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capítulo O5.

-Vamos, Natty, debes cooperar. -un agente alfa de investigaciones se fregaba los ojos con una de las manos ante la silenciosa omega.

-No. -simplemente se limitó a responder.

Natty no se caracterizaba por ser precisamente una omega sumisa. Más de una vez se había llevado una represalia por parte de sus captores cuando se negaba a "contribuir", pero simplemente no se sentía cómoda al estar con un alfa solos en una habitación cerrada.

Lisa, Rosé, la jefa Kim y un par de investigadores más observaban todo desde el otro lado de una ventana. Natty creía que ese espacio estaba recubierto por un espejo, cuando en realidad estaba siendo acechada por varios ojos.

-Natty... ¿Acaso quieres que tus agresores queden en libertad? ¿Qué sometan a más niños? -el alfa la miró desafiante y por más que Natty temblaba levemente no apartó la mirada.

Negó suavemente.

-Entonces empieza a hablar. -él sentenció.

-No diré una palabra a menos que Lisa este aquí dentro. Traigan al agente Lalisa Manoban.

La jefa Kim, al haber escuchado el mandato de la omega, se giró en torno a su subordinada. No sabía de la relación que ambas mantenían. Estaba al tanto de lo relevante que había sido Lisa para el caso, pero no sabía hasta que punto.

Lisa se cohibió un poco ante eso. Había hablado con Natty un par de minutos antes, le había explicado como serían las cosas y habían llegado a un acuerdo, pero ahora la omega parecía contradecir todo lo logrado.

Pasaron varios días hasta que los omegas rescatados volvieron en sí. Momentos duros en dónde la medicación muchas veces era insuficiente y los gritos por las noches ensordecedores. Lisa había estado junto a ellos en cada momento, a cada minuto. Sin embargo, con quien mejor había congeniado había sido con la parlanchina omega azabache.

Natty no había parado de hablar en esos dos días, pero nada de lo que salía de su boca se trataba sobre el secuestro. Todo eran datos al azar que Lisa no lograba conectar con exactitud.

Por lo tanto, le pareció extraño que no quisiera entablar conversación con el agente, pero comprendía que se trataba de un alfa.

Rosé la miró con una expresión pasiva, sabía que quería entrar ahí, pero estaba esperando órdenes directas. Sin lugar a dudas iba a apoyarla.

Nada de esto fue necesario ya que Kim le hizo una seña y a los pocos segundos Lisa ya estaba destrabando la puerta con su tarjeta magnética.

Matthew Kim, el agente que estaba interrogando a Natty, la miró sumamente serio. Se notaba a leguas que no quería a la beta ahí. Natty, en cambio, suspiró con alivio y rápidamente extendió una de sus manos hacia la agente.

Lisa no dudó en entrelazar sus dedos y sentarse en una silla contigua. El potente aroma a regaliz la atacó enseguida. Natty olía atrayente y seductora, no dudaba que esto habría jugado un papel importante.

-¿Ahora sí piensas hablar? -Matthew empezaba a impacientarse.

Natty miró de soslayo a la agente a su costado. Lisa le sonrió de lado antes de asentir levemente.

-Puede preguntar. -Natty suspiró sonoramente antes de recargarse en el respaldo de la silla.

-¿Recuerdas tus datos personales? -el alfa inquirió, a lo que Natty asintió con duda-. ¿Puedes proporcionarmelos?

-Mi nombre es Anatchaya Suputhipong, omega de diecinueve años. Antes del secuestro era mesera en un bar del centro de la ciudad. Vivía sola en un cuarto de alquiler. No tengo familia ni amigos. Soy huérfana desde los siete años.

-¿Qué le sucedió a tus padres?

Natty se removió en su lugar, pero respondió igual. Era un tema que tenía superado hace tiempo.

-Mis padres murieron en un accidente automovilístico. Íbamos los tres de regreso a una cena de trabajo de mi madre, soy Coreana, pero mis padres eran inmigrantes de Tailandia, así que no éramos precisamente ricos, pero nos las apañabamos. Un camión perdió los frenos y se estampó frente a nosotros. El resto es deducible.

-¿Cuanto tiempo pasaste en cautiverio? -Matthew continuó.

Lisa dirigió sus ojos al espejo, intentando ver por medio de el un par de ojos pequeños y brillantes que tanto la habían asistido en el último tiempo, pero se encontró con nada más que su decadente reflejo.

-Ahí dentro no teníamos noción segura del tiempo, pero yo calculo que alrededor de un año.

A Lisa se le atascó la respiración en medio de la garganta al escuchar la declaración. Un año sufriendo abusos continuos, siendo forzada a realizar actos terribles y soportando todo allí dentro, debió haber sido un infierno.

El agente anotó algo en una pequeña libreta, pese a que la conversación estaba siendo grabada, para después continuar.

-¿Quiénes dirigían todo allí dentro? ¿Eran alfas? ¿Conocías el nombre de alguno?

Un apretón llegó a la mano de Lisa ante tantas incógnitas juntas. Frente a esto, llevó su otra mano a los finos dedos y los acarició con suavidad, cómo recordándole que estaba a su lado y que no permitiría que caiga sola.

-Ellos... Eran tres. Todos alfas. Al "jefe" lo apodaban "Agust D", su sonrisa era... Curiosa -Natty se estremeció y sus ojitos se llenaron de lágrimas-. Los... Los otros dos eran como sus ayudantes. Agust D los mandaba a hacer el trabajo sucio.

-¿A qué te refieres con trabajo sucio?

-Los castigos. Cuando alguno de nosotros se negaba a estar con algún cliente o simplemente no podía hacerlo, ellos nos castigaban.

-¿Qué les hacían? -Matthew suavizó un poco su postura para no alterar todavía más a la omega.

Lisa, por otro lado, pasó uno de sus brazos por sobre los menudos hombros y permitió que Natty se recostara sobre uno de sus lados.

-Nos golpeaban. Mucho. Ellos nos encadenaban al suelo o no podíamos comer nuestra ración. ¿Sabe lo que es sobrevivir con una hogaza de pan duro por cuatro días? -Natty llevó su mirada perdida al alfa-. Algunos incluso comían su propio escremento o las ratas que andaban por ahí... Era...

Los agentes detrás del espejo estaban sumamente conmocionados ante el relato de la pequeña omega. Era demasiado jóven como para haber atravesado por tanto. Rosé en el fondo sentía que le había fallado, pero no ella precisamente, sino el sistema completo.

Lisa besó entre los finos cabellos azabaches, ignorando por completo las pequeñas heridas que se perdían entre ellos.

-¿Puedes relatarme un poco como se desarrollaban las cosas allí dentro?

-No hay mucho que decir -Natty adoptó un tono defensivo de golpe-. No creo que sea estúpido como para no tener idea de lo que pasábamos allí dentro. Pero ese es el verdadero problema, todos ustedes se hacen los idiotas, prefieren ignorarnos porque somos omegas antes que ayudarnos.

El alfa parecía contener la respiración para no saltar sobre la omega insolente que lo desafiaba con cada palabra.

-Shh... Tranquila, recuerda que queremos ayudarlos. Estoy aquí contigo. Mientras más rápido acabemos, más rápido saldremos... l
Lo estás haciendo muy bien. -Lisa le susurró suavemente al oído, siendo solo ellas dos las que llegaban a oír.

Natty asintió ante esto y pareció volver a la realidad. Se acurrucó mejor contra el cuello de Lisa y continuó hablando:

-Lo siento... Yo... No sé que pasó.

-No te preocupes. Solo responde la pregunta. -Matthew se cruzó de brazos.

-Todo dentro de la casa tenía un orden. A la mañana debíamos levantarnos y limpiar todo menos nuestra habitación. Esa era la única que estaba sumida en la pudredumbre, yo creo que les divertía vernos así. Luego nos volvían a encerrar y empezaba la pasarela.

-¿A qué te refieres con pasarela?

-Los clientes.

-¿Cuántos?

-Perdí la cuenta luego del primer mes, pero siempre eran alrededor de quince por día.

Lisa aguantó un jadeo. Era demasiado.

-¿Qué sucedía cuando enfermaban o se lastimaban?

Natty rio, fuerte y claro. Una sonora carcajada que plantó un ceño fruncido en los alfas detrás del espejo y en el propio agente encargado del interrogatorio.

-¿Qué cree usted? ¿Qué nos llevaban al hospital? -Natty volvió a reír, pero era más bien una sonrisa vacía, sin gracia-. Ellos nos dejaban ahí tirados, debíamos curarnos entre nosotros, con la saliva, y si era algo muy profundo lo más probable era que terminara en una infección pero mientras no interfiriera con el trabajo a ellos no les importaba.

Matthew asintió. Todos allí dentro estaban cansados y tensos. Nada se sentía correcto y Lisa solo quería escapar a su departamento y hundirse en las miles de mantas de su cama.

-Una última pregunta y acabamos -Matthew instruyó y Natty asintió-. Sí tu estuvieras de nuestro lado, con todo el poder sobre tus manos, ¿Qué harías con tus agresores?

Natty fijó su mirada vacía en el espejo, recorriendo cada cicatriz que la bata de hospital no llegaba a cubrir y respondió:

-Los sometería al mismo dolor que ellos nos hicieron pasar a nosotros, golpe por golpe, desgarro por desgarro; y luego los mataría.

Lisa cerró sus ojos con fuerza antes de ponerse de pie, ayudar a Natty a hacerlo, y abrazarla contra su pecho.

-Creo que fue suficiente... -Lisa le dijo al agente. Él asintió y les permitió la salida.

Ambas caminaron hasta la habitación que le habían asignado a Natty. Esta la compartía con otros dos de los omegas rescatados.

Natty se sentó sobre la cama de pulcras sábanas blancas, estiró el edredón sobre sus piernas y cruzó los dedos sobre su regazo. Lisa tomó esto como una silencio a invitaciones a sentarse a su lado.

-¿Crees que sirva de algo todo lo que dije? Yo quería decir más pero tenía un nudo tan grande en el centro de la garganta que me lo impedía... -los ojos de la omega se conectaron con los de Lisa.

-Claro que sí, estuviste muy bien. Fuiste muy valiente y estoy orgullosa de ti.

Una solitaria lágrima corrió por la perfilada mejilla de Natty. Todavía tenía tanto miedo y estaba tan enojada... Pero por primera vez desde hace mucho tiempo tenía a alguien a su lado.

-¿Qué pasará con nosotros?

-Bueno... Los demás omegas volverán con sus familias y tú... Yo estaba pensando... Entiendo si no quieres, obviamente, pero. -Lisa empezó a divagar mientras rascaba su nuca con nerviosismo evidente.

-Lisa, estás divagando.

-Sí, lo siento... Estaba pensando, y es algo que todavía debo hablar con la capitana Kim, pero dudo que se oponga, en qué vayas a mi departamento conmigo. No es gran cosa pero vivo sola y me gustaría algo de compañía...

Lisa se vio interrumpida de un momento a otro por los huesudos brazos de Natty alrededor de su cuello. La omega se aferraba a ella como si su vida dependiera de ello y no la dejaba ir.

-Claro que quiero ir contigo... Eres lo único que tengo.

Lisa aguantó las ganas de llorar mientras acariciaba los finos cabellos. En el fondo, Natty también era una de las únicas cosas que Lisa tenía, o eso por lo menos era lo que ella creía gracias a tu necedad.

Un golpe en la puerta las sacó de su inesperado abrazo. Por ella se asomó una cabellera dorada.

Natty, para ese momento, ya no le temía tanto a los alfas, por lo menos a Rosé, y es que la carismática mujer le había demostrado que en realidad era una pequeña cachorrita atrapado en un enorme cuerpo. Era dulce y atenta, no las dejaba solas y siempre veia por su bienestar. Lisa no se había equivocado.

-Siento interrumpirlas pero traje la comida. -Rosé les sonrió con su potente aroma a café recién hecho expandiéndose por los alrededores.

Lisa inhaló disimuladamente bajo la atenta mirada de Natty.

-Puedes dejarlo sobre el escritorio, enseguida termino aquí y te alcanzo en la oficina.

Rosé le sonrió antes de ingresar para dejar la bandeja. Lisa le devolvió la sonrisa, con mejillas levemente abochornadas, y pronto la alfa se retiró.

-Ella no lo sabe, ¿Verdad? -Natty se puso de pie y caminó hasta la comida.

-No. -Lisa simplemente se encogió de hombros.

-¿Y por qué? Parece una buena alfa, tú lo dijiste. No veo porque mentir.

-Es complicado. Para nosotras es más difícil... No puedo decir nada.

Lisa besó la mejilla de Natty en forma de despedida. Necesitaba un poco de aire y así lo buscó, pero en el pasillo el aroma de Rosé se desvanecía y eso solo hizo que su corazón revoloteara con mayor ímpetu.

¡Gracias por leer!

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