☕️ 39
-Mmm... omega, hueles cada día más delicioso -gruñó pegado al cuello del agente más pequeño- es como si no pudiera separarme por más que lo quisiera, y créeme que no lo quiero...
-Lo sé, amor, pero debes ir a trabajar. No queremos que el jefe vuelva a regañarnos -murmuró suavemente aunque lo que más quería en el mundo era que Jimin se quedara todo el día aferrado a él.
Ya había cumplido los dos meses y medio, pronto culminaría el primer trimestre y eso los tenía deslumbrados. Empezaba a emanar un aroma mucho más dulzón, su pancita se hinchaba de a poco, volviendo a Jimin más mimoso que de costumbre. De igual manera, los antojos seguían apareciendo, mayormente por cosas chocolatosas, los cambios de humor se fueron junto con las náuseas y los malestares. Empezaba a disfrutar estar realmente embarazado y tener a su alfa pendiente a él todo el tiempo.
Por lo otro lado, la consulta con Conan hace un par de días los había tranquilizado en gran medida. Los cachorros estaban perfectos, se implantaron de maravilla y todo parecía ir encaminado, aunque los cuidados debían mantenerse.
-No quiero, Yoon -chilló como niño pequeño aún sin despegarse de su marca y cuello- ¿Y si le digo a Jin que me sentí mal?
-Ya no creerá eso, alfa, llevas diciéndole la misma excusa casi toda la semana.
-Pero... ¡hueles delicioso!
-¡Ya! ve a la ducha, iré a preparar el desayuno. Debes ir a salvar a esos omegas que yo no puedo.
Jimin sonrió con un poco de melancolía. Yoongi realmente extrañaba su trabajo, lo había dejado para cuidar de sus cachorros, pero no podía sacarse de la mente que gracias a eso los cachorros de otras personas ahora estaban en peligro y tardarían aún más en encontrarlos.
-Tranquilo, omega, el doctor dijo que nada de preocupaciones ni pensamientos que puedan alterarte -Jimin tomó ambas manos y besó sus dorsos- prometo que haré mi mayor esfuerzo hoy.
-Bien -besó castamente los labios contrarios y se puso de pie- ¿qué quieres para desayunar?
-¿Tal vez huevos revueltos con fruta?
-Huevos revueltos con fruta serán. Te espero en la cocina.
Y sin más, se dio la vuelta y se encaminó hacia allí. Se dispuso a preparar todo con una mano sobre su vientre frotando de arriba a abajo sin siquiera pensarlo. Las primeras semanas no podía soportar el aroma del huevo, llegando a vomitar una mañana entera, pero ahora todo había regresado a la normalidad, aunque ya no los comía como de costumbre.
Decidió colocar cuatro huevos para su alfa con algo de tocino y un batido proteico que Jimin había empezado a consumir para aumentar, incluso más, su masa muscular. Por otro lado, preparó un poco de fruta picada con avena y miel para él. Jungkook le había recalcado la importancia de comer saludable para que tanto él como sus bebés estuvieran bien, sin embargo, un par de rebanadas de pastel de chocolate no se le niegan a nadie, mucho menos a sus cachorritos.
-Huele delicioso, dulce -sintió las manos de Jimin sobre su vientre y sonrió con ternura. Ese ere un gesto que el alfa había adoptado cuando apenas notaron la primera curva de más y si su instinto no le falla, intuye que durará incluso luego de concluida la gestación.
-Siéntate, ahora lo llevo.
Otra cosa que había aprendido Jimin en esos casi tres meses había sido el no contradecir para nada lo que le ordenara Yoongi. Si el omega decía que se sentara, él lo haría. Si normalmente daba miedo enfurecido, no quería llegar a descubrir como sería ahora que las hormonas no hacían más que alterarlo aún más.
-Gracias, amor -besó sus labios y se dispuso a comer.
-Apúrate, Jiminie, o llegarás tarde. Te dije que no debíamos quedarnos tanto tiempo en el nido.
-No pasa nada, amor, llegaré bien, aún faltan 45 minutos para mi horario de entrada -tragó lo que tenía en la boca para posteriormente beber un poco del batido- deberíamos ir pensando en decirle a SeokJin la verdad, ya no puedo más con sus cuestionamientos constantes.
Yoongi rio en alto. El alfa podía llegar a ser demasiado insistente.
-¿Qué opinas de hacer una cena con Seokjin y Namjoon cuando se cumplan los tres meses? ¡Incluso podemos hacer videollamada con Hoseok!
-Me parece una muy buena idea -le devolvió la sonrisa mientras se ponía de pie con su plato en la mano. Lo dejó en el fregadero y volvió sobre sus pasos- nos vemos luego, dulce, prometo regresar lo antes posible.
Jimin besó repetidamente sus labios para después ponerse de rodillas, levantar la camiseta que Yoongi llevaba puesta y plantar dos firmes besos en el vientre, para ese punto, ya no tan plano.
-Nos vemos, alfa -acarició entre sus rizos, sonriendo de lado cuando la imagen de dos pequeñas cabecitas rizadas voló en su imaginación- creo que nosotros iremos a dormir un poco más, luego podemos organizar un poco y hacer la despensa.
-Mejor espera que regrese para que te ayude con las bolsas, ya sabes, na...
-Nada de cargar cosas pesadas -Yoongi rodó los ojos con un fastidio repentino- sí, Jimin, lo sé, lo repites todo el tiempo.
-No te enfades, Yoonie, es por los cachorros -murmuró mientras lo abrazaba con fuerza- sé cuanto extrañas hacer las cosas por ti mismo, entrenar e ir a los operativos, pero todo valdrá la pena cuando tengamos a los niños en nuestros brazos. Disfruta las etapas, amor.
Sintió como el pequeño cuerpo se destensaba lentamente antes de devolverle el abrazo.
-Lo sé y lo siento.
-Está bien, dulce. Ahora sí debo irme. Prometo regresar temprano, no me gustaría que los amores de mi vida estuvieran mucho tiempo a solas.
-¡Espera! una última cosa... -Yoongi se puso en puntillas de pie y fregó un par de veces su cara en la curvatura del cuello contrario, llenándolo de esta forma de su exquisita fragancia avainillada y mucho más dulce. Jimin no se quedó atrás, liberando feromonas que marcaron a Yoongi por completo y le sacaron un par de ronroneos- ahora sí puedes irte.
Lo acompañó hasta la puerta de entrada, despidiéndolo en el proceso. Ahora que se ponía a pensar, deberían ir averiguando por una casa. Aunque tenían el antiguo cuarto de Hoseok, el departamento seguía quedándoles pequeño. Se lo comentaría a su alfa cuando regresara.
Como había anticipado, enjuagó la vajilla utilizada en el desayuno y entre bostezos regresó al nido, en donde el aroma de Jimin se encontraba con mayor fuerza. Se dejó caer sobre las mantas, fregandose para encontrar una posición cómoda que le permitiera descansar adecuadamente y extrañando a Jimin lo menos posible.
Una vez que cumpliera los cuatro meses, el alfa tenía el derecho de acceder a su licencia por paternidad, más aún en un embarazo de alto riesgo, y vaya que ambos esperaban ese momento.
Se puso de espaldas mientras cerraba los ojos suavemente. Todos los momentos vividos a lo largo de los meses se pasaron uno a uno por su mente, desde la primera vez que los potentes ojos verdes de su alfa se atravesaron en su camino hasta el último beso de despedida de la mañana. Rio apenas cuando recordó el escalofrío que le recorrió la columna vertebral al estrechar por primera vez su mano con la de Jimin, el como odió desde el primer momento la confianza que el hombre le hizo sentir, como si fuera la única persona que merecía saber su secreto, y claro que al final su lobo fue el encargado de confirmarlo.
-Hola, bebés -murmuró en un tono demasiado bajo- aunque el médico dice que no pueden oírme todavía, yo creo que sí. Con papá estamos esperándolos con tantas ansías, nunca me imaginé que alguien podría llegar a llamarme mamá, pero con ustedes todo ese patrón por fin terminará- se limpió una diminuta lágrima que escapó sin permiso, tomó aire con fuera y continuó- prometo que ustedes no sufrirán lo que yo... tendrán todo el amor del mundo, podrán ser libres y felices. Realmente no importa si son omegas, alfas o incluso betas, créanme cuando se los digo. Con papá siempre veremos por su seguridad y confianza. Los amo mucho, cachorritos.
Decidió dar por concluida la conversación, ya que si seguía poniéndose melancólico terminaría por trasmitirle el mismo sentimiento a su alfa y no dudaba de que Jimin dejaría todo por ir a su socorro.
Durmió un par de horas más, vio algo de televisión, organizó el departamento e hizo la lista para la despensa, esperando que su alfa regresara para ir por ella. En el fondo, su mente rebelde le susurraba que no siguiera ninguna indicación y fuera por el mismo al supermercado, pero su lobito no tardaba en salir a flote y recriminarle todo pensamiento intrusivo.
Jimin llegó pasada la medianoche. Sus ricitos estaban esponjados, los ojitos cansados y el uniforme arrugado. Sonrió con ternura cuando divisó al pequeño agente entre las mantas con la nariz enterrada en una de sus almohadas y soltando pequeños ronroneos. Sin embargo, Yoongi no tardó en sentir su presencia y despertarse.
-Prometiste que regresarías temprano, alfa -le reprochó desde su posición con un pequeño pucherito.
-Lo siento tanto, mi vida -suspiró antes de acercarse un par de pasos- tuvimos un operativo de emergencia, una omega de 15 años en una red de tratas. No sabes lo que fue eso... en fin, ahora ya estoy aquí, con ustedes, ¿puedo entrar a tu nido?
Puedo apreciar un poco de duda en la mirada índigo, pero cuando el omeguita le sonrió con los labios apretados supo que tendría una afirmativa.
-Entra, alfa tonto.
Jimin se quitó toda la ropa del día, pero al intentar poner un solo dedo entre las mantas, Yoongi le gruñó con fuerza, llegado incluso a enseñarle los colmillos.
-Hueles a omega -gruñó- ni se te ocurra tocar mi nido.
-Lo siento, dulce, fue por el operativo. Debí haberlo notado -bajó la cabeza con respeto a la vez que retrocedía. Le pareció realmente estúpido de su parte no haberlo notado, pero claro, las ganas de abrazar a su bonito omega embarazado fueron mayores- iré a ducharme, ¿te parece?
Yoongi solo asintió, viéndolo desaparecer dentro del cuarto de baño. Casi cae dormido antes de que los fuertes brazos de Jimin lo rodearan, pero cuando el calor lo envolvió por completo junto al potente aroma del café recién hecho, supo que todo el ajetreado día por fin había acabado.
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