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07

Mi estúpido corazón late como loco mientras ella mueve sus caderas en un vaivén hacia adelante y hacia atrás sobre mi miembro, y aún me vuelve loco la manera en que se siente estar dentro de ella.

Sus movimientos aceleran a medida que siente su orgasmo avecinarse. Mis manos empujan su trasero y lo aprieto suave cuando la veo soltar un gemido y luego morder su labio inferior con los ojos cerrados. La mejor vista que he tenido en mi vida.

HeeSook está sin su camisa y brasier, sus pechos están tan cerca de mí cara que puedo ver las marcas rojas que acabo de hacerles, hay como tres en cada pecho. Lo que más me excitó es que no se molestó en nada cuando las dejé. Solamente posee su falda negra de tablas, la cual tuve que subir a su cintura cuando la acción comenzó.

En cambio yo he bajado mis pantalones hasta mis muslos y estoy sin camisa, la misma debe estar en alguna parte de los asientos de atrás. Mis manos viajan por toda su espalda mientras nuestras respiraciones están aceleradas y nos miramos fijamente. Sus labios están cerca de los míos y no pasa mucho tiempo cuando ya me encuentro devorándolos salvajemente.

— Nunca he olvidado lo placentero que es cuando follamos en tu auto... es fabuloso. — susurra en mis labios y sonrío encantado para luego besarla nuevamente.

— A mí me encanta cuando me montas. — con nuestros labios unidos y nuestras bocas abiertas busco su lengua con la mía y armo una danza húmeda y excitante.

— Vamos a tu casa. — susurra en mis labios y suelto una risita por lo insaciable que es.

— Déjame que te bese otro rato. — digo para volver a tomar sus labios en un beso fogoso.

***

Ella me tira de la mano en cuanto entramos a la casa e inmediatamente me lleva casi que corriendo a mi habitación.

— HeeSook espera. — le digo riendo cortamente y ella no me hace caso hasta que llegamos a mi habitación y cierra la puerta.

— Aprovechemos que tus padres llegan mañana. — murmura para colgarse de mi cuello y besarme apasionadamente hasta que despierta nuevamente el deseo dentro de mí.

Mi mano acaricia su mejilla y nos dirigimos hasta mi cama, ya allí ella se separa y se sienta en la orilla para mirarme desde esa posición. Oh dios, se ve tan hermosa.

Me sonríe y la veo desabrochar mi pantalón. Acaricio su mejilla con mi pulgar y luego hago lo mismo con su barbilla.

Echo mi cabeza hacia atrás con mis ojos cerrados cuando su boca succiona mi miembro de esa manera que solo ella sabe que me encanta. Bajo la mirada a sus ojos nuevamente y la encuentro mirándome mientras hace maravillas. Su lengua recorre todo el tronco y me hace tragar fuerte cuando llega a la punta y hace círculos con la punta de su lengua.

— HeeSook para. — la detengo cuando tomo su mandíbula con mi mano. Me acerco a su rostro y sonríe de un modo tan malditamente sexy que hace que me duela la polla.— me encantas mujer. — gruño cerca de sus labios y por consiguiente me como esa boquita hermosa.

Caemos sobre la cama y no dejo de besarla como quiero.

— Hazme tuya. — susurra en medio del beso y muerdo su labio inferior como respuesta, provocando así que suelte un gemido bajo.

— Siempre has sido mía. — susurro y me voy a su cuello para devorarlo. Muerdo su piel y me hace soltar jadeos excitados.— Nunca has dejado de serlo mi conejita. — susurro en un gruñido y ella suelta un gemido para después masajear mi miembro.

No aguanto más y me incorporo para quitarme la camisa y lanzarla lejos, prosigo a terminar de quitar mi pantalón y el bóxer. Ella muerde su labio inferior y sonríe pícara al mirar todo mi cuerpo.

— ¿Qué? ¿Te gusta lo que ves? — pregunto sonriendo también y ella amplía la suya.

— Me encanta. — confiesa y yo suelto una risita mientras veo sus ojitos.— Estás muy bueno.

Sigo riendo suavemente y me coloco sobre ella para seguir comiéndome esa boquita traviesa. Bajo el cierre de su falda y la bajo hasta quitarla y también lanzarla lejos. Queda solamente en sus Converse pero eso no me impide en nada hacerla mía. Es por ello que sin quitarle los zapatos la atraigo de sus piernas y alineo mi miembro en su entrada para penetrarla como a ella le gusta: Duro, pero no tan rápido.

Ella suelta gemidos encantada y echa su cabeza atrás cuando toco su punto sensible con mi pulgar y lo masajeo rápido, parece que se está por correr cuando me detengo.

— Maldición JungKook. — suelta aún así un gemido molesta y veo como sus manos empuñan las sábanas.

— No te vas a correr aún. — le advierto y veo como muerde su labio inferior.

— JungKook. — lloriquea y sonrío al verla así de desesperada. Comienzo a acelerar las embestidas y lleva su mano a su boca para morder su índice en un intento de calmar su desesperación.— Dios, eres tan bueno en esto. — lloriquea nuevamente y bajo la velocidad para acercarme a sus labios y besarla suave.

— Te ves hermosa cuando pides más, nena. — comento en un susurro cuando un chasquido de nuestros labios nos separan.

— Te encanta destruirme. — dice con una sonrisa amplia y sus ojos cerrados mientras disfruta de mis movimientos lentos pero sensuales.

— A ti también. — Agrego en un murmullo con mi respiración agitada y la veo borrar la sonrisa.— ¿Qué ocurre? — ella niega y muerde su labio.

— ¿Podrías hacerlo más rápido? — suelto una risita en un bufido, me como nuevamente su boquita mientras acelero los movimientos y llevo nuevamente mi dedo a su clítoris.— Ah~ JungKook así... — ella misma es quien me besa desesperada mientras yo sigo los movimientos rápidos con mis caderas y mi dedo.

Siento su entrada volverse estrecha y suelto un gruñido cuando se corre en medio de nuestros besos. Sus brazos rodean mi cuello y no dejamos de besarnos hasta que yo me corro en su interior, llenándola por completo con mi orgasmo.

Separamos nuestros labios pero seguimos abrazados y con nuestros rostros juntos. Nuestras respiraciones agitadas chocan entre sí y cuando abro los ojos capto cómo me ve fijamente.

— Insisto en que tus folladas son las mejores. — sonrío amplio y suelto una risita. Me sorprende que vuelva a besarme esta vez más lento, pero eso no quita que le siga el ritmo más que encantado.

Hacía mucho tiempo que no nos besamos así.

— Nunca digas que te haga mía. — le digo mirando sus labios y veo como sonríe suave, llevo mi dedo a sus labios y acaricio el inferior con dedicación luego de verlo hinchado y más rosado.

— Nunca he dejado de ser tuya. — contesta para dar un beso de pico a mi labio superior. Sonrío pícaro con esa acción y palabras.

— Mía. — susurro sin dejar de ver sus labios y acariciarlos.

— Tuya. — susurra también y miro sus ojos para ver si de verdad hay sinceridad en estos.

Su mirada es brillante, llena de vida y felicidad. No la veía así desde que estábamos en la primera faceta de nuestra relación.

— Mía. — susurro acercándome a sus labios con una sonrisa.

— Tuya, JungKook. — sonrío besándola apasionadamente.

No me quiero ilusionar, pero ahora mismo me siento aún más enamorado.

***

— Sé que no me incumbe HeeSook pero... ¿Qué tenías ese día que te fuiste de aquí? Te pusiste extraña cuando atendiste la llamada del señor don nadie.

Ella sonríe suave mientras sale de mí baño vistiendo una de mis camisas y secando su cabello con mi toalla. Quedará impregnada de mi olor. Sonrío con el pensamiento.

Se acerca a mí mientras estoy recostado en mi escritorio. Sus manos se posan en mi pecho desnudo y me sonríe aún más cuando tiene que alzar su cabeza para poder verme a los ojos.

— ¿Celosito? — pregunta con su tono juguetón y siento su dedo recorrer la longitud de mi miembro por encima de la tela del pantalón deportivo que llevo puesto.

Maldición ¿Ahora qué hago? ¿Le digo que estoy celosísimo pero intento ocultarlo?

— Sabes que no me veo así cuando estoy celoso. — comento y suelta un bufido para ampliar más su sonrisa.

— ¿Quieres salir a beber hoy? — pregunta de pronto y frunzo el ceño.

— ¿Por qué...

— Siento que no estás siendo sincero conmigo y yo tampoco contigo. — confiesa de pronto y frunzo el ceño.

HeeSook ya me he dado cuenta que no estás siendo sincera conmigo, gracias.

¿Acabamos de hacer el amor de una manera tan placentera y ella lo quiere arruinar con eso? Sí, para mí hicimos el amor porque yo la amo.

— ¿Por qué no bebemos aquí? — propongo sonriendo suave retando con mi mirada y ella parece pensarlo pero sonríe también.

— Bien. Espero que aguantes. — me reta alzando su ceja mientras camina hacia la cama donde permanece su ropa limpia luego de que la puse en la lavadora hace unas horas atrás.

Muerdo suave mi labio cuando me fijo en su trasero que la camisa no logra cubrir por llegar hasta la mitad de este.

— Soy un experto tomando. — le digo con suficiencia y ella rueda los ojos cuando me ve.

— Siempre todo es una competencia para ti. — Comenta riendo un poco— yo también sé beber Kook. — dice pícara y suelto una risita en un bufido.

— Ya veremos...

***

A ver... Sé que dije que soy un experto pero ahora mismo estoy viendo todo borroso y ella no para de reír a cada rato.

— Kook estás muy ebrio, se nota. — ríe a carcajadas mientras sostiene el vaso de cristal de donde estamos tomando Vodka.

Ya llevamos unas tres horas en ello mientras nos contábamos anécdotas ocurridas, ambos sentados en la cama como si estuviésemos jugando un juego de cartas.

Su mano se posa en mi mejilla y la miro embobado cuando me sonríe estando ebria también. Ja, ironía porque ninguno es experto.

— ¿No que eras mejor que yo tomando? — le digo con tono burlón y ella sonríe amplio.

— Tú más que nadie sabe que soy pésima con el alcohol. — Comienza nuevamente a reír y sonrío con esa hermosa risa.— a ver... juguemos algo, nos haremos preguntas sobre cosas que hemos hecho ebrios y solo los dos sabemos, quien pierda en cada pregunta se toma un trago ¿bien?

— Sabes que cuando me retan soy un salvaje, si juego rudo no te quejes. — le apunto con mi dedo y ella ríe.

— Vale... — dice sonriente y se vuelve pensativa— en el cumpleaños de Jimin nos emborrachamos y casi no recordamos ese día ¿no? — Asiento y ella continúa— ¿Qué pasó ese día? — La miro con mis ojos bien abiertos y ella suelta una carcajada— aquí está el vaso. — canturrea agitando el mismo y yo sonrío con mis párpados pesados, pienso por un momento y después la miro.

— Te llevé conmigo a mi auto y en la parte trasera de este hiciste una mamada por primera vez. — Ella abre la boca sorprendida y cubre su boca con su mano— Cambiemos el juego, si yo contesto bien tu tomas y así también contigo. — Le propongo y parece pensarlo hasta que asiente aceptando el reto como buena competidora— Bien, bebe. — le ordeno y muerde su labio mientras sonríe y se lleva el vaso a los labios para tomar de este.

— Listo. — Alza el vaso y yo lo tomo para rellenarlo— Tu turno. — me reta con su dedo apuntándome y asiento.

— En una cena con mis padres. ¿Hiciste algo malo? — pregunto y ella muerde su labio sonriendo de inmediato al recordarlo. Es buena en esto. Sé que no fue algo que hicimos ebrios pero el juego puede cambiar ¿no?

— Te masturbé debajo de la mesa. — sonríe y noto su sonrojo por la luz de la lámpara. Llevo el vaso a mis labios y me tomo todo el líquido— mi turno.

— Anda, pregunta nena. — le reto con mi mirada pícara y me recuesto de mis manos.

— Teatro. — con solo decir eso inmediatamente lo supe. Le sonrío de lado y relleno el vaso cuando ella cree que no lo recuerdo, entonces se lo extiendo.

— En la obra escolar de tu prima asistieron solo familiares, los cuales se sentaron al frente. — me acerco a ella y le robo un beso fogoso.— Te sentaste en mi regazo y tu solita hiciste el trabajo. — susurro en sus labios. Veo como quiere besarme de nuevo y me echo para atrás.— El juego no ha terminado, no hagas trampa. — le sonrío y ella hace un puchero.

A pesar de que me da vueltas la habitación cuando me concentro en ella la veo claramente. Y me encanta joder.

— Bien tu turno. — dice rellenando el vaso.

Pienso por un momento y decido atormentarla.

— ¿Cuál fue mi primer tatuaje? — le pregunto y ella abre los ojos de más al mirar mi brazo, le guiño un ojo y después ella sonríe creyendo saberlo.

— Los de tus nudillos. — dice con una sonrisa ebria y victoriosa. Yo sonrío de lado.

— Bebe. — le ordeno y ella me mira ofendida.

— ¡Claro que no! — Replica— al menos dime en qué me equivoqué. — Dice algo molesta pero sé que es porque está ebria— yo fui contigo y vi como te hacían los de tus nudillos, a mi no me engañas... — me apunta con su dedo y yo me río por la cara molesta que tiene, se ve graciosa estando molesta y ebria a la vez— ¡Eres un tramposo! — se acerca a mí y busca pegarme con sus manos en mi pecho pero yo la tomo de las muñecas mientras no paro de reír y ella parece ahora fastidiada.

Tomo su rostro con mis manos y hago que me mire. Le sonrío coqueto y la miro fijamente.

— Perdiste. Bebe y sé una buena perdedora. — le digo pero ella arruga aún más su rostro.

— No lo haré porque hiciste trampa. — reprocha y sonrío ahora enternecido con su rostro.

— No lo hice. — Mi sonrisa disminuye un poco y la veo con cariño a esos ojos brillantes y borrachitos.— ese no fue mi primer tatuaje... — aclaro y cuando veo que quiere hablar la interrumpo— mira. — suelto su rostro y le muestro mi mano izquierda.

— Allí no hay nada. — me dice con sus ojos entrecerrados y un puchero molesto.

Río suave y coloco mi mano de forma horizontal para colocar mis dedos de modo de que se vean todos. Allí le muestro mis primeros tatuajes en los dedos índice y medio. En el índice hay una H y en el medio una S.

— Estos fueron mis primeros tatuajes. Los hice una semana antes de empezar a torturar mi brazo derecho. — murmuro viéndola a sus ojitos que ahora estaban totalmente perdidos en mis dedos. Bajo mi mano ya incómodo por ello y ella me ve a los ojos con un brillo extraño en los suyos.

Parpadea varias veces y abre la boca para hablar pero parece que le cuesta hacerlo.

— Mi... Mis iniciales. — susurra con sus ojitos cristalinos y me rompe verla así. Asiento y tomo su rostro nuevamente con mis manos.— ¿Po–porqué no... En tu brazo derecho? Solo están esos dos allí... no tiene sentido... o bueno para mi... es que...

— Shh~ — siseo y empiezo a sonreír un poco cuando la veo nerviosa.— yo quise hacerlos a parte, y sí tienen sentido... nuestra primera vez... te preparé con esos dedos. — susurro cerca de sus labios y la veo soltar unas lágrimas. No quería hacerla llorar joder.

Limpio sus mejillas y ella sorbe su nariz al bajar la mirada.

— Eso es extraño. — comienza a reír suavemente entre sus lágrimas y yo la imito en su risa.

— Sabes que nunca razono como los demás. — comento entre risas y ella asiente entre mis manos.

Se separa de mí y toma el vaso para tomarse todo el contenido. Yo tomo la botella y bebo directamente de allí cuando recuerdo el día de nuestra primera vez.

Recuerdo que la traje a casa cuando papá y mamá salieron a una cena con sus amigos. Ese día decore la habitación para que ella se sintiera cómoda. Y cuando ambos estuvimos desnudos sobre la cama hice lo posible para tratarla con mucho cuidado. Fue la mejor noche de mi vida, y es una noche que estoy seguro que ella no olvidaría jamás.

— Fuiste muy cuidadoso. — murmura mirando mis ojos fijamente y me doy cuenta de que mi mirada había estado perdida en la pared mientras pensaba en esos recuerdos.

— Intenté hacerlo lo mejor posible. — murmuro y mi voz sale más ronca. Carraspeo y vuelvo a tomar de la botella para verla después acercarse a mí.

Se coloca a horcajadas en mi regazo y abraza mi cuello juntando nuestras frentes.

— Kook... — susurra con su voz algo cortada. Y yo la interrumpo cuando siento que el alcohol me dio valentía.

— ¿Me has olvidado? — pregunto en un susurro igual mientras abrazo su cintura. Ella me mira a los ojos como buscando sobriedad en la pregunta.

— Yo nunca podré olvidarte Kook. — responde en un susurro igual y aprieto mis brazos en su cintura hasta hacerla pegarse a mí.

Pero antes de alegrarme por ello y a pesar de mí ebriedad supe que debía ser claro, que debíamos ser claros.

— ¿Qué estás sintiendo en estos momentos? — Esa pregunta queda en el aire suspendida por un momento causándonos incertidumbre y nervios— ¿Qué sientes HeeSook? — le pregunto con mis ojos cerrados y aún en la misma posición, trago fuerte y siento sus brazos afianzarse en mi cuello.

Tan pronto siento sus labios besar los míos de una forma romántica me entrego nuevamente a ella. Siendo un maldito masoquista, poniéndole mi corazón en bandeja de plata para que haga con él lo que se le da la gana. Nuestros labios forman un chasquido al separarse y nuevamente la intriga se apodera de mí sin dejarme abrir los ojos para mirarla.

— Tengo que arreglar mis errores... ya después te contestaré esa pregunta. — susurra por último y vuelve a besarme apasionadamente.

Compartimos más que besos, y nada es tan emocionante como hacer el amor ebrios los dos, porque podemos hacerlo sin miedo de que nos duela algún rechazo, al estar sobrios se piensa con más claridad. Ahora lo que quiero es perderme en esa nebulosa de placer y deseo que estoy sintiendo.

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