5. Humillación y Enseñanza
Entrando a el gym ya estaba decidida en que no quería ser tratada con delicadeza. Habían pasado pocos días desde que comenzó con su entrenamiento y no importaba qué hiciera, su entrenadora la trataba con delicadeza. Era como si creyera que es una muñeca de porcelana y ya estaba cansada de ello. Incluso cuando le pidió hacer un sparing contra ella Ava evadió golpearla y cuando lo hizo no le golpeó fuerte, ¡era el colmo!
El lugar se veía extremadamente vacío, no era de extrañarse, era un horario diferente de el normal y podría ser la razón de esto. Al estar en el area de boxeo fue directo a los casilleros para dejar cosas, tan pronto entró notó esa enorme figura acomodando unas cosas.
"Ey." Fue el saludo de aquella mujer. Esa sonrisa divertida siempre lograba hacer que se le erizada la piel.
"Buenas tardes." Murmuró Ari antes de ir a su casillero.
Dejando sus cosas no pudo sobre pensar en el dichoso tema que no abandonaba su mente, era demasiado el coraje que le daba y no iba a mantenerse en silencio.
"¿Es porque me tienes lastima?" Preguntó girando a ella con el ceño fruncido, esto llamó la atención de Ava, quien la miró con las cejas alzadas.
"¿Perdón?"
"¡A todos los demás los tratas con fuerza. Eres dura con ellos y hasta los llevas a sus extremos!" Le dijo alterada. "¡A mí me tratas como si fuera una bola de cristal!"
"No sabía que estabas en ese lado de los fetiches." Bromeó la mayor mientras continuaba doblando las toallas y colocándolas en los lugares que correspondían.
"¡No estoy jugando!" Ese grito hizo que Ava detuviera sus acciones y quitara su sonrisa tan característica. "¡Eres mi entrenadora, trátame como tal! ¡Estás entrenándome para una pelea cuerpo a cuerpo, no para esquivar!" Dijo.
La pelinegra desdobló una de las toallas con calma, Ari jadeó tratando de recobrar el aire que sacó de sus pulmones y fue entonces que Ava habló. "¿Algo más?" Preguntó comenzando a mojar la toalla.
"Yo.." pasó de sentirse tan grande a tan pequeña en cuestión de segundos al verla acercársele. "No..." dijo con un hilo de voz.
"Bien."
En un movimiento rápido Ava tomó a Abril del cuello inmovilizándola y utilizando aquella toalla húmeda para limpiarle el rostro de las capas de maquillaje que usaba en esos momentos. A pesar de que la castaña intentó detenerla no pudo, obviamente, Ava era mucho más grande y fuerte, intentar alejarla era como mover una roca enorme.
Cuando fue liberada su rostro estaba rojo por la fuerza de la toalla y con su maquillaje todo corrido, sus ojos estabas húmedos y sus labios temblaban ante la amenaza de querer llorar. No había esperado nada aquello y ahora la piel de su rostro le dolía.
"Ponte los guantes y mueve tu culo al ring." Le dijo con una voz y un tono que finalmente la hicieron llorar.
Ari tomó sus guantes entre sollozos entrecortados para ir a el ring donde Ava le esperaba con sus guantes puestos y unos aires intimidantes. Una vez con su careta puesta se subió para hacerle frente, sus manos no dejaban de temblar y fue peor cuando la vió colocarse en posición.
"¡Vamos, ven a por mí!" Le grito Ava tirando golpes precisos. "¿¡O le temes a romperte!?"
Los golpes de la pelinegra eran tan fuertes que Ari sintió que un toro le pegaba. Intentó escapar todas las veces que podía pero era casi imposible. En cierto momento se encontró acorralada, no vió forma de salir de allí más que soltarle golpes para que retrocediera. Lo intentó, el primer golpe le tomó desapercibida y esto le dió pase para continuar soltándole golpes.
"¡No soy de cristal!" Ari le gritó de regreso con su voz rota de el llanto. Se sentía humillada y rota, ¿por qué le haría algo así? Ahora su piel estaba irritada y sus ojos hinchados del llanto, era horrible esa sensación.
Ava se cubrió y permitió que le golpeara tanto como quisiera. Notó que todos sus golpes eran mil veces más fuertes que las veces anteriores y eso la hizo sonreír de lado. Le soltó varios golpes que fueron devueltos con fuerza y agilidad, no podía quitar su sonrisa orgullosa.
"Basta." Soltó Ava rodeándola con sus brazos para que supiese lo que acababa de decir con más seguridad. Ante esto,
Ari se detuvo entre jadeos y alzó su cristalina mirada a su entrenador. "¿Basta?" Preguntó en un murmullo.
"Se siente bien soltar todo ese coraje, ¿no?" Le preguntó sonriente. "Siempre he dicho que el mejor estado para pelear es bajo el coraje, ira y tristeza. No sólo liberas todo, te desquitas de todos esos sentimientos liberando tu potencial más alto."
Las palabras de Ava sorprendieron a Ari. Era cierto, recordaba sentir la fuerza de mil hombres cada que soltaba un golpe. Y debía admitirlo, se sintió muy bien. Ante su reacción la mayor soltó una risa para negar y quitarse sus guantes y careta. Abril no sabía qué decir ante lo que acababa de suceder.
"Venga, creo que es suficiente. Tómate el día para descansar." Dijo mientras se bajaba del ring, al estar abajo ayudó a la castaña y no dudó en darle una suave nalgada. "Ve a por tus cosas." Como si no fuera nada se encaminó a donde tenía su mochila para tomar agua.
La menor soltó un enorme suspiro para quitarse sus guantes y careta y así ir a los casilleros. No podía procesar lo que acababa de suceder y no hablaba justamente de la nalgada (aunque también iba a pensar en ello), no iba a poder quitarse ese sentimiento de poder de la cabeza por semanas. Sintió como si fuera invencible por su cabeza nublada con tristeza y desesperación.
Fue a los casilleros y tomó una toalla suave de su mochila, se acercó al espejo y comenzó a limpiar el rastro de su maquillaje. Tardó un poco pero estaba consiguiéndolo, a segundos de terminar se detuvo al ver unas pequeñas marcas rojas alrededor de su cuello. No parecía que se quedarían mucho tiempo pero igual tardaría pocos días.
Colocó su mano alrededor de su cuello y acariciando este recordó la forma en la que Ava agarró de su cuello. No fue para algo bonito, pero se sintió... diferente. El recuerdo de sus manos en ella le hicieron sonrojar bastante y no por las mejores razones.
¿Realmente le había gustado? ¿Qué tal nivel de masoquista debía tener para que le gustara que le agarrara del cuello sin delicadeza? No podría admitirlo en voz alta, era vergonzoso.
En el reflejo del espejo pudo ver cómo se asomaba esa mujer que le daba vueltas a su mente como si fuera un circuito de carreras. Su simple presencia la hizo sonrojar más y al verla acercarse le hizo temblar de emoción.
"Lo hiciste bien." Dijo Ava colocando su mano sobre el lavabo junto a las cosas que Ari había sacado con la intención de limpiar su rostro.
La streamers ni pudo responderle y eso hizo sonreír a la pelinegra. Sin pena, ni vergüenza, Ava bajó su mirada por el cuerpo de Abril, desde su busto hasta su trasero y piernas, se sintió como si la desnudara con sus ojos. La castaña sintió su rostro aún más sonrojado que antes y sus nervios sobre su piel. Cuando la mujer la volvió a mirar fue a través del espejo y directo a sus ojos, su sonrisa lo decía todo.
Las circunstancias llevaron a otras y Ava no tardó en tomar a Ari por el cuello sin ejercer fuerza y atacando sus labios desesperada. Ari se sorprendió pero no tardó en seguir ese beso tan desesperado, después de todo, su cuerpo gritaba por esto. Sus labios encajaban tan bien que se sorprendió el doble, sus lenguas eran perfectas juntas y ambos cuerpos querían del contrario, no se podía negar.
Se separaron para tomar un poco de aire y Ava no tardó en poner su frente sobre la contraria. Cruzaron miradas entre suaves jadeos queriendo más, pero la mayor se sorprendió cuando sintió un leve un empujón, aunque con la fuerza ejercida no la movería ni en un millón de años, aún así, ella se quitó, era una clara señal de que incomodaba a la chica así que haría lo pedido.
"No puedo hacer esto." Habló Ari poco después, Ava sintió un malestar presentarse apenas escuchó esas palabras.
La miró en silencio y avanzó hasta ella con cautela, no tardó en envolver a la chica en sus brazos, y aunque Ari tenía la intención de separarla no lo hizo. La boxeadora no tardó en enterrar su cara en el cuello algo marcado de la otra, la contraria jadeó sintiendo los calientes besos que Ava dejaba en su piel sin prisa, se tomaba su tiempo y se notaba.
"Lo podrás tener a él en mente pero tu cuerpo me llama." Ava lamió el lóbulo de su oreja y dió dos pasos atrás. Ella sabía de la posición en la que estaba la streamer.
"Ava, legalmente sigo casada, debo respetar eso." Dijo mirándola con pena y decepción en la situación en la que se encontraba.
Ava ladeó la cabeza asintiendo, lo menos que quería era meter en problemas a la chica.
"Y quiero que me trates como mi entrenadora, nada de encuentros en los vestidores." Ordenó Ari limitando a la mayor a asintir en silencio pero con un fuerte suspiro.
"Bien, descansa, novata." Respondió Ava pasando a su lado a paso firme.
La menor quería enterrarse viva. Quería ir a ella y besarla, quería tocar su cuerpo y quería que la hiciera gemir como ningún hombre había logrado antes. Pero su cuerpo no parecía responderle.
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