☕️ 2O
Yoongi por fin había podido retomar su trabajo de manera casi habitual. Se la había pasado de médico en médico, siempre con Jungkook como cabecera, y aunque miles de pruebas fueron hechas, algunas arrojando resultados negativos, todavía estaban a tiempo de luchar contra eso.
Revisaba con esmero uno de los nuevos casos. Un omega secuestrado a plena luz del día y en el centro de la ciudad. Muchas veces le costaba tanto deglutir el cómo las personas podían dejar pasar ese tipo de cosas, no actuar a favor de la víctima o simplemente ignorarlo. ¿Cómo se puede seguir viviendo sabiendo que no hiciste nada para impedir que un adolescente que apenas empezaba a registrar su vida fuera a parar a quien sabe dónde?
Suspirando echó su cabello para atrás, en un vil intento de que el flequillo dejara de estorbarle la visión. Intentaba concentrarse en tomar todos los datos posibles hasta que se vio interrumpido por una vocecita que se había convertido en algo frecuente con el pasar de las semanas.
-Pasa, sé que estás detrás de la puerta -llamó sin siquiera levantar la vista.
Una cabellera bien peinada fue lo primero en mostrarse, seguida de dos ojos oliva hipnotizantes y un enorme vientre. Yoongi todavía pensaba que podría explotar en cualquier momento.
-¡Hola, Yoon! -chilló el embarazado antes de ingresar y sentarse en una de las sillas delante del escritorio- ¿qué haces?
-Estudio uno de los nuevos casos -giró la página a la vez que se deleitaba con el dulce aroma que el nuevo omega había traído a su espacio- ¿cómo has estado tú?
-Me duelen los pies, tengo siempre ganas de hacer pipí y comer pero Seokjin dice que es normal.
Yoongi sonrió de lado, le era complicado imaginar a su jefe de una forma tan doméstica. Para su suerte, había formado una pequeña amistad con Namjoon, por lo que ahora la cercanía entre las parejas era cada vez mayor. Además, Hoseok les había presentado a Taehyung, el tierno omega con el que salía, por lo que el amor desbordaba por todos lados.
Se sentía bien. Se sentía correcto.
Con ayuda de su psicóloga había descubierto que se merecía ser aceptado por lo que era, un ser humano increíble, maravilloso e inteligente; pero más que nada, un omega. Su casta no tenía que ser un impedimento para triunfar y el descubrir que había otros omegas como él lo hacía sentir cada vez más acompañado y comprendido. Tampoco podemos olvidarnos de Jimin, su maravilloso alfa que había dejado pasar todo a segundo plano para posicionarlo a él como su centro. No sabía que haría sin su apoyo.
-Me alegra saber que todo va en marcha... ¿cuánto les falta?
-Un par de meses más y por fin podremos conocer a Jieun -los ojitos de Namjoon brillaban al hablar de su bebé- ¡Estoy tan emocionado!
-Eso es lo importante. Estoy feliz de saber que Jieun tendrá padres como ustedes.
Yoongi iba a continuar hablando cuando un dato en específico llamó su atención. Tenía una pista.
-Nam, lo lamento pero debo ir a hablar con el jefe Kim.
-Ve tranquilo... ¿puedo sacar uno de los chocolates de tu cajón?
-Todos tuyos, solo no comas demasiado, no quiero a un alfa furioso en mi oficina.
Salió despavorido en dirección a la oficina de Seokjin. Sus pasos eran rápidos pero casi imperceptibles. Golpeó la puerta un par de veces y luego ingresó.
-Tengo algo -dejó el papel sobre la mesa y miró fijamente al alfa.
Seokjin lo estudió unos segundos para terminar asintiendo.
-Llama a Jimin, iremos allí.
Yoongi concordó pero no solo llamaría a Jimin. Si era lo que sospechaba, necesitaría un escuadrón entero.
La operación se puso en marcha lo antes posible, el tiempo era oro en este tipo de situaciones, por lo que no había segundo que perder.
Cada agente se puso su chaleco antibalas, tomó su arma reglamentaria y se aseguró de que sus placas estuvieran bien colocadas. Seokjin besó la frente de su omega, asegurandole que regresarían pronto, a la vez que Jimin y Yoongi compartían un pequeño beso.
Los instintos de Jimin todavía estaban recios al aceptar que Yoongi formase parte de este tipo de operativos pero no solo tenía la autorización de Jungkook, sino que también era la vida de su omega. Nunca podría privarlo de hacer lo que tanto amaba.
Un total de tres camiones llenos de agentes se soltaron a las calles. Recorrieron el centro de Seul hasta llegar a un callejón. Yoongi podía ver cómo las personas se apartaban del camino conmocionadas por tanto movimiento y pese a que en cierto punto lo comprendía, le dolió darse cuenta que en realidad les temían.
El omega lideraba el grupo, ahora con un spray inhibidor de aromas sobre su piel para evitar ser expuesto.
-Por favor, cuídate allí dentro -Jimin tomó su rostro entre ambas manos y lo besó- sabes que puedes utilizar tu voz y correré a ti.
-Lo sé. Nos vemos en unos minutos -le devolvió el beso y se giró para enfrentar a un grupo de 15 hombres- los quiero a todos atentos a mi llamado. El grupo halcón irá por la entrada lateral, el esfinge por la trasera y el huracán por la principal. Armas en alto, tienen permitido disparar solo si es en defensa propia o de algún otro agente. Presten atención a los omegas. ¿Alguna duda?
Ante la negativa, Yoongi se colocó delante y avanzó. Su corazón latía desbocado por la adrenalina corriendo por sus venas. Su lobo se sentía poderoso dentro suyo, no era como los demás omegas, el suyo se alimentaba del amor de Jimin y la satisfacción de cada operativo. Mierda... cómo había extrañado la sensación y con su lobo alerta todo parecía ser mil veces mejor.
-¡FBI! ¡Arriba las manos! -vociferó con su arma en alto.
Estaban desarmando un burdel.
Los gritos no se hicieron esperar. Omegas corrieron despavoridos intentando escapar mientras enormes alfas bloqueban sus movientos. La respiración de Yoongi se cortó cuando una bala proviniente de uno de los hombres que manejaba el lugar le rozó a Jimin. Disparó sin pensar a la pierna del sujeto.
-¡Que nadie se mueva! ¡Tenemos orden de disparar! -uno de los agentes advirtió.
Balas fueron y vinieron pero al final terminaron controlando el asunto. Los alfas que manejaban el lugar eran un total de cinco, todos hermanos, y los omegas rescatados quince, entre ellos el que formaba parte del caso de Yoongi.
La adrenalina bajó, dando lugar al cansancio. Yoongi cerró sus ojos unos minutos mientras escuchaba a unos peritos hablar y examinar el lugar. Respingó cuando sus hombros fueron rodeados por un brazo, pero el aroma del café recién hecho le susurró que no se alterara.
-Omega, estás exhausto -Jimin no estaba muy lejos de su aspecto, con el cabello enmarañado y los ojos rojos.
-Tú también, alfa -Yoongi abrazó la cabeza de Jimin contra su pecho y rascó su cuero cabelludo- hicimos un buen trabajo, vayamos a casa.
-A casa.
Ambos volvieron al cuartel, llenaron los papeles necesarios, guardaron sus objetos y se encaminaron al departamento de Yoongi. Últimamente se la pasaban allí, el alfa lo había llevado al suyo en una ocasión pero no se sintieron tan cómodos como en el anterior. Poco a poco cosas pertenecientes a Jimin empezaban a llenar el lugar, creyendo que Yoongi no lo notaba pero este solo se limitaba a agitar la cabeza de lado a lado y sonreír.
Todo parecía ir cuesta arriba hasta que Yoongi se despertó en medio de la noche con un terrible dolor. Se deshizo de los brazos de Jimin, que lo mantenían prisionero contra el nido, y se desplazó a duras penas al baño.
Su vientre bajó punzaba duramente. No podía tratarse de su celo, lo había tenido hace menos de dos meses, todavía era muy pronto.
Se aferró a la mesa de mármol y abrió la llave de paso para que el agua corriera. Mojó su cabello y rostro pero no sirvió de mucho, el dolor lo desgarraba por dentro.
Cuando no pudo más, cayó de rodillas al suelo. Con las pocas fuerzas que le quedaban, logró arrastrarse un poco hasta la pared opuesta. Dolía tanto que lágrimas empezaron a caer. Apretó una de sus manos con fuerza sobre sus labios, no queriendo hacer tanto ruido para no preocupar a Jimin.
Sintió sus pantalones mojados, y cuando llevó la otra mano allí, esta se tiñó de carmín. Su cabeza empezó a dar vueltas mientras observaba las gotas queriendo escapar a través de su muñeca.
-No... no, ¿qué es esto? -murmuró.
Un pequeño charquito se formó debajo de su trasero haciendo que sus pensamientos se apagaran aún más. Estaba a punto de perder el conocimiento cuando el aroma de Jimin irrumpió en la escena.
-¡Mierda! Yoongi... ¿qué sucedió? -Jimin se arrodilló frente a él, ignorando como sus propias rodillas se teñían con el fluido- amor, mírame, todo estará bien... tranquilo.
Jimin estaba tan nervioso, su omega hace un par de horas estaba siendo tan fuerte en el operativo y ahora estaba tan indefenso. Su corazón dolió mientras su lobo rugía.
Corrió de nuevo a la habitación y tomó su teléfono celular. Después, volvió al baño con la misma velocidad y se sentó en el suelo. Atrajo a Yoongi a su regazo y lo examinó, la sangre solo pudo haber salido de un lugar y eso no indicaba nada bueno.
Sus manos temblaban tanto que se le dificultó llamar a una ambulancia pero terminó lograndolo. Yoongi no emitía sonido ni movimiento, simplemente estaba recostado sobre el pecho de Jimin con sus ojos perdidos. El alfa besó repetidas veces su cabello y lo meció, ignorando las lágrimas aglopandose detrás de sus párpados.
Minutos después, que se sintieron como horas, le abrió la puerta a los paramédicos y vio como Yoongi era depositado en la camilla. Se sentía tan impotente, enojado consigo mismo por no haber podido cuidar adecuadamente del amor de su vida.
Le permitieron ir en la ambulancia y cada segundo que pasaba era todo más tortuoso. Yoongi había empezado a gimotear y llamarlo entre sollozos pero él no podía hacer más que besar su mano y susurrale que estaba a su lado.
Ingresaron en el ala de urgencias. Enfermeras se acercaron rápidamente y empezaron a poner cosas en los brazos de Yoongi mientras el omega solo se removía y lloraba.
-Llamen al doctor Jeon Jungkook, es nuestro médico de cabecera -le dijo a una joven.
-Está bien. Por favor permanezca en la sala de espera, cuidaremos bien de su omega.
-Dejeme darle un beso, por favor...
Y la enferma era demasiado humana como para negarle un pedido así a un hombre tan destrozado.
-Nos vemos pronto, mi dulce omega -Jimin besó los labios de Yoongi antes de verlo fijamente a los ojos- te estaré esperando.
La camilla desapareció detrás de unas puertas dobles, dejandolo en una fría y solitaria sala. Sus ojos se llenaron de lágrimas y sus fosas nasales aletearon buscando un poco de aire.
El destino no podía ser tan hijo de puta como para quitarle al amor de su vida de esa forma. Todavía les quedaba mucho por vivir.
Hice una especie de maraton debido a que en unos días empieza la universidad y me preocupa no publicarla completa antes de que empiecen las clases.
Gracias por leer♡♡
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