Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Veinte: Una hermosa confesión


Ese día el clima era simplemente perfecto. No hacía mucho calor, pero tampoco estaba lo suficientemente airoso como para que te diera frió. Aquel chico peli negro observaba a las personas pasar por el ventanal de aquel café mientras bebía un sorbo del suyo.

—Y dime Min—le interrumpe aquel señor de cabellera castaña y corbata roja mientras deja su taza sobre la mesa—¿Hace cuánto juegas al béisbol?

—Mmm desde que tengo memoria, señor—contesta rápidamente dirigiéndole la mirada—Mi padre siempre ha sido fanático de ese deporte, así que no recuerdo un día en que no sostuviese un bate o pelota de béisbol—dijo haciéndole reír.

—Wow, eso explica mucho. Vi tu último juego, de verdad tienes un brazo muy potente.

—Bueno, suelo ejercitarme todos los días, señor—dijo—He tratado de mantener una fuerte disciplina y constancia, eso me enseño mi padre.

—Tú padre seguro es un hombre muy sabio, conozco a tu hermano. Es un deportista muy valioso, no me sorprende que tú seas igual—dijo cruzándose de piernas—Ahora dime, ¿Por qué nuestra universidad, Min? Sé que tu entrenador te recomendó, pero me gustaría escucharte y tomarle prioridad a tu respuesta.

—Bueno, he escuchado y estoy consiente de la reputación que los rodea y su gran calidad académica, sé que ofrecen buenas oportunidades de trabajo al graduarse—dijo siendo sincero—Además, la institución te brinda esa sensación de pertenecer. Realmente tengo mucho interés por estudiar ahí, señor.

—Y nosotros en qué te quedes—menciona poniéndose de pie—Mantendremos informado al entrenador Jonhson acerca de la beca universitaria, por lo pronto esto ha sido todo.

—Estaré muy pendiente, Señor.

—Voy caminó a una junta y tu escuela me queda de paso, puedo llevarte si quieres.

—Oh, de verdad lo agradezco. Pero antes tengo que pasar a ver a alguien.



Park observaba a través de la ventana las hojas del enorme árbol en medio del jardín cayéndose, decir que estaba aburrida está de más, moría por salir de ese lugar cuanto antes pero su padre no se lo permitía utilizando su pretexto: Te golpeaste la cabeza, eso es tan delicado. No, te quedarás mínimo una semana para que te observen. Apenas iba por el cuarto día.

Bien. No todo había sido tan terrible, a excepción de la comida, (esa si era espantosa). No iba a la escuela, le servían el desayuno estando aún en la cama acompañado de pudín de chocolate, veía toda la televisión que quería, recibía más flores que en un San Valentín, el enfermero era apuesto y podía darse un taquito de ojo de vez en cuando, pero no tan apuesto como Min cuando lo visitaba después de clases utilizando el uniforme de béisbol. ¡Joder!

Jamie había proclamado que realizar algún deporte debería ser delito para ese peli negro, el sudor recorriendo su frente y la playera pegada a su torso sólo la obligaban a pensar cosas indecentes, más no, debía mantener la cordura, seguía fingiendo estar enojada con el.

Pero ese día, ese día era el más aburrido de todos.

—Tock, tock—se escuchó en la entrada acompañada de dos golpecitos en la puerta haciéndole girar—Hola, ¿Estás ocupada?

Jamie, al verle con aquel pantalón negro de vestir haciendo juego con esa camisa blanca. Hizo todo lo posible por ocultar la sonrisa que quería adueñarse de sus labios, y qué decir de su cabello peinado hacia atrás. Delito.

—¿Sabes lo aburrida que estoy?—le contesto haciendo girar la silla de ruedas—Comienza a estresarme estar en este lugar.

—Me imagino. Recibir tanta atención debe ser demasiado agotador—le contesto burlón—Incluso te trajeron una silla de ruedas, eso es otro nivel.

—Mi padre me obliga a usarla debido a mi esguince, aunque me parece algo exagerado. Pero hey, ya no debo usar el collarín.

—Felicitaciones—murmuró acercándose a ella—¿Te gustaría salir a dar un paseo?

—Sabes que aún no tengo el alta—dijo con desánimo—No aguantó estar aquí, necesito regaliz pero no puedo comerlo en este lugar.

—Pues hoy planee llevarte de pinta, ¿Aceptarás?—cuestiono sacando las llaves del auto de su bolsillo trasero.

—¿Qué quieres decir con irte de pinta? ¿A dónde?—le cuestionó.

—Si quieres saberlo tendrás que venir conmigo—le menciono divertido recordando aquella ocasión en que la peli rosa le incitó a a hacer lo mismo—De lo contrario, sólo quedarás como mi testigo y no como mi compañera de aventura.

—Me sorprende tu capacidad al memorizar.

—Sólo memorizo lo que tiene relevancia, y así poder utilizarlo a mi favor en algún momento—respondió ladino—¿Vienes?

—Definitivamente te has vuelto loco—respondió quitándole las llaves mientras sonreía, y el peli negro obtuvo su respuesta.

Min boto su saco encima de la camilla y tomó la silla para empujarla hasta el jardín.
Al salir, la frescura golpeó su rostro, fue hasta ese momento que se dio cuenta cuanto le había hecho falta tomar aire. Siguieron el camino rocoso un poco más hasta que Min se detuvo al lado del auto aparcado en la zona de discapacitados.

Con mucho cuidado ayudo a Jamie a levantarse, para luego entrar al auto, doblo la silla de ruedas y la boto en la cajuela.

—Te traje una muda de ropa—le explicó entrando para ponerse en marcha—A menos que quieras quedarte con tu bata de hospital todo el día.

—Ni siquiera era una opción—respondió comenzando a desnudarse sin pudor alguno para cambiarse de una buena vez.

Y el de cabello azabache hizo todo lo posible por mantener la vista al frente y no caer más en tentación. Ya bastante pescador era como para seguir agregando cosas a su lista.

El auto continuó avanzando a una velocidad media, perdiéndose en la carretera. El aire entrando por las ventanillas, les revuelve el cabello. Mientras Paradise suena en la radio a todo volumen. Ninguno dice nada, solo se disponen a disfrutar aquel viaje que se siente eterno. Conforme más siguen, Park puede ver el lago atravesando los árboles, y comienza a sospechar del lugar a dónde el de cabello negro planea llevarlo.
Después de unos cuantos minutos, Yoongi estacionó el auto frente al mirador, y Park no tarda mucho en apresurarse a salir, aún con el pie lastimado.

El pelo negro ríe divertido al verle tan plenamente contenta, sale del auto con algo en manos que ha cogido del asiento trasero.

—Toma—mencionó dejando a la vista un pequeño ramo de tulipanes rojos—Los compre para ti cuando iba hacia el hospital. Aunque, comienzan a marchitarse por dejarlos tanto tiempo en el auto, perdón.

La peli rosa los observa inaudita, para finalmente esbozar una leve sonrisa, dejando a la vista su hoyuelo.

—Son muy lindos—susurró recibiéndolos gustosa—Gracias.

Ambos guardaron silencio.

—¿Qué tal la entrevista? ¿Fue difícil?

—Estaba muy nervioso, temo haber dicho algo incorrecto.

—No dirías algo incorrecto ni aunque quisieras—le dice como apoyo moral—Estoy seguro de que fuiste genial, ellos serían unos tontos si no te aceptan.

—Eso espero—susurra.

Min había debatido durante estos días el momento indicado para por fin confesarle su sentir. Pero simplemente no había idealizado un segundo, minuto u hora correcta. Luego determinó, que no hay un momento indicado para ello, simplemente debes dejarte llevar por tu impulso de vez en cuando. Pero...¿Por qué no podía hablar?

—Erick vino ayer y habló conmigo—susurró la peli rosa—Me pareció, que no debía ocultártelo.

—Ese escurridizo—murmuro entrecerrando los ojos—Y te dijo que...

—Me platicó porque se fue—contestó—Su verdadera razón. Siempre pensé que se había ido porque yo no era suficiente.

—Pero estabas tremendamente equivocada ¿No?—murmuro. Ella le miró confundido—Eres suficiente, eres más que suficiente de hecho inclusive para mi, tienes él autoestima más alta que todos los que conozco, y sé que te costo amarte como eres, pero lo lograste y seguro estás orgullosa de ello, porque yo si lo estoy—espetó.

Pero cuando observó la expresión de desconcierto en la peli rosa, se aclaró la garganta nervioso.

—Habló de que, Park. Mereces un amor completo. Y se que detestas todos los estúpidos clichés de las malditas películas de romance porque no has encontrado ninguna clase de similitud con tu realidad, pero por más cliché que parezca lo que estoy haciendo justo ahora, quiero que sepas que no importa. Sólo necesito dejar de ser un cobarde y gritarlo de una buena vez.

—¿Gritarlo?—cuestionó observando cómo Yoongi se subía en el barandal que impedía a uno caerse en el lago—¿Q-que haces? Sient...

—¡Me gustas!—grito el chico sorprendiéndola—¡Estoy perdida e irremediablemente enamorado de ti y ya no es más un estúpido secreto!

Jamie lo observó atónita. Y con dificultad lo tomó de la camisa para obligarlo a bajar.

—¡Te volviste loco!—exclamo golpeando su hombro—Pudiste haber caído.

—Lo hago—continuó el chico tomándole de la mano ignorando lo recién dicho por ella—Y no sabes cuanto pelee para que esto no sucediera, pero pasó...y ya no tengo miedo de admitirlo. Estoy aquí, frente a ti, admitiéndolo. Sé que esto funcionará porque es contigo.

La peli rosa negó con un nudo formándose en su garganta, y prácticamente se aventó a los brazos del chico frente.

—Debo decir que escogiste el peor momento para declararte. Ni siquiera me he bañado—admitió sorbiendo su nariz.

—¿Y...que dices?—susurro riendo ligeramente cerca de su oído correspondiendo aquel abrazo—Porque honestamente, en este punto ya no me importa lo que digan los demás.

—Sinceramente, creí que cantarías alguna canción o me escribirías alguna carta—respondió ella riendo.

—Oh, si prepare una canción, aguarda—exclamó aclarándose la garganta—Oh, my little girl. All I ever wanted. All I ever needed. ¡Is here in my arms!—gritó abrazándola mientras reía a carcajadas.

—Ya, cállate—le dijo burlesca tratando de zafarse.

Words are very unnecessary. They can only do harm—siguió cerrando su puño para hacer una especie de micrófono—¿Qué? ¿No te gusta como canto? Porque puedo hacer otra cosa, por ejemplo, leer la carta que escribí.

—¡Por Dios! No—espetó riendo, luego, poco a poco disminuyo dejando ver sólo una pequeña sonrisa—También estoy orgulloso de ti. Lamento haberte presionado tanto.

Aquel chico de cabello negro se separó lentamente para mirarle a los ojos. Esos ojos verdes en los que se podía ser absorbido o quedarse dormido.

—"Sólo debes elegir a quien te hace feliz" ¿Así era?—le cuestionó sonriéndole ladina.

—Así es.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro