Capítulo 21: Reunión en casa de Sonic.
El tan esperado día sábado había llegado.
Tails se encontraba alistando las últimas cosas, listo para partir a casa de Sonic dentro de unos pocos minutos, siendo Rosemary la que lo llevaría en la camioneta.
Una vez terminó, procedió a contemplarse en el espejo de su baño. Aunque intentó lucir lo más femenino posible, no encontró nada parecido en su clóset, así que llevaba puesta la chaqueta de Sonic, un buzo gris y tomó prestado un perfume de Rosemary.
En cuanto al pijama que usaría, le había pedido a Amy que llevara uno de los tantos que tenía ella, y la erizo aceptó, así que no se preocuparía de eso por ahora.
—¿Está todo listo, hijo?— Preguntó la mujer asomándose en la habitación de su cachorro.
—¡Sí, ma!— El ámbar se colocó la mochila a la espalda y bajó dando saltitos junto con su madre hasta la primera planta. Allí, lo esperaba su padre en la puerta principal.
—Que te vaya bien, hijo. Y recuerda...— Amadeus iba a comenzar a hablar, pero fue interrumpido por su hijo.
—Seré respetuoso con todos, no me meteré en problemas, comeré lo que me sirvan, me lavaré los dientes antes de acostarme y me dormiré temprano.— Enumeró con ayuda de sus dedos. Su padre le había estado repitiendo aquello desde el momento en el que lo dejó ir a esa pijamada —En resumen, no haré nada que tú no harías.
El mayor sonrió orgulloso y se apresuró a envolver a su hijo en un cálido abrazo.
—Te voy a extrañar.
—Y yo a ti.
Padre e hijo continuaron abrazados durante unos instantes, hasta que Amadeus comenzó a olfatearlo.
—Hueles algo... extraño.
Rayos.
—Ehhh...— El menor se separó del abrazo y corrió a subirse en el auto —¡Adiós, papá!
—Uh... ¡Atento al teléfono, te estaré escribiendo!— Fue lo último que se alcanzó a escuchar.
El recorrido hasta la casa de Sonic fue en completo silencio. Al llegar, Tails notó que Sonic estaba en la entrada al gran edificio, atento al celular, al menos así era, hasta que un gato callejero se le acercó y lo distrajo del aparato.
El cobalto hizo su celular a un lado y cargó al felino entre sus brazos y lo acarició detrás de sus orejas... El oji-azul no pudo evitar sonreír ante la tierna escena.
—¡Sonic!— Llamó al bajar una ventana, aún dentro de la camioneta.
—¿Ah? ¡Hola, Tails!— El oji-esmeralda levantó la vista y lo saludó con un ademán mientras el gatito volvía a desaparecer.
—Adiós cariño, diviértete.— Se despidió Rosemary besando la frente de su hijo —Te llamaré más tarde para saber cómo estás. Me contestas, eh.
—Sí, ma.
El zorro bajó del auto y se fue junto a Sonic.
—No se preocupe señora, cuidaré bien de Tails.— Aseguró el azul, atrayendo al pequeño hacia él.
La mujer les sonrió a ambos por última vez antes de arrancar y desaparecer por la carretera.
—Tu mamá me agrada.— Habló el azulado dirigiéndole la mirada al zorro —¿Quieres hacer algo en lo que esperamos a los demás?
—Espera, ¿soy la primera en llegar?— El doble cola se apenó en cuanto Sonic asintió con la cabeza. Estaba tan emocionado de que sus padres le hayan dejado ir que no prestó atención a la hora acordada que el cobalto le dió —Ah... Llegué muy temprano, ¿verdad? Lo siento, es que me emocioné y-
—Hey, tranquila.— El oji-esmeralda le interrumpió, colocando una mano sobre su hombro —Está bien. Entremos, necesito que me ayudes a preparar algunas cosas, además, tengo que mostrarte algo.
Juntos subieron hasta el sexto piso y entraron en el departamento. Tails le echó un vistazo a su alrededor. Nada había cambiado desde su última visita a la casa de Sonic, quizá el lugar estaba un poco más limpio, pero nada más.
De pronto, quedó hipnotizado frente al televisor, que emitía luces y una música retro muy distintiva.
—¡Ta-dá!— Exclamó el oji-esmeralda —¿Qué tal?
—¡¿Tomato-pótamo 2?! ¡Es el mejor de toda la serie!— Exclamó el menor emocionado, olvidando por completo su rol como Tails y volviéndose completamente Miles —¿Dónde lo conseguiste?
—Lo compré en el bazar hace años junto a mis hermanos. Sabía que lo tenía guardado en alguna parte. ¿Jugamos?
—¡Por supuesto!
Ambos tomaron asiento sobre el sofá con los controles en mano y sin ningún tipo de piedad entre ellos dieron inicio al juego.
Miles era alguien competitivo, por lo que claro que se molestó al ser derrotado en repetidas ocasiones por el azulado, sin embargo, la molestia no le duró mucho al verlo celebrar. De pronto se había visto hipnotizado ante esa sonrisa y contagiado del buen ánimo del mayor.
El pequeño momento se vería interrumpido por el celular de Sonic, que emitió un sonido, indicio de que había llegado un nuevo mensaje a su buzón.
—¿Qué sucede?— Preguntó el zorrito, asomando su vista en la pantalla del otro, notando que se trataba del chat personal que mantenía con Amy.
No pudo evitar fijarse en como la tenía agendada. "Ames", junto a un emoticón de una rosa.
Suspiró, sintiendo una opresión instalarse en su pecho.
—Knuckles, Amy y Sticks llegaron.— Informó Sonic —¿Vamos a buscarlas?
—Ah... Claro.
Ambos dejaron los controles sobre el gran sillón y salieron nuevamente del hogar.
El erizo podía sentir algo de tensión entre ambos, aunque no sabía el porqué. ¿Quizá fue muy duro con ella mientras jugaban? No estaba seguro, solo sabía que no le gustaba verla así.
—Tengo una idea...— Mencionó Sonic al detenerse frente al ascensor.
—¿Cuál?
—Hagamos una carrera.— Propuso con una sonrisa retadora —Tú ve por el ascensor, yo iré por las escaleras.
—¡Ja! Apuesto a que te gano.— Presumió, devolviéndole la misma sonrisa y entrando en el ascensor.
—¡En tus sueños, zorrita!— Exclamó abriendo la puerta.
Una vez Tails se subió y las puertas del ascensor se cerraron, Sonic atravesó el marco y corrió escaleras abajo.
Obviamente llegó antes que el bicola, pero en lugar de esperar fuera del ascensor, fue corriendo a esconderse detrás de un pilar.
En cuanto la puerta se abrió, Tails miró hacia los dos lados y celebró en voz baja su victoria. Sonic soltó una pequeña risa y, en cuanto estuvo lo suficientemente cerca, salió de su escondite.
—¡Bu!
—¡AH!— Gritó, dando dos pasos hacia atrás y llevando una mano hasta su pecho —¡Sonic, que susto!
—Hehe, lo siento.— Rió al mismo tiempo que la abrazaba —¿De verdad creíste que podrías contra mi, eh?
La temperatura del rostro de Tails aumentó al sentir sus nariz rozar con la del más alto. Nervioso, lo apartó con brusquedad sin quererlo.
—Dejémonos de juegos y vamos donde los demás...— Dijo, cruzándose de brazos y adelantándose. El cobalto, confundido por sus cambios de humores tan repentinos, se limitó a seguirle.
Al llegar afuera, se encontraron con Amy y Sticks conversando junto a Knuckles.
—¡Hola, chicas!— Saludó el cobalto —Y... ¿Knux? ¿Qué es todo eso?
—Compré muchas cosas.— Dijo el equidna, alzando todas las bolsas de supermercado que colgaban desde sus manos hasta sus hombros.
—¡Tails, ahí estás!— Exclamó Amy, abriendo los ojos de par en par al darse cuenta de que el vulpino estaba ahí también —Te escribimos para venir juntas, pero no contestaste.
—¿En serio?— El vulpino sacó el celular de su bolsillo y se dió cuenta de que tenía 4 mensajes sin leer y una llamada perdida de parte de la oji-jade —Ups, perdón, mi mamá ya se había comprometido a traerme en la camioneta pero... Gracias, quizá para la próxima.
—Ya no importa.— Intervino Sonic, colocando una mano sobre el hombro del doble cola —Ahora que estamos todos, debo informarles que esta es la primera pijamada de Tails.
—¡¿En serio?!— Los tres exclamaron al mismo tiempo.
—¡En ese caso, haremos que esta sea la mejor pijamada a la que hayas asistido!— Exclamó Amy.
—Así es, porque la noche es joven como nosotros.— Agregó Sonic rodeando a Knuckles con un brazo y elevando un puño al aire. Tails rió por eso —Muy bien, ¿qué haremos primero?
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