examinó su rostro, la confusión era evidente en sus propios rasgos ante el repentino cambio de actitud.
—¿Kihyun? –Repitió, acercándose un paso más. La falta de respuesta provocó que su voz se redujera a un susurro. –Bien, lamento las molestias.
Resignado a no obtener respuesta apretó los puños con impotencia. Le dio una última mirada al castaño antes de caminar lejos de él. Lo evito por el resto del día, sin imaginar el profundo dolor que la indiferencia le estaba causando.
Echo de menos escuchar la melodiosa voz del doncel leyéndole antes de dormir, pero se dio ánimos con que todo se resolvería al día siguiente.
No sucedió.
En su lugar, todos en el campamento comenzaron a notar el distanciamiento. ¿Cómo no lo harían? Si Kihyun prácticamente escapaba cada vez que lo veía como si fuera una jodida plaga.
Hubo una época en la cual vivió con el rechazo, nunca le perturbo recibirlo, y creyó que seguiría así por mucho tiempo hasta que Kihyun apareció demostrándole que no era diferente a los demás.
Dolía, jodidamente quemaba como dagas incrustándose en todas las partes sensibles de su cuerpo y no sabía qué hacer con todas las emociones desconocidas.
Hyolyn lo enfrentó la segunda noche en busca de respuestas que él no tenía. Hoseok apareció a la tercera encontrándolo casi al borde de la inconciencia por todo el alcohol que ingirió.
Y el comienzo de un nuevo día lo golpeó con amargura.
Salió de la tienda con la intensión de drenar la frustración en el entrenamiento, pero se encontró con que ninguno de los caballeros tenía el valor de enfrentarlo. Ni siquiera los guerreros más experimentados se dignaron a lanzar un desafío.
Apretando la mandíbula, estaba dispuesto a lanzarse contra cualquiera de ellos justo en el momento que el grito de Hyungwon se escuchó en el otro extremo del campo.
Entonces lo vio.
Kihyun, más cansado de lo normal, cruzó la estancia para alcanzar al Rey consorte y al príncipe heredero. Sus miradas se encontraron, y por un momento creyó que el doncel le ignoraría una vez más, pero eso no ocurrió.
En cambio, recibió una mirada gélida, la expresión lo decía todo. Detestaba tenerlo cerca, la seriedad en el tierno rostro se lo demostró. Mordió el interior de su mejilla para cortar el contacto, no podía soportar esa mirada, no viniendo de él.
Le vio partir al lado de Hyungwon y no desvió la mirada hasta que la espalda del castaño desapareció entre los cuerpos que merodeaban el campamento.
Pensó, patéticamente, que Kihyun finalmente le comunicaría su malestar. Quería gritar de frustración y sin tener nada con que desahogarse a golpes, abandonó el entrenamiento caminando a paso decidió hasta su tienda. Entró y paro en seco cuando recibió un jalón en la oreja que lo hizo inclinarse a un lado.
—Se puede saber, ¿En qué demonios te metiste ahora?
Jessi, quien debería estar en el Reino, le gruño a un costado de su cara. Apretando con fuerza el agarre en su oreja, acción que su prima sabía muy bien que lo irritaba desde que era un niño.
—¿Qué mierda haces aquí?
—Cuida ese jodido tono de voz porque soy quien maneja tu Reino justo ahora.
—Qué curioso, no parece que tengas el culo en el trono. –Escupió, quejándose cuando el agarre se hizo más fuerte. –Suéltame.
—¿Y si no lo hago qué? –Amenazó su prima, con esa mirada asesina en el rostro. –¿Mhm?
—Es suficiente –La potente voz de Hyolyn detuvo la pelea. –¿No creen que ya son mayores para tratarse así?
—Mocoso.
Su prima susurró antes de soltarlo. Hyunwoo le lanzó una mirada matadora, pero su enojo paso a segundo plano cuando varios pares de ojos se volvieron a verlo.
—¿Por qué están todos aquí?
—¡El rey Lee nos invitó!
Irene respondió efusivamente siendo silenciada por Solar al instante. Hwasa y Soohyuk se encogieron de hombros sin darle mayor información, Soyuo parecía querer desafiarlo a un duelo mientras era sostenida por BM y Hyolyn. Finalmente Jessi que ahora se encontraba sobre su escritorio.
Perfecto. Lo que le faltaba.
—Hoseok.
Gruño entre dientes saliendo de la tienda como un toro enfadado, para minutos después volver a entrar con el mencionado.
—¿Por qué están aquí? –Exigió, pasando de largo e ignorando al grupo de invasores para dejar la espada sobre la cama. –¿Y bien?
—Dijiste que querías saber porque Kihyun está molesto contigo –Explico, como si fuera lo más obvio de la situación. –Bueno, los únicos que pueden saberlo son las personas con las que más ha interactuado recientemente y todas ellas se encuentran en este lugar.
—¡Que fue lo que le hizo! –Interrumpió Soyuo tomándolo por el cuello de la camisa. –¡Mi dulce niño nunca se había molestado tanto por algo! ¡Ni siquiera dejo que le peinara el cabello esta mañana! ¡Y lo he hecho desde que era un bebé!
Sollozo como una madre protectora a la que se le ha prohibido ayudar a su hijo después de una caída. Hyunwoo respiro profundamente, tomó las muñecas de la doncella con toda la delicadeza que pudo reunir y le hizo una señal a Hyolyn para que la escoltara hasta una silla.
—¿Les dijiste?
Hoseok se encogió de hombros mientras se respaldaba en la entrada.
—No me mires así, tarde o temprano se iban a enterar. Sin embargó, ahora veo que no eres el único sin saber el por qué no quiere verte.
—¿Y Hyungwon?
Cuestionó, frotándose la frente con la mano. Rápidamente, Irene y BM levantaron la mano para responder al mismo tiempo.
—Está distrayendo a su gracia.
—No crees que tú esposo sería el más importante aquí, Kihyun es su amigo, aunque digan que no se soportan si hay alguien a quien le diga todo ese es Hyungwon.
—Pensé lo mismo pero fue él quien me convenció de hacer esto. No tiene idea Hyunwoo, y eso lo estresa más porque no le gusta un Kihyun malhumorado, puede soportar tu comportamiento, pero con Jooheon despertándonos todas las noches no le queda mucha tolerancia.
—¿Mi comportamiento?
—Si puedo ser honesta su majestad –Irene carraspeo para continuar. –Desde que el Duque Yoo comenzó a evadirlo usted ha sido algo...
—¿Qué?
Gruño, haciendo estremecer del miedo a la joven guardia.
—¡Temperamental!
Respondió escondiéndose detrás de su compañero de armas.
—Brusco.
Intervino Hwasa sin inmutarse por la mirada furiosa que le dirigió.
—Tirano.
Continúo Soohyuk con una sonrisa.
—Descarado, sinvergüenza, sin moral que solo busca aprovecharse de mi niño antes del matrimonio –Comentó Soyou, pero la ceja enarcada del Rey le hizo hablar de nuevo. –Con todo respeto sin intención de ofender, su majestad.
—Nos estamos desviado del tema principal, ¿Qué le hiciste Hyunwoo?
—No lo sé Jessi, no tengo idea.
—¡Bien! –Continuó la Archiduquesa. –No tenemos una razón, hay que pensar en soluciones, ¿Qué crees que le gustaría a Kihyun para calmar su molestia?
Aplaudió, mirando detenidamente al monarca. Hyunwoo lo pensó por un momento. ¿Qué podría hacer?
—¿Flores?
—Muy cliché.
Respondieron Hwasa y Solar al mismo tiempo.
—¿Dulces, una carta?
—Sabemos que puede hacerlo mejor, su majestad.
Soohyuk le animo siendo apoyado por Irene y BM con energéticos asentimientos de cabeza. Hyolyn parecía pensativa sin prestarle mucha atención. Suspiro hastiado.
—¿Joyas?
—Su gracia no está interesado en lo material.
Soyou comentó, logrando que un gruñido frustrado saliera del monarca. Los siguientes minutos, se resumieron entre murmullos y peleas entre los miembros que solo empeoraban el ánimo del Rey.
—Sera más difícil de lo que pensamos.
Hoseok suspiró observando el panorama con una sonrisa cansada. Jessi a su lado solo pudo darle la razón.
—Dalo por hecho.
「✿」
Le tomó tres días más encontrar algo que hacer. No sabía cómo había soportado las constantes sugerencias de los demás. A cada hora del día tenia a alguien del "Escuadrón secreto", comunicándole una nueva idea que para ellos sería la indicada.
Estaba tan estresado con los asuntos diplomáticos y en preparar lo que tenía planeado para acercarse a Kihyun, que no se dio cuenta de los tímidos intentos del Duque por dirigirle la palabra.
No fue hasta el siguiente día mientras caía el atardecer que dio una floja excusa para saltarse la cena y terminar de prepararse. Hyunwoo esperaba que Hoseok no olvidara su parte del plan para distraer a Kihyun por un tiempo.
Y mucho más importante, que Hwasa y Soohyuk mantuvieran a los príncipes mellizos lejos de ellos durante el banquete.
En la privacidad de su tienda, se observaba en el pequeño espejo terminando de arreglarse cuando un cuerpo entró sin ser presentado. No le dio importancia, pensando en que sería alguien del "Escuadrón secreto" con una idea a último momento que sin lugar a dudas rechazaría.
—Dije que no quería ver a nadie.
—Hyunwoo.
La sola mención de su nombre le hizo detener sus movimientos. Se dio la vuelta encontrando a su Duque en medio de la tienda. Tan asombrado por verlo que ni siquiera logró decir una palabra. Y en cierta forma, eso pudo malinterpretarse de algún modo ya que la mirada del doncel decayó con tristeza.
—Necesito hablar contigo –Pidió desesperado, los dulces ojos con rastros de lágrimas le tocaron el corazón. –Aunque no quieras hacerlo, tengo que disculparme.
—¿Qué? ¿No entiendo por qué...?
—No digas nada solo escúchame. –Respiro hondo sin mirarlo a los ojos. –Soy un tonto, todos estos días que hemos estado separados me di cuenta que cometí un error, y Hyungwon me ayudo a darme cuenta que exagere las cosas, he estado molesto por algo absurdo y hemos perdido tanto tiempo, todo es mi culpa y yo...
—Kihyun respira.
Lo tomó de los hombros para que dejara de hablar. El labio inferior del Duque estaba tembloroso. Hyunwoo no podía soportar que temblara. De sus labios sólo salió una palabra: su nombre y lo dijo con una melancolía que al monarca se le partió el corazón.
—En verdad lo lamento, Hyunwoo y comprenderé si no aceptas mis disculpas.
—No hay nada que perdonar Kihyun.
—Sí, si lo hay, actué como un cretino, y por algo tan estúpido. Yo solo, no sé qué me pasó, me he estado sintiendo raro estos últimos días, no me siento como yo mismo.
—¿Estas enfermo? ¿Desde cuándo? ¿Ya te revisó Solar?
—Hyunwoo, ese no es el punto.
—No puedes decirme que no te sientes como tú mismo y esperar que no me preocupe –Suspiró, frotándose el puente de la nariz ante la terquedad de su prometido. –Muy bien, ¿Estas arrepentido?
—Mucho.
—¿No volverás a ocultarme lo que te pasa y hablaras conmigo si algo te molesta?
—Lo haré.
—En ese caso, yo Son Hyunwoo Rey de Seúl te otorgo mi perdón, Yoo Kihyun, Duque de Goyang, aunque verdaderamente no lo necesites. –Proclamó, sonriendo al ver a Kihyun contener su risa. – Ahora, te ordeno que te acerques y me des un abrazo para sellar este acuerdo real.
Lo atrajo entre sus brazos para darle un cálido abrazo, justo lo que ambos necesitaban. Kihyun sonrió, aliviado y divertido contra su pecho, apretándolo con la misma intensidad que Hyunwoo.
—Te extrañe tanto.
El susurró de Kihyun fue glorioso. Sin poder contenerse, dejo un casto beso sobre la frente de su prometido.
—Lo sé, yo tampoco creí que sobreviviría otro día sin tenerte en mis brazos.
Confesó y el Duque se sonrojó, complacido pero avergonzado.
—Lo lamento, debí hablar contigo desde un principio.
—Todo está bien, te tengo conmigo ahora y eso es lo único que importa.
—Aun así, deberías saber que yo escuche... –Se interrumpió y luego frunció el ceño. Hyunwoo pensó que las finas notas de un laúd siendo tocadas en el exterior tuvieron mucho que ver. –Eso, ¿Eso es música?
—En mi defensa –Suspiró, soltándolo desganado para caminar a la entrada e hizo a un lado la gruesa carpa de la tienda. –Creí que estabas enfadado conmigo.
Señalo hacia atrás y siguió con la mirada al castaño que salía más que curioso. Los músicos que Hoseok y Hyungwon trajeron del pueblo vecino se encontraban en posición, el bardo principal, Ailee, comenzó a cantar al compás de la suave melodía.
El espectáculo atrajo la atención de los caballeros y guerreros que salieron de las tiendas acompañados con doncellas o donceles que los visitaban del pueblo de Gamcheon. Paso por alto el hecho que algunos se acomodaban los pantalones o las faldas y se concentró en la multitud que comenzaba a rodearlos.
Hwasa y Soohyuk se encontraban en sitios estratégicos evitando que las parejas se acercaran demasiado. BM junto a Irene susurraban sobre los hombros de todo el que se encontraban pasando la información necesaria y en el camino, provocaron que las miradas de todos recayeran en ellos.
Las sonrisas juguetonas o descaradas que le enviaron sus hombres le hicieron rodar los ojos. Luego se las pagarían en los entrenamientos. Encontró a Hyolyn cerca de los músicos y con un solo guiño le indico que era su turno.
Respiro hondo centrando la mirada en Kihyun, su precioso prometido con una expresión entre la confusión y la alegría. Los ojos del castaño parecían brillar con ese hechizante color a chocolate mientras el ocaso descendía a la lejanía.
—¡Ailee, detente!
La voz retumbante hizo que Kihyun se sobresaltara. Jessi apareció entre la multitud con las manos en la cintura cuando el Duque se acercó a su costado.
Hyunwoo se movió deslizando un brazo alrededor de la cintura de Kihyun para atraerlo en un abrazo protector. Todo se logró en menos de una fracción de segundo, el instinto y la necesidad de protección respondieron al pico de sorpresa del Duque.
Jessi le dio una palmada en el ancho hombro con reproche y dijo:
—Honestamente, Hyunwoo. ¡Tenías un solo trabajo! ¿No podías esperar un poco más?
—¿No puedes dejar de gritar? Casi nos dejas sordos.
—¿Qué es todo esto?
Kihyun interrumpió la discusión. Aún abrazado a su brazo, se miraba tan tierno a los ojos del monarca, que la ligera molestia que comenzaba a sentir se esfumó. Sonrió, apretando la mano del Duque para reconfortarlo.
—Era una sorpresa.
Kihyun parpadeó hacia la banda de músicos.
—¿Ibas a cantar?
—En realidad tenía planeado algo diferente, Jessi.
Asintió a su prima que con un poco de esfuerzo logró que el Duque lo soltara. Escuchó con una sonrisa las quejas de su prometido cuando esta lo obligó a mirarlo desde una corta distancia.
Era la hora.
Se dejó caer sobre una rodilla y Kihyun contuvo la respiración.
—Hyunwoo.
—Tenía un motivo para organizar esto.
Kihyun lo miró, expectante, esperando a que continuara. Aclarándose la garganta, Hyunwoo sacó del bolsillo una caja de terciopelo.
—He querido hacerlo desde hace un tiempo –Confesó, tomando la mano izquierda del Duque. –Sé que al entregar un anillo de compromiso este debe ser una reliquia familiar, pero pensé que te gustaría tener algo sólo tuyo. Todas las joyas del linaje Son se eligieron personalmente por otra persona según la tradición del Reino. Esto, lo he elegido yo para ti.
Kihyun estaba tan conmovido. Después de tantos regalos durante el cortejo y atenciones se había olvidado por completo que le debía un anillo de compromiso. Agitó un poco la cabeza mientras volvía a la realidad.
Tenía los ojos vidriosos y después de parpadear varias veces para aclararse la vista, se acercó gracias a los empujones de Jessi. Y sólo pudo decir:
—Por todos los cielos, Hyunwoo.
Eso, salió entre suspiros. El anillo era un aro de oro blanco adornado con una esmeralda tallada que tenía a cada lado un perfecto diamante. Era la joya más bonita que había visto en su vida; brillante pero elegante, preciosa pero sin ser opulenta.
Un tesoro perfecto para su chico perfecto.
Sin embargo, la espera lo estaba preocupando. Kihyun no parecía salir de su asombro, las personas a su alrededor comenzaron a murmurar, pero Hyunwoo no tenía ojos para nadie más que no fuera su Duque.
—Kihyun –Se aclaró la garganta. –¿Aceptas este anillo?
Preguntó con un hilo de voz. Casi temeroso en que recibiera una negativa. Pero la sonrisa resplandeciente del contrario le hizo respirar con alivio. Sonrió sin poder evitarlo cuando Kihyun comenzó a asentir frenéticamente, alborotándose el cabello.
—Sí, si Hyunwoo.
Gracias a sus reflejos, atrapó a su prometido cuando este decidió lanzarse a sus brazos. Lo apretó contra su pecho, besando la coronilla de su cabeza repetidas veces con el fondo de los aplausos y las felicitaciones de todos los que les rodeaban.
—Es precioso. –Escuchó el susurro del Duque mientras con los dedos tocaba el glorioso anillo. –Me encanta.
—¿Seguro?
Cuestionó, ladeando la cabeza con una sonrisa. Kihyun asintió sin despegar la mirada del regalo, y con la voz un poco temblorosa dijo:
—Es perfecto, más de lo que habría imaginado.
—Te mereces mucho más de lo que puedas imaginar.
Hyunwoo respiro hondo, relajado, y le cogió la mano. No se había dado cuenta de lo mucho que significaba para él que a Kihyun le gustara el anillo hasta ese momento. Odiaba sentirse tan nervioso cuando en los últimos meses él era la única persona con la que nunca había sentido la necesidad de hacer pausas para hablar. Y no es que ahora tuviera ningún problema para hablar. Es que no sabía qué decir.
—¿Puedo?
Preguntó y Kihyun asintió. Con manos temblorosas, le deslizó el anillo por el dedo hasta su sitio. Fue un gesto tremendamente erótico y una intensión abreviada de lo que quería hacer con él en ese momento, quitarle todas y cada una de las piezas de ropa que lo cubrían.
—Me queda muy bien.
Kihyun alardeó, moviendo la mano de un lado a otro para ver cómo reflejaba la luz. Sin embargo, no lo soltó. Mientras él se movía, las dos manos se rozaban, creando un calor muy agradable. Entonces, Hyunwoo se acercó la mano del Duque a los labios y depositó un casto beso en los nudillos.
—Me alegro.
—Eso fue encantador, pero ¿Qué esperan todos? ¡Esto es una fiesta! ¡Aileen, dejamos escuchar esa dulce voz!
—¿Me concede esta baile, su gracia?
La voz de Hyunwoo salió con un afecto y una dulzura que solo podía ser dirigido a Kihyun.
—Me encantaría, su majestad.
Aceptó, atrayéndolo al centro del círculo de baile. Kihyun sonrió cuando una mano del pelinegro le tomo de la cadera para a traerlo hacia su pecho. Tan pronto como encontraron un ritmo, más y más parejas se unieron para formar un círculo alrededor de la gran fogata en el centro del campamento.
Los intercambios de pareja fueron divertidos, Kihyun reía cada vez que un caballero lo robaba de los brazos de Hyunwoo y el propio monarca no logró contener la sonrisa entusiasta mientras cambiaba de compañero de baile a cada cambio de ritmo.
Los latidos desenfrenados de su corazón le golpearon el pecho al mirar a todos celebrando y disfrutando de la velada. Nunca había experimentado esta sensación de euforia, se estaba divirtiendo, bailando y haciendo girar a cada persona que era arrojada a sus brazos.
Heechul casi lo hace marearse al dar tantas vueltas, pero le fascino. Hyungwon lo robó de los brazos de una joven institutriz, exigiendo un baile en el cual Jooheon no dejó de derretirle el corazón con su tierna risa. Besó la regordeta mejilla del bebé antes de que Hoseok se acercará a recuperar a su familia.
Aceptó gustoso los recatados movimientos de Soyou, y luego fue inesperadamente arrojado entre la multitud siendo su prima quien lo atrapo con maestría.
—¡No vas a escaparte de mí!
Se tomaron de las manos sonrientes, dando vueltas como un par de tontos, justo como lo hacían en su juventud. Como si nunca hubieran dejado de hacerlo y volvían a ser ese par de primos que no tenían preocupaciones.
Hyunwoo rio con fuerza. En una parte del baile, todos comenzaron a tomarse de las manos, saltando y riendo mientras rodeaban la fogata. Y aún así, mientras giraban al ritmo de la música con las risas, el ruido de las copas, y los alegres cantos mezclándose con el ambiente, Él y Kihyun no se perdieron de vista, buscándose y encontrándose cada vez como si sus almas se conectaran.
Los músicos siguieron tocando por el resto de la velada, los caballeros con los rostros sonrojados por el vino se unieron para cantar. Momento que Hyuwoo aprovechó para robarse a Kihyun de los brazos del Señor Kim.
Le ofreció su brazo para guiarlo fuera de la pista de baile. Estaban en el lado opuesto de los demás, así que tenían tiempo para continuar su conversación mientras caminaban lentamente.
「✿」
Fue una noche que Kihyun recordaría para siempre, no por su grandeza o las emocionantes vistas que nunca soñó que vería, o los bailes espectaculares, o el vino que tomaba con moderación pero siempre con una sonrisa.
Lo recordaría para siempre por la forma en que Hyunwoo lo abrazó cuando bailaban, la forma en que se inclinaba para susurrar una suave broma al oído del Duque cuando cambiaban de pareja, la forma en que le traía algo para beber cuando regresaba de la pista.
Recordaría para siempre la vista del monarca vestido de negro y dorado, una fantasía imaginaria del traje real que diariamente vestía en eventos importantes, y ahora, la noche que le dio su anillo de compromiso, fue considerada como uno de esos eventos de gran importancia.
Pero sobre todo lo recordaría por la forma en que Hyunwoo lo miró, audaz y malicioso, el orgullo brillando en los ojos caramelo como si Kihyun fuera la cosa más gloriosa que había tenido la oportunidad de contemplar.
Se giró, y captó la mirada del monarca, sin ninguna palabra de por medio, Hyunwoo camino más rápido, desapareciendo más allá del bosque. Kihyun lo siguió con una pequeña sonrisa, preguntándose qué estaba haciendo su prometido.
Apresuró el paso hasta llegar a un campo despejado, la luz de la luna resplandecía entre los altos árboles, y el aire frío y brumoso de la noche sopló contra él en una caricia celestial.
—¿Te gusta este lugar?
El Duque se volvió para encontrar al monarca apoyado contra el tronco de un árbol en las sombras, simplemente mirándolo.
—Me encanta.
Sonrío, llevando las manos a su espalda. Camino a pasos lentos alrededor del campo de flores, cerrando los ojos simplemente disfrutando de aire fresco.
—¿Cómo estuvo su noche, majestad?
—Bueno, encuentro que ver a mi prometido riendo y bailando alrededor de la fogata es posiblemente la cosa más fascinante que he visto –Dijo, apartándose del árbol para acercarse. –Incluso cuando no bailaste una pieza completa conmigo.
Kihyun negó divertido con la cabeza, subiendo la mirada cuando Hyunwoo lo alcanzó. Extendió la mano y dijo:
—¿Quieres bailar conmigo ahora?
—¿Aquí?
Preguntó, riendo suavemente, pero encantado. Puso su mano en la de Hyunwoo y permitió que lo agarraran con fuerza.
La música estaba silenciada por la distancia y el rugido de la multitud divirtiéndose, pero el latido constante de sus corazones palpitaba a un ritmo hecho solo para ellos. Se balanceaban suavemente al mismo tiempo, mirándose con una dulce sonrisa a la luz de la luna.
—A veces pienso que estoy en un sueño.
Susurró Kihyun, con la mano apoyada en el brazo de Hyunwoo, que envolvía su cintura con una posesividad que no era en absoluto desagradable.
—Yo también pienso lo mismo –Murmuró el monarca, apretándolo un poco más cerca. –Cada vez que te veo cada mañana me preguntó si no estoy soñando, porque solo en mis sueños podría conocer a una persona tan perfecta.
Kihyun tragó saliva, soltando una risa suave y avergonzada.
—Eres un halagador.
—Solo digo la verdad.
Dijo, deteniéndose en la privacidad del bosque, con los ojos iluminados por el hambre. Se movió, atrayendo la mano de Kihyun a su pecho, presionando sobre su corazón para que el Duque pudiera sentir el latido constante.
—¿Sería demasiado cursi decir que tú también eres mi sueño hecho realidad?
Sonrió, levantando la mirada, inclinando ligeramente la cabeza.
—¿Puedo besarte?
Preguntó con los labios susurrando sobre los de Kihyun, la suave exhalación de su aliento le hacía cosquillas en la piel.
Cerró los ojos, un leve temblor de anticipación lo recorrió. Deslizó su mano desde el corazón de Hyunwoo hasta su mandíbula, acariciando su rostro. Su respiración se aceleró en respuesta a la repentina aceleración de su corazón y se humedeció el labio inferior con la punta desnuda de la lengua, impaciente y eufórico.
Los dedos del monarca se curvaron bajo su barbilla. Kihyun se quedó sin aliento cuando Hyunwoo lo acarició allí, justo debajo de su mandíbula, aspirando su esencia como un fino perfume.
Lo empujó más fuerte hacia él, rozando un beso por la curva de su mandíbula para encontrar el delicado lóbulo de su oreja. Hyunwoo lo apretó entre dientes en un suave mordisco, estremeciéndose cuando el cuerpo del Duque se arqueó por instinto, un suave jadeo se le escapó.
—¿Qué estas esperando? –Kihyun suspiró, inclinando la cabeza cuando la mano del monarca se deslizó por su cuello. –Deja de torturarme y bésame.
Los labios de Hyunwoo se curvaron en una sonrisa.
—Mi querido prometido –Ronroneó, apoyando al Duque contra el árbol más cercano. –Nada me complacería más.
La desesperada impaciencia de Kihyun se rompió bajo la presión de los cálidos labios sobre los suyos. Esta no fue una noche para vacilaciones. Su beso bajo la luz de la luna fue feroz, hambriento y atrevido.
Kihyun devolvió cada golpe de la lengua de Hyunwoo, cada mordisco de dientes, cada succión burlona, estremeciéndose por la forma en que el monarca gimió en respuesta, empujando más fuerte contra él con descarado. Su respiración salió deseosa cuando una mano se deslizó debajo de su camisa.
—Hyunwoo.
Kihyun suspiró jadeante, sus besos profundos y devoradores pero aún suaves, consintiéndolo con un cariño abrasador. Disfruto de la forma en que su piel se erizó cuando el monarca le dio un último beso en la mejilla.
—Debo admitir –Dijo Hyunwoo riendo. –Que no estoy tentado de volver al banquete.
Kihyun parpadeó, luego se sonrojó. Ciertamente él mismo se estaba sintiendo bastante recio a regresar.
—Creo que yo tampoco –Sonrió, recuperando el aliento con dificultad. –¿Qué propone, su majestad?
Lo molestó, murmurando en su oído, sonriendo ante la forma en que Hyunwoo se reía sin aliento.
—¿Te gustaría dar un paseo a caballo?
—¿Ahora? –Cuestionó, volviéndose hacia él, sonriendo cuando le dieron otro dulce y gentil beso en los labios. –Si Soyou se entera que me llevaste a un lugar dónde nadie más nos vea se molestara mucho.
—No te preocupes por ella –Hizo un ademán despreocupado con la mano, para acto seguido cargarlo por los muslos. –Hwasa se está haciendo cargo.
Rodeando la cadera del monarca, se abrazó a su cuello, murmurando a centímetros de los labios lascivos.
—¿Qué hiciste?
—Pedí un favor para tenerte por completo hasta el amanecer.
La sonrisa descarada fue demasiado para la erección que crecía en sus pantalones. Se dejó llevar a dónde quiera que el monarca quería.
—Me haces muy feliz Hyunwoo.
No eran las palabras que quería decir, sin embargó, habían aprendido a leer entre líneas y ese silencioso "Te amo", no pasó desapercibido para ninguno de los dos. Por el momento, sería suficiente.
—Me asegurare de hacerlo por el resto de nuestras vidas.
A Kihyun le llenó de placer escucharlo hablar de un futuro juntos.
Mirando el anillo brillante en su dedo, estaba seguro que había tomado la decisión correcta al entregarle a Hyunwoo su corazón.
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➥Title Song: Mercy by Monsta X*ೃ࿔°
Monbebe, bye‧₊˚.ꦿ ...‧₊˚
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