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— ¿Husky o Puddle? — HeeSook pregunta con una sonrisa coqueta en sus labios maquillados con un color rosado claro. Sonrío con la pregunta y su sonrisa, me quedo un rato pensativo pero en realidad jugaré un rato con ella.

— Doberman. — me regala una risita y nuevamente sonrío embobado. No me canso de pensar en que es tan hermosa.

— No fue una de las opciones. — me apunta con su tenedor y me río suave.

— Obviamente, mis gustos están fuera de los límites. — siento su golpe suave en mi hombro cuando estoy tomando un poco del vino.

— No seas así. — se queja como una niña y me volteo para mirarla a mi lado con una sonrisa aún más enamorada.

— No es mentira... me gustabas y me costó un poco para que me hicieras caso. — le recuerdo y ella ríe suave asintiendo.

— Tienes razón. — asiente entre risas.

Un carraspeo nos interrumpe y recuerdo que estamos en un almuerzo familiar por la celebración de nuestra graduación. Mamá frente a mí me hace una seña para que tenga cuidado quizás con lo que vaya a responder a la pregunta que el padre de HeeSook quiere hacer.

— ¿JungKook, hijo... qué tienes pensado ahora en adelante para tu futuro? — alzo las cejas por la intrigante pregunta, no lo culpo, quiere saber qué pasará con su hija luego de la graduación.

— Pues he aplicado a una empresa en el centro de Seúl cuando hice mis prácticas. — Asiento conforme a lo que cuento y veo los rostros de todos esperando que siga— me dan su respuesta en unos días.

— Eso suena muy bien, tu padre me había comentado que te gustó esa empresa por su orden al trabajar. — Asiento— ¿hija tú has pensado algo?

HeeSook que se había mantenido callada y atenta al tema se queda viendo a su padre para después mirarme de reojo con sus nervios a flor de piel. Sé que este tipo de preguntas son incómodas pero debemos permanecer tranquilos.

— La principal emisora de Seúl tenía una vacante para trabajar como asistente de producción... creo que podrían aceptarme ya que no cualquiera quiere ese trabajo. — la veo sonrojada y sonrío por la ternura que emana.

— Suena genial, estoy segura de que ambos tendrán éxitos. — la madre de HeeSook se dirige a ambos y agradecemos por la motivación.

JinEun, la prima de HeeSook nos hace un gesto de alivio y le sonrío mientras niego por la escena recién vivida.

Al terminar el almuerzo nuestros padres decidieron que era hora de seguir con su trabajo mientras que luego de retirarnos tomé la mano de mi novia y la llevé conmigo al auto, invitamos a JinEun con claro propósito de emparejarla con Jimin, a quien pasamos buscando minutos después. Una conversación dinámica en el auto siempre era lo mejor antes de llegar a la fiesta.

Siendo nuestra graduación era obvio que debíamos hacer una fiesta, es por eso que Jimin prestó uno de los clubes más populares de su familia para hacer allí nuestra celebración.

Una hora después me encuentro bailando con mi novia en la pista de baile mientras que de vez en cuando le robo un beso que la hace sonreír y devolverlo. Acaricio sus caderas mientras el último beso se alarga un poco más, hasta que la voz de mi mejor amigo nos separa para entregarnos unas bebidas.

— ¿Puedes creer que siendo el dueño no me querían dejar pedir mis tragos? — me río un poco y le recibo el vaso que me está entregando.

— ¿Y JinEun? — le pregunta HeeSook atenta a su respuesta.

— Fue al baño... pero ya está tardando. — dice por lo alto ya que la música no lo deja hablar con su tono normal.

— Iré a buscarla. — responde para mirarme y ponerse un poco de puntillas para dejar un beso en mis labios— Ya regreso ¿Sí? — asiento mirando sus labios y luego sus ojos.

— Con cuidado ¿sí? — Sonríe tierna mientras asiente, pero yo decido comprobar su inteligencia— ¿Sí te faltan el respeto?

Ella se ríe un poco y me continúa entre risitas:

— Les doy un rodillazo en las pelotas. — dice con una expresión de saberse de memoria lo que tiene que hacer.

— Esa es mi conejita. — susurro en su oído antes de dejar un beso en su mandíbula.

Se da la vuelta perdiéndose de mi vista y luego vuelvo la mirada a mi mejor amigo, quien tiene una sonrisa malévola en su cara.

— ¿Rodillazo en las pelotas? — pregunta riendo y niego.

— No empieces. — le amenazo y se ríe levantando las manos en son de paz.

Minutos después HeeSook regresa con JinEun tomadas de las manos, sus brazos rodean mi cuello mientras su nariz choca con la mía.

— ¿Te he dicho lo mucho que te amo, Kook?

— No está de más que me lo repitas nuevamente. — mis pulgares acarician su cintura y su risa me envuelve en ese amor que siento por ella.

— Te amo, Kook. — Susurra en mis labios y termina dándome un beso de pico— Eres el mejor novio del mundo.

— ¿Y cuántos tienes? — le pregunto con mi acento de Busan y ella se ríe ampliamente.

— Pareces mi abuelo. — sigue riéndose y yo me uno a ella para después darle otro beso.

— ¿Cuántos tienes? — pregunto de nuevo en un gruñido en su oído mientras la aprieto más a mi cuerpo y siento su aroma delicioso mezclado con el olor a alcohol.

— Tengo varios... — dice juguetona mientras se mueve al ritmo de la música. Cuando se separa de mí le alzo una ceja con mi sonrisa ladina y ella continúa— Kookie es el más romántico, me hace mimos y cada que puede me recuerda lo hermosa que soy y lo mucho que me ama. — sonrío un poco y la sigo escuchando— el Golden Kook es quien está ahí para mí cuando no puedo hacer algo, como por ejemplo bajar la caja de cereales del estante. — se ríe un poco y me le uno apretando aún más su cintura. Se acerca a mi mejilla y me da un beso que me hace cerrar los ojos— y Jeon JungKook es mi amante designado, es quien me folla duro en cualquier lugar cuando se lo pido. — susurra en mi oído y me hace estremecer con sus palabras, tanto así que bajo una de mis manos a su trasero y lo aprieto disimuladamente.

— No sabes cómo me pones. — susurro con mi voz ronca en su oído. Ella se separa y me ve con una sonrisa sexy.

Se acerca a mis labios y me da un beso húmedo que me hace delirar.

— ¿Nos escapamos? — murmuro en sus labios y la veo sonreír amplio.

— Aún no. — suelta su risita juguetona y la miro con mi rostro de desesperación. Me acerco a su rostro.

— No me hagas esto. — le pido y ella se burla de mi desespero.

— ¿Hacer qué? — pregunta coqueta y se da la vuelta para caminar hacia Jimin y JinEun.

— Van varias veces que me desafías en un día... hoy no te escapas mi amor. — murmuro sonriendo y acercándome a ellos.

***

La fiesta está muy prendida, desde que llegamos aquí hace tres horas nadie ha parado de bailar. Y no es para menos pues uno no se gradúa de la universidad todos los días.

Tomo de mi vaso un poco de la bebida que había pedido y veo con una sonrisa enorme a HeeSook quien baila junto a Jimin una música de los 80's haciendo que ambos se vean cómicos al imitar las coreografías de los vídeos musicales... sobre todo cuando comienza 'YMCA' ... dios que vergüenza siento... uno mi mejor amigo y la otra mi novia.

Dios apiádate de mí.

JinEun llega a donde estoy yo y me extiende el vaso con la misma bebida que yo tomaba hace rato.

— Al parecer volvieron a ser mejores amigos. — Comenta ella sonriente al ver a ambos locos en la pista— ¿Acaso sabrán el significado de esa canción? — dice pensativa mientras los ve y yo me río de inmediato.

— No lo creo. — niego tomando de la bebida.

En pocos minutos llegan con nosotros y yo tomo la mano de HeeSook cuando ella me extiende la suya, me levanto y me lleva a un lugar un poco más alejado de los chicos, se acerca a mi oído con una sonrisa y su respiración agitada.

— Me he puesto la inyección hace dos días... — suelto una risita por lo dicho y luego beso su cabeza.

— Esta bien, no te dará fiebre amarilla. — le hago una broma pero recibo un golpe en mi bíceps.

— Sabes a qué me refiero no te hagas el tonto. — me reclama y la acorralo en la barandilla del lugar VIP, miro hacia la pista y luego a sus ojos.

— ¿Nos vamos a estrenarla? — le pregunto con tono juguetón y ella amplía su sonrisa.

— ¿A tu casa o a la mía? — me pregunta emocionada y yo sonrío con su emoción mientras muerdo mi labio inferior.

— Hagamos algo diferente hoy... — frunce el ceño confundida y prosigo— ¿estarías dispuesta?

Me ve un rato fijamente mientras parece tomar una decisión, aprieta sus labios y suspira sonriendo y asintiendo rápidamente.

— Confío en ti...

— Esa es mi novia. — murmuro y me acerco a sus labios para besarla con un poco de salvajismo. Es que desde hace un buen rato que me está provocando.

***

— Definitivamente estás loco.

Escucho la voz de ella mientras observa la casa y la gran vista de la ciudad. La había traído a la casa en la que la vi por primera vez en aquella fiesta, cuando ambos éramos unos críos de primer año.

— Lo sé, te he dicho que no razono como los demás. — me encojo de hombros mientras aún estoy recostado de espaldas a la puerta de mi auto.

Ella se voltea y camina hacia mí para tomar mi rostro y besarme de forma apasionada, al separarnos relame sus labios y mira mis ojos con sus manos en mis hombros.

— ¿Estás seguro que no hay nadie? — susurra a centímetros de mis labios.

— Estoy seguro. — respondo acariciando su cintura.

— ¿Por qué lo estás? — me pregunta con duda y yo sonrío con malicia.

— Está cerrada por una reparación al jardín... — le explico suavemente.

— ¿Y cómo entraremos? — pregunta con una risita de por medio.

— ¿Recuerdas como abría las puertas de las aulas de la universidad? — ella asiente riéndose de ese recuerdo.

— Estás loco, en verdad que lo estás. — asiente mientras lo dice y muerdo mi labio inferior.

— Sabes que sí. — le digo despreocupado.

— ¿No es riesgoso que entremos a un lugar en reparación? — pregunta entre risitas mientras con mi mano tomando la suya la guío hacia la puerta de entrada.

Cuando logro abrir la puerta sonrío con malicia y muerdo mi labio inferior. Me incorporo y le abro la puerta para darle paso.

— No pasa nada, solo subiremos a una de las habitaciones y te voy a follar como nunca. — susurro en respuesta siguiendo su paso al interior de la gran casa.

Aún con mi sonrisa ladina muerdo mi labio inferior antes de tomarla de la cintura y atraer sus labios de manera salvaje a los míos para devorarlos, cerrando como puedo la puerta de entrada.

Sí, hoy sería una de esas noches que no olvidaríamos nunca.