La velada de acercaba con cada segundo que pasaba y eso ponía a Ari nerviosa. Ni siquiera parecía disfrutar de su comida y eso estaba preocupando a sus amigos y hermana.

"Chicos, perdón. Es que no puedo comer con el revolcón que trae mi estómago." Dijo la castaña soltando sus cubiertos con un suspiro.

"Oye, conseguiremos a un entrenador pronto, pero no dejes que eso te quite el apetito." Le decía Ama colocando su mano en la espalda de su hermana para frotar esta.

"Exacto, come todo mientras puedas." Añadió Filis mientras masticaba y movía su mano para menear su comida. "Al empezar a entrenar no vas a poder comer todo esto. ¿Quien sabe cuándo podrás comer en Ihop otra vez?"

"Ya lo sé, pero no puedo forzarme a comer, tengo el estomago cerrado." Insistió con otro suspiro arrastrado. "Ya van dos semanas donde no encuentro entrenador en ningún lado."

Entre las quejas de Ari su amigo Quackity la escuchaba atento mientras comía de sus waffles en silencio. La situación de su amiga le daba mucha lástima, la había visto ir a miles de lugares y en ningún lugar estaban preparados correctamente para entrenarla como era debido. Lastimosamente, Ronny estaba en un viaje y estaba muy ocupado con situaciones personales, al llamarlo se negó y explicó su situación con lástima, esto desanimó aún más a la youtuber.

"Eh..." El balbuceo llamó la atención de sus amigos, a unos más que a otros, Ari, por ejemplo, saltó en su silla azotando la mesa con sus manos.

"¿¡Conoces de alguien!?" Exclamó su pregunta con ilusión en sus ojos.

"Pues, sí, pero..." Carraspeó un poco dejando sus cubiertos. "No se si—"

"¡De una!" Ni lo dejó terminar la oración.

El rostro del chico con greñas era raro, como si no supiera que decir al respecto. Esto llamó la atención de los demás.

"Mi hermana es boxeadora, creo que ya se sabe." comenzó a decir pensando que todos sabían, pero no, sus caras eran de sorpresa total. "¿No lo sabían?"

"No sabíamos, wey." Exclamó Ama con el ceño fruncido. "¿Cómo así?"

"Bueno, ya no pelea mucho pero igual entrena a estrellas grandes." les explicó. "Estoy seguro de que no diría que no al saber lo difícil que te esta yendo con este tema."

Desde muy pequeño Quackity siempre vió a su hermana partir madres, ya para sus dieciséis fue que comenzó a entrenar para los dieciocho ir a su primera pelea ganando. Casi nunca perdía, estaba seguro de que nada podría ir mal si ella la entrenaba.

"Pero, Ari..." ella le miró sin dudar en prestarle toda su atención. "Ella está— Es una loca de mierda." Soltó sin pelos en la lengua. "Es muy apasionada en ese tema de lucha, boxeo y kickboxing... Sus métodos no—"

"No me importa." Una vez más, la castaña le interrumpió. "Te ruego que me des su información." insistía firmemente sujetándole las manos con ansías y una sonrisa, él no le pudo decir una respuesta negativa a esas energías.

"Claro, la llamaré y le dejaré saber sobre la situación." Dijo con una sonrisa dulce, estaba feliz de verle así de contenta.

"¡Eres un sol!" Exclamó Ari con emoción.

[...]

En la noche al volver a su hogar y sentarse en su cama Alexis hizo la llamada que tanto le fue pedida durante el día. Su hermana no era una persona fácil, pero el boxeo lo era todo para ella, no iba a pensar mucho antes de aceptar, o eso esperaba.

Unos pocos tonos y escuchó esa voz que le espantaba por las noches cuando era niño.

"¿Me llamas por que necesitas ayuda con un envase de jalea?" Fue lo primero que le dijo, el chiste de que ella era más fuerte y masculina que él siempre lo mantenía en alto y eso molestaba a Alexis, por eso lo usaba tanto.

"Chingas a tu madre." Dijo sin dudarlo. "Te tengo un trabajo."

"¿Quieres que te abra un envase de jalea?" Le preguntó con burla en su voz y una risa alta al escuchar el gruñido de su hermano.

"Una amiga necesita una entrenadora urgentemente." Dijo tratando de ignorar su humor de cagada, estaba demasiado cansado para eso. "Su pelea es en unos meses y necesita entrenar desde ya."

"¿Una amiga dijiste?"

"Es para que la entrenes, no para que te la cojas, pinche urgida." Escupió.

"Me arruinas la fiesta."

Unos minutos pasaron donde el chico le explicaba la situación a su hermana, los detalles y demás. Ella no tuvo problema y no dudó ni un segundo en responder.

"Claro, la acepto en mi gimnasio cualquier día." Le dijo con una sonrisa. "Mañana vengan y lo hablamos."

Quackity temía por su amiga Ari, pero confiaba en que su entrenamiento iba a llevarla a la victoria. Mañana sería un día pesado.