Cuatro
Freddy pasó parte de la fiesta distraído, entre charla y charla desviaba la mirada hacia el chico que le intrigaba.
La verdad es que conocía a casi todos, y al no conocerlo se preguntaba con quien habría ido.
Él se veía genial, iba tan bien vestido. Al castaño le parecía que su vestuario era de lo mejor que había visto.
Zapatos café, pantalón de rayas, y camisa blanca de manga larga. Y el cabello recogido en una coleta.
No esperó más y se acerco a hablarle.
— Hey. — dijo arrepintiéndose casi al instante.
El azabache volteó, Freddy juraría que lo hizo casi majestuosamente; — Hola.
— Te vi hace raro por ahí, y me gusto mucho tu pantalón. Te queda genial.
— Gracias.
Un silencio corto; —¡Oh!, soy, ah, soy Freddy es un placer. — extendió la mano.
— Fred. — La estrechó.
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