Capítulo 1
Miró el techo de la sala un tanto aburrida de las clases, aunque no duró mucho tiempo porque poco después tuvo que devolver su mirada hacia la maestra que seguía con su explicación.
Odiaba ir al colegio y más aún tener tarea, pero no le quedaba de otra. Tenía que hacerlos todos con tal de seguir en el top con sus calificaciones.
Tomando las últimas notas que le quedan para estar libre, miró a sus costados queriendo de alguna forma ver algo interesante. Pero no vio nada a primeras.
Cuando estaba a punto de darse por vencida, notó como un chico miraba repetidas veces hacia el asiento de la maestra y luego a su cuaderno. Frunció el ceño confusa y siguió mirándolo, no lo había notado antes.
El chico de cabellos oscuros y rebeldes, mordió su labio inferior con fuerza, como si se estuviera castigando en sus adentros para decidirse a algo. Unos segundos más tarde, se levantó algo dudoso. Su mirada iba en todo momento por los suelos, moviendo sus ojos a cada costado como si corroborara que nadie lo estuviera viendo. La espalda de éste iba levemente curvada y sus hombros encogido como un animalito asustado.
Una pequeña sonrisa divertida se asomó en sus labios por la idea repentina que llegó a su mente. Y fue que cuando él estuviera a punto de cruzar a su lado para llegar a la maestra, colocó su pie y con ello logró que tropezara.
El sonido de la caída fue ruidosa y suficiente para llamar la atención de todos los presentes los que no tardaron en estallar de risas.
—Ten más cuidado estúpido —dijo uno de los jóvenes que había salido afectado por la caída del tímido chico.
Ella no tardó en soltar más risas por la escena, puesto que el de cabellos alborotados se levantó rápidamente del suelo, con el rostro rojo y aún más retraído, regresó a toda prisa en su asiento donde se encogió más, esperando a que las risas terminen.
—Al final no fue a llevarlo —murmuró entre risas la joven que lo había hecho tropezar.
Lo observó jugar con sus dedos torpemente y su sonrisa maliciosa no se borraba. Por fin encontró algo divertido.
El receso llegó y los alumnos, casi corriendo, abandonaron la clase para ir a comprar algo de comer o perder el tiempo fuera de ese asfixiante lugar.
Guardó sus materiales sin ninguna prisa y notó algo una vez más. El chico que había echado, seguía en la clase. Pareciera que estaba buscando algo entre las cosas de su mochila, ya que estaba sacando cada uno de sus libros y colocándolos en la mesa de una forma ordenada. No la había notado a ella, que seguía ahí junto a él.
Cuando ella por fin terminó de ordenar sus materiales, se dirigió hacia él sin desviar ningún momento su mirada. Iba a hablar con él, pero al final decidió pasar a su lado, no sin antes usar una de sus manos para echar todas las cosas que colocó en la mesa.
El joven que estaba sumido en sus asuntos, se sobresaltó por el estruendo que produjo sus libros cayendo al suelo. Miró sus cosas en el piso y luego elevó su mirada hasta quien lo había ocasionado.
—Ups, lo siento mucho —dijo irónica—. Mi mano se fue sin querer.
Él pareció sorprenderse por sus palabras y más aún que ella le estaba dirigiendo la palabra. No duró mucho cuando bajó rápidamente su mirada y entre murmuros torpes le respondió.
—N-No te preocupes _____________...
—¿Hum? ¿Cómo sabes mi nombre? —preguntó con una leve sorpresa.
—E-Es que… La profesora pasa la lista y…
—Ah, sí, sí —dijo sin interés—. Oye, ¿eres nuevo? No te había notado hasta ahora. Ya estamos a mitad de año.
—No… —murmuró algo desanimado— llevo aquí desde inicios de clases… Solo que no… N-no soy muy sociable.
—Sí… Lo noto —espetó haciendo una mueca.
—Lo siento…
La mueca se hizo aún más notoria.
—¿Por qué rayos te disculpas?
Él pareció ponerse aún más nervioso e intentó mirar de un lado al otro para buscar alguna escapatoria.
—E-Es que… Yo…
Alguien se asomó en la puerta y ésta llamó a la joven, haciéndola desviar su atención.
—__________ ven, te estamos esperando.
—Sí, ya voy —contestó asintiendo, antes de mirar una vez más al chico—. Vaya rarito.
Entonces ella abandonó la sala dejándolo solo. El joven suspiró profundamente con frustración. En todo el tiempo que estuvo, nadie nunca se fijó en su presencia y no le dirigían la palabra a no ser que sea únicamente necesario.
Observó a su costado todas sus cosas desparramadas en el piso y no tuvo de otra que levantarse para juntarlas.
Mientras estaba en el suelo, comenzó a sentir el peso de sus emociones negativas. A veces, se preguntaba por qué tenía que seguir de ésta manera. Quisiera tener más amigos y ser más confiado consigo mismo, de esa forma al menos no estaría tan solo.
Se preguntó por qué aquella joven le había hablado. Ella era alguien que parecía no interesarse por las personas a su alrededor más allá de su círculo social, reforzándose más ese pensar cuando ni siquiera se había dado cuenta de su existencia.
En su mente, un fugaz pensamiento se cruzó. ¿Y sí quería que fueran amigos?
—No… Es imposible…
Cuando ya tuvo todo en sus manos, de entre sus cosas cayó una fotografía. Al darse cuenta, lo miró extrañado para alzarlo.
—¿Qué hace esto aquí? —Se preguntó a si mismo.
En la imagen era visible un pequeño gatito mirando tiernamente a quien sacó la foto. Al verlo, sintió su corazón derretirse y una triste sonrisa se asomó a sus labios. Era su gatito, su mejor amigo que lamentablemente murió hace unos meses.
Su ausencia lo había hecho sentirse aún más solitario en ese mundo, él quien era siempre su compañero en todo ya no estaba y solo quedando sus recuerdos y unas de tantas fotos que tenía con él. Pero la que tenía en la mano, cargaba un significado un poco más especial para si. La última foto que le había tomado antes de su partida.
—Te extraño… —murmuró tristemente antes de colocar con cuidado la imagen en su bolsillo.
El horario terminó y todos debían retirarse de las clases. La muchacha estaba recostada por la pared que daba a la salida del portón, esperando a alguien. Se dio cuenta que ese chico de cabellos oscuros tenia la costumbre de salir en último y por lo tanto cuando él llegó hasta ella, ya nadie había cerca de los alrededores.
—Oye, tardaste mucho —se quejó suspirando.
Él alzó la mirada sobresaltado por la voz que sonó de repente. Arqueó sus cejas algo intimidado y apretó con fuerza las correas de su mochila.
—Lo siento… Soy muy lento.
—Sí, me di cuenta —murmuró fastidiada—. En fin, no me quedé para ser tu guarda espaldas esperando a que salgas. Quiero saber tu nombre.
—¿M-Mi nombre?
—¡Sí! —exclamó algo altanera, acercándose peligrosamente hacia él—. Dime tu nombre. Tú sabes el mío ¿no? Es injusto.
Cuando estuvo cerca de él, rodeó su cuello con brusquedad e hizo una media llave, obligándolo a agacharse más.
—¡O-Oye..!
—Shhh, vamos —sonrió la ladinamente—. Dime tu nombre y te soltaré.
—… Me llamo Tamaki —murmuró de una forma casi inaudible.
—Tamaki ¿eh?
Lo soltó empujándolo de paso, logrando que de unos pasos hacia el frente casi cayendo en el suelo.
—Desde ahora, seamos más cercanos ¿sí?
Miró a un costado y la miró sonriendo de una forma no muy tranquilizadora. La tensión del momento era más palpable, el sudor por los nervios comenzó a sentirse en su piel y solo pudo quedarse en silencio al no saber que decir.
En cambio ella, al terminar su frase avanzó para retirarse, no sin antes darle un último empujón al joven que terminó por tirarlo en el suelo.
—¿Por qué?.. —preguntó al aire en un susurro sin saber que solo estaba empezando.
Desde aquel día, la joven se encargó de hacer que Tamaki sea notado por los de su clase, pero no de una forma agradable. Siempre que podía lo empujaba, se burlaba de él si en algún momento fallaba y lograba hacerle bromas que eran pesadas para su gusto.
Tamaki no lograba entender por qué lo trataba de esa manera. Él no le había hecho nada, pero no tenía el valor de hacer algo al respecto.
Hasta que ya no pudo más.
—¿Qué es esto? —canturreó la joven llamando la atención del de cabellos oscuros— ¿Una foto de un gatito?
Por primera vez de todas las veces que ella lo molestó, Tamaki pareció reaccionar de una forma inesperada. Se levantó rápidamente de su asiento y de una forma mínimamente determinada, la enfrentó.
—P-Por favor, devuélvemelo…
Ella no pudo disimular su sorpresa y sonrió un poco más divertida.
—¿Qué? ¿Es importante para ti?
Retrocedió unos pasos más alejándose de él, mientras que éste intentaba avanzar para alcanzar su pertenencia de alguna forma.
—S-Sí… Así que, por favor, devuélvemelo —pidió notándose él temblor en su voz.
De inmediato, la joven corrió lejos de él hasta que entre ambos había una distancia considerable.
—¿Qué tal sí le damos unos arreglos?
Entre su corrida, ella agarró unas tijeras que estaba sobre la mesa de uno sus compañeros. La desesperación se apoderó de Tamaki y avanzó rápidamente hasta ella para quitarle la fotografía.
Mas ella, no dudó en cortar una pequeña parte de aquella imagen.
—¡Quédate ahí! —advirtió alejando la imagen.
Sin embargo Tamaki no pudo evitar seguir ignorando las advertencias. Solo quería tener de vuelta su preciado recuerdo, pero ella no estaba jugando.
Lo que vio a continuación fue la fotografía cayendo al suelo, partida en dos.
Todo estaba en silencio, como era el receso, nadie más que ellos dos estaban en la sala. Tamaki contempló como caía en cámara lenta hasta tocar el frío piso.
—Te dije que te quedarás ahí.
Sus palabras no fueron escuchadas, porque él solo tenía su vista fija en la imagen. Dio algunos pasos más hacia el frente, haciendo que ella retroceda un poco por precaución, sin embargo él solo fue hasta la imagen y se puso de rodillas para tomarlo en sus manos.
—¿Qué te sucede? —preguntó ella algo incómoda—. Solo pégalo con cinta y ya.
—¿Por qué?..
—¿Eh?
El joven tenían la mirada baja, así que no se podía ver que expresión tenía en el rostro. Pero de inmediato supo lo que estaba sucediendo cuando unas gotas cayeron de sus ojos hasta impactar en la fotografía: estaba llorando.
—¿Por qué me haces esto?..
Tamaki lanzó un pequeño sollozo, encogiéndose más en el piso. Ella miró nerviosamente al chico sin saber que decirle. Se dio cuenta de que había ido lejos, pero no articuló ninguna palabra al respecto. Incómoda por la situación, dejó las tijeras en su lugar y mirando por última vez al joven que aún permanecía llorando, abandonó la sala.
Desde lo último que había sucedido entre ambos, ella lo había estado evitando. Ya no sentía la misma diversión que antes al molestarlo. Aunque cuando él se cruzaba a su lado, solía empujarlo para que se alejara de ella.
Llegó una vez más a las clases de forma tardía. Debía apurarse en sacar sus cosas porque de lo contrario no podría hacer el examen que debía dar ese día. Buscó en su mochila con rapidez, pero no encontró su cartuchera. En ese momento, siguió insistiendo en obtenerlo, pero definitivamente no estaba.
Miró a sus costados buscando a alguien que pudiera prestarle al menos un bolígrafo para continuar con las clases, pero nadie parecía dispuesto.
—Mierda… —susurró frustrada entre dientes.
—T-Toma…
Su voz rebotó en ella en forma de eco y fue alzando su cabeza hasta mirarlo frente a ella extendiéndole un bolígrafo.
—¿Qué?..
—Tú… Olvidaste tú cartuchera ¿verdad? —preguntó a lo bajo con algo de temblor— toma… Así podrás hacer el examen.
Al final de su frase, el joven hizo una pequeña sonrisa nerviosa, entregándole el bolígrafo.
Ella no pudo creerlo y se quedó observándolo aún dudosa. Tomó el bolígrafo algo desconfiada y lo vio detalladamente.
—Gracias…
El hizo un asentimiento torpe y se fue nuevamente a su lugar.
Se preguntó para ella misma ¿por qué lo había hecho? Después de todo lo que le hizo, le sorprendió de sobremanera cuando él se ofreció a ayudarle pese a ello. Nadie más había hecho algo así y no se había molestado en pedírselo a nadie, pero Tamaki fue amable con ella en todo momento.
Una oleada de emociones la impactaron logrando que se sintiera mal por ello. Nunca se imaginó que algo que así pudiera pasar.
Miró en dirección de Tamaki y luego a lo que le había prestado. Tal vez, debería comenzar a ser más amable con él… Empezando con una disculpa.
—Gracias por el bolígrafo…
Tamaki alzó la vista hacia la contraria y solo pudo asentir tímidamente al regalarle una temblorosa sonrisa. Ella observó como él iba guardando sus cosas, mientras que el contrario comenzaba a sentirse un poco incómodo por su fija mirada. En cuanto terminó, volvió a verla pero esta vez para intentar saber si necesitaba algo más.
—Eh… _________ ¿S-Sucede algo?
Parpadeó un par de veces con rapidez al darse cuenta que se quedó mirándolo y avergonzada por su comportamiento solamente quitó su mirada del chico.
—No es nada —respondió autoritaria—. Solo estaba esperando a que termines de guardar tus cosas.
—¿Eh? ¿Por qué? —preguntó curioso.
—Bueno… La cosa es que…
Justo cuando iba a terminar su frase para pedir las correspondientes disculpas, algo llamó la atención de los jóvenes y eso iba a lograr destruir el pequeño ambiente que se había creado entre ellos.
Se que posiblemente no era lo que se esperaba pero es lo que salió 😂. Es la primera vez que escribo algo de Tamaki y manejo su personaje así que, si algo va mal, lo siento (¿
Siento que es como un cliché invertido JAJJAJA pero alv
También quise hacerlo solo como un one-shot pero ya era demasiado largo para mí ;'v
Así que espero que les guste y apenas pueda lo continuaré para terminarlo. Hasta la próxima. 💕
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