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☕️ O2

Al otro día llegó a la oficina más temprano de lo habitual. Había despertado a la madrugada cubierto de sudor y tiritando en el suelo del gimnasio. No pudo volver a dormir por lo que prefirió levantarse, desayunar algo sustancioso y encaminarse a sus labores.

Como nunca, todas las personas que integraban su piso lo voltearon a ver apenas ingresó y es que la noticia de que debería trabajar en conjunto había corrido rápidamente. Se encerró en su oficina con una velocidad increíble, quería volver a ser el YoonGi que pasaba desapercibido, ahora sentía que todos podían sentirlo a través de los supresores y eso lo ponía sumamente nervioso.

Intentó distraerse con varios casos, incluso le dio vueltas y vueltas al del omega desaparecido pero no podía concentrarse. Sentía a su lobo luchar por superar la barrera de los supresores y despertar pero no podía ingerir otra dosis, ya sería demasiado.

Dos golpes en su puerta lo alertaron de inmediato. Ni siquiera le permitieron dar el pase cuando esta ya estaba abierta y por ella ingresaban su jefe y otro alfa más.

Sus ojos escanearon rápidamente de arriba a abajo, deteniéndose principalmente en los fuertes ojos verdes del contrario. Lo estudió un par de segundos, y disimuladamente olfateó su aroma. Café recién hecho. Olía demasiado atrayente incluso para su propio bien.

Sacudiendo la incomodidad que se había instalado en la base de su nuca, se puso de pie pero se mantuvo detrás del escritorio, no hizo amago de acercarse al alfa y este tampoco rebasó los limites impuestos.

Era tan guapo, el uniforme le sentaba de maravilla, pequeñas ondas se formaban en las puntas de sus cabellos castaños y lucía demasiado atlético. YoonGi pensó que podría llegar a ser alguien amable pero tampoco quería acercarse tanto como para comprobarlo.

—Min, le presento a su nuevo compañero, el agente Park JiMin —su jefe se hizo a un lado para que estrecharan sus manos.

Al principio YoonGi se notó desconfiado, sin embargo, no quería levantar sospechas por lo que optó por estirar su mano. La del alfa la rodeó sin inconvenientes pero apenas se tocaron una chispa le recorrió el brazo entero, haciendo que la retirara de inmediato.

El alfa lucía igual de sorprendido que él, incluso se podía apreciar en cada rasgo de su varonil rostro aunque no dijera nada.

—Yo... está bien —fue lo único que atinó a responder.

—El agente Min YoonGi se encargará de ponerte al día con el caso más importante que tenemos. No fallen.

El capitán Kim abandonó la habitación dejándolos solos. YoonGi tenía una rara sensación que le nacía desde el bajo vientre hasta la base de la garganta. Era como una quemazón que no lo dejaba pensar con claridad. Creía sentir como las paredes a su alrededor se achicaban hasta dejarlo encerrado en una mínima porción de materia.

Debía salir de ahí.

Tomando su bolso e ignorando la mirada confundida del alfa, salió corriendo. El lobo dentro suyo comenzaba a esforzarse en despertar y no lo podía permitir.

Algo en el toque, el aroma y la presencia del otro hombre había hecho que sus sistema se reactivara y por momento como este es que odiaba lo que el destino había hecho con él.

Se encerró en el primer baño que encontró. Desesperados revolvió entre las miles de cosas que tenía dentro de su maleta. Separó de su camino papeles, comida, medicamentos de primeros auxilios, balas y gas pimienta. Por más que se esforzaba no daba con lo que realmente necesitaba.

—Mierda... ¿dónde las dejé? —YoonGi agarró sus cabellos con fuerza sintiendo su lobo luchar más y más—. ¡Detente!

Se dejó caer de rodillas sobre el suelo de dudosa pulcrosidad. Vacío su bolso por completo hasta que por fin al fondo del mismo y de entre dos carpetas, cayeron las tan anheladas pastillas.

Creía poder llorar cuando la calma lo invadió, su lobo por fin se estaba apagando y eso era lo que necesitaba para poder concentrarse en algo más que no fuera el alfa en su oficina.

Bebió un sorbo de agua de la canilla del baño y con la misma se acomodó el flequillo. A paso lento pero seguro recogió todas sus cosas y volvió.

—Lo siento por eso... estaba un poco indispuesto —carraspeó—. ¿Continuamos...

—Agente Park. Park JiMin.

—Eso es. Bueno, por favor acérquese un poco de modo que pueda observar la pantalla de la computadora.

YoonGi se sentó sobre su silla de cuero sintiendo la presencia de JiMin detrás de su nuca. Era como si alfa estuviera acariciando la base de su cráneo con las puntas de sus dedos, cuando en realidad él sabía de sobra que estaba lo suficientemente lejos.

—Bien... el es Kim Jin Woo, omega masculino de 17 años. Desapareció de su vivienda hace aproximadamente 96 horas, sus padres presentaron la denuncia hace tan solo 48 horas.

—¿Me estás diciendo que sus padres no notaron que su hijo no estaba hasta dos días después?

El espeso aroma de JiMin estaba empezando a agriarse, tal vez producto del enojo o mal estar, haciéndolo sentir un tanto mareado. Debía fingir que nada pasaba, pero algo dentro suyo lo empujaba a restregarse sobre el alfa para intentar calmarlo, o peor aún, quería enseñarle su cuello.

—Yo... eso creo. Entrevisté a los padres pero no dieron muchos detalles. Ya sabes... ¿puedo tutearte? — JiMin asintió con una sonrisa ladeada haciendo que Yoongi se ruborizara levemente—, bien, entonces como decía, la madre alfa no dio muchas explicaciones y su madre omega ni siquiera levantaba la vista.

Una repentina opresión en el pecho atacó a YoonGi. Pensar que los omegas hombres vivían tantas injusticias a plena luz del día lo hacía sentir enfermo, y es que en algún momento algo así podría haberle pasado a él, si no hubiese actuado a tiempo..

—Está bien, intentaremos dar con su paradero.

Entre ambos se mantuvieron investigando acerca del caso. No había pistas, no había oportunidades. Solo tenían a su favor un índice de secuestros masivos en la zona que por lo menos los ayudaba a dar con la forma de actuar de los agresores. Todos eran omegas, algunas mujeres pero en su mayoría hombres. No sobrepasaban los 20 años, y todos tenían la misma característica de no "ser importantes" para sus familias. Esto último tenía sentido de alguna forma, ya que los padres que menos se interesaban por sus hijos eran los que menos pondrían empeño en encontrarlos.

—Ya no doy más... ¿vamos por algo de comer? —JiMin interrumpió el silencio haciendo sobresaltar a YoonGi.

Le parecía raro que el alfa recién llegado se tomará tantas confianzas con todos alrededor, incluso con el capitán Kim, pero en cierta medida le agradaba esto. Sentía que a su lado sería más fácil ser un simple beta, que el captaría la atención de todos desviándola de su figura.

No tenía hambre, incluso su cabeza dolía horrores y su temperatura corporal iba en aumento. Tal vez tantas dosis de supresores no fue tan buena idea como creía.

—No tengo hambre pero si tú quieres ir por algo, eres libre de hacerlo —se encogió de hombros sin despegar su mirada de un par de papeles.

Estaba demasiado ocupado en su trabajo como para ver la mueca que se instaló en las bonitas facciones del alfa. Sin embargo, se puso de pie y abandonó el espacio.

Por primera vez en el día, y aunque su oficina estaba apestando a ese potente aroma a café recién hecho, YoonGi por fin pudo respirar con algo más de tranquilidad.

El ambiente se aligeró levemente, y aunque en parte el olor le pícara en la punta de la nariz, algo en el lo hacía sentir reconfortado. Parecía que su mente levitaba con tranquilidad y no le molestaría despertar con esa calidez todas las mañanas.

Había algo que lo transportaba directamente a sus primeros años de adolescencia, cuando aún nada había cambiado. Su madre preparaba café y tostadas y olía exactamente igual. Se sentía nostálgico al saber que nunca más volvería a algo como eso.

Ahora estaba solo y así estaba mejor...

—Sé que dijiste que no tenías hambre pero igual te traje un sándwich de la cafetería.

JiMin apresaba entre sus enormes manos dos sándwiches y dos botellas de agua. Se veía tan tierno frente a los ojos de YoonGi, con una sonrisa pequeña y un pequeño mechón cayendo entre sus ojos, que se le fue imposible negarse.

Asintió e hizo su silla para atrás. Recogió todas las hojas que se podrían llegar a manchar a la vez que liberaba espacio para un almuerzo express.

JiMin apoyó todo en su escritorio, tomó asiento en la silla que anteriormente estaba usando y desenvolvió su propio sandwich con tranquilidad.

Comieron en relativa calma, nadie los interrumpió y tenían más de media hora para distenderse.

Las repentinas ganas de indagar en la vida de ese alfa que lucía tan serio pero a la vez risueño llegaron a su cerebro. No quiso entrometerse, por lo que esperaría que Jimin diera el primer paso.

—Entonces... ¿hace cuánto trabajas aquí? —las preguntas que Yoongi estaba esperando no tardaron en llegar, haciéndolo sonreír suavemente.

Jimin era una persona fácil de leer, o tal vez Yoongi tenía ese talento bastante desarrollado. A lo largo de su vida había tenido que acostumbrarse a esconder sus sentidos y a lucir como un beta corriente pero nada le quitaba que los utilizara cuando lo creía más conveniente.

—Entre al FBI hace aproximadamente 3 años, hace uno me ascendieron a este cargo.

—Wow, eso es poco tiempo... debes ser bueno en lo que haces.

YoonGi le guiñó un ojo antes de limpiarse las manos con una de las servilletas. Se dejó caer sobre el respaldo de su silla y continuo observando al alfa.

—¿Y tú? ¿cómo llegaste aquí?

—Bueno, terminé mi carrera hace como 5 años —Jimin adoptó su misma posición mientras cruzaba los brazos sobre el pecho, haciendo que sus músculos se marcarán a través de la tela—. Un año después ingresé a una entidad del gobierno que se encargaba de investigaciones y poco después me transfirieron al FBI pero con su sede en Nueva York. Hace dos semanas nos informaron que necesitaban ayuda aquí y bueno... no tenía nada que perder así que dejé todo y me mudé.

Así que Jimin no tenía nada que perder... eso se traducía a que, estaba soltero y no tenía nada que lo atara a su antigua casa.

Yoongi lamió su labio inferior con la punta de su lengua. No debería importarle si el alfa tenía pareja o no, era simplemente su compañero de trabajo.

—Tal vez deberíamos volver a trabajar... —Yoongi carraspeó bajo la fija mirada del alfa.

Jimin asintió y volvieron a lo suyo. Serían largas semanas de convivencia pero esperaba que fueran fructíferas y pudieran por fin encontrar a Jinwoo.

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