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Capítulo 24: Erizo de felpa.

Lunes.

El día no había tenido muchas novedades por parte de Sonic, ya que no compartió ninguna clase junto a Tails.

Cuando el zorro no estaba, el tiempo pasaba más rápido. De hecho, ya era hora de ir a casa.

Todos sus compañeros ya habían abandonado el salón, a excepción del erizo, quien con prisa metía como podía las cosas dentro de su mochila.

Había tardado un poco más en finalizar la actividad que se le había asignado en clases. A pesar de eso, esperaba poder llegar a tiempo con Tails para ir a casa.

También esperaba... Hablar con ella.

Por lo que comenzó a correr por los pasillos hasta llegar a la salida.

—¡Tails!— Llamó en cuanto vio su característica silueta a punto de abandonar la institución.

Prower detuvo su andar y dio la vuelta, sonriendo al encontrarse con su mejor amigo.

—Sonic.— Saludó.

—Perdón por la demora.— Se disculpó —¿Nos vamos?

—Oh...— El zorro pareció recordar algo —Lo siento Sonic, pero esta vez iré con mi madre en la camioneta.— Explicó —Perdón, debí decírtelo antes.

—Ah... No te preocupes.— Le sonrió —Ve con ella.

—Muy bien... Nos vemos mañana, entonces.

El zorro estaba a punto de retirarse, pero entonces, el erizo se lo impidió tomándolo del hombro.

—Tails, espera.

—¿Qué ocurre, Sonic?

—Verás, yo, la pasé muy bien en la pijamada.— Dijo, rascándose la nuca. No era realmente como tenía planeado empezar, pero podría funcionar.

—Yo también lo pasé muy bien, deberíamos reunirnos fuera de clases más seguido.

—¡Sí! ¡Justo a eso me refiero! Hacer planes.

—Podrías proponerle la idea a los demás, estoy segura de que aceptarán.

—Sí... Mira, no me mal entiendas, me encanta pasar el rato con todos ustedes, pero... Me gustaría hacer algún plan contigo. Me refiero a, tú y yo.

—Con... ¿migo?

—¡Sí! Quería saber si tú... ¡Quería saber si te gustaría...! Salir hoy, los dos.

Ambos guardaron silencio durante un largo rato, sintiendo sus rostros subir de temperatura poco a poco.

—¡S-Sí!— Respondió, finalmente —¡Me encantaría!

Eso fue suficiente para hacer aparecer un brillo especial en los ojos del erizo.

—¡Genial! Entonces... ¿Sí puedes hoy? Tal vez... ¿En el parque frente a mi casa?

—Me parece bien. ¿Qué tal a las 6:00 p. m.?— Sugirió.

—¡Sí!— Exclamó, eufórico —Bueno... Entonces, nos vemos.

—Nos vemos.— Se despidió con un ademán, abandonando el lugar.

Estando el menor lejos fue entonces que la realidad le cayó a Sonic como un balde de agua fría.

Ella en verdad había... ¿Aceptado salir juntos esa tarde?

Sus propias manos impactaron contra sus mejillas, dándose cuenta de lo calientes que estaban.

Sin saberlo, en otro lugar, Tails se encontraba de la misma forma que él.

« No es una cita, solo una salida de amigos »

6:00 p. m.

Bajo el cielo anaranjado del atardecer, nuestro pequeño zorro de rubio pelaje se encontraba sentado en una de las bancas de aquel parque.

Sus pies no alcanzaban el suelo, así que los movía de adelante hacia atrás en un intento de distraerse en lo que esperaba a Sonic.

—¡Tails!

En cuanto escuchó su nombre siendo pronunciado por aquella voz tan familiar para él, sus orejas se levantaron y sus ojos brillaron al ver al erizo cruzando la calle.

—¡Sonic!— Saludó, levantándose de la banquita.

—Perdón por la demora.— Se disculpó, limpiando algo de polvo en su saco. Posteriormente, se fijó más en lo que vestía su acompañante. Una vez más, traía esa prenda que él le había regalado —Me encanta como se te ve esa chaqueta.

—Gracias...— Respondió en voz baja mientras los tonos subían a su rostro y sus colas se mecían con emoción ante el halago.

Ambos guardaron silencio, estaban demasiado nerviosos y, por más que pensaban, no sabían cómo iniciar una conversación, cosa que en otra ocasión no habría sido un problema.

Sonic no podía parar de mover la pierna, estaba comenzando a ponerse ansioso. Tails no estaba en una situación diferente, pues comenzó a jugar con sus dedos detrás de su espalda.

¿Por qué se sentían de esa forma tan de repente? Solo era una salida de amigos.

De pronto, se escuchó una melodía cerca. Al girar la vista, el cobalto vio un camión de helados estacionarse justo frente de ellos.

Perfecto.

—Tails, ¿te gustaría un helado? Yo invito.— Ofreció el erizo con los nervios a flor de piel.

—Eh...— Los ojos del vulpino se desviaron en dirección al camión —Claro.

—Vamos.— Sonic tomó su mano y juntos fueron hasta el camión. Tails se puso terriblemente nervioso ante el tacto.

Habían hecho esto varias veces antes, simplemente ¿por qué era diferente esta vez?

—¡Hola, jovencitos!— Saludó el amable heladero —¿Gustan un helado?

—Sí, por favor.— Sonic echó un vistazo a los sabores disponibles —Uno de fresa y el otro... ¿Tails?

—Menta, por favor.

—En seguida.

En espera de su helado, el cobalto notó un folleto pegado a la camioneta, donde se anunciaba la inauguración de una feria esa misma tarde.

—¿Un parque de diversiones?— Leyó.

—Ah, sí.— Contestó el heladero aún en su trabajo —Hace poco llegó a la ciudad.

—Nunca he ido a una feria.— Comentó el vulpino.

Entonces, ambos jóvenes compartieron una mirada.

—¿Te... gustaría-?

—¡Por supuesto!

Y así lo decidieron. Luego de haber retirado sus helados, ambos caminaron un par de cuadras hasta llegar al lugar donde estaba dicha feria.

Tails no tardó en maravillarse al instante con lo que tenía en frente. Se encontraban en la entrada a una sede repleta de atracciones mecánicas, puestos de comida y otras temáticas de entretenimiento.

—Wow...— Fue todo lo que salió de sus labios.

—¿Qué estamos esperando?— Preguntó Sonic, volviendo a tomar su mano —¡Andando!

Ambos corrieron hasta la boletería, no había tanta fila, por lo que no tardaron en ser atendidos.

—¡Hola!— Saludó animadamente el azul —Dos boletos, por favor.

—Lo siento jóvenes, pero no pueden ingerir alimentos de fuera dentro de las maquinarias.— Les avisó la mujer de la entrada.

Ambos jóvenes se miraron.

—¿Una competencia por quién termina primero su helado?— Dijeron al unísono, riendo al darse cuenta de lo sincronizados que estaban —¡Reto aceptado!

Por supuesto, eso terminó con un Sonic y un Tails con el cerebro congelado.

¡Pero, hey! Las risas no faltaron.

Luego de ese pequeño pero divertido incidente, ambos pudieron comprar sus boletos.

—Bueno, ¡vamos a divertirnos!

—¿Uh?— Entonces, sintió como el cobalto lo tomaba de la muñeca y tiraba de él como por cuarta vez ese día —O-Oye, ¡Sonic!

Ambos se dirigieron a un puesto de pesca donde, si conseguías pescar algo, obtenías un premio. Sonic entregó su dinero y tomó la caña de pescar, haciendo una pose divertida con ella.

—¡Ahora observa con atención, así es como lo hace Sonic The Hedgehog!— Exclamó, con la intención de hacer reír a Tails, cumpliendo su objetivo.

Se dispuso a pescar un pez, y cuando lo logró, lo levantó con orgullo mientras el zorro le aplaudía.

—¡Felicidades!— Sonrió la mujer que atendía aplaudiendo también, hasta ella se había emocionado —Escoja su premio.

El erizo observó todos los premios disponibles, la mayoría de ellos eran peluches de felpa.

—Ese es el que quiero.— Dijo, apuntando a un pequeño erizo, y se le fue entregado. En seguida, se lo mostró al vulpino con una gran sonrisa —Para que siempre te acuerdes de mí.

El rostro de Prower se adornó con un suave sonrojo al recibir el peluche. Sonic podía ser muy detallista si se lo proponía.

—¿A dónde quieres ir ahora?

Luego de haber sido derrotados de manera lamentable en un juego de bolos contra unos chicos, Sonic y Tails fueron por algo de chilidogs para apaciguar un poco el hambre.

—Ese juego de bolos me dejó realmente cansado.— Comentó el cobalto mientras dejaba salir un bostezo con algunas lágrimas de paso.

—Sí, a mi también... ¿Uh?

De pronto, Tails se detuvo y observó la atracción frente a ellos: la rueda de la fortuna.

—¿Qué te parece si damos un paseo más tranquilo?— Invitó el erizo.

El vulpino estuvo de acuerdo, así que ambos fueron a hacer la fila.

Sin embargo... Algo no estaba del todo bien con Sonic. Tails pudo notar como de pronto su buen humor había cambiado y su mirada permanecía en una dirección en específico.

Como si estuviera buscando algo, o a alguien.

—Sonic... ¿Ocurre algo malo?

—¿Uh? Ah, no, no. Solo... Se me antojaron unos churros, creo que iré a comprar algunos. Tú espérame aquí, ¿sí?

—...¿Está bien?

El erizo se marchó. Eso había sido definitivamente extraño y, al menos para Tails, era obvio que no había ido a comprar churros.

Trató de no darle demasiada importancia y continuó esperando en la fila. Sonic volvió un par de minutos después, aún con una expresión seria.

—¿Y los churros?— Se atrevió a preguntar.

—Ah... Se me quitaron las ganas.— Respondió simple, dedicándole una sonrisa y aproximándose hasta la cabina, abriendo la puerta —Después de usted, princesa.

—Uy, que amable.— Rió, entrando y tomando asiento.

Luego de unos minutos, la atracción comenzó a dar vueltas lentamente.

—Es muy hermoso.— Habló el chico de rubio pelaje una vez estando en lo alto, observando la ciudad mientras hundía su cabeza en la de su peluche, escondiendo el sonrojo en su rostro.

Tails acortó un poco más la distancia entre ambos, recostando su cabeza en el hombro de su contrario, quien no se opuso ante el gesto.

No había necesidad de palabras, mientras estuvieran juntos, todo era simplemente mágico.

La noche había caído, lo que significaba que era momento de regresar a casa.

De camino, la pareja platicaba y recordaba momentos graciosos. Eso hasta detenerse frente a la casa de Prower.

—Parece que aquí termina nuestro camino.— Habló el erizo.

Ambos detuvieron su caminar y Miles se acercó para abrazarlo.

—Gracias por todo lo de hoy, Sonic, me divertí mucho.— Habló, separándose del abrazo —¡Nos vemos mañana!

Se acercó con llave en mano, abrió la gran reja y entró. El cobalto se despidió con un ademán de mano.

—También me divertí mucho hoy, Tails.

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