Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 30: Los consejos de Knuckles.

Viernes.

Luego de haber acompañado a Tails hasta su casa como lo había estado haciendo últimamente después de la escuela, Knuckles se dirigió hasta el centro comercial.

Sonic le había dicho que quería verlo, y no iba a negarse a su petición. Al llegar, lo encontró justo en la entrada al establecimiento.

—Hola, Knux.— Saludó el erizo.

—¡Sonic! Aquí estás, me alegra verte, bro.— Saludó de vuelta, chocando los puños con su mejor amigo —¿Por qué me llamaste?

—Pues, falta solo un día para la gran fiesta, tú sabes.— Dijo, dándole un golpe con su codo —Y ni tú ni yo tenemos nuestros trajes de gala. Por eso te llamé, para que compremos unos.

—Creí que me invitarías unas hamburguesas.— Expresó con tristeza.

—Podemos ir a comer después si eso quieres.— Ofreció, y una sonrisa se dibujó en el rostro de su amigo fortachón —En fin, ¿ya tienes pareja para el baile?

—No en realidad, ¿y tú?

—Tampoco, pero... Tengo a alguien en mente a quien pedírselo.

—¿Yo?

—¿Qué? No, Tails.

El equidna jadeó, apuntándolo de forma acusatoria con un dedo.

—¡Así que sí es tu novia después de todo!— Exclamó, llamando la atención de algunos mobians que pasaban cerca de ahí.

—Oye, no hables tan alto, ¿quieres?— Pidió Sonic, quien se encontraba ligeramente ruborizado.

—Oh, viejo, yo lo sabía desde el principio.— Sin embargo, fue olímpicamente ignorado por su mejor amigo —Y tú que lo negabas.

—Sí, sí, como sea.— Le restó importancia, acercándose un poco más para que el equidna lo escuchara mejor —Escúchame, no somos novios, pero tengo planes de pedirle que lo seamos... Mañana por la noche.

—¡¿Mañana por la noche?!

—¡Shh!— El cobalto tapó la boca de su amigo, observó en todas direcciones para asegurarse de que nadie los había escuchado y luego volvió a ver al rojizo —¡Sí, mañana por la noche! Por favor, ya deja de gritar.

—Lo siento, Sonic.

—Hablando de Tails, has estado cuidándola como te lo pedí, ¿cierto?

—Por supuesto que sí, jamás te fallaría.

—Gracias, amigo.

Ambos amigos caminaron un poco por el lugar hasta llegar a la misma tienda de ropa que Knuckles había visitado con anterioridad, solo que esta vez, sí entró. Juntos, se dirigieron a la sección de trajes.

—Que elegancia la de Francia.— Dijo el rojizo acercándose a ver las elegantes prendas.

—Me pregunto cuál de estos le gustará más a Tails...— Dijo en voz baja el cobalto mientras inspeccionaba.

—¿Qué?

—Nada, nada.— Dijo, sacando uno de la pechera y mostrándoselo a su amigo —¿Qué opinas de este?

—No parece ser de mi talla.

—Es para mí, Knux.

—¡Oh! Pues, el negro te viene bien.

—Iré a probármelo.

Sonic entró en el probador más cercano, se quitó sus ropas y vistió el traje. Odiaba usar corbata y pantalones ajustados, pero realmente quería causar una buena impresión a Tails.

Al salir del probador para pedirle opinión a Knuckles, se dio cuenta de que no estaba donde lo dejó. Pensó en ir a buscarlo, pero ese pensamiento no duró mucho pues, segundos después, Knuckles salió de uno de los vestidores con un traje.

—Oye, es igual al mío.— Comentó el erizo al verlo más de cerca.

—¡Lo sé! Me pareció una gran idea que tú y yo fuéramos iguales, como los mejores amigos y hermanos que somos.

—Eres tan ocurrente, me agrada eso de ti, grandulón.— Dijo, palmeando su espalda y observando un espejo cercano —Sí, está bien. Nos vemos bien.

—¿Podemos comprarlos?

—A eso vinimos, amigo mío. Vamos a pagar.

Así, luego de pagar sus trajes y retirarse del local, tal y como lo prometió Sonic, ambos fueron al patio de comida y se pidieron unas hamburguesas junto a unas papas fritas.

Ambos amigos mantenían una animada conversación. Ciertamente, aunque por fuera se mostraba sereno, en el fondo, el cobalto se encontraba hecho un desastre por todo lo que pasaba por su cabeza.

Definitivamente necesitaba desahogarse o se volvería loco.

—Oye, Knux...— Inició —¿Puedo hablar contigo?

—Claro. ¿Qué pasó, viejo?— Preguntó, aún con algo de comida en su boca.

—Verás, voy a necesitar tu ayuda.

—¡Claro, cuenta conmigo! Dime qué necesitas.

—Pues, como te dije, quiero invitar a Tails al baile de mañana y decirle que me gusta... Pero no tengo idea de qué le voy a decir.

—Querido amigo.— Comenzó Knuckles, tomando una de las papas fritas de su plato, untó la punta en ketchup y la llevó hasta su boca, simulando que era un cigarrillo —Lo que una mujer quiere es alguien varonil. ¡Tienes que levantar pesas, comer carne roja, hacer carpintería! Eso es lo que quieren.

—No lo sé... Me parece algo anticuado.

—¿Qué te parece actuar tranquilo y que ella no sepa que estás interesado?

—Ese consejo me habría venido bien un poco antes, la verdad... Creo que ella sabe que estoy interesado.

—¿Y qué harás entonces?

—¡No tengo idea!— Exclamó con frustración, apoyando sus brazos sobre la mesa y descansando su mentón en medio de ambos —Jamás he estado enamorado, siempre son las chicas las que se enamoran de mí... Por eso te pregunté a ti en primer lugar, a diferencia de mí, ya tuviste novia una vez.

—¿Y acaso ves que haya resultado?— Planteó de pronto, confundiendo un poco al oji-esmeralda —Si algo de lo que dije hubiese funcionado, Sonia y yo seguiríamos juntos, ¿no lo crees?

—¿A qué te refieres?

—Mira, Sonic...— El cobalto jamás había escuchado a su amigo tan serio, por lo que le prestó atención —Si algo he aprendido durante estos años, es que no tienes porqué fingir ser alguien que no eres con la persona que amas. ¿Por qué, te preguntarás? Porque si de verdad están destinados a estar juntos, te amará tal y como eres. Olvida toda esa charlatanería que dije hace solo un momento, lo que debes hacer... Es ser tú mismo.

Knuckles finalizó su discurso tragando su papa frita y dándole un sorbo a su bebida. Sonic estaba boquiabierto.

—Wow, veo que tu ruptura con mi hermana te enseñó bastante.— Bromeó, cruzándose de brazos.

—Lo que no te hace más fuerte, te mata.— El equidna quiso hacer referencia a un viejo refrán, pero se quedó pensando en lo que él mismo dijo —Espera, creo que lo dije mal.

—Entiendo a lo que te refieres...— Rió —Gracias, Knux. No tenía idea de que dabas tan buenos consejos.

—Oye, podré ser un cabeza hueca, pero también soy todo un romántico.

—Ajá.— El erizo rodó los ojos y comió el último pedazo de hamburguesa que le quedaba —En fin, ¿nos vamos?

—Oh, antes de eso-...

—Sí.— Interrumpió —Sí iremos a comprar esas galletas que tanto te gustan.

—¡Yippiee!

Así, luego de botar los restos de comida y comprar unas galletas, los dos mejores amigos se retiraron del centro comercial y caminaron bajo la luz anaranjada del atardecer mientras reían y se ponían al día.

Sonic agradecía tener un amigo como Knuckles, pues gracias a él, ahora sabía exactamente lo que debía hacer.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro