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☕️ 36

-¡Wow, Yoon! nunca creí que de verdad hubieses extrañado tanto mi pastel de triple chocolate... -murmuró Hoseok en medio de una risita.

Esa noche habían organizado una cena tanto de despedida como de información. Hoseok partiría a Francia en tres días, prácticamente ya tenía todo listo, solamente quedaba despedirse de su familia y tomar el avión que tenía programado para el viernes a las 3 AM.

-¡¿Cómo que no?! incluso llegué a soñar con una rebanada anoche. Se me hacía agua la boca de solo pensar en el sabor del chocolate...-engulló otra cucharada de forma apresurada manchando las comisuras de sus labios en el proceso.

-Tranquilo, dulce, prometo que el pastel no irá a ningún lado -Jimin llegó de la cocina con tres copas y un vino para él y Hoseok y jugo de fresas para Yoongi, dado que no podía consumir alcohol por el tratamiento. Depositó todo sobre la mesa y luego besó los labios del agente más pequeño-delicioso...

Yoongi se sonrojó levemente antes de inclinarse aún más sobre el costado del alfa. Últimamente su omega interior le exigía cercanía, aroma y calor a cada momento. No podía separarse de Jimin sin que su lobito gruñera y jadeara desganado.

-Ahora sí, ¿qué debían decirme? -inquirió Hoseok recostándose mejor en el respaldar de la silla.

De repente, la tensión podía sentirse en el reducido espacio, feromonas alteradas esparciéndose por todos lados.

-Bueno... ¿recuerdas que te dijimos que íbamos a intentar tener un bebé? -comenzó Jimin mientras apresaba mejor la cintura de Yoongi en un intento de trasmitirle reconforte- resulta ser que Gi tenía una deficiencia hormonal que nos lo impidió de la manera tradicional.

-¿Es eso grave? Se puede curar... ¿no? -los ojitos cafés empezaban a tornarse preocupados.

-No lo sabemos. Comenzamos con un tratamiento que ayudará a Yoon a producir esas hormonas que no puede por si mismo, ya llevamos un tiempo en ello y esperamos buenos resultados en el próximo control.

Hoseok suspiró a la vez que despeinaba sus esponjados rizos rubios. No quería verlos sufrir más, estaba harto de que a la gente buena le sucedieran cosas malas. La pareja frente a él se merecía ser feliz, cueste lo que cueste.

-Me quedaré aquí, van a necesitar apoyo y...

-Nada de eso -interrumpió Yoongi- si te dijimos hasta ahora fue porque justamente queríamos evitar esto. Debes seguir tus sueños, crecer como profesional y lograr todo lo que se te fue privado en algún momento. Además, voy a necesitar más de este delicioso pastel cuando esté embarazado.

Hoseok sonrió de lado entre pequeñas lágrimas. Sabía que Yoongi sería tan obstinado como siempre y se negaría. Por lo que la única opción que le quedó fue la de lanzarse a los brazos de la pareja apenas encontró oportunidad.

-Los voy a extrañar tanto...-sollozó.

-Y nosotros a ti -Yoongi paseó sus manos por la frágil espalda mientras Jimin entrelazaba sus dedos en los ricitos rubios- pero solo serán 6 meses, es un curso intensivo, luego puedes regresar a tu hogar.

-Tengo miedo de que nada resulte. ¡No sé hablar francés, por el amor al universo!

-¡Aprenderás! -rio Yoongi por el arrebato- ten un poco de confianza en ti mismo.

Hoseok suspiró rendido, pero no lo contradijo. Sabía de sobra que nunca le ganaría una discusión a Yoongi.

Continuaron la cena entre charlas y risas. Hoseok prometió llamarlos todas las noches, incluso cuando no quisieran oírlo, y los obligó a prometerle a cambio que lo mantendrían al tanto de los avances del tratamiento y absolutamente todos los detalles.

A eso de la madrugada, el pequeño omega, ahora ya no tan pequeño, partió rumbo a su departamento en donde otro bonito omega aguardaba por su regreso. Por otro lado, la pareja ordenó todo el desastre causado en la cena y se dirigieron al nido.

Yoongi trepó rápidamente al pecho de su alfa, intentando resguardarse del súbito frío que lo recorrió de pies a cabeza. Jimin, siempre a la salvación del omega, lo abrazó con fuerza y juntos cayeron dormidos.

Sin embargo, en algún momento de la madrugada, Yoongi abrió los ojos de golpe. Estaba acalorado, completamente diferente a como se encontraba horas atrás. Su respiración se agitó cuando las primeras gotas de sudor se deslizaron por su espalda y saltó fuera del calor corporal de Jimin lo más rápido que pudo.

Corrió al baño mientras se quitaba la ropa en el camino, dejando un rastro de telas a sus pies. Poco le importó el desorden.

Se topó con grandes pupilas reflejadas en el espejo de medio cuerpo que reposaba en una de las paredes del cuarto. Luchó un poco con su lobo interior, intentando con todas sus fuerzas que no se apoderara del todo de la parte racional.

Trastabillando se introdujo bajo el flujo de agua helada. Se estremeció mientras sus dientes castañeteaban, pero se concentró. Enjuagó su cuerpo y al meter una de sus manos entre sus piernas notó como el flujo de lubricante comenzaba a salir. Estaba entrando en celo.

Maldiciendo salió de la ducha, apretó una toalla en su cintura y regresó a la habitación. Jimin ya lo esperaba sentado contra la cabecera de la cama. Sus miradas se conectaron y ahí mismo fue cuando Yoongi perdió el control racional por completo, cediéndole a su lobo todo lo que quisiera hacer.

Jimin salió de la cama sigilosamente, rodeando a Yoongi como si de una presa se tratara. Él no estaba en celo, pero al estar enlazado con alguien que si lo estaba, desarrollaba algunas conductas de esta índole.

Sin embargo, se sorprendió de sobremanera cuando el omega adoptó una posición defensiva, enseñándole los colmillos y gruñendo en el proceso.

-No te acerques -le gruñó.

-¿Qué sucede, dulce? -inquirió con voz tranquila para evitar empeorar la situación- solo déjame ayudarte.

-No. Los dañarás.

Jimin retrocedió dos pasos con las manos en alto cuando vio que el omega no cedería. No entendía absolutamente nada de lo que ocurría, pero si su omega no quería que se acercara, no lo haría.

-¿A quién dañaré, amor?

-No, alfa. Son míos -Jadeó, seguramente preso del dolor del celo y de que su lobo estuviera tomando el control completamente.

-Está bien, lobito, está bien. Tranquilo.

Observó desde lejos como como Yoongi se movía frenéticamente por el espacio. Había soltado la toalla que cubría su intimidad, pero no lucía incomodo en lo absoluto.

Recogió camisas, pantalones y abrigos, tanto de Jimin como propios, y los dejó todos dentro de uno de los armarios. Luego, envolvió allí un cobertor, movió almohadas y formó un pequeño nido.

La situación confundía cada vez más al alfa, que cerrando los puños con fuerza, se mantuvo en su lugar observando y analizando todo.

Tiempo después, solo los ojitos celestes afiebrados podían apreciarse desde el tumulto de mantas y ropa. Yoongi gimoteaba de ratos, pero cada vez que Jimin buscaba acercase le gruñía en defensa.

-Ten, amor, te traje un poco de agua y comida. Debes alimentarte. -dejó una bandeja a unos pasos del nido, sin atreverse a invadirlo.

Yoongi, preso de su lobo, al principio olfateó un poco y probó mínimos bocados. Al percatarse de que todo estaba en orden, engulló de manera apresurada.

Jimin rio levemente por la ternura que le causaba todo, aunque muy en el fondo su lobo aullaba preocupado por la situación. No era para nada normal que un omega rechazara a su alfa en un período de celo.

Esa misma tarde, cuando Yoongi se quedó profundamente dormido en su nido improvisado, Jimin llamó a Jungkook para concretar una cita. Por fin descubriría que era lo que estaba sucediendo con su pequeño y dulce omega.

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