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Podría decirse que todo llegó a un punto de calma cuando el juez reconoció lo malvado que había sido el idiota frente a él, una pelea justa donde la abogada de nuestra parte defendió con garras la postura de mi HeeSook. No puedo estar más agradecido.

— ¿Crees que más adelante podría ser una molestia nuevamente? — pregunta de pronto HeeSook que está sentada frente a mí en la mesa para dos del restaurante a donde vinimos a comer. Mastico más lento el bocado en mi boca y la miro sin expresión.

— Que no se atreva. — me inclino un poco en la mesa y mi mano cubre la suya. Sus ojos son tan hermosos hoy que no puedo dejar de verlos.

— Gracias JungKook, pero en verdad me pongo a pensar en ello... solo le dieron cinco míseros años en la cárcel, no quiero imaginar cuando salga de allí... bien dicen que la cárcel cambia a las personas. — murmura y carraspeo mirando mi plato, de pronto se me fue el hambre.

— Tranquila amor, yo estaré contigo... además, en cinco años tú y yo podríamos estar al otro lado del mundo olvidando todo esto. — sonríe inevitablemente y sus mejillas rojas me da a entender que le da vergüenza cuando le hablo de esta manera.

— ¿Crees que dentro de cinco años estaremos juntos? — pregunta tímida mientras mira fijamente mis ojos. Yo parpadeo un par de veces antes de sonreír levemente.

— Yo ya estaba buscando una casa para pasar la vejez juntos, pero al parecer no quieres estar juntos hasta viejitos. — logro hacerla reír suavemente cuando me alejo de su mano con gesto decepcionado y triste.

— Pues entonces vamos a envejecer juntos. — sonrío ampliamente cuando ella lo hace y la veo inclinarse sobre la mesa para darme un beso corto en los labios— Te amo más que a nada, JungKook... — sigo sonriendo con ese murmullo y espero a que continúe— Gracias por no dejarme, gracias por estar conmigo hasta aquí.

— Lo hago porque sabes que también te amo... y no es solo hasta aquí, será hasta mucho más allá de viejitos. — ambos reímos suavemente y sé que para las personas de las otras mesas parecemos unos tontos jóvenes enamorados, pero no me importa nada, solo me importa ella y nadie más.

— JungKook prométeme una cosa. — me dice de pronto mientras desvanece su sonrisa.

— Ay no lo digas así, HeeSook, que se me acelera el corazón del miedo. — me quejo y ella ríe libremente sin importarle las demás personas que nos ven, aunque estos tienen una sonrisa en sus rostros. Quizás les parezca tierna nuestra relación.

— Cállate bobo y déjame continuar. — comenta aún entre risas suaves.

— Esa boca. — le reprocho suave mientras la veo con mi sonrisa ladina. Ella sabe qué oculta mi mirada.

— JungKook ya, déjame hablar que no me vas a detener. — sigue riendo suave mientras niega con su cabeza ante mis constantes contradicciones.

— Por tu tono es mejor que no lo digas. — me quejo otra vez pero sin tener una pizca de gracia.

Ella se queda callada en ese momento y luego de un rato nos levantamos, después de pagar la cuenta salimos del lugar caminamos a mi auto. Ya dentro de este observo que HeeSook está muy callada y me siento culpable, así que tomo su mano y me la llevo a los labios para besar el dorso.

— Lo siento, no quise ser cortante... pero es que tengo miedo de las cosas malas entre ambos. — sus ojos me miran y luego suspira. Doy otro beso corto en su dorso y la miro haciéndole ojitos para que ella me sonría así de lindo como acostumbra hacerlo.

— Solo quiero que me prometas una cosa. — murmura recostando su cabeza en el espaldar del asiento y yo la imito. Asiento ante lo dicho y ella continúa sin dejar de ver mis ojos— que pase lo que pase, estemos juntos o no en un futuro... siempre vamos a estar allí para el otro, para apoyarnos y ayudarnos.

Quiero quejarme y reprochar el hecho de que yo quiero estar con ella por mucho, mucho tiempo, y que no quiero que vuelva a decir algo como eso nunca más. Pero simplemente me quedo callado, escuchando sus palabras, asintiendo suave luego de varios segundos en silencio mientras acaricio su mano.

— Te lo prometo. — Murmuro con mi voz ronca y beso su mano otra vez antes de tirarla de esta para acercarla un poco a mí— Ven aquí. — murmuro besando luego sus labios de forma romántica y apasionada. Mi otra mano acaricia su cuello para después presionar su nuca y hacer que mi lengua busque la suya.

— Mmm~ te estás descontrolando. — me reprocha entre risitas cuando la mano que tenía en su cuello toma una de las suyas para llevarla a mi entrepierna. Sonrío mirando sus labios y luego sus ojos.

— Sabes que si eres tú, siempre me voy a descontrolar. — respondo suave con mi voz aún ronca, ella ríe suavemente y comienza a negar.

Pero ella misma no aguanta la tentación y siento su mano moverse para masajear un poco mi entrepierna. Mi respiración se vuelve pesada y se me escapa un gemido cuando hace un movimiento que me hizo estar en la gloria por unos segundos. Inmediatamente quito su mano.

— ¿No querías esto, acaso? — me pregunta irónica y yo sonrío de forma traviesa.

— Claro que sí, no te me vas a escapar, pero primero debemos salir de aquí antes de que alguien piense que hay un temblor. — su risa me llena el alma y muerdo mi labio inferior para salir de allí intentando calmar mi entrepierna incómoda.

Antes de llegar a mi casa la muy atrevida se dispuso a desabrochar mi pantalón y bajar la cremallera mientras yo me reía buscando las maneras de llegar más rápido a casa, y tan solo a un par de cuadras ella se inclina y toma mi miembro para envolverlo con su boca.

Dios voy a chocar si no manejo más despacio.

Llegando a casa meto el auto al garaje pero no termina su cometido. Ella sigue succionando y con mi poca estabilidad hago un movimiento para reclinar el asiento y estar un poco más cómodo.

— Parece como si fuera aquella primera vez. — ella libera mi amigo de su tormento y se acerca a mi rostro mientras sonríe ladina, y sin importarme la beso desesperado por más.

No pasó mucho tiempo cuando estábamos en los asientos traseros mientras ella está a horcajadas sobre mí dando saltos suaves que resuenan por la humedad dentro del pequeño espacio del vehículo.

— Me voy a correr, HeeSook... — murmuro avisándole y ella echa su cabeza atrás— Espera. — detengo sus movimientos con mis manos en sus caderas y ella me ve confundida, sudada y jadeante— no podemos ser irresponsables... — recupero la compostura y la levanto un poco para sacar mi miembro aún erecto y necesitado.

— ¿Qué haces? — me pregunta en un quejido.

— Creo recordar que me dijiste que habías terminado los anticonceptivos ayer. — murmuro en sus labios y ella cierra sus ojos fuertemente recordando que sí es cierto. Menos mal y no me dejé llevar totalmente por la calentura, sino en nueve meses sería otra historia para ambos.

— Ah dios... ¿cómo pude ser tan irresponsable? — susurra para sí misma. Yo sonrío a pesar de estar preso bajo la tentación de su cuerpo desnudo sobre mí.

— Tranquila, amor... estamos juntos en esto ¿no? — susurro. Ella me ve y asiente avergonzada por la situación.

— Puedo ayudarte a correrte... — me propone masajeando mis hombros y sonrío risueño por su tono.

— ¿Tu lo hiciste? — pregunto asombrado y ella sonríe traviesa. Ay dios mío HeeSook.

— Cuando me detuviste lo estaba pasando. — comenta risueña y yo abro la boca avergonzado. Me incorporo abrazándola por la cintura y besando su cuello.

— Lo siento mi amor. — me disculpo pero sigo riéndome suave.

— Discúlpate contigo mismo por que fuiste tú quien no tuvo complacencia. — Se ríe de mí y tomo venganza dándole una fuerte palmada en su trasero— ¡Auch! Eso dolió. — se queja pegándome en el bíceps, yo solo le beso el cuello nuevamente y comienzo a sobar su trasero recién maltratado.

— Te amo, nena. — murmuro con mi voz ronca en su oído y sigo besando su cuello.

— Te amo, gorilón. — ella contesta y vuelvo mi voz más ronca para responderle.

— No me hagas darte más palmadas en mi habitación. — ella ríe libremente mientras abraza fuerte mi cuello y besa mi mejilla constantemente.

— Es que eres gruñón cuando te lo propones. — comenta y me quejo en un sonido con mi garganta mientras me acerco a sus labios para picar estos con los míos.

— Subamos ¿sí? Tengo sueño y quiero que me acaricies para dormir un rato contigo. — Ella me asiente y vuelve a besar mi mejilla— pero con la condición de que me repitas a cada rato que me amas.

Ella no aguanta la risa y sigue haciéndolo incluso cuando vuelve a besar mi mejilla constantemente, y hasta cuando nos vestimos para subir a mi habitación.

Sin duda HeeSook y yo nos sentimos muy bien estando juntos, nos divertimos con cualquier cosa que se nos ocurra. Eso es lo bueno en una relación, los dos siempre hacemos lo posible por hacer sonreír o reír al otro, y eso es algo que nos gusta... es algo que me gusta.

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