Capítulo 7: Juegos de manos.
—¡Shadow!
El erizo giró al escuchar una voz conocida pronunciar su nombre, encontrándose con Tails acercándose junto a una chica, quien no se le hizo conocida.
—¿Qué estás haciendo aquí, zorro?— Cuestionó a modo de saludo.
—Me preguntaba si podríamos estar contigo durante este receso.— Pidió el vulpino —Solo por hoy, ¿sí?
Shadow no era tonto. A través de la mirada suplicante del menor, el ébano supo que algo tuvo que pasar para que Tails le estuviera pidiendo su compañía.
—¿Qué pasó?
—Te lo explicaré luego. ¿Nos podemos sentar?
El de vetas dió un suspiro de resignación.
—Adelante.
Ambos zorros tomaron asiento junto al mayor y el ambiente no tardó en ponerse tenso. El erizo dirigió su mirada hasta Zooey, examinándola de pies a cabeza sin ni una pizca de vergüenza.
—¿Quién eres?
—Soy Zooey, un placer.— Se presentó la de pulseras —He oído hablar de ti, tú eres el capitán del Equipo Dark, ¿no es así?
—Lo soy.
—¿En serio?— Tails no estaba enterado de eso. Shadow asintió —Entonces... ¿por qué no estás jugando? ¿No estaban en medio de un campeonato o algo así?
—Sí, pero el partido de hoy se canceló.
—¿Y eso por qué?
—No lo sé, así lo pidió el capitán de los Babylon Rogues.
—Entiendo...
Una vez más, los tres se vieron envueltos en silencio. Era más que obvio que ninguno de los tres, por diferentes razones, no eran expertos en el arte de socializar.
—Y... ¿Quieren hacer algo?— Preguntó el zorro.
—¡Oh! Ya sé.— Exclamó Zooey de pronto, al parecer, teniendo una grandiosa idea —¡Juegos de manos! ¿Conoces Frutillita?
—¿Qué?
—¿Nunca has jugado a Frutillita?— Shadow le preguntó de regreso, sus ojos abiertos de par en par demostraban su sorpresa, ¿quién no conocía ese juego?
—No...
—¿Conoces Frutillita, Shadow?— Zooey estaba sorprendida también, aunque se le notaba extrañamente emocionada.
—Yo... Solía jugarlo con una amiga.— Respondió, desviando la mirada.
—¿Te enseñó algún otro?
—Por supuesto. Mariposa, Chocolate y Winnie Pooh.— Enumeró con ayuda de sus dedos.
—Enseñémosle a Tails.— Zooey extendió las palmas de sus manos, esperando que el de vetas le diera las suyas —Dame tus manos.
—No recuerdo la canción...
—Yo sí.— Y, de todas formas, ella tomó sus manos —Aquí vamos.
Entonces, Zoeey comenzó a cantar.
Frutillita, a comer, mermelada, con tostada...
Anoche fui a una fiesta, un chico me besó.
¡Le di una cachetada y todo se acabó!
Mi hermana tuvo un hijo, la loca lo mató.
¡Lo hizo picadillos y todo se acabó!
Tails observaba con atención los rápidos movimientos de las manos de sus amigos.
Debajo de un puente hay una serpiente lavándose los dientes con agua caliente
El que dice que sí: ¡dibi-dibi-dí!
El que dice que no: ¡dobo-dobo-do!
Si te ríes o te mueves te daré un pellizcón o... ¡coscorrón!
Ambos dejaron de golpear sus manos y se miraron fijamente en silencio y sin mover un músculo. Tails no entendió en lo absoluto el porqué la repentina tensión, Zooey cantaba muy rápido.
Exactamente doce segundos después, la vulpino comenzó a reír descontroladamente. Ahora Tails estaba aún más confundido.
—¡Perdona!— Exclamó la zorro cubriendo su rostro, ya hasta parecía que lloraba —No puedo con tu cara, jajaja.
—¿Qué acaba de pasar?— Preguntó Tails, siendo completamente ignorado por el par.
—¿Pellizcón o coscorrón?— Preguntó el erizo, intentando terminar rápido con aquel juego.
—¡Coscorrón, coscorrón!— Zooey aclaró rápidamente, aún riendo. ¿Qué clase de psicópata masoquista elige el pellizcón?
Entonces, el erizo dirigió su puño cerrado hasta la cabeza de la zorro. Ella cerró los ojos, esperó y... El puño de Shadow frotó suave y delicadamente sobre su pelaje dorado.
—¡Eso hace cosquillas!
—Nunca golpeé a María... ¿Por qué lo haría contigo?— Mencionó distraídamente apartando la mano.
Zooey sonrió ante eso y Tails se sintió irracionalmente excluido.
—¡Eh, deténganse! ¡Me he perdido!— Exclamó, tratando de llamar su atención.
Ignorantes eran de que, mientras ellos reían, alguien los miraba desde las sombras.
—No creo que sea una buena idea, Jack.— Expresó el roedor con preocupación.
—No, ya verá, esa zorra me las pagará.— Dijo con enojo el pajarraco comenzando a retirarse mientras su mejor amigo lo seguía.
Entonces, el siempre oportuno timbre sonó, indicando el regreso a clases.
—Oh, qué lástima, estábamos divirtiéndonos.— Mencionó Zooey con una sonrisa triste.
—Podríamos vernos en el siguiente receso y continuar... Lo que sea que estaban haciendo.— Sugirió Tails —Si quieren, claro.
—¡Sí!— Exclamó la vulpino.
—¿Qué dices, Shadow?
El ébano observó a ambos zorros y suspira con resignación al ver los ojos destellando emoción de Zooey.
Ella le recordaba a cierta persona.
—Está bien.
—Bueno, debemos ir moviéndonos a nuestra siguiente clase.— Sugirió la de pulseras —Tengo clases de Tecnología, ¿ustedes?
—Matemáticas.— Respondió Shadow.
—¿Qué hay de ti, Tails?
—¿Clases de cocina?— La confusión de Tails al revisar su calendario fue clara en el tono de su voz.
Zooey, sin permiso alguno, tomó el calendario y corroboró sus palabras.
—¿Te toca cocina? ¡Oh! Vas a amar a la profesora Ella.— Dijo con una sonrisa —En fin, ¡nos vemos, chicos!
—¡Adiós!
Tras despedirse de Zooey y Shadow, Tails comenzó su recorrido hasta el salón donde le correspondía la clase de cocina. Afortunadamente, esta vez no se perdió en el camino.
Al entrar, divisó los puestos vacíos y se llevó una agradable sorpresa al encontrar uno justo al lado de...
—¿Sonic?
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