Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

☕️ 28

-¡Yoongi, que bueno verte! -Jungkook lo recibió dentro de su oficina con su característica sonrisa surcando de lado a lado.

-Lo mismo digo, doctor.

Siguió al médico hasta su escritorio y allí tomaron asiento. Yoongi cruzó las manos sobre su regazo, igual de nervioso como la primera vez que estuvo en ese lugar, y esperó.

Internamente rogaba por buenos resultados. Sin lugar a dudas, se había estado sintiendo mejor en el último tiempo así que no dudaba que algo tendría que haber cambiado.

-Yoongi, tengo tus últimos exámenes -el beta sacó un sobre del cajón y lo puso encima del escritorio- ¿quieres leerlos tú o lo hago yo?

-Por favor, haga el honor, doc.

Dicho esto, el sonido del papel rasgado hizo eco en sus oídos. Jungkook extendió la hoja, se detuvo unos minutos a leer y luego sonrió.

-¿Y? -Yoongi lo apuró.

-¡Son buenísimas noticias! -Jungkook le mostró el papel y por más que Yoongi no pudiera entender nada de cifras, se alegró.

-¿Estos números son buenos?

-Mucho mejor de lo que esperábamos. Yoongi, tus hormonas por fin se están regularizando, estás respondiendo muy bien al tratamiento, incluso puedo llegar a decir que pronto podremos reducir la dosis diaria.

El lobo interior de Yoongi gimoteó feliz y la parte humana lo acompañó. Por supuesto que había sentido los cambios hormonales, la estabilidad, pero ahora era palpable; tenía datos específicos en los cuales confiar.

No pudo evitar el que sus feromonas se expandieran por todo el piso, pero para su suerte, su médico era beta y no se vio ni una pizca de afectado.

-Doctor, ¿puedo hacerle una pregunta? -se atrevió luego de meditarlo por varios días.

-Lo que quieras.

-Verá... mi alfa me cortejó hace unas semanas, planeamos enlazarnos dentro de poco tiempo pero tengo miedo de que mis hormonas se disparen y todo empeore.

La sonrisa de Jungkook creció incluso más de ser posible. Lucía un poco espeluznante, pero Yoongi prefirió tomarlo como algo positivo.

-¡Esas son incluso noticias mejores!

-¿Usted cree?

-¡Pero por supuesto! Verás, Yoongi, una marca podría hacer que las hormonas por fin terminen de estabilizarse. Sería de gran ayuda tener al lobo de tu alfa enviándote balance y orden por medio del lazo. Aunque Jimin ya lo haga físicamente, lo cual se notó en los exámenes, ahora tendrías las dos caras de la moneda, ¿comprendes?

Yoongi sonrió de lado, ya imaginándose lo feliz que le haría la noticia a Jimin.

-Y... -Yoongi retorció sus dedos por el nerviosismo- ¿qué hay de los cachorros?

-Bueno, eso ya es otro tema. Yo creo que con el lazo, probablemente las hormonas se acomoden y desde ahí tu útero podría desarrollarse mejor. Incluso, luego de eso, podríamos idear un plan completo para atacar directamente.

-Quiero tener cachorros.

-Lo sé, Yoongi, y lucharemos hasta que todas las opciones se acaben. Por ahora, tienes el visto bueno para el lazo.

Asintió metido aún entre sus pensamientos. Jungkook seguía parloteando sobre la medicina y la nuevas dosis, llegando incluso a retirar un par de comprimidos dejando simplemente dos pastillas de una sola toma diaria.

Su lobito se encontraba extasiado, lo sentía queriendo escapar de su pecho y flotando entre felicidad. No podía dejar de segregar feromonas orgullosas, incluso luego de haberlo aprendido a controlar en gran medida.

Terminó la cita un par de minutos después, con nuevas recetas para las medicinas, pero totalmente tranquilo.

A paso apresurado se dirigió al cuartel, dado que estaba llegando un poco tarde. Si bien había hablado con Seokjin para que le permitiera ingresar un poco más tarde ese día, tampoco era cuestión de abusar de la buena relación que tenían.

Se adentró al edifico entre saludos y sonrisas correspondidas por pura cortesía. Si bien sus compañeros habían aceptado su nueva condición con bastante naturalidad, todavía quedaban un par de retrogradas que no perdían oportunidad de reprocharle cada uno de sus errores e incluso llegaban a adjudicarlo a su omega.

Presionó el botón del ascensor con un poco más de fuerza de la necesaria, pero eran esos recuerdos los que le generaban una cólera tremenda; porque no solo le afectaban a él sino que también a las generaciones que les seguían. Pensaba en aquellos omegas que tendrían que enfrentarse a lo que él tuvo, o peor aún, a una realidad incluso más repudiable.

Caminó a su oficina en cuanto las puertas se abrieron. Para su suerte, su piso constaba de varias oficinas completamente privadas, por lo que no tenía que soportar a nadie más.

Sin embargo, esperaba cruzarse con su alfa en algún punto de recorrido, ya que no había podido acompañarlo a la consulta como solía hacerlo.

Sin darle demasiada importancia, teniendo en claro que Jimin no tardaría en arribar con una de sus sonrisas y posiblemente tazas de té, se concentró en el papeleo acumulado.

Hace relativamente poco, la unidad que él dirigía había empezado con un proyecto de prevención para omegas. Buscaban que los números de secuestros y desapariciones bajaron lo mayor posible, por lo que tenía todo su empeño en ello.

No notó como los cabellos de su nuca se erizaron, tampoco el naciente palpitar en sus sienes o el cansancio que su lobo le rogaba por aminorar, concentrándose en nada más que la velocidad de sus dedos sobre el teclado.

El aroma del café recién hecho lo hizo por fin levantar la vista. Soltó un quejido cuando se enderezó y su espalda resonó, liberando el aire que había tenido contenido entre vertebra y vertebra producto de la mala postura. Correspondió a los bonitos hoyuelos que aguardaban el ingreso y por fin le hizo una seña para que se acercara.

Jimin correteó como un niño dentro de la oficina, dejó dos vasos de té para llevar encima de su escritorio y se agachó a por un beso.

Enganchó sus dedos entre los rizos y tiró más cerca, sintiendo el aliento de Jimin fundirse con el propio, las enormes manos buscando su cintura y las feromonas cubriéndolo. Poco duró su goce, ya que cuando apenas estaban subiendo, Jimin los obligó a bajar.

-Yoon... ¿cómo te fue con el médico? -inquirió genuinamente preocupado.

-Hola, amor, también te extrañé -rodó los ojos de manera graciosa.

Jimin soltó pequeñas risitas antes de volver a llenar su rostro de besos. Se vio satisfecho cuando el dulce aroma de Louis lo rodeó por completo y diminutos ronroneos llenaron el espacio.

-Sabes que yo siempre te extraño -murmuró- ahora ven aquí y dame otro beso.

Yoongi cedió gustoso a su alfa, besándolo por largos minutos. Quería detenerse, pero su lobito estaba tan inquieto por la nueva noticia que no podía despegarse ni un segundo.

Podrían haber seguido así por horas, si no fuera por el golpe en la puerta de su oficina. Simplemente era uno de sus compañeros alcanzándole a Yoongi unos papeles que necesitaba con relativa urgencia. Sin embargo, esto fue pauta para saber que no era ni el lugar ni el momento adecuado.

Por consiguiente, el agente terminó de acomodar y cerrar un par de cosas que estaba haciendo en la computadora, tomó la mano de su alfa y juntos caminaron fuera del edificio.

La brisa golpeó sus rostro de forma agradable, ayudando al bochorno que de pronto había atacado las mejillas del más pequeño. No entendía muy bien que pasaba, solo quería llegar a casa y acurrucarse en los brazos de su alfa.

El camino se le hizo eterno, por más que Jimin hablaba y hablaba, no lograba centrar su completa atención. Las palabras de su médico continuaban haciendo eco en su cabeza, y ahora más que nunca estaba seguro de lo que quería.

El calor de su hogar los recibió, quitaron sus abrigos y zapatos en la puerta y cada uno tomo un rumbo diferente. Jimin fue directo a la cocina a prepara algo parecido a una cena y Yoongi a cambiarse el uniforme de trabajo.

Se tomó un tiempo frente al espejo, delineando cada curva, marca y diferencias que su casta le había otorgado. Ya no se sentía mal por verse y lucir como un omega, le gustaba cuando Jimin trazaba las diminutas estrías que se habían formado en sus caderas a raíz del repentino cambio o cuando besaba con parsimonia su pequeña pancita. Jimin decía que la adoraba y él le creía.

-¡Amor, la cena está lista! -escuchó proveniente de la cocina.

-¡Voy!

Se apuró a ponerse una enorme camisa del alfa y unos pantalones afelpaditos antes de dirigirse hacia allí.

Jimin dejó un plato de lo que parecía ser pasta frente a él y finalizó con un besito sobre su frente. Luego, se sentó a su lado y comenzaron a comer.

-Al final no me contaste como te fue -indagó Jimin.

-¡Excelente! -tragó lo que estaba en su boca para centrar su completa atención en el de ojos verdes- Jungkook me dijo que estoy mejorando, incluso me bajó la medicación...

-¡Eso es increíble, dulce!

-Pero hay más... me dijo que el lazo podría hacer que mi lobo y hormonas por fin terminen de estabilizarse...

El ambiente se puso pesado de un momento a otro, la sonrisa de Jimin se forzó un poco y la inseguridad de Louis volvió a salir a flote.

-Yo pensé que era una buena noticia... quería que lo supieras.

Jimin salió de sus propios pensamientos cuando las feromonas cargadas de tristeza y melancolía lo rodearon. Corrió su silla para atrás y rápidamente tenía a Yoongi sobre su regazo.

-No, dulce, no pienses cosas incorrectas. Claro que es una buena noticia, solo que me tomó por sorpresa -aferró sus brazos a la pequeña cintura, sintiendo como la respingada nariz del más bajo buscaba aún más de su aroma- si te soy sincero, me siento un poco mal.

-¿Y eso por qué? -murmuró un tanto adormecido por el fuerte aroma del café.

-Mi lobo hace tiempo que me viene prácticamente exigiendo que te de un lazo, y yo por querer hacerlo de una forma especial no le tomé importancia, pero ahora veo lo necesario que era. Tu lobito siempre estuvo llamando al mío y yo prolongué su sufrimiento sin notarlo.

La voz quebrada de su alfa junto a los brazos apretándose con fuerza casi inhumana, le hizo saber que Jimin estaba volviendo a culparse a sí mismo por cosas que no debería. Comprende su punto, pero también aprecia el lado bueno de las cosas. Estaba esperando para darle ese momento soñado que ambos querían.

-Mimi, amor, mírame -Yoongi salió de su escondite para conectar miradas- entiendo la forma en la que te sientes, pero debes tener en cuenta lo demás. Solo estabas queriendo ser el romántico que mi lobo y yo tanto amamos. A la larga el lazo se daría. Estamos bien.

-Juntos.

-Juntos -aseguro

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro