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Fue aquella tarde de otoño, donde Hyunjin conoció a la persona que le cambio la vida, aquella persona que hizo que Hyunjin abriera los ojos, aquella tarde decidió tomar un pequeño descanso, quiso salir de su taller para contemplar la bella vista de su jardín, llenado de distintas flores, era como ver un carnaval de colores; Hyunjin, se sentó en la silla mecedora que había en su jardín, decidió que una pequeña siesta no le haría nada mal, cuando ya se estaba quedando dormido en aquella silla, llego su madre y lo despertó a la fuerza.
- ¡Hwang Hyunjin, te me levantas ahora mismo! - dijo la madre de Hyunjin furiosa
- ¿Cómo es posible que te des el lujo de descansar?, vuelve a tu taller a trabajar.
- Si, ya voy madre – dijo Hyunjin en un tono dormido
- Es lo único para lo que sirves, deberías mejorarlo y no lo olvides Hyunjin debes ser perfecto
- Claro, madre eso lo tengo muy presente – dijo Hyunjin en un tono monótono
- Así, me gusta... ¡Ah!, Hyunjin olvídalo, ve arreglarte olvide que hoy tenemos que ir a ver la función de danza de ballet, de la academia de artes donde tu asistes.
- Oh.... Claro ... que ... emoción – dijo Hyunjin fingiendo emoción, para luego irse a su cuarto a colocar aquel esmoquin perfectamente planchado.
- ¿Esto es lo que realmente deseo? - dijo Hyunjin preguntándose a sí mismo en vos baja, mientras se colocaba aquel esmoquin, viéndose en aquel grande espejo con marco de madera fina.
Hyunjin desde pequeño tenía el anhelo de que algún día cuando se hiciera mayor, se convirtiera en un gran pintor admirado de todos los tiempos, un pintor que pudiera transmitirles su esencia a quien viera sus obras, por eso desde pequeño varias semanas se pasaba horas descifrando las más grandes obras, intentando descifrar que querían decir aquellas pinturas con sus pinceladas. Usualmente se despertaba a media noche con el gran impulso de dibujar cualquier cosa que se le viniera a la mente, se levantaba corriendo hasta su escritorio y dejaba jugar a su lápiz con las finas hojas de papel.
Hyunjin, siempre había amado aquel sueño de ser un artista y más que todo amaba el arte, pero quien hubiera dicho que aquel sueño que tanto amaba y que le llenaba de pasión, hubiera terminado siendo su peor pesadilla.
No era porque odiase el arte o algo por el estilo, no, él lo amaba, pero quería poder ser libre pintando, plasmar su esencia en cada una de sus pinturas, poder sentirse orgulloso de su arte, pero él no tenía aquel privilegio, su pasión era enjaulada, atado a solo pintar lo que le digieran, pintar de la manera más perfecta, siendo que el arte no tiene imperfecciones, solo se tienen diferentes estilos y falta de tecnica, destinado a pintar sin su esencia, destinado a crear obras sin alma y llevar una vida de una marioneta.
- Hyunjin, ya vámonos ahora. - dijo su madre despertando a Hyunjin de sus pensamientos.
- Ya estoy listo- dijo Hyunjin bajando de las escaleras de la casa.
La familia Hwang se dirigió a aquella función de danza, en esos momentos Hyunjin iba pensando mientras veía las personas pasar por aquella ventana del auto, daría todo lo que tenía por un poco de libertad que ellos tenían, de poder correr por los bellos campos de un valle, o poder disfrutar de salir y tener amigos, de poder ser libre, de poder de dejar de ser aquella marioneta de su familia.
Cuando llegaron, la familia Hwang se sentaron en primera fila, los padres de Hyunjin, estaban muy concentrados hablando del futuro de él, que no notaron como Hyunjin, le daba un ataque de ansiedad que se generaba por ser controlado, porque si, los padres de Hyunjin nunca notaron los ataques de ansiedad que tenía Hyunjin, nunca notaron lo mucho que sufría Hyunjin, como tampoco notaron que saco una calada de cigarrillos de menta y se los fumaba, Hyunjin sabía que estaba mal fumar, sabia el daño que podía generar en su vida, que podía afectar gravemente sus pulmones y también sabía que le podía generar una muerte joven, pero eso no le importaba realmente, ya nada le importaba realmente.
Hyunjin se había concentrado tanto en fumar en secreto aquella caja de cigarros, que no noto como los telones se abrían, para dar paso a aquella función, no fue hasta que la música comenzó y aquel bailarín pelirrojo, de traje de sastre negro, con encantadora aura, que estaba detrás del telón, bajo rápidamente del escenario sin ser notado, para dirigirse a donde se encontraba Hyunjin, para robarle aquella caja de cigarrillos.
- No deberías fumar en este lugar, no sé si te interesa, pero este lugar es sagrado para los bailarines, es un lugar donde sudor, sangre y esperanzas viven, así que por favor ten más respeto por el esfuerzo de los bailarines- dijo aquel pelirrojo con un tono notoriamente furioso
- ¿Qué? - dijo Hyunjin un poco aturdido, mientras observaba como el pelirrojo subía rápidamente al escenario por detrás y luego se preparaba detrás del telón mientras esperaba su acto.
Hyunjin de alguna manera se sintió molesto con aquel pelirrojo, ¿quién se creía?, ¿acaso era dueño del lugar o algo parecido?, ¿quién le dio el derecho de decirle que hacer?, eso era los pensamientos que tenía Hyunjin mientras observaba el primer acto de Romeo y Julieta, ciertamente sus pensamientos eran muy hipócritas, lo sabía muy bien, pero era mejor ser hipócrita que aceptar la realidad
Hyunjin ya iba dirigirse hacia fuera del teatro para poder fumar en paz, cuando ahí lo vio, como el melifluo sonar que entonan las teclas el ritmo sereno y misterioso de su danza, sus pies no vacilaban en cada paso que daba sobre la superficie del escenario, su cuerpo se contraía en cada perfecto y delicado giro, mientras que sus brazos danzaban como un ave emprendiendo vuelo; Tu rostro aterciopelado demostraba cuanto disfrutabas hacer cada paso de su armoniosa danza, aunque ciertamente aquel chico tenía un papel secundario, resaltaba mucho más que aquellos bailarines que interpretaban los papeles principales, brillabas más que un diamante en la oscuridad.
Hyunjin estaba forzando a sus pulmones a recuperar su respiración normal aun después de aquella intensa exaltación, que, aunque intento con todos sus esfuerzos que su aire volviera a la normalidad, pero su corazón sabía que algo le estaba robando su precioso aliento, aunque ciertamente Hyunjin no sabía que significaba aquello, porque después de todo todavía le costaba entender las emociones porque Hyunjin solo era una muñeca, una muñeca en vida que no sabe cómo expresarse, porque ciertamente todo lo que siente lo oculta hasta que ya es demasiado, como sus ataques de ansiedad o sus pensamientos guardados en cofres en su mente esperando a que los pomposos labios de Hyunjin pudieran pronunciarlos dejándolos en libertad; Pero Hyunjin si sabía algo en ese momento por primera vez sintió que había esperado siglos por aquel momento, quería inmortalizar los pasos perfectamente prolijos del pelirrojo, quería inmortalizar aquella hermoso acto, quería pintar aquel joven y contemplarlo cada día de su vida, tal vez.... Y solo talvez...Hyunjin habría encontrado lo que le faltaba lo que sus padres se forzaron en borrar en él, la pasión que tenía por el arte.
Hyunjin había encontrado su inspiración secreta.
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