"El mundo nunca entenderá lo triste que me siento. Mi dolor es como agua y aceite que no puede ser aliviado. Ni siquiera al respirar sobre la superficie puedo dejar de pensar en el pequeño y solitario niño bajo este océano."
- Whaliem 52 (BTS)
Min Yoongi odiaba la impuntualidad y ese día era justo lo que estaba experimentando mientras posaba sus manos sobre el volante de su coche. La zona de Daegu en la que vivía era tranquila por norma general, un lugar principalmente dedicado a los cultivos de comida lo que le permitía observar desde su ventana el agradable color verde de los campos.
Y a él realmente le gustaba, incluso si para muchos esa tranquilidad pudiese resultar del todo desesperante. Yoongi era el tipo de ser humano que se encontraba a gusto en el silencio, sin los sonidos de los coches o las personas rompiendo la característica sinfonía de la naturaleza. Trabajar con el sonido de las gotas de lluvia sobre su ventana o los pájaros cantando, era mil veces mejor que tener que lidiar con el alto sonido del televisor de algún vecino molesto.
-Venga… vamos…
Por eso no se había esperado que a esa hora de la mañana un enorme atasco estuviese teniendo lugar ante su mirada, la universidad se encontraba a solo a unos diez minutos desde esa zona de la carretera y sin embargo él ya llevaba unos treinta encerrado entre la multitud de vehículos. Para colmo había salido con prisa de casa, por lo que su cabello continuaba siendo un maldito desastre después de toda una noche de insomnio que había sido vencida a solo una hora de que sonase su despertador. Así que tras una ducha desmesuradamente rápida corrió por el pasillo y desayuno la primera cosa que se le pasó por la cabeza, Holly lo había observado perezosamente durante todo el proceso hasta que el pienso para perros de marca premium hizo ruido sobre su comedero de metal.
Los días malos tendían a ser completamente malos en su totalidad, él estaba seguro de ello. Aquella mañana todo parecía situarse en su contra, desde la cafetera volviéndose completamente loca e hirviendo su café, hasta el hecho de que todos sus calcetines parecieran repentinamente desparejados. Tendría que haberse imaginado que alguna otra mierda ocurriría además de encontrarse encerrado en un atasco, pero lo cierto es que no lo hizo.
No al menos hasta que su pie pisó esa maldita plaqueta rota que se encontraba en la cima de las escaleras que llevaban hasta el polideportivo, en el que su equipo de baloncesto probablemente ya estuviera esperándolo.
-Mierda. - Yoongi trató de respirar con profundidad mientras se revolvía el desordenado cabello, sintiendo como el agua sucia salpicaba sus pantalones deportivos.
Realmente había días en los que era mejor sencillamente no levantarse, él no destacaba por ser un hombre con paciencia y la poca que generalmente tenía comenzaba a desvanecerse a medida que la mala suerte hacía aparición de forma paulatina. Tendría que haberse quedado en casa, con el pronóstico del tiempo que había para las siguientes horas, y con su desafortunada mañana, probablemente un rayo le caería encima.
-Al menos no he sido yo, buenos días entrenador Min. - una pequeña carcajada finalizó la frase que la voz ronca pronunció a sus espaldas.
Esa sonrisa conocida se filtró a través de la mirada de Yoongi, Kim se encontraba a solo unos pasos sosteniendo su vieja mochila. Podía notar todavía las marcas de las sábanas en su piel morena, sus ojos mostraban rastros de cansancio y a pesar de la sonrisa casi podía percibir el rastro de agotamiento en las expresiones que Kim Taehyung realizaba mientras lo miraba.
-¿No deberías estar en la cancha con tus compañeros? - Yoongi sacudió su pie, tratando de librarse de la incómoda humedad que se empezaba a filtrar en la tela de sus calcetines. - Llegas diez minutos tarde Kim.
Taehyung no dejó que su sonrisa muriese, y aunque Yoongi había imaginado que el chico sería un poco más frío con él después de su última conversación… No lo era en absoluto, esa sonrisa automática y cuadrada seguía pintada sobre sus labios. Casi como un cuadro pintado.
Automático. Que se hace sin pensar o de forma involuntaria.
Y así se podía definir aquella sonrisa que Kim le dejaba ver a todo el mundo, aunque cargada de una cálida amabilidad era finalmente automática.
-Podría decirle lo mismo, entrenador Min. Lo cierto es que Hoseok y yo hemos tenido problemas para llegar en mi bicicleta hasta aquí… y también puede que mi despertador sonase tarde. - Kim hizo una pausa para enseñarle lo que parecían las llaves de uno de esos candados que muchos usaban para conectar sus bicicletas a la zona adaptada en la entrada de la universidad. - Durante el fin de semana el viento ha sido lo suficientemente fuerte como para desperdigar multitud de objetos por la calle. Supongo que usted ha sufrido la misma suerte, hemos visto el atasco cuando estábamos llegando.
Yoongi solamente pudo asentir mientras caminaban juntos hacia la puerta del polideportivo, la lluvia comenzaba a caer levemente cuando llegaron al interior y cada gota se escuchaba con eco al tropezar contra el techo del antiguo edificio. Taehyung tenía razón en una cosa, ese fin de semana el viento había sido especialmente fuerte, ya que se esperaba una ciclogénesis explosiva para los próximos días. Muchas personas habían tomado la decisión de cerrar sus negocios, así que esa pequeña zona en la que él vivía habría sido especialmente silenciosa de no haber sido por el maldito atasco. El motivo por el cual nadie había pensado en el hecho de cerrar la universidad era todo un misterio, incluso si estaban en alerta naranja y no roja. El temporal podría resultar en un camino bastante peligroso para los que como Kim se movían en bicicleta o decidían llegar hasta su clase andando.
Quizás precisamente por ese motivo en contra de la sensación que el entrenador Min había tenido inicialmente, no había nadie en la cancha de baloncesto a parte de Kim y él mismo.
-Hoseok vendrá en un minuto, ha ido a por un par de botellas de agua a la cafetería de la universidad. - habló el chico, como leyéndole el pensamiento. - Han tenido que cortar un tramo de la carretera porque un árbol se ha caído, creo que es la razón principal del atasco. Quizás el resto de chicos estén todavía en el autobús o sus coches.
Los días malos… Yoongi se recordó a sí mismo que debía ampliar su rango de paciencia un poco más, para su propia salud mental. Así que se limitó a caminar a través de la cancha, percibiendo como el sonido de los pasos de Kim rebotaban en las paredes del vacío polideportivo.
-Bien, ve a cambiarte. Dejaré que juegues un partido libre con Jung, nada demasiado competitivo.
Para su grata sorpresa, el entrenador Min se encontró con un Kim Taehyung mucho más participativo y emocionado de lo normal. El muchacho prácticamente correteó hacia el vestuario con esa vieja mochila rebotando sobre su espalda.
-¡Gracias entrenador!
Gracias… ¿Realmente Kim estaba agradeciendo que le dejase jugar un partido libre con Jung cuando no había ninguna otra opción para ellos?
-Simplemente ve a cambiarte Kim. - dijo, incluso si el chico ya estaba corriendo hacia el interior de la zona de vestuarios.
Yoongi depositó su maletín sobre una pequeña mesa situada cerca de la cancha y observó como la lluvia cada vez parecía precipitarse con mayor intensidad contra las ventanas, le gustaban ese tipo de días cuando se encontraba en el refugio de su hogar. Con una humeante taza de chocolate caliente entre sus manos y Holly durmiendo a su lado en el sofá, la sensación era bastante diferente en el interior de ese viejo polideportivo de la universidad. Los árboles del exterior se movían logrando que el silbido del viento contra las ramas se escuchase desde el interior del edificio e incluso la luz azul de los fluorescentes del techo era diferente teniendo en cuenta el cielo oscuro y gris.
“- Solo es un mal día.” - dijo para sí mismo. - “Tómalo con calma y las cosas irán bien.”
Ver jugar a Kim y Jung era extrañamente entretenido para Min Yoongi. No sabía exactamente cuándo el baloncesto se había convertido para él en una gran cantidad de cifras y jugadas mentales, pero esos dos muchachos le recordaban levemente el sentido inicial de su amor por ese deporte y a su primer amor.
Hoseok y Taehyung probablemente no lo entendían todavía, sería incluso absurdo creer que alguno de ellos dos percibiría en ese preciso instante la felicidad pura que los rodeaba porque a menudo las personas recuerdan los momentos más felices cuando ya no los tienen.
Años atrás solía ser tan divertido… para alguien como él, quien difícilmente lograba socializar o compartir más de un par de frases con las personas desconocidas, para alguien que no sabía cómo encajar ya que el resto del mundo generalmente no le importaba. Jugando al baloncesto había sentido que podía ser completamente libre incluso rodeado de gente que no había visto en toda su vida. Ese deporte le solía gustar por la inmensa sensación de bienestar que desplegaba por el interior de su alma.
-¿Cansado, Jung? - Taehyung se carcajeó con fuerza, sus labios curvandose en una sonrisa mucho más marcada de la habitual mientras sus ojos se cerraban levemente. - Venga, eres una tortuga Hoseoki.
¿Cuándo fue? Yoongi no lo sabía. Quizás en el instante en el que decidió seguir las exigencias de sus padres sobre elegir una carrera digna, o puede que cuando la gente con la que habitualmente jugaba comenzó a dejar ese deporte poco a poco a medidan que crecían y maduraban, cuando ese sitio que amaban se convertía en solo un hobbie al que regresar un par de veces por semana, cuando la felicidad fue sustituida por la responsabilidad que la edad adulta suponía… Fuese como fuese, hacía demasiado tiempo que lo que envolvía el baloncesto ya no le causaba esas sonrisas que ahora Kim Taehyung mostraba tan brillantemente al lado de su mejor amigo.
Y maldita sea, Yoongi desearía tantísimo lograr volver a divertirse tanto como cuando jugaba con sus compañeros de equipo. Incluso los duros entrenamientos llenaban su interior de dopamina en aquella época.
-Esa es mi estrategia. - contestó Hoseok con una sonrisa. - Te haré creer que no puedo seguir tu ritmo y entonces… Mía, la oportunidad es mía. - Jung logró obtener la pelota y avanzó hacia la línea de tiro de dobles. - Y…
-No encesta, Jung Hoseok no lo logra y Kim Taehyung toma la pelota de nuevo. - Taehyung se lanzó hacia su amigo, sin seguir normas o realizar un ataque serio. Sus manos envolvieron la cintura de Jung antes de hacerle cosquillas y en algún momento los dos se dejaron caer sobre la cancha, con las piernas enrolladas en una pelea amistosa y las carcajadas creando una armonía que se fundía con el eco del polideportivo vacío.
Y las risas, esas que llenaban la cabeza del entrenador Min con imágenes de su pasado, rebotaron en el extraño ambiente de nuevo.
Yoongi no pudo evitar cerrar los ojos dejando que las yemas de sus dedos acariciaran el suelo de la cancha sobre la que se había sentado para revisar algunos documentos. El recuerdo de tiempos mejores lo estaba golpeando con demasiada fuerza, la melancolía del día oscuro no dejaba de tropezar directamente con cada una de sus felices memorias.
Memorias de esos años en los que él era solo un chico jugando al baloncesto con otros chicos, memorias de su primera vez enamorándose del gesto precioso de un rival dándole la mano tras una victoria merecida, de esos días apartando la mirada de los cuerpos de sus amigos en las duchas del vestuario por miedo a despertar la parte de él que se empeñaba en mantener completamente encerrada. Y memorias de su padre diciéndole que en algún momento debía dejar de soñar para hacerse un hombre, memorias de él mismo rechazando la oferta de estudiar medicina. Creando disputas en su casa porque se había negado a ser cirujano como lo habían sido tantas personas en su familia durante generaciones, solo para… ¿Para qué? ¿Para acabar siendo alguien que se quedaba al otro lado de la cancha sin lograr disfrutar realmente de ese deporte que había amado con tanta intensidad durante su adolescencia? El deporte por el que tantas veces había luchado ya no le causaba absolutamente nada.
-¡Maldita sea Taehyung, voy a matarte!
-Demasiado lento Hoseok, una tortuga. ¡Eres una tortuga, Jung!
Porque ser entrenador al menos era una profesión más segura que la de arriesgarse para ser un jugador profesional. Después de todo, se supone que sus padres siempre quisieron lo mejor para él… y para la sociedad que se mantenía atenta para juzgar de cerca cada una de sus decisiones.
-Vamos a…
La risa de Taehyung fue rota con el fuerte sonido de un rayo, entonces Yoongi abrió sus ojos para permitir que las agridulces memorias se escapasen de su cabeza. La luz se había ido y la lluvia golpeaba con mucha más fuerza que antes contra las ventanas de cristal, los ojos cansados de Kim parecían un poco asustados mientras sostenía la pelota de baloncesto en sus manos a medio paso de hacer un tiro que resultó interrumpido.
Pero eso no fue lo que llamó la atención de Yoongi, sino la puerta automática que enmarcaba la entrada del polideportivo, el inteligente director de esa universidad había decidido poner una jodida puerta mecánica en un edificio antiguo. ¿Cuánto tendrían que esperar hasta que la puerta funcionase de nuevo si no había electricidad debido a la tormenta?
-Bien, supongo que vuestros profesores se darán cuenta… - comenzó a decir Yoongi.
-Somos números. A la mayoría de profesores no les importa si vamos a clase o no, ellos hacen su trabajo y no tienen que aprenderse nuestros nombres. - interrumpió Taehyung. - Yo… supongo que alguien se dará cuenta de todos modos. ¿No puedes llamar al conserje?
Yoongi suspiró, alcanzando su teléfono del bolsillo de su chaqueta.
-Puedo, pero hasta que vuelva la electricidad no podrá hacer mucho por nosotros.
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Holii!!
Por aquí os dejo el nuevo capítulo de I Love U Mr Swag. Sé que he tardado un poco más de lo normal en subirlo pero me resultaba imposible subirlo antes baes.
Espero que os haya gustado.
Un beso,
os amo
Mel
💜
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