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Capítulo 10: La práctica de fútbol.

Las clases de ese día habían llegado a su fin. El timbre sonó, y Tails, Amy y Sticks no caminaban hacia la salida, sino a la cancha de fútbol, donde el zorro decía que estaba Sonic esperándoles.

—¡Estoy realmente emocionada!— Exclamó la oji-jade desbordando tanta emoción que, más que caminar, bailaba sobre el pasto sintético —Por fin, conoceré a Sonic The Hedgehog.

—No te entiendo, Amy.— Expresó Tails —Él te gusta, pero en todos estos años ¿nunca intentaste hablarle o acercarte a él?

—Je... No.— La erizo rascó su nuca, avergonzada.

El vulpino rodó los ojos con diversión ante el comportamiento de "colegiala enamorada" de su amiga. En eso, pudo distinguir a Sonic conversando con Knuckles en la cancha.

—¡Hey, Tails!— El oji-esmeralda no tardó en percatarse de la presencia del doble cola.

—¡Sonic, por aquí!— El vulpino hizo un ademán para que el erizo se acercara y, de un momento a otro gracias a su peculiar velocidad, el azulado estaba con ellos —Ellas son las amigas que quería presentarte. Ella es Sticks y ella-

—¡Amy Rose!— La erizo interrumpió la presentación tomando la mano del cobalto y estrechándola con gran emoción reflejada en sus ojos —Es un placer conocerte al fin, ¡soy tu mayor admiradora!

—Vaya... Es un gusto conocerte también, Amy.— Sonic le sonrió y el rostro de la pelirosada se pintó de rojo. La vista del azulado se dirigió entonces hasta la tejón —Sticks, ¿cierto?

—Hola.— Saludó la castaña.

—Estamos felices de estar...

—¿Eres tú, zorro?

Sonic y Tails voltearon al reconocer esa voz. Uno de ellos fastidiado, el otro sorprendido.

—Shadow... ¿Qué estás haciendo aquí?

El erizo ni siquiera tuvo tiempo de contestar, tan pronto como Shadow se dio cuenta de la presencia de Sonic, le dirigió la misma mala mirada que él le estaba dando.

—Acaso... ¿Ustedes dos se conocen?— Tails preguntó, ladeando su cabeza con confusión ante esa interacción tan... poco amigable.

—Ambos somos parte del club, eso es todo.— Respondió Sonic cruzándose de brazos, siendo imitado por el de vetas rojas. Sus orejas se movieron en dirección a la cancha al distinguir el sonido del silbato —Como sea, ya va a comenzar.

—Claro... Estaremos viéndote desde las gradas.— Se despidió Tails.

Ambos erizos se encaminaron junto al resto del equipo y el entrenador, aún dirigiéndose miradas molestas.

—Comerás polvo hoy, Sonic.

—En tus sueños, Shadow. Mi equipo siempre gana.

—Eso ya lo veremos.

El sonido del silbato dió fin a su discusión e inicio al calentamiento.

—Eso fue extraño.— Mencionó Tails sentándose y volteando a ver a Amy y Sticks a su lado —¿No creen?

Sin embargo, Amy estaba muy ocupada viendo a Sonic como para prestarle atención.

—No hay nada extraño.— Habló la tejón —Ellos han sido rivales desde siempre.

—¿Rivales?

La vista de Tails se dirigió hasta la cancha. Ambos erizos claramente tenían una preferencia en competir con el otro antes que "calentar". Durante el trote, vió a lo lejos a Sonic llegar primero al otro extremo de la cancha y hacerle burla a Shadow, a lo que este respondió con un empujón, y no era de esos "empujones entre amigos".

En otra ocasión, mientras hacían flexiones, tenían una pelea verbal donde lo que más resaltaba era el ego de ambos y su ambición por ser el mejor.

La situación lo entristeció. Consideraba a ambos erizos como parte importante de su círculo cercano de amigos, ¿y se llevaban mal entre ellos?

El sonido del silbato lo sacó de sus pensamientos. El primer partido había comenzado.

Como era de esperarse, Sonic fue el primero en tener control sobre el balón. Daba pases ágiles y esquivaba de forma impecable a Shadow y a sus compañeros quienes, en múltiples ocasiones, más que quitarle el balón, parecía que lo querían empujar a toda costa.

Lo más sorprendente era que el equipo de Sonic intentó hacer lo mismo varias veces.

Tails sabía que el fútbol podía llegar a ser un deporte un poco violento y la razón de una buena lesión, pero... Esto ya era demasiado personal.

—¡Sonic!— El doble cola se levantó de su asiento, preocupado al ver a su amigo ser empujado al suelo.

—¡Vamos, Sonic! ¡Levántate!— Exclamó Amy.

El azulado volteó a verlos y sonrió cuando sus ojos se cruzaron con los azules de Tails y, usando el apoyo de su "público" como motivación, se levantó y comenzó a jugar otra vez, esta vez, con más destreza y agilidad que antes.

—¡GOOOOOL!

Y fue gol, tras gol, tras gol...

Cero. El equipo Dark no ganó ni un solo partido esa tarde.

—Bien hecho, Shadow.— Mencionó de modo sarcástico uno de sus compañeros de equipo, pasando por su lado golpeándolo con el hombro. El resto de sus compañeros no tardó en imitar la acción de aquel y se retiraron, derrotados.

Esto molestó demasiado al ébano, y se molestó aún más al ver que Tails junto a sus amigas fueron directo con Sonic a felicitarlo por su triunfo, ¿y a él? Nada.

—Pagarás por esto, Sonic.— Murmuró con molestia, arrojando la camiseta prestada por la institución al suelo y largándose del lugar.

—¡Estuviste increíble, Sonic!— Halagó Amy entregándole una botella con agua.

—Gracias, Ames.— El cobalto recibió la botella y la erizo se emocionó de sobremanera al escuchar el apodo que Sonic le había puesto.

—Tú también estuviste genial.— Comentó la tejón dirigiéndose a Knuckles.

—Oh, gracias.— El equidna le ofreció una mano y la castaña la estrechó —Soy Knuckles.

—Sticks.

—Ambos estuvieron increíbles. Tú también, Shad... ¿Eh?— El vulpino observó en varias direcciones, en busca de su otro amigo —¿Dónde está Shadow?

—¿Qué importa? Deja a ese amargado.— El cobalto los acorraló en un abrazo a él y a Amy —¿Saben algo? Las invito a las tres a desayunar juntos mañana en la cafetería.

—¡¿De verdad?! ¡Oh, sí! ¡Sí, sí, sí!— La oji-jade estaba más que encantada con la invitación.

—Sí, claro...

Sonic observó a Tails alejarse de ellos, aún buscando al erizo de vetas rojas. No podía entender porqué eso lo molestaba.

Pero es que, vamos, ¿cómo podía preferir buscar a Shadow?

—Tails, escucha, olvídalo, en serio.— Dijo colocando una mano sobre su hombro —Shadow es un mal tipo.

—A mi no me pareció así.— El vulpino apartó la mano con brusquedad involuntaria y continuó en su búsqueda.

Una búsqueda inútil a decir verdad, Shadow ya se había ido.

—Déjalo, Tails.— El vulpino sintió la mano de Amy sobre su hombro —Vayamos a casa.

—Está bien...

Así, el grupo se retiró de la institución.

De forma inesperada, Sticks había congeniado muy bien con Knuckles, por lo que mantenían una animada conversación durante el camino a casa. Sonic y Amy hacían lo mismo por separado, aunque hubo veces en las que cruzaron conversación entre los cuatro.

Tails, por otro lado, se mantenía al margen de todo a pesar de los intentos del azulado por integrarlo a la conversación.

Quería creer que la razón de su frustración era Shadow y su desaparición repentina... Sin embargo, no podía negar que ver a Sonic y Amy congeniar tan bien le molestaba.

No lo entendía. ¿No se suponía que debería estar feliz por su amiga?

—¿No es aquí donde cruzas, Tails?— La voz de la oji-jade lo sacó de su burbuja.

—Ah...— El doble cola se dió cuenta de que se encontraban justo en el cruce donde regularmente debía separarse de Amy y Sticks para llegar a su casa —Sí, yo llego hasta aquí.

—Oh... Bueno, hasta mañana, Tails.— Se despidió el erizo. Al parecer, él y Knuckles continuarían junto a las chicas.

—Adiós...

Así, viendo a sus amigos alejarse y continuar charlando animadamente, el vulpino cruzó la calle con la mirada en el suelo.

No sabía porqué... Pero tenía un muy mal presentimiento sobre todo esto; la rivalidad entre Sonic y Shadow, la amistad que el azul comenzaba a forjar con Amy...

Y sobre todo, la sensación de que comenzaba a sobrar en su propio grupo de amigos.

Inmediatamente sacudió su cabeza ante ese último pensamiento. No, solo era su imaginación. Ellos eran sus amigos, no serían capaces de excluirlo... ¿Verdad?

Al llegar a su casa, se dió cuenta de que su madre no estaba en casa, por lo que sin más subió a su habitación y dejó caer su cuerpo sobre su cama. Suspiró.

Mañana sería otro día.

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