✧*̥ Capitulo 1❀ ̥˚
Title:
˚༅༴ ❝When I'm lost, Help me find a way ❞ *ೃ࿔°
Kihyun
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Un baile.
¿Qué los hacia tan especiales?
Kihyun había asistido a tantos durante toda su juventud y seguía sin comprender que los hacia tan entretenidos. Bueno, tal vez se deba al hecho que nunca permaneció el tiempo suficiente en ninguno de ellos.
Desde que tiene memoria, acompañar a la duquesa a un baile o banquete se componía de la siguiente forma: Saludaba a un cierto número de nobles, recorría los jardines como su madre lo ordenaba y luego ella lo enviaba con Soyou en un carruaje de regreso a la mansión.
Esta sería la primera vez que, posiblemente, se quedaría hasta el final de la velada.
Al menos, eso era lo que pensaba mientras observaba el cielo. El atardecer se deslumbrara entre colores naranja y rosa con una ligera brisa de frescura.
Sonrió ante el sonido de los pájaros escuchándose a la lejanía disfrutando de los árboles y la naturaleza del extenso jardín de la mansión.
Todo parecía tan sereno a la luz de los últimos rayos del sol. Tanto, que por mucho preferiría quedarse en casa que asistir al baile.
—Su gracia, ya estamos listos.
La voz de Soyou cortó sus pensamientos.
Se dio la vuelta para encontrarse con su compañía vestida para la ocasión. No era habitual que todos le acompañaran a un evento de la nobleza. Soyou era la única que tenía permitido hacerlo, pero ahora, suponía que necesitaría toda la ayuda posible.
—Necesito tiempo a solas.
—Su gracia.
—Soyou, por favor.
—Lo esperaremos afuera.
Una vez la puerta se cerró detrás de ellos, Kihyun dejó escapar un profundo suspiro. Llevo una mano a su frente por el dolor punzante, y sin quererlo, se volvió al espejo.
Su cabello estaba peinado a la perfección, el traje era pulcro y brillante como las telas de seda debían ser. Su porte demostraba un aura fuerte, decidida, pero sin perder el toque de juventud y belleza que todo doncel sin pareja debía presentar, y aun así, con tanto esplendor y elegancia rodeándolo.
Esto no se sentía bien.
Cerró los ojos con fuerza y se animó a enderezarse. Tomó el broche de plata de la cómoda al lado de la cama y se lo coloco en la chaqueta como último toque. Pasó de largo al espejo sin molestarse en verse de nuevo y salió de la habitación.
Por primera vez, desea que su padre tuviera razón.
"El Rey nunca elegiría a alguien como él"
「✿」
Solo a Kihyun podían pasarle estas cosas.
No tenía ni una hora en la gran finca y ya se había perdido.
¿Pero podían culparlo? No fue su intensión distraerse al ver todas las pinturas que adornaban las paredes. Apenas y recuerda haberse alejado unos pasos de su compañía, y de repente se encontraba sólo a mitad de un largo corredor.
Gritó irritado por ser tan despistado. Sus padres se molestarían mucho con él si se enteraban de esto, así que sin perder más tiempo siguió el camino de candelabros.
No estaba seguro si encontraría el salón principal antes de las presentaciones, y entonces los ojos picaron con lágrimas. Todo el trabajo de Soyou, los donceles y doncellas que ayudaron a prepararlo sería en vano.
Su padre los castigaría por perderlo de vista a pesar de ser inocentes.
Y no podía permitirlo, no cuando algunos todavía tenían las marcas de la última vez que se había atrevido a desafiar el temperamento del Duque.
¿Por qué siempre tenía que involucrarlos en problemas?
Maldijo con la cabeza gacha permitiendo que las primeras gotas saladas cayeran por el pasillo. Tan inmerso en sus pensamiento que no notó cuando una puerta en la misma dirección se abrió de repente.
El golpe seco fue sonoro, creyó estrellarse contra uno de los armarios de decoración, pero los brazos que lo sujetaron para mantenerlo en pie le indicaron lo contrario.
Kihyun tembló entre los brazos del extraño. Su voz inestable cuando dijo:
—Lo lamento, lo siento mucho, no estaba prestando atención, por favor perdóneme.
—Todo lo contrario, fue mi error.
La profunda voz le hizo removerse. Nunca había escuchado un tono con tanta autoridad.
Pestañeo tratando de mejorar la visión borrosa, el pecho del desconocido fue lo primero que logro distinguir, era musculoso, demasiado, o eso le dijo su tacto en la fina tela del traje, termino por levantar la vista y...
"Oh, por Dios". Se tragó el jadeo cuando un par de ojos color caramelo le miraron con intensidad.
Cabello oscuro como la noche, piel bronceada por el sol, mandíbula visiblemente fuerte, y unos exquisitos labios delgados tan tentadores como nunca antes haya visto en su vida complementaban la apariencia de este hombre cautivador.
Kihyun no está seguro de cuánto tiempo contempló los rasgos del contrario hasta que la calidez de una mano grande contra su mejilla le hizo despertar del ensueño.
Y entonces, fue consiente de la mano que aún le apretaba la cadera.
Torpemente, se separó del pelinegro tirando el florero detrás de ellos por accidente. Hizo una reverencia de disculpa con la vergüenza floreciendo por cada poro de su rostro.
—¡Lo lamento mucho!
—No es necesario.
Escucho bufar al hombre, y creyó ser testigo del inicio de una pequeña sonrisa. Los músculos del rostro se contrajeron como si no estuviera acostumbrado al gesto.
—Puedo preguntar –Prosiguió, volviendo a colocar la mano sobre su mejilla húmeda. –¿Por qué lloraba?
Enrojecido por la mortificación, limpio el rastro de lágrimas con lamento.
—Es solo una tontería.
—Lo que haga llorar a un joven tan apuesto no puede ser una tontería. —Murmuro, y la caricia que siguió sobre la piel le hizo estremecerse. –Podría apostar a que tiene una sonrisa deslumbrante.
Ladeando la cabeza para verlo mejor. Frunció los labios como si estuviera haciendo un puchero mientras parecía rogarle que se la mostrara. No pudo evitarlo, los labios se extendieron en una tímida sonrisa.
—Ahí está.
Reclamo victorioso haciéndole sonrojar.
—Que encantador.
Continuo, sin la intensión de alejarse.
Aunque, ¿Le molestaba?
No, no lo hacía, algo era diferente con él. Estar bajo el escrutinio del pelinegro no le provocaba querer escapar, en realidad se sentía acogedor.
Lo que sea que estuviera pasando entre ellos, en este pasillo alejados de todos, era algo mágico.
"Demasiado bueno para ser verdad". Le recrimino su conciencia regresándolo a la realidad.
Dio un paso atrás rompiendo la atmosfera intima que los rodeaba.
—Estoy buscando el salón principal –Se aclaró la garganta observando el florero en el suelo como si fuera lo más interesante del pasillo. –Le agradecería mucho si me ayudara a encontrarlo.
—Por supuesto –Carraspeo, alejándose unos pasos. –Es por este camino.
Señalo uno de los corredores exteriores. Le hizo un gesto para que caminara primero.
—Gracias.
—¿Alguien lo espera? ¿Un esposo?
Cuestionó, y Kihyun alcanzo a ver una mueca ante la palabra "Esposo".
—Oh no, solo mi doncella de compañía, yo estoy aquí para ser presentado al Rey Son.
—Ya veo.
El castaño comenzaba a creer que estaba alucinando porque el hombre parecía más calmado con esa respuesta. No hubo más palabras durante el recorrido, pero el silencio no era incomodo, todo lo contrario, Kihyun se vio disfrutando de la compañía.
Mirándolo de reojo, había un aura peligrosa y salvaje que lo envolvía, pero eso solo lo hacía más atractivo
Kihyun pensó que era la combinación perfecta. Alto, apuesto, musculoso, podría apostar a que muchos herederos estarían suspirando por él, y con un poco de malicia, podía incluirse como uno de ellos.
—Ya llegamos.
—¿Qué?
Sorprendido, observo la puerta que los separaba de las sombras a un salón lleno de vida. Dio un paso adelante, pero cuando no escucho pasos seguirlo se giró al desconocido.
—¿No me acompañara?
—Este es mi límite, por ahora. –Respondió, tomando la mano del castaño y rozar los labios contra sus nudillos. –Disfrute la velada, su gracia.
Se despidió para dar la vuelta y desaparecer por el pasillo. Kihyun suspiro decepcionado entrando al salón, le habría encantado tener la oportunidad de bailar una pieza con él.
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—Llego la hora Kihyun, has practicado para esto –Respiro hondo apretando los puños. –Saludo, reverencia, lo halagas y luego te vas.
Susurró, elevando la mirada para cerciorarse de que los Duques no le prestaban atención y solo dignaban a seguir al sirviente por el pasillo.
Era su turno para ser presentado en la sala del trono. El Rey no se había presentado al baile, así que no había tenido la oportunidad de verlo. En su lugar, los donceles y damas nobles eran llevados uno por uno hacia él.
—Duque Yoo. ¿Necesita algo?
—No Soyou, todo está bien.
—Está sudando mucho su gracia, tenga.
Le paso un pañuelo color crema, la suave cachemira le rozo los dedos antes de pasárselo por el cuello. Esperaba no verse tan nervioso, y que la copa de vino que tomó a escondidas no le afectara demasiado.
No era bueno tolerando el alcohol.
—Esperen un momento aquí sus excelencias.
Les pidió haciendo una reverencia. Kihyun le vio entrar por las talladas puertas de caoba, los caballeros que se encontraban custodiando el pasillo mantuvieron la entrada abierta para ellos.
—Su majestad. –Escucho desde el interior. –El Duque y la Duquesa de Goyang, junto a su hijo, el joven heredero de la familia Yoo.
Los nervios se dispararon y el castaño se obligó a seguir los pasos de los Duques. Agacho la cabeza como todo doncel soltero debía hacer antes de ser presentado a un posible cónyuge.
A Soyou a su lado le temblaban las manos. No le ayudo en nada con el creciente pánico.
Desde la vista periférica, notó a los Duques hacer una reverencia en señal de respeto, la voz rasposa de su padre rompió el silencio.
—Su alteza, este es mi único hijo disponible, Yoo Kihyun, Duque de Goyang –Presento Lord Yoo, sin el orgullo o el cariño que los demás padres demostraban al presentar a los herederos de las otras familias. La tristeza se enroscó alrededor del castaño, tirando de su instinto para desviar el desprecio potencial que el Duque sentía sobre él. –Como puede ver, él es muy modesto y protegido.
"Si al menos fuera cierto", Pensó realizando una reverencia de noventa grados perfectamente practicada.
Se levantó, con la esperanza de no intimidarse con la presencia del Rey, pero lo que vio casi le hace tambalearse de la sorpresa.
Ahí, frente a él, sentado en el trono se encontraba el hombre que le había ayudado a regresar al salón principal. No se perdió la sonrisa socarrona que adorno el rostro del Rey al levantarse del trono.
—Su gracia, continúe, tiene que seguir.
Soyou susurró, recordándole que ni siquiera había saludado.
—¡Es un honor conocerlo su majestad! –Casi grito, avergonzándose al instante. –Tiene una propiedad majestuosa, sin duda digna de un rey de su altura.
—Me complace saber que lo piensa –La sedosa voz le hechizo. –Pero el honor es todo mío, su gracia.
Kihyun trago en seco cuando el pelinegro hizo una reverencia y le tomo la mano para besarle el dorso. Podría jurar que los labios se demoraron más de lo normal, y si sintió la suave presión de los dientes en una mordida juguetona, indudablemente, culpo a la copa de vino que bebió.
Porque solo borracho podría creer que el imponente rey Son intentaba seducirlo.
—¡Una presentación maravillosa!
Interrumpió el consejero real rompiendo la burbuja de fantasía. La mano que sostenía la suya fue soltada dejándole un rastro de soledad.
Admiro los hombros anchos del rey mientras volvía al trono, pero cuando los ojos caramelo se fijaron en los suyos decidió concentrarse en la conversación ajena.
—Debo darles el crédito sus excelencias, ¡Qué joya más exquisita! Los logros del Duque Yoo han sido bien aceptados por nosotros al igual que por la corte real. Tiene una calificación para ascender al trono muy cerca de la escala requerida. Ahora, su gracia, –La atención cayo en él. –Antes de finalizar, ¿Cómo se describiría a sí mismo?
—Estoy muy versado en el piano –Murmuro, compartiendo en voz baja las habilidades que su padre siempre había menospreciado por ser un doncel. –Soy un cantante tolerable y un lector apasionado, prefiero hacerme de la compañía de los donceles y doncellas de mi grupo. Sin embargo, soy muy buen oyente cuando la ocasión lo requiere.
—Todo una maravilla. –Sonrió el consejero. –¿No lo cree su majestad?
—Ciertamente.
Kihyun no lo aceptaría en voz alta, pero la hambrienta mirada le hizo temblar las piernas.
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—Miren nada más a quien tenemos aquí –Una voz burlona se escuchó a su espalda. –El joven Duque de Goyang, Yoo Kihyun.
—Duquesa Kim.
Saludo. Haciendo una reverencia al grupo de nobles que se le acerco.
—Querido, ¿Aun sigues aquí? Es un milagro que tu madre no te haya enviado ya de regreso.
—Esta vez me quedare hasta que se anuncie al elegido por el Rey Son.
—Oh, pequeño, no deberías molestarte, escuche que ni siquiera estas dentro de la escala, no como mi Hyungbin, es uno de los diez mejores.
—Estoy seguro que lo es. Si me disculpan.
Apresuro el paso para alejarse con Soyou. Las doncellas de compañía le rodearon para protegerlo, pero los susurros fueron ruidosos.
"No puedo creer que se presentara", "¿Cierto?, no tiene oportunidad,", "¿Le vieron las piernas? Alguien necesita una nueva dieta", "Olvídate de las piernas, las mejillas parecen a punto de reventar", "Iré por un postre antes de que desaparezcan", "Oh, Kim, ¡Eres malvada!".
Las risas le martillaron los oídos, trato de encontrar a su madre, pero lo que vio no le ayudo a mejorar el ánimo.
La Duquesa se encontraba con un grupo de princesas, sonriendo grandemente a una de ellas, lo que dijo, le abrió un gran vacío en el corazón.
—Yungji, luces hermosa, si tan solo tuviera una hija como tú, eres perfecta.
Kihyun se dio la vuelta, esto era demasiado, necesitaba aire fresco. Atravesó el gran salón, evadiendo a cualquiera que se le acercara.
Ignoro los llamados de Soyou y de las doncellas que le seguían. Miro por sobre su hombro sin detenerse para pedirles que lo dejaran sólo y entonces se golpeó contra otro cuerpo.
El estruendo de las copas cayendo al suelo atrajo las miradas. Kihyun se disculpó y con la ayuda de Soyou levantaron al pobre sirviente. Con el traje ahora empapado de vino, enfrentó los críticos comentarios y las sonrisas burlonas
Pero solo una persona destaco entre el mar de nobleza.
—Afuera, ahora.
Le ordenó su padre entre dientes, le vio salir del salón con su madre detrás de él.
La furia que vio en esos ojos.
Estaba perdido.
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—No puedo creer que me avergonzaras de esa forma.
Mascullo, los sirvientes encargados de los carruajes despejaron el lugar. Kihyun no los culpaba, la brisa le despeinaba el cabello, y la noche estrellada podría haberle sacado una sonrisa.
Si al menos no estuviera siendo reprendido.
—Pero yo...
—¡Acaso te di permiso para hablar!
Le callo, el cuerpo del castaño temblaba levemente por los gritos. Levanto la vista rogándole silenciosamente a su madre por apoyo, pero esta simplemente desvió la mirada.
—Una sola cosa Kihyun, tenías que asegurarte de hacerlo bien ¡Y terminaste estropeándolo todo! –Grito sin importarle quien lo escuchara. Respiro profundamente y suspiró, frotándose la cara con resignación. – Nunca serás el hijo que deseaba.
—Lo siento, padre.
—No me llames de esa forma.
La admisión del mayor lo enfrió como ningún agua helada podría hacerlo. Le asustó escucharlo con tanta incertidumbre.
—Soy tu hijo –El intento, con el estómago apretado por las náuseas, y un miedo profundo. –Sin importar los hechos, seguiré siendo tu hijo.
—No, Kihyun –Dijo el duque, mirándolo con algo parecido al arrepentimiento, pero rápidamente se convirtió en el familiar disgusto que había recibido desde sus primeros recuerdos. –Nunca fuiste mi hijo y nunca podrás serlo, no importa cuánto lo intentes.
El doncel se estremeció de nuevo, agachando la cabeza mientras lágrimas calientes se formaban en sus ojos. Las rechazó, las uñas rasguñando las palmas mientras luchaba por no llorar frente a su padre.
—Todo esto es tu culpa –El mayor recrimino a la Duquesa que se mantenía al margen de la situación. –¿Tenías que darme un doncel? No un hombre completo, sino algo que solo esta para abrirle las piernas a cualquiera. Eres tan inservible como él, ¡Me estas escuchando!
—¡Padre espera!
Gritó, interponiéndose en el camino, el ardor del puño del Duque le hizo girar la cabeza. La fuerza fue tanta que su cuerpo cayó al suelo, creyó escuchar el grito ahogado de su dama de compañía, pero los sentidos parecían haberse congelado.
—¡Maldita sea, levántate!
—¡Mi Lord! ¡Por favor, se lo suplicó, es suficiente!
Soyou suplico, envolviéndolo en un abrazo con el claro propósito de protegerlo.
—Suban a los carruajes, ¡Ahora!
Escucho la orden y el sonido de los pies apresurados. Kihyun no pudo soportarlo más, cerró los ojos con fuerza cuando el mundo a su alrededor comenzó a dar vueltas.
—Su gracia, ¿Me escucha? ¡Traigan el carruaje! ¡Ustedes, ayúdenme a levantarlo! Mi niño, todo estará bien, el Duque ha partido.
—¿Soyou?
—Todo estará bien.
Consoló, con los ojos humedecidos de impotencia. Ella junto con dos donceles más, le ayudaron a caminar hasta el carruaje.
Una vez dentro, los donceles que le acompañaban trataron de subirle el ánimo. Durante el recorrido le relataron sobre todo lo que vieron en el baile, desde los extravagantes postres hasta graciosas escenas que presenciaron a escondidas.
Comenzaba a divertirse hasta que el tema que deseaba evitar floreció.
—Escuche de unos Lords, que es muy probable que la princesa Park sea la escogida por el Rey.
—¿En serio? Las doncellas de la cocina estaban muy seguras de que el joven Dooseok, ArchíDuque de Yosun, era el favorito de esta noche.
—Es un poco contradictorio ¿Cierto? Para ser un Rey temido, había demasiados nobles ansiosos por saber el resultado.
—¿Qué esperabas? Es el tercer Rey más poderoso de Corea, y el único soltero, aun con todas las historias de lo que ha hecho muchos codician el poder de ser Rey o Reina de Seúl.
—Talvez, pero, ¿Casarte con alguien que ha asesinado a muchas personas?
Ambos se quedaron pensativos para luego mirarlo con intensidad.
—¿Le preocupa que lo elija, su gracia?
La pregunta lo tomo desprevenido. Haciendo una mueca por la inflamación del golpe, respondió lo más sincero que pudo.
—No, no lo sé.
¿Tenía que estar preocupado? No, por supuesto que no. Él no era tan talentoso o sofisticado como los demás, ni siquiera el más hermoso.
Estaba seguro de que las miradas que el Rey Son le dedico solo fueron porque nunca había visto a un candidato tan patético como él. Sus padres ya le habían dejado en claro que nunca llegaría a ser digno de la corona.
No lo fue desde el momento que nació como un doncel, y mucho menos lo seria ahora.
Trato de no seguir pensando en ello. Palpo el bolsillo izquierdo del pantalón mientras las apuestas por el futuro cónyuge del Rey eran puestas sobre la mesa, y entonces frunció el ceño.
—Soyou
—¿Si, su gracia?
—¿Has visto mi pañuelo?
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➥Title Song: Comma by Kihyun*ೃ࿔°
Monbebe, bye‧₊˚.ꦿ ...‧₊˚
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