Capítulo 52 : A NECESSARY CALL
“Estás demasiado cerca, sigo preguntándome qué es lo que más quiero. Tengo miedo de no dejarte ir nunca y ese es el motivo por el que nunca me voy a acercar tanto, tú estás demasiado cerca. Odio cuando me das esperanza, ambos sabemos cómo va esta historia. Es por eso que nunca quiero acercarme tanto. Fingiendo que no me importa, mis acciones están preparadas para manejar lo que pasará después ; si quiero más y quieres menos.”
-You’re Too Close
(Francis Karel)
A Taehyung le llevó al menos un par de minutos situarse cuando su entrenador lo despertó para decirle que habían llegado a la casa del amigo de este. Una mirada alrededor tan solo le reveló al base el garage de lo que probablemente sería un edificio de gran tamaño a juzgar por la enorme cantidad de plazas que se encontraban ante su mirada, no podía olvidar el hecho de que por supuesto se encontraban en Seúl y no en la pequeña zona de Daegu en la que ellos dos residían.
-¿Puedes ayudarme con mi mochila? - Taehyung se acomodó en el asiento, buscando la manera de moverse sin tener que forzar demasiado su rodilla izquierda en el proceso.
-Claro, deja que alcance mis cosas y te ayudaré. - Yoongi sonrió, lo hizo sin sentirse obligado a ello y como una forma de obtener un poco de felicidad en el rostro triste de su jugador.
La realidad era que al entrenador Min seguía resultandole difícil ver a Taehyung tan apagado como lo estaba ese día, sin importar cuántas razones tuviese para ello. Quizás se debía a que se estaba acostumbrado a la imagen que este daba mientras jugaba en la cancha o puede que la faceta de chico libre que Tae le mostraba en Bellum cada fin de semana hubiese calado hondo en su forma de ver y comprender al muchacho. Fuera como fuese, ansiaba volver a sentir que este se encontraba bien y eso solo podía significar que a pesar de sus claros esfuerzos había perdido claramente la batalla por evitar desarrollar sentimientos por el chico al que ahora le tendía un par de muletas para ayudarle a avanzar por el garaje del edificio en el que residía Seokjin.
-¿Necesitáis ayuda?
La presencia de un precioso perro blanco hizo que Taehyung se tambalease en el agarre de Yoongi, pero también logró que una enorme sonrisa apareciera sobre sus labios de forma instantánea. Ese, por hipócrita que pudiera resultar, era el tipo de expresión que a Min tanto le gustaba observar en su base. Tae tenía una vida complicada, por eso verlo sonreír se le antojaba un acto repleto de cosas positivas. Significaba que el muchacho lograba seguir viviendo a pesar de tener un hogar roto y una clarísima mala suerte a la hora de poder jugar en una cancha con el resto de compañeros del equipo del que formaba parte.
Dos veces seguidas, Taehyung se había perdido el primer partido por apendicitis y en el segundo obtuvo una lesión después de tener que luchar por varios minutos contra jugadores que parecían saber que árbitro se encontraba dispuesto a ignorar todas y cada una de las faltas que cometían. Era mala suerte, era algo injusto y era la vida que Yoongi también conocía. El tipo de realidad en el que las personas buenas siempre terminan con la sensación de estar siendo castigadas constantemente sin que haya el más mínimo motivo para ello.
Él había estado en ese lugar y sabía el dolor que provocaba, de alguna manera aquello derivó en que siempre que algo le salía mal se terminaba culpando a sí mismo por las cosas que le sucedían. Incluso cuando muchas veces no había sido el culpable de absolutamente nada. Se culpó cuando su novio lo rechazó y le mencionó que salir del armario era un verdadera locura que sus padres jamás aceptarían, se culpó cuando ese vídeo de él con Kihyun teniendo relaciones pareció recorrer todos los teléfonos de sus compañeros de instituto y pensó que tal vez él era el único responsable por haber mantenido relaciones con su pareja en el vestuario del equipo de baloncesto, y por supuesto volvió a culparse en el instante en el que sus padres lo miraron como si fuera la mayor decepción de su familia repleta de médicos importantes que solo sabían hablar de hospitales, operaciones o procesos de investigación ligados a su área de trabajo.
Por eso ver a Taehyung sonreír con sinceridad le aportaba cierto alivio, porque él sabía mejor que nadie la cantidad de ansiedad que algunas personas lograban sentir al culparse a sí mismas de cada una de las experiencias negativas que atravesaban. Ellos no eran los culpables sino la sociedad y el modo en el que el mundo siempre parecía buscar responsables que poder señalar, esos eran los únicos factores que los habían empujado a ser cómo eran en ese instante. Factores que les impedían confiar en otros, que los obligaban a sospechar de la gente amable o los días que parecían fluir con demasiada normalidad sin handicaps que hicieran de sus objetivos algo imposible de alcanzar.
-Tae, él es uno de mis mejores amigos. Kim Seokjin, puede que su nombre te suene porque es un increíble entrenador de natación. - Yoongi trató de alcanzar la atención de su base, pero este no dejaba de luchar con las muletas para poder agacharse ante la perrita de Seokjin. - ¿Me estás escuchando, Kim?
Los dos Kim presentes lo miraron y Yoongi supo que esos días en la casa de Seokjin podrían llegar a ser un verdadero dolor de cabeza si no evitaba llamar a Taehyung por su apellido. Era una manía adquirida con total normalidad, en la cancha el chico que ahora lo observaba esperando para escuchar lo que necesitaba decirle era únicamente Kim o el número siete de su equipo.
Pero fuera de la cancha se había convertido en una mala forma de referirse a la persona que le ayudó a encontrar un punto en el mundo en el que podía sentirse libre. Él era Taehyung, la persona que le regaló una invitación a Bellum y lo llevó hasta el medio de la pista de baile para hacerle saber que ellos dos no tenían que avergonzarse ante el resto de personas que los rodeaban. Diversión, confianza, vida y la libertad para permitirse soñar. Esas eran las emociones y recuerdos que llegaban hasta su cabeza cuando pensaba en su base. Y era bonito, mucho más bonito que cualquiera de los recuerdos que acumulaba desde el día en el que su primer amor correspondido le hizo entender que la fe en otras personas era el mayor peligro al que alguien se podría enfrentar jamás.
-Te decía que él es un buen amigo, Kim Seokjin. - repitió. - Y él es mi base, Kim Taehyung. - su mirada fue desde Jin hasta Tae. - Espero que os llevéis bien, vamos a pasar aquí dos días como mucho antes de regresar a Daegu y me gustaría que fuesen días de descanso para tí.
-Está bien. - Taehyung se estabilizó sobre las muletas y se puso de pie nuevamente después de dedicarle algunos segundos a la perrita que ahora parecía querer regresar hasta su dueño tras saludar a los evidentes invitados de este. - Muchas gracias por permitir que nos quedemos, no soy bueno en la cocina o con tareas que impliquen una enorme cantidad de cuidado, pero prometo ser ordenado durante los dos días que pasemos en su casa señor Kim.
Yoongi alzó una ceja, casi divertido por el tono formal y agradable que Taehyung podía llegar a usar cuando lo sentía necesario. ¿Dónde estaba el muchacho protestón que no lograba sobrevivir cinco minutos seguidos sin encontrarle pegas a alguna cosa?
-Oh, no tienes que usar un tono formal. - Jin sonrió, extendiendo su mano hacia Taehyung en un intento por animar un poco al chico. Yoongi le había contado lo sucedido, sabía que este se encontraba sumido en la tristeza por una lesión que le impediría jugar algunos partidos de gran importancia. - Eres bienvenido en mi casa, puede que incluso más que Yoongi. - Seokjin sonrió. - Además, entreno a un atleta que probablemente va a ser feliz de poder mantener una conversación con un chico de su edad cuando te conozca.
Taehyung le devolvió la sonrisa al amigo de su entrenador.
-¿De verdad usted es uno de los mejores amigos del entrenador Min?
Jin dejó escapar una suave carcajada mientras los tres comenzaban a caminar hacia la salida del garaje con Peach correteando a su alrededor.
-Te sorprendería saber la increíble persona que es Yoongi cuando alguien es digno de su confianza, tu entrenador tiene un enorme corazón que se empeña en ocultar tras ceños fruncidos y tonos de voz fríos.
Mientras Taehyung se daba una ducha de agua caliente con la intención de arrastrar de su cuerpo todo el sudor y estrés acumulados durante el partido de esa mañana y la posterior visita al hospital, Yoongi se mantuvo charlando con Seokjin. De alguna manera tener un amigo en el que apoyarse le resultaba esperanzador, sabía que nunca se habría animado a cumplir con la petición que el base le había hecho esa mañana si no fuese por Jin.
La idea de quedarse en un hotel con un Taehyung que mantenía una mirada repleta de dolor era absurda, y por eso la había descartado instantáneamente. Lo que su jugador necesitaba en ese instante era descansar todo lo que le resultase posible pero también desconectar, apartar la mente de sus compañeros de equipo o del hecho de que tendría que esperar un tiempo para poder volver a jugar con estos. Y esa tarea sería mucho más sencilla para ambos gracias a Seokjin, Yoongi sabía que su amigo tenía experiencia en aquello que implicaba el proceso de aceptación cuando un médico te decía que estabas lesionado. Por desgracia este había atravesado ese proceso durante al menos un par de ocasiones antes de tener que dejar la natación de lado.
-Todavía tengo que llamar a su madre para decirle lo que ha ocurrido, y créeme que es una mujer realmente aterradora en ocasiones. - Yoongi sonrió un poco, sentado sobre el sofá de la sala de estar de Seokjin mientras el contrario parecía revisar algunos calendarios de competiciones. - ¿Algún consejo?
-Mmmm… - Jin apartó la mirada de los papeles por unos instantes antes de regresar a estos con la intención de guardarlos en el interior de una carpeta de color llamativo. - Supongo que el único consejo que se me ocurre, de entrenador a entrenador, es que seas sincero. Dile lo que ocurrió, incluyendo la parte en la que los jugadores del equipo contrario provocaron que sus trampas derivasen en un esfuerzo más que notable para ese chico y sus compañeros. Dile que Taehyung está mal anímicamente y que este necesita un tiempo para pensar antes de regresar a casa, que como su entrenador y como un ser humano con sentimientos no pudiste negarte a ofrecerle tu ayuda. Y por supuesto pídele al médico que redacte un informe que ella pueda leer punto por punto para saber lo que tiene su hijo. Eso quizás no alivie su enfado pero le permitirá saber que eres responsable y ante todo le confirmará que su pequeño está bien bajo tu cuidado, tras años entrenando a nadadores con padres sobreprotectores lo que he aprendido es que les gusta ver que la persona que pasa tiempo con sus hijos es sincera, honesta y neutral.
-Neutral… - Yoongi chascó la lengua, pensando en esa palabra por unos instantes. - Podría ser neutral si no me hubiese acostado con él más veces de las necesarias y menos de las que realmente quisiera.
Seokjin posó la mirada una vez más sobre Yoongi, consciente de que en ese instante nada de lo que dijese podría salir de sus labios sin parecerle un poco hipócrita. Él también había puesto sus ojos sobre un atleta, estaba cruzando la línea de profesionalidad que siempre marcaba en su carrera por un muchacho varios años más pequeño que él y con mucha menos experiencia en el terreno amoroso. Jungkook era solo un niño necesitado de cariño, uno con un enorme corazón y una personalidad que lejos de resultar fría se caldeaba más y más a cada segundo que los dos pasaban juntos. Se encontraba bastante lejos de la definición de iceberg invencible que los críticos de natación habían puesto sobre sus espaldas a través de un apodo que demostraba lo poco que lo conocían.
-Oye, no puedo decir demasiado al respecto pero si él te importa no será complicado hacerle saber a su madre que pretendes cuidarlo de la mejor manera. Y por tu forma de actuar sé que lo hace, si ese chico merece algo es tu sinceridad.
Yoongi tragó aire, manteniendo sus manos sobre sus piernas y notando un leve deje de ansiedad escalar por su garganta al comprender que necesitaba llamar a la madre de Taehyung lo antes posible. Jin tenía razón, necesitaba ser sincero con esa mujer y de paso asegurarse de que Tae tendría un buen lugar en el que recuperarse cuando regresaran a Daegu.
-En realidad creo que eso es lo que haré, voy a llamarla en este instante para decirle lo que ha ocurrido. ¿Okay?
-Okay. - Jin sonrió. - Ve, tendrías que haber tomado el teléfono desde el instante en el que Taehyung se lastimó pero mejor ahora que mañana. Me encargaré de preparar algo de cenar, no esperaba tener invitados pero creo que tengo ingredientes de sobra en la nevera.
Yoongi le devolvió la sonrisa a Seokjin mientras rebuscaba en su bolsillo hasta alcanzar el teléfono.
-Oh. Jin, solo una cosa más. - Taehyung seguía mostrando una mirada triste, así que sin duda eso formaba parte de sus preocupaciones. - ¿Crees que podrías ayudarme a encontrar una forma de animar a mi base? Ha estado realmente decaído desde que el médico le comunicó su rotura de menisco y no puedo culparlo, pero ya que su mejor amigo no ha venido con nosotros… - Yoongi se llevó la mano derecha hasta la nuca en un gesto nervioso. - No sé muy bien qué decir o hacer para lograr que se calme. No me gusta exponerme demasiado y aunque soy consciente de que necesita mucho apoyo y cariño tampoco puedo decidir exactamente qué hacer para que se sienta mejor.
-No te preocupes, puedo ayudarte con eso. O al menos puedo intentarlo. - Seokjin ordenó las carpetas de colores sobre la mesa del salón. - Una buena cena, charla amena, quizás un poco de música… No lo sé Yoon, veremos lo que podemos hacer para lograr poner una sonrisa sobre la boca de tu chico.
-Gracias, Jin. Te debo una.
Los dos amigos sonrieron, ambos se debían muchas. De alguna manera se habían conocido por casualidad en uno de los peores momentos de sus vidas y ahora el apoyo mutuo era una costumbre rutinaria a la que no podían verle ningún punto negativo.
-Vamos sumando, a este paso tendremos que empezar a hacer una hoja de cálculo para llevar la cuenta.
Yoongi se sentó sobre la cama de la habitación de invitados de Seokjin, podía escuchar el agua de la ducha correr mientras buscaba entre los contactos de su teléfono el nombre de la señora Kim. Necesitó al menos un par de minutos antes de decidir que definitivamente no había alternativa, debía llamarla para explicarle lo sucedido. Incluso si Taehyung no quería hacerlo, la mujer se preocuparía al notar que su hijo no llegaba con el resto de sus compañeros a la mañana siguiente.
Hoseok había prometido encargarse del proceso de contarle a la madre de Tae todo, pero parecía un poco irresponsable por su parte dejarle una tarea que le correspondía tan solo a él, a uno de sus jugadores. Su deber como entrenador era el de cuidar de cada una de las personas que entrenaba, y de alguna manera todo hubiese sido mucho más rápido y sencillo si no se tratase de Kim. Taehyung tenía demasiados problemas como para sumar uno más a la lista, no sabía cómo de grave sería la reacción de la madre de este y pretendía hacer lo posible para evitar que la mujer reaccionase poniendo toda la culpa sobre el deporte que su hijo amaba. Tae necesitaba seguir en el equipo, porque en cada sesión de entrenamiento o juego improvisado este demostraba lo muy feliz que se sentía en el centro de una cancha.
Tras tragar un poco de aire, finalmente Yoongi se decidió a llamar. Fueron dos intentos hasta que al tercero la madre de Kim respondió con voz preocupada, por supuesto que lo estaba. Tae no se había atrevido a llamarla para decirle absolutamente nada, la mujer probablemente habría estado esperando noticias de su hijo o del resultado del partido al que este se había enfrentado durante la mañana. Pero a pesar de que ahora comenzaba a anochecer en el exterior, era en ese instante cuando por primera vez se ponía en contacto con ella.
Ni él ni Taehyung habían querido enfrentarse a la cruda realidad de tener que decirle a la señora Kim lo que sucedió esa mañana, porque de alguna manera los dos temían que esta quisiera apartar a su hijo del equipo tras conocer las noticias. Y Yoongi intentaría poner todo de sí mismo para que esa opción se quedase tan solo en una hipótesis exagerada, la madre de Tae parecía haber comprendido que su hijo era feliz jugando a pesar de su complicada vida.
-Señora Kim, soy el entrenador Min. - Yoongi mordisqueó su labio inferior, nervioso por la conversación que tendría que mantener con la madre de Taehyung. - Necesito darle una mala noticia pero espero que me dé la oportunidad de explicar bien cada punto.
-¿Le ha ocurrido algo a Taehyung? Quiero hablar con mi hijo en este instante…
La reacción inicial fue la que se esperaba, había escuchado a Taehyung contarle en más de una ocasión acerca del carácter sobreprotector de su madre. Un carácter que apareció debido a que esta pensaba que no podría tener hijos nunca, Tae fue como un regalo caído del cielo para el matrimonio Kim años atrás. Yoongi no podía dejar de pensar en lo triste que era que un niño que había sido esperado y recibido con una enorme cantidad de amor, hubiese tenido que enfrentarse a ver como su padre se volvía adicto a la bebida y dejaba de ser una figura paterna para pasar a convertirse en un completo monstruo.
La familia cariñosa que Kim Taehyung tuvo en el pasado, ya no se parecía en nada al hogar desordenado y lleno de malos momentos que su casa era en el presente. El alcohol lo había provocado, así que por supuesto Yoongi entendía cada vez mejor el detalle de que su jugador no soportase tan siquiera el rastro de la cerveza sobre sus labios cuando estaban juntos.
-Señora Kim… Taehyung está duchándose, ha sufrido una lesión durante el partido. - Yoongi tragó aire, buscando encontrar las palabras adecuadas para no asustar en exceso a la mujer. - Se trata de una rotura de menisco, aunque pueda sonar realmente mal es una lesión francamente frecuente entre los jugadores de baloncesto. Taehyung lo dió absolutamente todo en un partido que de por sí resultó mucho más complicado de lo esperado, durante la segunda parte su hijo lanzó el balón a la cancha y cuando sus pies tocaron el suelo el dolor apareció. Después de eso decidimos que el equipo médico debía inspeccionarlo de inmediato y el doctor encargado diagnosticó que se trataba de una rotura de menisco.
Silencio. Yoongi podía escuchar la respiración pesada de la mujer tras la línea pero esta no decía nada.
-¿Cuán grave es? ¿Tendrán que operarlo o someterlo a algún tipo de terapia de rehabilitación?
Bueno, eso había estado mejor de lo que Yoongi se esperaba.
-En ocasiones sí, pero con un poco de suerte se solucionará con reposo y medicamentos para aliviar la inflamación. Taehyung tendrá que usar de vez en cuando hielo sobre la zona y por supuesto sería bueno que mantenga la pierna en alto mientras se encuentre durmiendo. Puede andar, pero le he conseguido un par de muletas para evitar que presione demasiado su pierna. - Yoongi se tomó unos segundos antes de seguir hablando. - Le pediré al médico que me envié un informe completo con sus recomendaciones para que usted pueda leerlo y comprender por completo lo ocurrido. En cuanto a las facturas del hospital, sé por el propio Taehyung que eso le preocupa pero la universidad las cubrirá. Por suerte tenemos un patrocinador dispuesto a ello, no debe preocuparse. Si Taehyung sigue las indicaciones del médico es más que posible que la lesión mejore sin que tenga que entrar en un quirófano. Le repito que se trata de un tipo de afección completamente normal en jugadores de baloncesto pues es provocada en gran cantidad de ocasiones por los pivotes o saltos que ponen toda la fuerza sobre la rodilla.
-¿Por qué no es Taehyung quién me está contando esto? Han pasado muchas horas desde la mañana, empezaba a ponerme nerviosa por la falta de noticias y…
-Lo comprendo completamente, le diré a Taehyung que la llame en cuanto termine de ducharse. También me gustaría informarla con respecto al hecho de que su hijo ha pedido especialmente poder quedarse un tiempo lejos de Daegu, en mi opinión tiene miedo a enfrentarse al hecho de contarle sobre la lesión a usted. Por favor, recuerde lo que le dije aquella vez en la cancha. Tae tiene muchos problemas, si hay algo que puede aportarle felicidad entonces debería mantenerlo, él no está preparado para tener que perder el apoyo que ser parte de un equipo le proporciona.
-Lo sé… - la señora Kim suspiró tras la línea. - No voy a quitarle eso, asegúrese de transmitirle mi opinión cuando lo vea. Me gustaría hablar con él para saber cómo está y cuánto tiempo pretende quedarse lejos de casa, sé que no es su culpa haber sufrido una lesión. Puedo parecer un poco estricta en ocasiones, pero él es mi único hijo y me preocupa el hecho de tener que dejarlo tomar decisiones que puedan causarle daño en el futuro. - la señora Kim se tomó un momento. - No me gusta que se quedé lejos más de lo necesario pero si está pasando por un mal momento emocional y físico… Puedo llegar a comprender que lo que menos le debe apetecer es tener que enfrentarse a su padre. Así que adelante, puede quedarse unos días siempre que usted me mantenga informada y lo cuide del modo adecuado.
Yoongi sonrió levemente, notando a su jugador entrar en la habitación con una toalla alrededor del cuello y uno de los conjuntos de deporte de Seokjin puesto.
-Apuesto a que su hijo sabe eso, es bueno que una madre se preocupe como lo hace usted pero tiene que marcar ciertos límites. Me aseguraré de hacerle saber a Taehyung que no ha reaccionado mal a la noticia y por supuesto cuidaré de él del modo adecuado. Su hijo es mi responsabilidad. - Yoongi había posado los ojos sobre los de Taehyung, comprobando las reacciones de este durante su charla telefónica con la señora Kim. - ¿Puedo confirmarle que no tendrá problema en que siga en el equipo? - el entrenador sonrió al percibir la mirada sorprendida de Kim, quién ahora avanzaba con solo una muleta con la intención de situarse frente a él. - Bien, entonces le diré que puede seguir en el equipo siempre que se porte bien. De todos modos, señora Kim, le aseguró que su hijo es un buen chico.
Yoongi sonrió con ganas, sin abandonar los ojos de Taehyung mientras se despedía de la madre de este.
-Se lo ha tomado mucho mejor de lo que pensabas. - la voz abandonó sus labios con un tono calmado. - Pero me ha hecho prometer que haré que la llames, quiere saber cómo te encuentras y cuántos días tardarás en regresar a casa. También me ha preguntado sobre los cuidados que tu lesión necesita, está preocupada del modo en el que una madre debe estarlo por su hijo, pero no la he percibido enfadado o cerrada a…
La mano de Taehyung se apoyó sobre su barbilla, y fue inevitable para el entrenador Min no sostener la cintura del chico y atraerlo hacía sí mismo para compartir con este un beso lento en el instante en el que se agachó para alcanzar sus labios. Por mucho que se dijera a sí mismo que aquello estaba mal, sentir la suavidad de la boca de Kim contra la suya le gritaba a su cabeza que estaba más que bien.
Quería calmar a Taehyung. Esa fue la excusa del día para continuar besándolo hasta que Jin los llamó desde el primer piso del dúplex.
-Deberíamos bajar. - susurró todavía con su boca a solo unos centímetros de la de Taehyung.
-Sí, deberíamos.
Los dos sonrieron antes de compartir un nuevo beso.
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Hii!!!
Nuevo capítulo y oficialmente comienza la cuenta atrás hasta que comience el segundo arco argumental de la fic y Jimin se una al elenco (guiño, guiño). Ya casi no queda nada 🙈🤒.
Espero que os haya gustado.
Un beso,
os amo
Mel
💜
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