Ochenta y nueve
— Diga.
— ¿Dónde estás?
— En casa de Fred.
— Te quiero en casa en diez minutos.
— Pero ¿porqué?
— Ahora, Frederick Fazbear.
Y colgó.
Era una actitud peculiar, que no solía mostrar su mamá.
Freddy se preocupó antes de molestarse.
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