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7. Dulce Néctar


Dicen que las mujeres con preferencias a su propio genero tienen la mejor química sexual que podría existir, la razón era que sólo una mujer sabía dónde le gusta a otra mujer y dónde no. Ari pudo corroborar este mito luego de ese momento intenso y caliente con Ava.

Los besos fugaces entre ambas féminas eran hambrientos y llenos de pasión y lujuria. Ava no atraía a Ari agarrándola de las nalgas sin si quiera disimular su antojo insano por estos, los apretujaba a su gusto y hasta los llegó a azotar momentáneamente sacándole un gemido a la contraria. Seguido del gemido salió un jadeo de sorpresa al sentir cómo Ava le levantaba sin hacer esfuerzo, podía afirmar que esos musculosos no eran de adorno. La mayor avanzó a los lavabos sentando a la castaña sobre estos, de esta forma pudo tenerla casi a la misma altura.

"¿Has estado con una mujer antes?" Preguntó Ava al separarse del beso.

"No." Confesó Ari jadeando.

La respuesta desconcertó notablemente a la pelinegra, pero no se detuvo. "Bueno, siempre hay una primera vez para todo." Murmuró antes de pegarse al cuello de la chica devorándola con intensidad.

Mientras la hacía gemir sus manos bajaron a su sport bra para bajarlo exponiendo sus senos, ante esto Ari llevó sus manos a esta prenda para quitársela del todo obligando que Ava se separara. La acción de la castaña fue una invitación silenciosa a utilizar su boca pero en otros lugares, como lo eran los botones sensibles de la streamer. La mayor no tardó ni un segundo en llevarse uno de los pezones ajenos a su boca mientras masajeaba el otro, todo con el afán de buscar el más sensible de los dos, y lo logró.

"Es ese, ¿Mm?" Murmuró Ava con una sonrisa ladina para cambiar de seno dándole toda su atención al otro.

Los gemidos de Ari se escuchaban suaves pero firmes rompiéndose aveces por la sensación de placer. Cuando Ava pensó que era suficiente la bajó de allí para meter sus manos bajo la tela de sus leggings cortos y así bajarlos luego de apretujar la piel ajena, también bajó su ropa interior que se encontraba húmeda.

"¿Tantas ganas me tienes?" Bromeó la pelinegra mientras pasaba su mano por los húmedos pliegues ajenos.

"Algo de emocionante tiene." La castaña le regresó la broma junto a una sonrisa divertida y un sonrojo enorme, intentar bromear mientras su cuerpo temblaba no era tan fácil.

Ava soltó una risa para apartar su mano y retroceder un poco quitándose su camisa, luego su sport bra. Ari estaba sorprendida del hecho de que debajo de esa ropa había una figura femenina, aún así, el aire masculino se sentía en ella. La castaña se acercó para imitar lo que antes había hecho Ava con su lengua y manos, por otro lado, la mayor se comenzó a deshacer de sus pantalones y luego su ropa interior revelando aún más de ese cuerpo precioso.

"Qué bien escondido lo tenías." Rió Ari tomando las nalgas ajenas con sus manos para sacudirlas haciendo reír a la pelinegra.

"Y no has visto nada aún." Respondió Ava sonriendo de lado para cargarla y llevarla a las ducha donde podrían tener más privacidad por el hecho de que habían muros.

Momentos después la llave de el agua fue accidentalmente abierta por culpa de un pequeño golpe cayendo sobre ellas, esto no las hizo cambiar ni un segundo de idea, hasta les pareció algo muy sensual.

Ava bajó a la castaña y la puso contra la pared para colocarse detrás de ella, amó la vista que tenía. "Puta madre, Ava..." gimió Ari al sentir como los dedos ajenos acariciaban aquella bola de nervios en su parte baja.

"¿Te gusta?" Preguntó con suavidad contra su oreja para lamer esta.

"Mucho." Respondió la chica con una sonrisa ladina, su cuerpo temblaba con cada toque y lo amaba.

Ava sonrió una vez más. Su otra mano fue hacia las nalgas de la castaña para azotarla una vez más antes de introducir sus dedos en su intimidad, de esta forma la tenía literalmente en la palma de su mano y gimiendo.

"Ava, mierda.." gemía Ari con sus ojos cerrados, tan pronto insertó sus dedos supo dónde tocar y lo mismo con su clitoris, estaba haciéndola perder la cabeza.

"Puedo sentir tu interior contrayéndose." Le susurró al oído con una sonrisa. "¿Quieres venirte?" La chica asintió. "¿Sí?" Con la pregunta comenzó a mover sus manos aún más rápido haciéndole gemir aún más, era cruel, pero amó ver sus piernas temblar.

"Me vengo~" gimió Ari rodando los ojos del placer, de repente y sin avisar las manos se alejaron de ella arrancándole un suspiro de desesperación y alivio al mismo tiempo, no pudo abrir los ojos bien cuando sintió la cálida boca ajena contra su feminidad. "Ava..." gemía una vez más.

Al mirar hacia abajo tuvo la perfecta visión de el hermoso cuerpo de su amante, esto la prendió aún más y no pudo resistir por mucho tiempo.

"¡Mierda, Ava, me vengo!" Exclamó desesperada del placer mientras se agarraba de su cabello oscuro.

La pelinegra mencionada rió bajo su aliento sin dejar de mover su lengua sobre los pliegues y la bola de nervios de la castaña. Podía sentir y ver el agua cayendo por su cuerpo y el ajeno, le prendía enormemente ver como las gotas bajaban de los pezones de la castaña hasta su pelvis y luego terminar en su boca. Le encantaba verla tan sensible sobre ella y tan humedecida por su lengua y manos, quería hacerla suya en ese instante.

"Ven aquí." Murmuró levantándose del suelo para atraerla de la cintura. Colocó su pierna entre las piernas ajenas sintiendo la hinchada entrepierna contra su muslo, claro que Ari también podía sentir lo mismo pues ambas estaban cuidadosamente entrelazadas contra la pared. "Escúchame." Ari la miró jadeando. "De ahora en adelante, vas a pensar en mí y no en él." Le dijo contra sus labios para darle un caliente y profundo beso corto.

La castaña asintió rápidamente jadeando con una sonrisa suave pero pícara. "No lo dudes."

Ava la sujetó firmemente de los glúteos para comenzar a moverse repentinamente contra Ari provocando una fricción de sus zonas intimas con los muslos. La hizo moverse con firmeza y rapidez imitando estas acciones, ambas gemían cegadas del placer y es que sentían que querían hacer más, mucho más, pero no se podía por el lugar donde estaban. Ari estaba llegando a su orgasmo y Ava hacia que esto fuera posible, pero no todavía, quería terminar junto a ella.

Minutos de movimientos, jadeos, gemidos y fricción continua pasaron hasta que ambas ya sintieron que estaban a punto de terminar. Ava se alejó para utilizar sus dedos y hacerla expulsar chorros de su líquido a la vez que la hacía gemir fuerte agarrándose de sus fuertes hombros. Ari no se quiso quedar atrás y la imitó haciendo que la mayor mordiera su propio labio mirándola directo a los ojos, momentos después, terminó con un fuerte gemido ronco.

Ava se recargó de la pared colocando sus codos y brazos para no aplastar a la castaña, esta, por su lado, se abrazaba a el musculoso cuerpo ajeno. Ambas jadeaban entre el profundo beso que compartieron, estaban extasiadas por lo que acababa de suceder, definitivamente, Ari no había sentido tal nivel de excitación con tan sólo unos dedos o una lengua, rápidamente se encontró queriendo más. Definitivamente, se iba a repetir.

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