☕️ Extra
—Papá, quiero un arete —entró decidido y se plantó frente al alfa.
Jimin alzó la mirada suavemente, se quitó las gafas del rostro y fijó sus ojos en uno de sus hijos.
JongSuk era un pequeño omega de cabello lacio y de tonalidades caramelo como su madre pero hipnotizantes ojos cetrino. Era pequeñito, casi tanto como Yoongi, suave y decidido en partes iguales. A veces Jimin se preguntaba si lo valiente y terco lo había heredado de su omega o si en realidad él también era un tanto así.
—Buenas noches para ti también, Sukie — sonrió de lado antes de indicarle con un gesto que tomara asiento en el lado del sofá que quedaba libre.
—Hola, papá —recibió un besito en la mejilla junto al potente aroma azucarado de la crema batida.
—Ahora si, cachorro, dime.
—Quiero perforarme la oreja izquierda —puso sus ojitos de cachorro, esos que tanto convencían al alfa, y un puchero notable— por favooor.
—Sukie, creo que ya hablamos de esto con mamá varias veces... no considero que sea el momento de tomar decisiones de este tipo.
El aroma de omega enfadado le picó en la nariz de repente obligándolo a liberar parte de sus feromonas parentales para apaciguarle.
—¡Pero ya tengo 17 años! creo que puedo decidir si quiero hacer algo en mi cuerpo... —bramó.
—En primer lugar, no me grites, por favor. Sabes que no es forma de comunicarse —frunció un ceño que se suavizó al instante cuando un perdón diminuto fue liberado por su hijo— y claro que puedes decidir, pero no sé si es el momento oportuno.
—Prometo que estuve investigando buenos lugares para hacerlo, cuidados y demás. Seré responsable, papá.
Jimin se debatió mentalmente entre que debía responder. En el fondo tenía miedo de que cualquier cosa mínimamente peligrosa penetrara la integridad de sus cachorros, pero también consideraba que la crianza que le habían impartido era suficiente como para que pudiera decidir.
—¿Qué te parece si lo conversamos mejor cuando mamá llegue?
—Mamá recién volverá dentro de horas, está en uno de sus operativos...
—Lo sé, cariño, pero es lo mejor. En esta familia no guardamos secretos ni mucho menos hacemos cosas a escondidas de los demás, ¿de acuerdo?
El omeguita dejó caer sus hombros en señal de derrota mientras asentía. Jimin no se resistió de besar su frente y marcarlo con su aroma varias veces, intentando con fuerza que su alfa dejara de recriminarle en su interior por la tristeza de uno de su manada.
JongSuk decidió quedarse en la sala aprovechando para adelantar un par de tareas con el alfa concentrado en cosas del trabajo. Yoonsang estaba en uno de sus tantos entrenamientos de fútbol, heredando el amor por el deporte como su madre. En ocasiones se preguntaba si alguna vez llegaría a ser tan popular y reconocido como su hermano, y es que Sang era un alfa apuesto, alto y fornido; su cabello lleno de rulitos atraía la atención de todos y sus ojos tan celestes como los de Yoongi eran su arma mortal cuando salía de fiesta. Todo esto sumado al potente aroma del chocolate amargo que lo caracterizaba.
—Hola, cachorro, ¿cómo estás? —se sobresaltó cuando sintió el aroma de su mamá rodearle y varios besos en su frente.
—Hola, mamá. No te oí llegar.
—Eso veo, cariño —le sonrió con las arruguitas a los lados de sus ojos resaltando aún más por la edad— ¿estás haciendo tarea?
Asintió sin mirarlo, concentrándose en las letras de su ensayo de Historia y no en el hecho de que era viernes en la noche y él estaba sentado en la sala de su casa adelantando un trabajo que en realidad debía de entregar dentro de dos semanas.
—¿Tu hermano?
—Debe seguir en su entrenamiento... —se encogió de hombros.
Jimin volvió de la cocina con una taza de té recién hecha y la depositó entre las manos de su omega. Ese día le había tocado quedarse en casa mientras que el agente tuvo que salir a un operativo de emergencia. A pesar de los años de servicio se negaba a dejar el campo y Jin se lo permitía siempre y cuando continuara con su puntaje de aptitud acorde a lo solicitado.
Las carcajadas en la puerta de la vivienda llamaron la atención de las tres personas restantes. Un par de golpes fueron y vinieron y a los pocos minutos dos alfas aparecieron en su vista. Yoonsang venía acompañado de Jieun, prácticamente la tercera hermana de la familia por la cercanía con la que fueron criados. La alfa era hermosa con su larga cabellera azabache cayéndole por los hombros y grandes ojos color miel, justo como su aroma, amielado con un toque de whisky. JongSuk nunca admitiría en voz alta que quizás le atraía un poquito...
—Niños —Yoongi saludó con una sonrisa a lo que recibió dos suspiros cariñosos por el mote cariñoso.
—Hola, mamá.
—Hola, Yoon.
Ambos alfas besaron sus mejillas a modo de saludo y Jieun desacomodó el cabello de JongSuk cuando pasó a su lado.
—Mamá, ¿Eun puede quedarse a cenar? —Sang preguntó.
—Claro que sí, amor, ella prácticamente es de la familia —sonrió— papá está en la cocina haciendo pollo asado con patatas, le avisaré así prepara un plato extra.
—Y otra cosa... —el aroma del alfa menor cambió de repente.
—¿Qué sucede, Sangie? —Yoongi se asomó por la abertura de la cocina con toda la gracia que lo caracterizaba.
—¿Podemos ir a una fiesta esta noche? es de una compañera de la escuela de Eun.
—¿Universitarios? ¿Te parece, Sangie? —el castaño cruzó los brazos sobre su pecho y ladeó la cadera. Jieun, al llevarles un año a los Park-Min, ya asistía a la universidad. Estudiaba Animación y Arte Digital y la verdad era que la creatividad desbordaba por sus poros.
—No sucederá nada malo, ma —el alfa rodó los ojos cuando escuchó a Yoongi gruñir— prometo que me comportaré.
—¿Y tu hermano? —JongSuk se cohibió ante la mención.
—¡Claro que puede venir con nosotros! —Jieun intervino sin percatarse de su tono demasiado entusiasta— digo... si él quiere, por supuesto.
—¿Qué dices, Suk?
—Está bien —asintió.
—Bien... papá irá a buscarlos y recogerlos. Sin peros, Yoonsang.
—Está bien, mamá.
El omega se retiró con su alfa dejando a los tres adolescentes en el salón discutiendo de la dichosa fiesta.
—Sang —llamó el menor.
—Dime, Suk.
—¡Papá dijo que iba a pensar lo del arete! —sonrió en grande con su aroma alegre esparciéndose por todo el espacio.
—¡Eso es genial! sé cuanto lo querías —el omega se sonrojó bajo la atenta vista de la amiga que ambos compartían.
—Te quedará asombroso, omega, no lo dudo —la chica le guiñó un ojo y luego se levantó como si nada para dirigirse a ayudar a los mayores a poner la mesa.
—¡Estás todo rojito! —carcajeó su hermano.
—¡Cállate, Sang! te va a oír...
Entre charlas y risas terminaron de cenar. Yoonsang fue con Jieun a su recamara para bañarse y cambiarse luego del entrenamiento mientras que JongSuk hacía lo mismo en su propia habitación. Decidió que esa noche quería arriesgarse un poco más, dejando salir a flote parte de su verdadera esencia. Optó por unos pantalones acampanados de cuerina rosa junto a una pequeña camiseta blanca y unos zapatos con plataforma de la misma tonalidad. Apenas se colocó un poco de gloss y mascara de pestaña y un par de collares de mostacillas y cadenas.
Se sobresaltó cuando la puerta de su habitación se entreabrió. Por la abertura asomó una cabellera castaño y dos ojitos celestes iluminados por las tenues luces del pasillo. Su mamá le sonrió de lado e ingresó suavemente cuando se le fue permitido.
—Estás precioso, mi amor —besó su mejilla antes de tomar el cepillo que descansaba sobre la cómoda para ayudarle con su cabello. Eso había sido como una clase de ritual desde que Suk tenía memoria, su mamá todas las noche iba a su habitación y lo ayudaba a cepillarse el cabello antes de ir a la cama o, como en este caso, antes de salir.
—Gracias, mami —suspiró cuando el aroma avainillado lo cubrió por completo. Amaba el olor de su mamá.
—Estás nervioso... ¿por qué? —y ahí estaba el agente interior saliendo a la luz.
—No lo estoy.
—¿Es por Jieun?
Abriendo sus ojos desmesuradamente se giró y conectó su mirada con la del otro omega. Carraspeó, como si eso fuera a ayudar a que el nudo de su garganta desapareciera, y bajó la mirada a sus manos entrelazadas.
—No sé de lo que estás hablando.
Yoongi acarició su mejilla con ternura antes de besar entre sus cabellos y pronunciar:
—No debes tener miedo, amor, eres un omega fuerte y valiente y ella sabrá valorarlo.
—¿Y si no es así?
—Entonces no merece tu atención.
JongSuk asintió. No estaba convencido de lo que su mamá le estaba diciendo pero confiaba en que él sabría más del tema. Terminó de acomodarse en medio de una pequeña plática y consejos. Yoongi le recordó que en cualquier momento de la noche podría llamarlo o incluso al cuartel para asistirlos en caso de peligro y que a su vez tenía bajo su conocimiento todas las clases de defensa personal que tanto habían practicado.
Ya más tranquilos, bajaron. Cerca de la puerta tres alfas de gran contextura y sonrisas cálidas aguardaban por ellos. De igual manera, tres gruñidos retumbaron por todo el salón sacándole pequeñas risitas.
—Ya, alfa... déjalo —Yoongi se abrazó a la cintura de su pareja mientras sentía sus manos afianzarse en su cadera.
Jimin, muy a regañadientes, se desplazó hasta la entrada con las llaves del carro en las manos. Dejó un suave beso en la frente de ambos omegas y espero hasta que el momento de llevarlos a la dichosa fiesta se diera.
—Estás muy bonito, omega —Jieun llegó a su lado con una sonrisa coqueta.
La alfa vestía unos pantalones negros ceñidos a sus piernas junto a una camisa de cuadros roja y gris. Su cabello oscuro caía sobre sus hombros y había delineado sus ojos para que resaltaran entre la bruma de la noche. Estaba preciosa.
Yoonsang no se quedaba atrás con un par de jeans oscuros y una camisa blanca que detonaba los años de entrenamientos. Sus rizos se armaban con gracia y sonreía cómplice ante el sonrojo y tartamudeo de su hermano.
—Vámonos, tortolitos —abrazó a ambos por los hombros y carcajeó ante el quejido de JongSuk.
Jimin volvió a darles una especie de sermón en el auto.
—¿Y qué tienen que decir cuando alguien los moleste?
—Que nuestros papás son agentes del FBI y que pueden ir a la cárcel porque son universitarios —los tres adolescentes rodaron los ojos con fastidio fingido— ¡Está bien! nos vamos...
—¡Estaré aquí antes de las 3! —Jimin sonrió cuando uno de sus cachorros cerró la puerta de golpe. Tendría toda la noche a solas con su dulce omega.
La casa de hermandad Alpha estaba a punto de estallar por la cantidad de gente que contenía. La música hacía temblar las ventanas y todo dentro era un descontrol. JongSuk se aferró con una mano al brazo de su hermano y con la otra a la mano de Jieun, quedando de esta forma en medio de ambos. Los alfas dejaron libres sus feromonas para tranquilizarlo y a su vez marcarlo con su aroma así nadie intentaría sobrepasarse.
Se abrieron paso entre medio de empujones y confirmaron que dentro la cosa era mucho más caótica. Cuerpos sudorosos bailando entre feromonas que el júbilo incentivaba a emanar. El aroma combinado con el alcohol y otras sustancias condensaba el ambiente, lo que tenía como resultado una elevada temperatura.
—¡Iré por algo de beber! —gritó para hacerse oír la mayor del grupo— ¿quieres algo en especial? —JongSuk sintió la voz cerca de su oído haciéndolo estremecer.
—Yo... ¿tal vez refresco?
Jieun rio apenas mientras asentía y pronto la figura de la alfa fue pequeñita entre toda la gente.
—Eun, no te separes de mi, ¿sí? —su hermanó indicó a lo que él asintió. Tampoco tenía planes de hacerlo.
Llegaron hasta una de las esquinas del enorme hall. Allí el ambiente se aligeraba un poco y solo se toparon con un reducido grupo de personas charlando y riendo tranquilamente. Yoonsang parecía conocerlos, tal vez de fiestas anteriores o partidos, porque los saludó con entusiasmo y pronto ambos estaban dentro de la conversación.
Un alfa de ojos oscuros y cabello rubio le sonrió en grande. Era bastante guapo pero no atrajo del todo su atención.
—¿Y este pequeñín quién es? —inquirió— ¿vienes solo, omega?
—Yo... —iba a responder cuando una mano en su cintura lo interrumpió.
—No, viene conmigo —Jieun había oscurecido su voz un par de tonos, incluso sentía el rumor de un gruñido.
—Y además es mi hermano, así que no quiero tus sucias manos sobre él, ¿estamos de acuerdo, Kihyun? —Yoonsang lo fulminó con la mirada.
El otro alfa simplemente elevó ambas manos en el aire y rio con gracia. No quería problemas con la pareja de alfas que tenía fama de saber defenderse.
—Siento eso... —Jieun se inclinó para que pudiera oírla— ¿estás incomodo? ¿Quieres irte?
—No, Eun, está bien. Disfrutemos un poco de la fiesta.
Y cuando la alfa hizo amago de retirar su brazo del cuerpo contrario, JongSuk aferró sus manitos para que se mantuviera ahí. Se sentía protegido, le gustaba el calor que desprendía y el aroma suave cubrirlo.
El resto de la noche pasó sin demasiados problemas, simplemente bailaron, bebieron un poco y rieron a carcajadas con los amigos de la universitaria. Le sorprendió demasiado que a pesar de que la mayoría estuvieran fumando diferentes sustancias ninguno hizo el amago de ofrecerles. Tal vez era una especie de código entre ellos, pero le agradó la intención.
—¿Qué les parece si... si... me hago el arete? —murmuró con una risita infantil una vez sentados en el patio trasero de la casa.
Yoonsang rio pero terminó negando. Su padre los mataría si encontraba algo diferente en sus cuerpos y si además no estaban en el punto de encuentro cuando quisiera recogerlos.
—Papá nos busca, Eun, y deberías dejar de beber —Yoonsang tomó el botellín de cerveza y lo alejó de su agarre— ¿Quién te dio esto, por cierto?
—Mmm... no recuerdo —se encogió de hombros antes de recostar su cabeza en el brazo de la alfa que no se despegó de su lado en toda la noche. Jieun rodeó sus hombros y lo estrechó contra su costado, obteniendo a cambio un profundo ronroneo.
Yoonsang estaba feliz de que el vínculo por fin estuviera surgiendo entre su hermano y su mejor amiga. Ya era hora de que empezaran a darse cuenta de que lo que sentían era más que un cariño fraternal y la tranquilidad lo invadía al saber que JongSuk estaba en manos de una alfa educada, respetuosa y amorosa.
Se sorprendieron cuando no solo Jimin fue a buscarlos sino que también Yoongi estaba de copiloto. El omega mayor sonrió cuando visualizó a JongSuk fregandose de forma muy poco disimulada en la glándula aromática de Jieun. La alfa estaba levemente sonrojada pero ni siquiera hizo el amago de separarlo.
—¿La pasaron bien? —inquirió el agente cuando el auto estaba en marcha.
—Podría decirse que muy bien —Yoonsang señaló con la mirada a su hermano dormitando sobre la alfa— algunos más que otros...
Ambos padres rieron disimuladamente. Tal vez esta sería el inicio de una nueva historia y estaban sumamente agradecidos de que ahora nadie tuviera secretos.
Me encanta el noviazgo de IU y Lee JongSuk.
Gracias por el amor que le dieron a esta adaptación ♡♡
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