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-¡No te creo! ¡Es hermosa! -chilló Hoseok con la mirada fija en uno de los lados de su cuello y una mano estirada, intentando llegar a ella.

Yoongi se sorprendió hasta a sí mismo cuando gruñó en alto por el intento de toque, a la vez que se apartaba de golpe.

-Lo siento, lo siento... -el omega más pequeño retrocedió con ambas manos en alto.

-No, está bien, lo lamento... todavía estoy un poco sensible, ya sabes, apenas cicatriza y eso...

-Lo entiendo, Yoon. De nuevo lo lamento, creo que fue la emoción del momento.

El agente le sonrió con pena. Realmente le costaba asimilar sus nuevas reacciones y cambios, pero nada se comparaba a poder sentir en su propio pecho los sentimientos y emociones de Jimin.

Al principio se asustó cuando la primera ráfaga le recorrió de arriba a abajo y él no supo identificar de dónde provenía, pero al sentirla entremezclada con amor y orgullo, supo con certeza de que se trataba.

Ahora debía cuidar mucho más su sentir, ya que todo le llegaría a Jimin y no quería preocuparlo con cosas bobas, por lo que estaba trabajando a su psicóloga el control de las emociones y la transferencia de las mismas vía lazo.

-¿Y qué se siente? ¿es diferente? -inquirió Hoseok antes de beber un sorbo del té que Yoongi había preparado.

-¿Quieres saber mi verdadera opinión? -cuando vio a Hoseok asentir continuó- es una locura. Puedo sentir a Jimin todo el tiempo, y sé que él a mí también, pero es de esas locuras lindas... de las que te hacen querer siempre un poco más.

Vio al omega rubio sonreír de lado. Tomó su mano sobre la mesa y así se mantuvieron varios minutos, solo disfrutando de la compañía contraria.

Le contó sobre Taehyung, el como estaba siendo la convivencia y su pronta graduación, a la cual por supuesto asistirían.

Hoseok aún no le comentaba del papel que reposaba en el fondo de su cajón de calcetines. Yoongi estaba atravesando tantas cosas últimamente, y todas cargadas de tanta energía, que no sabía como iría a reaccionar.

Le habían ofrecido una beca en Francia para estudiar un posgrado en pastelería, en una de las mejores escuelas de arte culinario del mundo. Por supuesto que estaba emocionado, pero no quería dejar a Yoongi y mucho menos a Taehyung.

-Hoseok, ¿qué sucede? -el flujo de pensamientos se vio interrumpido por la dulce voz de Yoongi.

-Nada... ¿debería de suceder algo?

Para ese punto exudaba feromonas nerviosas, sin siquiera darse cuenta.

-Algo te preocupa. Vamos, suéltalo, prometo no enloquecer.

-Me concedieron una beca para estudiar en Francia.

Y Hoseok jura nunca haber visto una expresión igual de horrorizada en el rostro del omega mayor... bueno, tal vez tenía esa misma expresión cuando lo había rescatado, pero había trabajado demasiado como para no recordar esa época con precisión.

-Una beca... yo... ¡eso es fabuloso! -Yoongi se recompuso igual de rápido para luego lanzarse a los brazos contrarios.

Se aferraron en un abrazo eterno, dónde la vainilla y el caramelo se fusionaron alegres. El lobito de Yoongi estaba en una encrucijada entre la euforia por el logro del pequeño y la tristeza de saber que dentro de relativamente poco sus caminos se separarían físicamente, porque el lazo forjado siempre sería inquebrantable.

-No sabes lo preocupado que estaba por no saber como contarte... -murmuró el rubio mientras intentaba con todas sus fuerzas retener las lágrimas.

-Lo sé, y no te voy a negar que te voy a extrañar horrores, pero esta es una oportunidad enorme. Te mereces esa beca más que nadie. Eres fuerte, valiente, inteligente y resiliente; no te haces una idea lo orgulloso que estoy de ti.

-Gracias, Yoon, por absolutamente todo.

Cuando Jimin llegó al departamento luego de un largo día de trabajo y vio a los dos omegas acurrucados y dormidos en el sofá, descubrió el porque el lazo había estado tan saturado de emociones. Tuvo que consolar a un muy lloroso Yoongi durante gran parte de la noche, pero no por eso estaban menos felices del pequeño Hoseok.



Semanas después, alfa y omega se encontraban preparándose para la entrega de diplomas del nuevo condecorado chef.

Yoongi, frente al espejo, arreglaba un cabello suelto que se negaba a formar parte del jopo que se había pasado horas retocando con fijador. Apresaba la punta de su lengua entre ambos labios, intentando recurrir a toda la paciencia y concentración posible.

-¡Me rindo! esto está imposible... -suspiró antes de dejarse caer sobre el colchón.

-Dulce, arrugarás tu traje... -Jimin salió del baño tan espléndido como siempre, enfundado en un entallado traje blanco con florecitas negras que hacía a Yoongi salivar- ven aquí, te ayudaré con tu cabello.

-¡Mi héroe! ¿qué haría sin ti?

Jimin solo rio por la nariz silenciosamente a la vez que tomaba de nuevo el spray fijador. Roció sobre el mechón suelto y con sus dedos lo empujó dentro, haciendo que por fin se uniera a los demás

-Ya estás... hermoso como siempre.

Yoongi no pudo resistirse a estirarse por un beso. Aferrándose a los magros hombros, unió sus labios con los del alfa, saboreando el delicioso café recién hecho. El alfa aceptó gustoso, afianzando a cambio sus propias manos en la cintura contraria, justo por debajo del saco que parecía no querer despegarse.

-Mmm... llegaremos tarde y Hoseok nos matará -el alfa se separó en medio de un jadeo, luego de besar por última vez la marca de enlace.

-¿Podrías marcarme con tu aroma?

-Solo si tú lo haces conmigo a cambio.

Dicho y hecho, cada uno fregó parte de su cara en la glándula aromática contraria.

Tomados de la mano, se encaminaron al vehículo del mayor. Allí, Yoongi hizo de copiloto mientras musicalizaba el camino, y Jimin condujo con una mano aferrada al muslo contrario.

-Wow... estas son demasiadas personas -exclamó sorprendido cuando un tumulto de gente apareció en su periferia.

-Deben ser muchos graduados -Jimin, a cambio, se encogió de hombros antes de estacionar en un lugar vacío.

Yoongi, por si acaso, sacó su arma reglamentaria de la guantera del auto y la guardó en la parte trasera de su pantalón. Nunca se sabe que puede llegar a pasar.

Volviendo a tomar la mano de su alfa, se desplazaron por el lugar. Los ojitos celestes se paseaban por todo el espacio intentando encontrar a Namjoon, Seokjin o Jieun, los cuales habían sido invitados expresamente por Hoseok. Sin embargo, ninguno de los tres fue localizado.

Jimin los dirigió hasta unas sillas reservadas en primera fila, sabiendo que Hoseok las había tomado desde el primer momento. El omega menor queria tener a las personas más importantes de su vida lo más cercano posible.

-Lo siento... no encontrábamos sitio para estacionar -Namjoon los sobresaltó.

-No te preocupes, todavía falta para que inicie.

Jimin aprovechó para entablar una conversación con Seokjin mientras que Yoongi cargaba entre sus brazos a la pequeña Jieun y besaba sus mejillas regordetas.

Era increíble el parecido de la bebé con Namjoon. Ambos con esos enormes ojos cafés que lucían como si pudieran leer hasta tus más profundos pensamientos, cabellos negros y brillantes y piel bronceada. Era divina.

Le hacía morisquetas para que riera, se deleitaba con su dulce aroma a cachorrita y dejaba que golpeara su mejilla todas las veces que quisiera por el simple hecho de ver su sonrisita con apenas un dientito.

-Lo siento... Jieun es aún muy pequeña y yo la abracé demasiado, incluso creo que parte de mi aroma quedó en ella... -Louis tragó saliva con dureza al darse cuenta de su error, mientras sus ojos buscaban los de su amigo- Perdóname.

-Está bien, Yoon, puedes pasar el tiempo que quieras con Eun y darle todos los abrazos que necesites. Eres su tío, al fin y al cabo.

Y el lobito de Yoongi aulló aún más. Era su tío. Todavía no podía tener el título de madre, y no tenía certeza de llegar a tenerlo.

Sintió la mano de Jimin sobre su rodilla y su preocupación por medio del lazo, pero no le devolvió la mirada.

-Ve con mamá, amor -Yoongi dejó a la cachorra otra vez en manos de Namjoon y fijó su mirada en el escenario, dónde los graduados y maestros empezaban a tomar sus lugares.

El resto de la ceremonia pasó en relativa calma. Gritaron, aplaudieron e incluso Seokjin silbó, cuando Hoseok tomó los papeles que con tanto esfuerzo había ganado y sonrió hacia ellos.

Poco después, un risueño omega rubio y uno más pequeño, pero igual de emocionado, llegaron hasta ellos.

Hoseok se fundió en un profundo abrazo con Yoongi. Ambos omegas necesitando ese contacto más de lo que les hubiese gustado admitir.

-Felicidades, chicos -Jimin besó la frente de Hoseok y la mejilla de Taehyung.

-Gracias, señor Park

No sabían porque, pero Taehyung se había acostumbrado a llamarlos señores Park, y por más que ellos le habían pedido en reiteradas ocasiones que no lo hiciera, el omega seguía aferrado a la idea.

-¡Vayamos a cenar! los nuevos chefs invitan... -Hoseok, una vez acabado el abrazo, aferró su mano a la cintura de Taehyung y exclamó contento.

-Si quieren Seokjin y yo podemos llevarlos en nuestro auto. Deberán compartir los asientos traseros con una bebita reboltosa, pero prometo que no muerde.

Ambos omegas rieron por el comentario de Namjoon y aceptaron.

-Adelantense, nos encontramos allí -Jimin les dijo- Yoon, amor, ¿qué sucede?

Y por primera vez en toda la noche, Yoongi le permitió a su alfa ver su expresión abatida.

-Aquí no, alfa, no quiero arruinarle la noche a Hoseok. Hablamos en casa, ¿por favor?

-Está bien, pero prométeme que me dirás cuando quieras irte del restaurante.

-Lo prometo.

Compartieron un último besito y se encaminaron al coche.

Jimin no dejó de sentir la melancolía de Yoongi en todo el resto de la velada.

Yoongi no pudo concentrarse en otra cosa que no fuera su propio lobito sumido en la tristeza.

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