Capítulo 14: Tenemos que hablar.
Ya era martes otra vez. La clase de cocina acababa de terminar, y Sonic, Tails, Tangle y Whisper, entre otras personas, estaban a cargo de la limpieza, razón por la que todavía se encontraban en el salón pese a que el timbre había sonado hace rato.
—¡Oh, cuidado, Sonic!— Exclamó Tangle de pronto mientras el cobalto acomodaba una sartén y esta casi se le cae —No vaya a ser que termines causando otro... incidente.
El resto del salón estalló en carcajadas ante el comentario de la lémur, a excepción de Sonic y Tails.
—Tangle, supéralo, por favor.— Pidió el erizo.
—¡Jamás!
—¿Alguna vez van a contarme sobre ese tal “incidente”?— Intervino el doble cola, quien se hallaba sentado sobre una mesa moviendo sus pies de adelante hacia atrás debido a que estos no tocaban el suelo.
Ciertamente, era incómodo escucharlos reírse de algo de lo que él no tenía idea y tener que fingir que le hacía gracia.
—Jaja, no.— Negó el cobalto.
—¿Aún no se lo has contado?— La lémur jadeó sorprendida —¡En serio no puedo creerlo! Es como un hecho histórico.
—¡Anda Sonic, cuéntale!— Animó Rookie.
—¡Sí, cuéntame!— Insistió Tails.
—Ugh, ¡está bien! Lo haré...— Respondió resignado, dejando de lado lo que estaba haciendo y tomando asiento frente al vulpino —Solo recuerda que fuiste tú quien lo pidió.
—Me encanta esta historia.— Sonrió Tangle poniéndose cómoda.
—Fue hace como tres años.— Comenzó a contar el erizo —La profesora Ella no pudo asistir a la escuela, así que el profesor Eggman cubrió esa clase. Estábamos aprendiendo a freír cosas en un sartén.
—Okey...— El zorro notó que el resto de sus compañeros ya estaban aguantándose la risa.
—Digamos que yo... Le puse demasiado aceite... Y cuando me acerqué al profe para que me ayudara, yo... Accidentalmente le quemé el cabello.— En el preciso instante en el que esa oración cobró un punto final, todos sus compañeros estallaron en carcajadas otra vez.
—¡Por eso es calvo!— Exclamó Tangle al borde de las lágrimas por la risa.
—¡Pero fue un accidente!— El rostro de Sonic enrojeció al notar que Tails estaba reprimiendo una risa también —¡Tails!
—L-Lo siento, Sonic.— Se disculpó, usando una mano para cubrir su boca y evitar ser muy evidente.
—Vamos, ¡fue súper gracioso!— La lémur estaba que se ahogaba.
—Sí, fue gracioso.— Reconoció el capitán —¡Pero ya han pasado tres años!
—Ahora entiendo porqué te odia tanto.— El vulpino rió, aunque se detuvo al darse cuenta de la incomodidad del erizo. Carraspeó, algo apenado —Okey, perdón, Sonic...
—Meh, ya estoy acostumbrado. ¡En fin!— Exclamó con el ánimo renovado y levantándose de su silla —Ya todo está limpio, ¿nos vamos?
—Claro.
Sonic le extendió una mano y Tails la recibió para luego abandonar juntos el salón.
Una gran sorpresa fue lo que se llevaron al notar que Amy y Sticks ya estaban esperándoles afuera.
El vulpino se dió cuenta de que la erizo estaba de brazos cruzados y su entrecejo estaba fruncido, cosa que lo extrañó. Parecía ¿molesta?
—¡Hey, Ames, Sticks!— Saludó el azulado —¿Nos estaban esperando?
—Sí, así es. Tails, ¿Puedo hablar contigo?
El doble cola se tensó de inmediato. Vaya que fue directa.
—Uh, claro.
—Excelente.— Sin más demora, Rose lo tomó del brazo y dirigió su vista hasta el azulado, quien miraba la escena algo confundido —Sonic, ¿Nos disculparías un momento?
—¡Oh! Por supuesto.— El erizo soltó una ligera risa —Vayan a... hablar sus cosas de chicas, yo buscaré a Knux. ¡Las veo en la cafetería!
Sonic se fue corriendo y, sin decir una sola palabra más, Amy comenzó a arrastrar al menor por los pasillos siendo seguidos por la tejón. Ninguno de los tres dijo ni una sola palabra en todo el trayecto.
Los tres llegaron hasta los camerinos femeninos, lugar donde entraron. Estaba vacío, como siempre.
Amy cerró la puerta tras de sí y se apoyó contra la misma, cruzada de brazos. Su expresión seguía seria.
—De acuerdo, Tails, tenemos que hablar.
—Claro...— El canino se sentó en una de las bancas del lugar y puso toda su atención en lo que sea que la erizo le quisiera decir.
—Verás, yo... He notado que cuando Sonic está hablando contigo, es como si estuviese hablando de una chica. Me refiero a... Usa pronombres femeninos cuando se refiere a ti, pero nunca le corriges. Quizá ¿Hay algo que quieras contarnos?
Tails desvió la mirada e inconscientemente agachó sus orejas. Sabía que ese momento llegaría tarde o temprano, pero esperaba que fuera más tarde que temprano. Ahora no podía escapar.
—Yo tenía la misma duda.— Expresó Sticks —Al principio pensé que Sonic se burlaba de ti.
—Oh, Sticks, Sonic no sería capaz de algo así.— Dijo Amy —Seguro solo es un juego inofensivo que tienen entre ellos. Me imagino que por la falda, ¿no es así, Tails?
Rose observó a Prower, esperando una respuesta afirmativa. Nada más lejos de la realidad.
—Te diría que sí, pero sería una mentira.— El oji-azul habló por fin, aún sin atreverse a mirar a su amiga a los ojos.
—¿A qué te refieres?
—Me refiero a que quizás él no sabe que soy un chico.
El lugar quedó en completo silencio por varios segundos, siendo interrumpido por Amy, quien inhaló ruidosamente.
—Perdón, Tails, pero ¡¿Qué?!— Exclamó, dando una pisada fuerte.
—Déjame explicarme, por favor.— Pidió el menor. La oji-jade hizo un movimiento con una mano, señal para que procediera con dicha explicación —Creo que nunca te conté como lo conocí, pero fue el primer día de clases, cuando salí huyendo de la cancha... Me lo encontré en el pasillo y me preguntó si estaba bien y comenzó a hablarme... Él había asumido que era una chica y... Digamosquemepusenerviosoyleseguíeljuego.
Una vez más, el silencio se hizo presente. Rose trataba de procesar toda la información.
—Déjame ver si lo entendí.— Amy se frotó el puente de la nariz —¿Sonic de verdad cree que eres una chica?
—Sí.
—¡¿Y tú no le has dicho nada?!
—¡Quise hacerlo!
—¿Pero?
—¡Me puse nervioso! ¿De acuerdo? Solo necesito que me sigan el juego como lo han hecho hasta ahora. ¡Por favor, Amy!
—Es que no lo entiendo, Tails. Simplemente no lo hago.
—Por favor.— Pidió, juntando sus manos —Tengo miedo de que esto arruine mi amistad con Sonic, él es realmente importante para mí tanto como lo son ustedes.
Amy suspiró con pesadez.
—¿Cuándo piensas decírselo?
—No lo sé...— Murmuró, deshaciendo el agarre entre sus propias manos —Pero lo haré, eso te lo puedo prometer.
—Pues eso espero.— La rosada resopló —Está bien, lo har- — Tails le impidió continuar hablando ya que la abrazó con fuerza.
—¡Gracias, gracias, gracias!— Exclamó, restregando sus blancos bigotes con los cachetes melocotón de la contraria —En serio, significa mucho para mí.
—De nada, supongo...
—¿Y tú, Sticks?
—Realmente me da igual.— Expresó la castaña —Tengo otros asuntos más importantes de los que preocuparme en este momento.
—¿Cómo qué?
—¡Como el asunto del maestro de tecnología!— Exclamó, dándole un giro de 180 grados a la conversación que estaban teniendo —Resulta que la idea de la temática de los robots para la clase de arte fue su idea, Knuckles me lo dijo. ¿No lo ven? Se ha aliado con la armada robótica y ahora conspira en nuestra contra. ¿Sabes lo que eso significa, Tails?— La tejón tomó de los hombros al más chico y lo miró fijamente. Miles llegó a sentir algo de miedo.
—¿Qué... significa?
—¡El roboapocalipsis se acerca!
—Sí, el roboapocalipsis se acerca.— Amy se aproximó hasta sus amigos y los separó, dirigiéndose hacia la salida —Ya hemos discutido esto, Sticks, el maestro de tecnología no conspira en contra de nosotros.
—Sí, eso es lo que quiere que pienses.— El maestro, que pasaba casualmente por el pasillo con una pila de papeles, volteó a oír la conversación al escuchar ser involucrado en ella. Sticks se dió cuenta de esto —¡¿Y usted qué mira?!
El ornitorrinco salió corriendo espantado. Amy se limitó a frotar el puente de su nariz.
—Volvamos con Sonic.— La erizo tomó del brazo a la tejón, quien continuó gritando incongruencias dirigidas al docente. Tails las siguió.
Sonic y Knuckles estaban esperándoles en la cafetería. De allí en adelante, nada más interesante ocurrió.
Amy mantuvo su promesa, algo que el vulpino agradeció internamente, sin embargo, no podía estar tranquilo después de lo que pasó.
Rose tenía razón, en algún momento, debía decírselo a Sonic.
Solo... debía esperar el momento perfecto.
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